Smoking y demás parafernalia

Aspectos patentes y solapados
de la influencia del inglés sobre nuestra lengua

 

José Antonio Millán

Emilio Lorenzo, Anglicismos hispánicos, Gredos, Madrid, 1996, 710 páginas, 4.400 pta.

.

  No hay lengua aislada, y no existe ninguna que no presente huellas de otras con las que estuvo en contacto. La etimología no es un campo de ruinas, sino la manifestación viva de los vaivenes de la cultura. Nuestros miles de voces de origen árabe, italiano, francés... hablan de la capacidad de asimilación y de crecimiento del español. ¿Quién reconoce hoy como extranjeros los préstamos ingleses detective, autocar o tanque?

Emilio Lorenzo comenzó en 1955 su estudio de la influencia del inglés sobre el español. En el curso lentísimo de la historia de las lenguas es un privilegio contar con un testigo atento y minucioso como él, que cuatro décadas más tarde puede dar fe del aumento de la presión de la lengua inglesa, a veces en aspectos difícilmente apreciables a primera vista. Un caso de estos "anglicismos de frecuencia" es la extensión del escueto por favor frente a tenga la bondad, hágame el favor (formas, por extensas, peor adaptadas al doblaje de peliculas). La influencia puede llegar a la sintaxis, con esas pasivas innecesarias y frecuentísimas (cuando son escritas estas líneas...).

Por supuesto, en el libro de Emilio Lorenzo no faltan los tecnicismos, que tanto abundan en determinadas prácticas o técnicas (chip, holding o remake). Donde la huella inglesa puede ser más difícil de detectar es en expresiones que parecen plenamente españolas (como Fuerza Aérea o documentos clasificados) y que en realidad son calcos de formas inglesas. Son ociosas cuando ya existían expresiones para ellas (Aviación, documentos reservados), y cuando además se tuercen o fuerzan sentidos preexistentes (clasificar no significaba "hacer secreto"). Sí existen calcos que llenan una laguna (en astronomía agujero negro), pero ahí el problema es que en otros ámbitos hispanos se adopten soluciones diferentes (hoyo negro, hueco negro...), con el consiguiente peligro para la unidad del español.

Un curioso efecto de la fuerza del inglés es su papel de introductor de palabras griegas o latinas (campus, versus o parafernalia). Y por último, el caso extremo de palabras falsamente inglesas (es decir, que no se usan en inglés), como el traje smoking o la práctica del auto-stop. Por no mencionar las uniones contra-natura como puenting o (el colmo del retorcimiento), los intentos de hablantes o escribientes con ciertos conocimientos de la lengua de Shakespeare por "arreglar" formas presuntamente defectuosas (convirtiendo foreign en foreing, o baby sitter en baby sister). Todo esto, y mucho más, está en esta obra documentadísima y escrita con muy buen juicio.

[Publicado en El País, a pirincipios de1997]    

 

 

salida