ISABEL OBIOLS - Barcelona
El Quijote de
Avellaneda tiene en general muy mala prensa. A pesar de que el mismo
Cervantes insinuó que otro autor podía retomar la historia, le disgustó
encontrarse con que, en efecto, alguien que firmaba como Alonso Fernández de
Avellaneda se había tomado tal libertad cuando él ya estaba redactando su
continuación. Poliedro publica, con prólogo del lingüista José Antonio
Millán, una edición no filológica ni anotada de El Quijote apócrifo que
pretende romper el "monocultivo cervantista" y la "quijotelatría excluyente"
del cuarto centenario. Cervantes incluyó el verso del Orlando furioso "Forse
altri canterà con miglior plettro" ("Quizá otro cantará con mejor plectro")
al final de la primera parte, lo que dio pie a diversas especulaciones. Con
la utilización de uno de los personajes del apócrifo y sus referencias al
Quijote "malo", Miguel de Cervantes contribuyó quizá involuntariamente a la
fama de Avellaneda, sobre cuya verdadera identidad no hay consenso.
Millán defiende
que la lectura "distanciada y sin prejuicios" del apócrifo, publicado por
primera vez en 1614, es "muy divertida y amena" y cita la pluma "fácil,
jovial, casi inconsciente" que alabó Azorín. "Con la primera y la segunda
parte del Quijote de Cervantes, Avellaneda, con sus partidarios y sus
detractores, completa un mundo".
[...]
A pesar de los insultos iniciales y
de que el Quijote de Avellaneda reniega de Dulcinea -se convierte en
el Caballero Desamorado-, Millán considera que el apócrifo es muy
"respetuoso" con la obra de Cervantes. "El autor demuestra conocer muy bien
el libro y el recuerdo a las aventuras pasadas por Quijote y Sancho en la
primera parte es constante. Yo comparo la práctica de coger una obra ajena
para continuarla -algo muy habitual en los libros de caballerías y todavía
vigente en el siglo XVII- con el fenómeno que se da en Internet y que se
conoce como fanfic: la escritura de secuelas por parte de
admiradores. Sucede mucho con Harry Potter. No deja de ser una forma de
homenaje".