Formas icónicas de oponerse a la monarquía

04 junio 2014 19:19

Hay una subweb por aquí cerca que se dedica a estudiar los procedimientos icónicos para aprobar, atacar, prohibir, etc.

En ella he publicado el siguiente artículo:

Formas icónicas de oponerse a la monarquía
Tres lustros de ejemplos de aquí y de allá

Ojala les interese…

Frailecillos, capuchinos y otros monjes húmedos

14 septiembre 2013 15:15

Hace poco, una tormenta estival con gruesos goterones que golpeaban contra los charcos me trajo súbitamente a la memoria una palabra que hacía más de medio siglo que no pronunciaba ni escuchaba a nadie: frailecillo.

Así se llamaban (al menos en Valdepeñas, Ciudad Real, donde vivía por aquel entonces) las burbujas que se formaban sobre el agua caída cuando había una lluvia fuerte. Me recuerdo, de pequeño, en las mañanas de lluvia en el patio del colegio de las Salesianas, viendo correr a los frailecillos por el regato hacia el desagüe. Uno podía apostar a ver cuál duraba más tiempo, o llegaba más lejos, o hacerlos competir con un barquito de papel. ¡Inocentes pasatiempos de los niños de la era pre-PlayStation!

El origen era claro, incluso para un niño de aquella época: el término remitía a la capucha del fraile.

Con una excepción, la palabra no figura en ningún diccionario que tenga mi alcance (ni el Tesoro, ni Autoridades, ni el Terreros, ni el de la Academia, ni el María Moliner, ni el Salamanca, ni el DEA, ni en el Clave). En esa acepción tampoco la encontramos en los corpus de la Academia, CREA y CORDE.

Sin embargo, la Enciclopedia del idioma de Martín Alonso dice s.v. frailecico:

AND[alucía]. Pompa que hace en el suelo la lluvia.

Además, en algún otro diccionario estará, porque leemos esta acepción de frailecillo en la web Lista de palabras y en el Wikcionario (que no citan sus fuentes):

Burbujitas que ocasiona la lluvia al caer en los charcos de agua

El fenómeno es bien conocido, como cuenta Yahoo Answers:

Cuando llueve, a veces la lluvia hace burbujas al caer sobre un charco y otras veces no las hace. ¿Por qué? ¿De qué depende?

La lluvia es un producto de la condensación del vapor de agua que se encuentra en la atmósfera. Cuando las gotas son lo suficientemente grandes, ya no pueden sostenerse en el aire y caen por su propio peso, atraídas por la fuerza de la gravedad de la tierra. En su recorrido por el aire disuelven las partículas gaseosas que van encontrando a su paso (es decir, partículas de los gases que configuran la atmosfera terrestre, como son el argón, nitrógeno, oxígeno, neón, etc.). Estas partículas quedan incorporadas a las gotas de agua y al llegar éstas al suelo o a un charco de agua (que están por supuesto a una temperataura bastante mayor), aquéllas se calientan y desprenden los gases que habían disuelto.

Ello da lugar, por lo que al agua respecta, a esas burbujas tan curiosas que las gentes del campo observan tan a menudo. Cuanto mayor es la diferencia de temperatura entre las gotas y el agua de los charcos o de las lagunas, más burbujas se producen.

Esas burbujas (dice DivulgaMeteo) anuncian continuidad de la lluvia:

Existe la creencia popular –avalada por la experiencia– de que mientras haya gorgoritos no escampará, y sólo empezará a hacerlo cuando éstos desaparezcan.

En este recorrido se nos han ido apareciendo otros término, si bien genéricos: pompa, ‘Ampolla que forma el agua por el aire que se le introduce; o gorgorito, burbuja pequeña, marcado por la Academia como propio de Salamanca. Podemos rastrear otros términos afines, a través del útil diccionario inverso Dirae (buscando definiciones que contengan “lluvia”). Por ejemplo borbolla, que para la Academia es: ‘Burbuja o glóbulo de aire que se forma en el interior del agua producido por la lluvia u otras causas’. Obsérvese que todos estos términos (pompa, gorgorito, borbolla) parecen de origen onomatopéyico o expresivo.

Continuando la pesquisa a través de Dirae llegamos a esta otra expresión (s.v. capuchino en el DRAE):

llover capuchinos, o capuchinos de bronce.
1.
locs. verbs. coloqs. Caer la lluvia con gran intensidad o ímpetu

Ausente de las demás fuentes lexicográficas que he mirado, fue incorporada al DRAE en su edición de 1956. El corpus CORDE contiene una aparición:

No falta aquí ni una noche, aunque caigan capuchinos de bronce (Benito Pérez Gadós, Torquemada en la Cruz, 1893)

Otra aparición que hemos podido comprobar es igualmente del año 1893 (que, por cierto, fué pródigo en tormentas); veáse el ABC del 6 de mayo de 1893:

—¡Dios mío! —decíamos pegando las narices a la vidriera— ¿llegarán a caer capuchinos de bronce? Porque ya han salido los de caoutchouc.

Y otra más, muy próxima en el tiempo:

¡Ya escampa! y llovían capuchinos de bronce! (10 de julio de 1892, carta de Julio Somoza de Montsoriu a Marcelino Menéndez Pelayo)

Valgan estos casos para ver que existe cierta asimilación entre las gotas de agua (o sus efectos) y [las capuchas de] los frailes. Por su parte, el bronce puede quedar adscrito a las exageraciones coloquiales relacionadas con la lluvia violenta, como caer chuzos.

 

 

La presencia de los frailes en la España de los pasados siglos fue constante, y no es extraño que dejaran huellas en el léxico, pero en el terreno infantil, al que en mi recuerdo pertenecía frailecillo, hay otro famoso caso: el frailecito o frailecico [del haba]. Según Autoridades, frailecito es el:

Juguéte que hacen los niños por entretenerse, cortando la parte superior de una haba, y sacándole el grano, queda el hollejo de modo que remeda a la capilla de un fraile.

Documentada con la famosa aparición en el Quijote:

de un revés solo partió cinco gigantes por la cintura, como si fueran hechos de habas, como los frailecicos que hacen los niños.

Añadamos tan solo que ni los inocentes entretenimientos infantiles quedan libres de malos pensamientos y peores palabras, y como prueba quede esta copla:

Marica jugaba
con un frailecillo de haba.

Fue al habar Marica,
ayer, con licencia
de su reverencia
fray Ginés García;
donde todo el día
en su mano andaba
aquel frailecillo de haba

[En Alzieu, Jammes y Lissorgues (eds.), Poesía erótica del Siglo de Oro, Barcelona, Crítica, 2000, págs. 156-7. Véase también para la fama erótica de los frailes y los varios sentidos de haba, Francesca De Santis “Sátira e intertextualidad en la poesía erótica de frailes del Siglo de Oro”].

Y con esto terminamos esta divagación sobre frailes, lluvias y juegos. Quede tan sólo un apunte morfológico, y es la variación de los sufijos hipocorísticos -ico, -ito, -illo en las expresiones consideradas, que obedece tal vez a su uso en distintas áreas dialectales.

NOTA: Quien disfrute de la lexicografía de la lluvia tiene en otra esquina de este sitio web: Llovizna, lloviznar.

 

ADDENDA del 10 de octubre del 2013

Una persona que sabe mucho de la lengua y sus usos me dijo que la fuente de Martín Alonso debía de ser algún vocabulario regional. ¡Y así era! En el útil fichero antiguo del Nuevo diccionario histórico del español encontré esta ficha:

El Vocabulario andaluz de Alcalá Venceslada era la fuente. Y véase esta otra variante en la misma obra, s.v. frailecico:

Frailecico. m. Pompa que hace en el suelo la lluvia.

“Esta es una lluvia de nada. Hasta que el agua no haga frailecicos no me conformo”.

En esta época del año…

31 julio 2013 14:14

¡Hasta septiembre (o así)!

Puntuando “La segunda ya tal”

01 julio 2013 17:17

 

 

Como es bien sabido, el presidente de Gobierno tuvo una penosa intervención en una reciente rueda de prensa, al intentar soslayar una pregunta sobre el ex-tesorero de su partido, Luis Bárcenas, recién ingresado en prisión.

El muñón de frase del presidente expresaba, a través de la elipsis, del adverbio “ya” y del término vacío “tal” su deseo de no hablar del tema, remitiendo a un pasado donde hipotéticamente ya se habría hecho… Pero el resultado fue un engendro verbal de resonancias gilygilescas que despertó las risas de la concurrencia. Desde el punto de vista lingüístico nos interesará ver cómo se representó el balbuceo de Rajoy utilizando los recursos disponibles en la lengua escrita, sobre todo la puntuación. Veamos las variantes que hemos detectado en la Web:

La segunda ya tal

La segunda, ya tal

La segunda ya y tal

La segunda, yaaa tal

La segunda ya… tal

La segunda ya…, tal

La segunda, ya tal…

La segunda ya… tal

La segunda… ya… tal

Los muy diversos transcriptores de la expresión han hecho lo mejor que han podido para meter en el corsé de las normas habituales de puntuación semejante anacoluto. Los más cuidadosos han recurrido a los tres puntos, esos eficaces marcadores de la suspensión dentro de la frase, y hay quien, acertadamente, los ha usado hasta dos veces. Ha habido también un intento de señalar la vacilación alargando una vocal (“yaaa tal”). Todo ello, unido a las dudas sobre las pausas, patente en las distintas posiciones de la coma (o su ausencia), indica bien a las claras lo difícil que es meter en un corsé racional la verbalización de la culpa, de la desgana, de la evitación.

En resumen: un escándalo…

Buena ergonomía de la megafonía en el Metro de París

20 febrero 2013 18:18

Viajando en la línea 4 del metro parisino, me ha impresionado gratamente la forma que tienen de anunciar dentro de los vagones el nombre de la siguiente estación. Oigamos cómo avisan de la llegada a Château d’Eau:

Sólo lo esencial. Lo primero de todo, está muy bien que lo único que se emita por los altavoces (salvo la advertencia en las estaciones en las que hay distancia entre el coche y el andén) sea precisamente eso: qué estación viene a continuación. La acumulación de mensajes provoca ruido, en su doble acepción de teoría de la información y de polución sonora, y eso es lo que hay cuando además de mencionar el nombre de la estación, se previene de carteristas, se dan informaciones sobre el servicio, etc.

Sin llamadas de atención. Un uso muy frecuente es meter una o varias notas musicales antes de cada aviso. Esto es también ruido, y además suele ser innecesario: sobresalta a quien no espera una información (porque no la necesita), y no añade nada al que la aguarda.

Sin contexto explícito. Otro uso muy frecuente en la megafonía de los metros es formular así el aviso: “Próxima estación, Fulanita”. ¿Para qué? ¿Qué va a ser el primer nombre que digan sino el de una estación?

Con redundancia. El nombre se repite dos veces, por si la primera vez se ha entendido imperfectamente, o si el viajero estaba descuidado. Y además:

Con un uso magistral de la entonación. La primera vez se enuncia con entonación ascendente, y la segunda descendente. La segunda vez coincide con la entrada del tren en la estación. Oigamos otro caso, el de la estación de Réaumur-Sébastopol:

El francés, como el español, utiliza la entonación ascendente para marcar el penúltimo miembro de una enumeración, y la descendente para cerrarlo:

Este esquema sería, según la Fonética de Tomás Navarro Tomás, la pauta de entonación de una frase como:

Trajo peras, manzanas, melocotones y ciruelas.

La repetición del nombre de la estación reproduce la entonación del penúltimo y último elemento (señalados con la llave roja). Por eso lo que dice la doble enunciación es algo así como: “Todavía no Château d’Eau… ¡Ahora ya Château d’Eau!”.

Doy fe de que funciona maravillosamente. Lo aprecié como usuario varias veces antes de ponerme a reflexionar por qué estaba tan bien, y luego contárselo a ustedes…

imagen cc-by-sa Version 2.0

Estudios de Lingüística Española en homenaje a Manuel Seco

10 octubre 2012 10:10

Acaba de aparecer Estudios de lingüística española. Homenaje a Manuel Seco, ed. de Félix Rodríguez González (Publicaciones de la Universidad de Alicante), un precioso volumen de 600 páginas en el que he tenido el honor de participar.

Éste es su índice:

Presentación

Manuel Seco Reymundo. Cronología vital

Bibliografía de Manuel Seco

Estudios sobre la obra de Manuel Seco

Laudatio (investidura doctor honoris causa de Manuel Seco), F. Rodríguez

Discurso de Manuel Seco

 

LEXICOLOGIA Y LEXICOGRAFIA

IGNACIOAHUMADA: Ideología y corrección lingüística: los precedentes peninsulares de los diccionarios de dudas

PEDRO ÁLVAREZ DEMIRANDA: Un galicismo reinterpretado y acortado: pousse-cafe > puscafe, pluscafe, pos(t)cafe y plus

DOLORES AZORÍN: Contribución a la historia de los términos en los diccionarios generales del espanol: Salvá y la Academia Espanola ante el problema de los tecnicismos

IGNACIO BOSQUE Y RICARDO MAIRAL: Definiciones mínimas

MANUEL CASADO VELARDE Y FERNANDO GONZÁLEZ OLLÉ: Apuntes para la historia de mefistofelico

CRISTÓBAL CORRALES Y DOLORES CORBELLA: La terminología azucarera en el DRAE

JANET DECESARISWARD: Gramática, diccionario y aposición nominal

MARIA TERESA ECHENIQUE: Consideraciones sobre la pronunciación de la lengua castellana en época de Nebrija a la luz de su Vocabulario espanol-latino

DAVID L. GOLD: The politicization of a monophthong (A refutation of all the Puerto Rican myths about the native Spanish place name Porto Rico)

HUMBERTO HERNÁNDEZ: La lexicografía didáctica del espanol en Hispanoamérica. Aspectos teóricos y descriptivos

M. CARMEN LOZANO ANDRÉS: El tratamiento de la preposición en diccionarios monolingües de aprendizaje del espanol

ABRAHAMMADRONAL: TASTICOT y otros duendes de palabra en Lope

Ma ANTONIAMARTÍN ZORRAQUINO: La labor de María Moliner en el Estudio de Filologia de Aragon (EFA): ¿una fuente de inspiración para el Diccionario de uso del espanol (DUE)? (Con referencia a los aragonesismos del DUE)

FÉLIX RODRÍGUEZ GONZÁLEZ: Origen y evolución de las siglas

RAFAEL RODRÍGUEZ MARÍN: Clarín, la Academia y el Diccionario

JUAN SECO: .Parafasia canora, mondegreen o pomporruta? Sobre la denominación de un fenómeno de interferencia paramórfica en inglés y espanol

DIEGO VARELA: Sobre pagadores paganinis, locos locatelis, bizcos viscontis y vivos vivaldis: estudio de un grupo peculiar de homónimos parasitarios

 

DIALECTOLOGIA Y SOCIOLINGUISTICA

GERMÁN COLÓN: La variación diatópica

ANA Mª VIGARA: Ese modo, que puede llamarse cheli, de hablar. El Diccionario cheli y el cheli en el diccionario

 

LENGUAJE Y COMUNICACION

JOSÉ ANTONIO MILLÁN: Metagrafía: transgresión y transmigración en las escrituras públicas

 

ESTUDIOS SOBRE LA OBRA DE MANUEL SECO

MARÍA PAZ BATTANER: Y por algo había que empezar: la metodología didáctica de la lengua y la literatura en 1961

PILAR GARCÍAMOUTON: Norma y variación en el Diccionario de dudas y dificultades de la lengua espanola

JOSÉ POLO: La visión del dinamismo de la lengua en Manuel Seco (algunos testimonios extraídos de su propia obra: 1961-2006)

JOSÉ POLO: La Gramática de Manuel Seco (primer acercamiento sistemático personal impreso)

Descanso estival

24 julio 2012 14:14

Trabajaré (aún) menos…

Seguiré un poco en Twitter @librosybitios

Y los enlaces que recomiendo se seguirán agrupando en Delicious

Buen verano

Brangelina, Merkozy y otras amalgamas

29 abril 2012 14:14

Me sorprende el periódico de hoy con este titular: “Europa espera: Hollande o ‘Sarkopen’” (y obsérvense las pudorosas comillas con las que se presenta la amalgama de los nombres de “Sarkozy” y “Le Pen”).

Desde tiempo atrás se ha difundido Merkozy, para aludir al siniestro equipo de destrucción de la Europa social compuesto por “Merkel” y “Sarkozy”.

Creo que la moda de fusionar dos nombres propios comenzó en el campo de las revistas del corazón: Brangelina (que cuenta con entrada propia en Wikipedia) es el nombre de la pareja formada por “Brad Pitt” y “Angelina Jolie”, y parece haberse acuñado en el 2008. Tiene la variante Bradgelina.

Los nombres geográficos pueden también ser objeto de fusiones. Hace años se acuñó Eurabia para aludir a la Europa musulmana, uniendo “Europa” y “Arabia”. Es interesante la asociación de Arabia con el Islam, porque no es ni de lejos la zona donde más ciudadanos islámicos hay, aunque sí fue la patria de Mahoma.

Con la extensión de esta práctica, cualquiera propone una nueva amalgama, como por ejemplo Boniguren, de “José Bono” y “Eguiguren”. Etc.

Y tal vez los lectores pueden aportar otros casos.

Concluida la edición de la Gramática de la Academia

12 marzo 2012 11:11

Ya ha aparecido la tercera y última parte de la Nueva gramática de la lengua española de la Real Academia, Fonética y fonología (libro más DVD). La obra, aunque con muchos aspectos estimables, adolece de una serie de defectos que tienen que ver: a) con ciertas peculiaridades de las publicaciones de la institución, b) con mal diseño de la obra multimedia y c) con el desaprovechamiento conjunto de ambas modalidades de edición.

En Para la voz presento un detallado análisis de aspectos editoriales del libro y el DVD.

En Ante la gramática trato los dos primeros volúmenes (Morfología y sintaxis)

[Debido a su temática, este post ha sido también publicado en mi blog editorial; pido excusas por la repetición]

Trikini

28 febrero 2012 11:11

Las falsas segmentaciones son un fenómeno corriente en la lengua, y ya hemos hablado de ellas a propósito de precuela.

La formación de trikini a partir de bikini es otro bonito ejemplo. Tras la explosión atómica de 1946 en el atolón de Bikini, el fabricante francés de ropa interior Louis Reard creó un traje de baño de dos piezas, al que dio ese nombre (sin duda por considerarlo un invento explosivo, aunque hay quien dice que inspirado en la vestimenta de las nativas del atolón). Lo que ocurrió luego lo cuenta el gran William Safire:

Dieciocho años después el diseñador austriaco Rudi Gernreich interpretó el bi de bikini como ‘dos’ e introdujo el monokini: uno abajo, ninguno arriba.

Lexicógrafos lascivos [¿un pleonasmo para Safire?] han estudiado -kini como un formante popular. El trikini apareció brevemente in 1967, definido como ”un pañuelo y dos pequeñas copas”.

Hay que advertir que la tríada de componentes de trikini ha experimentado diversas variaciones: cuando era pequeño, un compañero de clase me susurró que se trataba de zapatillas, gafas de sol y sombrero (!); ahora alude también a un dos piezas, o bikini, cuyos componentes están unidos por una tirilla sobre el vientre.

El artículo de bikini de la Wikipedia en inglés (por cierto, muy bien provisto de datos) recoge otros compuestos de -kini, como seekini (bikini transparente), tankini, camikini y hikini.

Pero la cosa no acaba ahí. Resulta que el sandwich de jamón y queso, llamado mixto en Madrid, recibe en Cataluña el nombre de bikini, por el nombre de una sala de fiestas fundada en Barcelona pocos años después de la explosión atómica en el atolón epónimo, donde empezó a servirse. Es palabra que se utiliza tanto en el español de Cataluña como en catalán, según se ve en el Diccionari de Enciclopedia Catalana:

biquini. [indum] Vestit de bany femení que consta d’un eslip i uns sostenidors.

biquini. [alim] Entrepà calent de pernil dolç i formatge fet amb pa de motlle.

Sin embargo, la acepción alimenticia no se encuentra en todos los diccionarios de la lengua española: no está ni en el DRAE, ni en Clave, aunque sí en Vox y en el DEA de Manuel Seco, aunque en ninguno de los dos se indica el área geográfica en que se usa.

Pues bien, en un bar de mi barrio barcelonés leí (y luego capturé) el cartel de la foto superior. Tal parece que el bi del bikini 2 ha experimentado también la falsa segmentación. A mis preguntas, el camarero me aclaró que se trataba, efectivamente, de un sándwich de tres componentes: un bikini más huevo. Una pequeña investigación me confirmó que hay otras variantes de tres ingredientes, como aclara esta útil página sobre Bread in Catalonia and Spain:

Available in almost any bar in Catalunya, a Bikini is the name given to a toasted sandwich containing melted queso manchego or processed cheese and jamón dulce . This name is not used in Madrid , where I once got some very funny looks for asking for one; there, it turns out that it’s called a combinado . There are occasional variations on the theme; the most interesting involving a specially cut round hole in the upper slice to accommodate the yolk of a fried egg. A trikini also has sobresada.

Y para quien se haya quedado con hambre, he aquí el enlace a un post que coescribimos hace años un servidor, Alberto Gómez Font y varios contribuyentes, “Alrededor del sandwich“…