Las cifras de la “piratería”

12 noviembre 2010 9:09

Nos alarmaban hace unos días:

La industria de contenidos asegura que la ‘piratería’ en Internet sigue aumentando. Denuncia que las descargas de libros se han duplicado en seis meses

Resume tan bien Barrapunto, que me limito a citarla:

Mentiras, mentiras podridas y estadísticas son los tres grados de la falsedad. Tras analizar la manipulación periodística sobre el “estudio de piratería de IDC”, Ricardo Galli analiza el propio estudio y llega a la conclusión de que las estadísticas del estudio están hechas sobre una metodología sesgada. Según estos datos, el valor real de lo pirateado es casi 20 veces el volumen de negocio, y si se calcula las ventas que de verdad se pierden (que ellos llaman “potencial legalizable sin piratería” y estiman en un 64% de las descargas calculadas), el mercado anual de la música debería ser 3.678 millones de euros al año, más de 12 veces el número real, y más de 4.6 veces los números del record histórico en España. El efecto de la “piratería” sobre la venta de libros es igualmente inventado. Vale la pena leer todo el artículo, sobre todo si eres Ministro de Cultura o de Industria y Tecnología.

17 comentarios

Isabel dijo...

José Antonio :

Una pregunta específicamente para ti.

¿Porqué he de desconfiar de las estadísticas y en cambio sí he de creerme el punto de vista de Barrapunto?
Todos sabemos lo que son las estadísticas y su enorme margen de error, pero ¿a quién le beneficia”alarmar” y a quién le beneficia lo contrario, esto es, negar la mayor y seguir diciendo que la piratería no es tanta?
Es triste ver como se sigue sesgando la información porque la gente no es tonta y todos sabemos interpretar y ver como nos manipulan. Unos y otros.
A los tecnólogos más agresivos y a las operadoras -e incluso a los que tienen cuentas pendientes con algunos editores-les interesa decir que no es tanta la piratería. Y a Barrapunto también.
Las editoriales se “alarman” ante la piratería, quizá ¿más de lo debido?
No lo sé. Lo que sé es que-como dijo Gorki-de la información sesgada saco mi conclusión.

12 noviembre 2010 11:09
Sesgado? dijo...

Para sesgada, la opinión de Galli, uno de los apóstoles del todo gratis. Dejando de lado la vulgaridad con la que expresa sus opiniones, que me parece no le hace ningún bien a su post, creo que no acaba de entender, o querer entender, el valor de las cifras que se manejan en el estudio (más allá, claro, de los titulares como siempre escandalosos y reduccionistas que de ellas dan los grandes medios de comunicación)

Si de media cada español se baja 220 canciones al año (algo bastante creíble, teniendo en cuenta los volúmenes de descarga propios de un Diógenes que algunos internautas manejan) y se valora cada canción a 1 euro (que es la cifra que se maneja por ejemplo en la tienda de apple), nos sale la primera cifra. De acuerdo, es potencial, ideal o ficticia, pero es, también, simplemente el resultado de hacer un cálculo tan elemental: ese es el potencial de dinero que se maneja en las descargas que no pagan derechos.

Y luego tenemos la segunda cifra, que Galli compara hábilmente con el volumen más alto de venta de música en España, que nos hace retrotraernos al año 1999-2000. Para Galli es escandaloso que el estudio llegue a la conclusión de que que el volumen de ventas sin piratería debería ser 4,6 veces a la del record histórico en España, esto es, que en la década prodigiosa de las burbujas de todo tipo las ventas se hubieran multiplicado por cinco en diez años. ¿De verdad es algo tan irreal?

Si comparamos por ejemplo con otro sector de consumo no básico y relacionado con el ocio, la facturación del textil en España, tenemos que sólo después de dos años de tremenda caída de ventas en el sector se ha vuelto al nivel anterior a la década de la burbuja, precisamente el del año 1999, después de años de grandes subidas. En cambio, en la música hemos tenido un desmoronamiento continuado de ventas desde el año 1999 hasta los ínfimos niveles actuales. Evidentemente esto no es normal, y se debe a la piratería, por mucho que al Sr. Galli le moleste reconocerlo.

Siguiendo el ejemplo, si España hubiera abierto las fronteras indiscriminadamente a productos del textil chino, incluyendo las copias de marcas conocidas a precios infinitamente más bajos, y pagáramos por ellos lo que de verdad cuestan en su origen probablemente estaríamos hablando de un desmoronamiento del sector textil de niveles similares. Pero Europa y España en particular protege este sector y aplica cupos y aranceles a estos productos. ¿Por qué lo que nos parece bien para unos no nos parece bien para otros, en este caso la industria cultural?

12 noviembre 2010 12:06
Gorki dijo...

Escandalizarse por que la industria de contenidos equipare una descarga ilegal con una perdida de ventas, es absurdo, Ellos arriman el ascua a su sardina como es lógico y terminan diciendo tonterías que todos debemos entender como tales.

El problema es que la capacidad de consumo de contenidos por parte del público es grande pero limitada y hoy hay superabundancia de contenidos gratuitos, (legales o no), cuya degustación por parte del público roba tiempo para el consumo de contenidos de pago. Es lo que se ha llamado la Economía de la Atención, donde la mercancía realmente valorada por escasa es la atención del público, mientras se devalúa inevitablemente por superabundantes contenidos.

Cada minuto se generan 35 horas de video en Youtube, pongamos que de todo ello sólo 5 minutos son de buena calidad, Hay cada día cinco días de visionado de videos de calidad.

Diariamente se escriben cientos de miles de post, con que solo haya uno de cada mil bueno, hay cien post extraordinarios para leer.

Se suben cientos de miles de fotografías dibujo y pinturas, pongámonos exigentes y digamos que solo 100 merecen la pena.

Todos los días se generan horas y horas de podcast, con entrevistas, comentarios y música, pongamos que de todo ello sólo dos horas merezcan la pena ser oído

Añadamos que puedes leer todos los periódicos del mundo, oír todas las radios y ver todas las televisiones, con la ventaja de poderlo hacer cuando a ti te apetece hacerlo y no cuando lo programan los medios.

Esta a demás un variadísimo contenido “pirata” que se añade a todo lo anterior.

Teniendo tantos contenidos para mi disfrute de calidad que tendría que vivir cien vidas para disfrutarlos ¿Pretende alguien que pague por contenidos legales?

¡¡¡¡ Están locos estos Romanos !!!!,

12 noviembre 2010 12:36
Dubitador dijo...

Añadiria que las cifras con ser groseramente inexactas son ademas estupidas en tanto que implicitamente pretenden que frente a la revolucion digital el negocio del papel ha de tener el protagonismo de toda la vida, como si en vez de ser un negocio fuera un derecho nobiliario de cuyo avatar cupiera responsabilizar al resto de la sociedad.

La pirateria es responsabilidad de quienes se han negado a ver el significado y alcance de la revolucion digital y no han procedido en consecuencia, resistiendose a adaptarse al nuevo marco, al hecho tecnologico.

Las llamadas copias no autorizadas, lejos de ser ilegales o tan siquiera inmorales, son consecuencia logica de la naturaleza y expansion de la comunicacion digital. Dicho de otro modo, lo extraño seria que los usuarios no las hicieran.

iTunes, Spotify y lo que vendrá, prueban que se puede comercializar la musica digitalizada, pese a ser de una sencillez supina su digitalizacion y difusion, pues basta con poco mas que un par de clicks.

Las copias digitales de libros, en cambio, son lentas, trabajosas y apenas cubren algunos generos, amen de que por su origen amateur no cabe confiar en su fidelidad ni completitud.

Finalmente, está el asunto del parque de cacharros aptos para una lectura comoda y eficiente, sin los cuales, aunque pueda ser grande el numero de obras disponibles, en modo alguno cabe dar visos de verosimilitud a esas cifras de escandalo.

12 noviembre 2010 12:54
Isabel dijo...

Sesgado, totalmente de acuerdo contigo.
Y nadie ha mencionado el posible fin de la neutralidad de la red. Hoy nadie se ha acordado de Dans y eso que publica un artículo muy explícito en Expansión.
En serio que me encantaría creer en las utopias, pero la historia me demuestra como acaban al enfrentarse con la realidad. Cultura a buen precio,sí, con otros modelos de negocio, también, pero ¿totalmente gratis?
Gorki me encanta tu mención a Asterix y Obelix!

12 noviembre 2010 15:41
Isabel dijo...

Copios un fragmento del artículo de Enrique Dans :

“Donde el gobierno falla estrepitosamente es cuando pone a las operadoras donde no se merecen: en una posición que les permitiría arbitrar y constituirse en “aduanas” por las que toda innovación tendría que pasar para acceder al mercado. Eso resulta potencial y efectivamente dañino para la innovación, para el desarrollo del mercado y para la naturaleza de la actividad, dado que automáticamente se incurriría en conflictos de agencia. Solo beneficia a las operadoras, mientras que es contrario a los intereses de los usuarios y del país en su conjunto dado que la innovación y los mercados eficientes son bazas fundamentales en la sostenibilidad de la economía de un país.

¿Qué debemos, por tanto, pedir al gobierno? Que en lugar de velar por los intereses de las operadoras, vele por los de los ciudadanos. Me da igual de qué industria provenga el Secretario de Estado: ahora ocupa un cargo público, y en la definición de su puesto debe estar precisamente eso. No sé… pero no debería ser tanto pedir. ¿Hay alguien al otro lado?”

Suscribo lo que dice Dans.

12 noviembre 2010 16:10
precarisimo dijo...

Un disco o una película se graban con coste casi 0.
Un jersey o un calcetín es imposible clonarlo por otra pieza igual. Aún.
El cambio de paradigma viene por ahí. La revolución tecnológica nos permite clonar un producto a coste casi cero sin salir de nuestra habitación. Con el libro digital sucederá lo mismo que con el cedé.
Es un cambio ontológico para el que no sirven lamentos de mal perdedor.

Las cuentas de la piratería no dejan de ser las cuentas de la lechera de unos señores a los que se les paró el reloj en el siglo pasado.
Cuando llegó la imprenta, muchos monjes copistas se quedarían sin tarea que hacer por la mañana. Pues en vez de copiar, aprenderían otro oficio.

12 noviembre 2010 17:26
ricardo galli dijo...

> Para sesgada, la opinión de Galli, uno de los apóstoles del todo gratis.

¿De dónde saca eso? En mi vida he defendido el “todo gratix”, no son mis argumentos. Ejemplo: http://gallir.wordpress.com/2009/04/24/edans-no-tiene-razon/

Es más, hago lo que prometo: todo lo que programo lo libero, el código de Menéame es libre, y hemos pagado para que se desarrolle código y se libere (por ejemplo el Haanga). Difícil que me puedan acusar por allí, entonces tienes que usar otras tácticas para desacreditar: un anónimo comentarista -que ni se atreve a a dar la cara- dice una chorrada enorme… y tan tranquilos todos.

No son más tontos porque la pantalla no es más grande.

12 noviembre 2010 18:20
Sesgado? dijo...

De verdad, Sr. Galli, que no le hace ningún favor ese tono agresivo e insultante. No veo la necesidad que tiene de llamarme tonto, del mismo modo que no hacía veo la necesidad de tratar de estúpidos o mentirosos a los autores de ese informe al que supuestamente, y subrayo el supuestamente, corrige. Ni siquiera se ha tomado la molestia de preguntarme qué entiendo yo por apóstol del todo gratis, ni por qué lo considero a usted como uno de ellos. En estas condiciones es difícil entablar un diálogo.

En cuanto la posibilidad de clonar un calcetín, esa posibilidad existe a efectos prácticos (¿cuál es la diferencia entre dos camisetas iguales de H&M fabricadas en Tailandia? Más aún, ¿cuál es la diferencia entre una camiseta de Armani y su copia, a menudo hecha por la misma fábrica?). De igual manera, un disco o una película no se graban a coste cero, necesitamos pagar por un soporte físico (ya sea disco duro o CD, ordenador o aparato que nos permita visualizarlo) y una conexión a internet (pagada a los grandes ganadores de todo esto, las malvadas telefónicas). Tampoco un clon textil chino tiene coste cero, aunque comparado con el precio que pagamos nosotros por el original (de marca) o el producto equivalente fabricado aquí si que lo tiene, en la práctica.

La diferencia está en que en unos casos se paga una estructura empresarial con buenos salarios y protección social para los trabajadores que fabrican el calcetín, y en el otro se paga otra que no tiene ni lo uno ni lo otro para los clonadores. Del mismo modo que si se protegiera la industria cultural adecuadamente se remuneraría a los autores de una u otra manera más justa que la actual.

Pero sigo con mi analogía de la industria textil y humildemente propongo la idea siguiente, que espero que al Sr. Galli no le inspire otro de sus insultos: asimismo, en el primer caso, un modelo sin aranceles y leyes de importación a los clones textiles, que es a fin de cuentas al que nos dirigimos, genera grandes ingresos para las multinacionales y las cúpulas políticas del país fabricante en cuestión, a menudo pagando los impuestos mínimos o directamente evadiéndolos, a cambio básicamente de precariedad en las condiciones sociales y de trabajo. Del mismo modo, el modelo al que se va en internet supone una precarización de las condiciones de trabajo tanto de los artistas como de sus empresas, en beneficio, cómo no, de grandes multinacionales del sector de las comunicaciones, de internet (como Google, que por cierto tampoco paga impuestos en nuestro país pese a sus tremendas ganancias) o de la industria informática, que se benefician de un contexto actual en el que los contenidos (que son al fin y al cabo lo que la gente quiere) son por arte de magia, por un “cambio ontológico” que dice precarísimo, gratis. Es más, dicen los apóstoles, DEBEN serlo, ontológicamente esto es así, no hay ni ley ni arancel que valga en este mundo ante la fuerza de los hechos.

A lo que voy es que según mi punto de vista, y lo digo con todo el respeto para el Sr. Galli y otros apóstoles del todo gratis, estos apóstoles defienden en definitiva unos lógica de precarización que se impone hoy en día en todos los demás sectores de la economía, si bien quizás afecta de forma más dramática y evidente al sector de la cultura. Defienden, a fin de cuentas, la fuerza de los hechos por encima de la razón de la ley, y eso es lo que me parece tan grave de este asunto, más allá de las polémicas tontas (por hablar en términos que el Sr. Galli comprenderá) acerca de la sgae o las anécdotas de lo mala que es haciendo pagar a tal o cual persona honradísima y humilérrima unos euros.

12 noviembre 2010 22:23
eue dijo...

dijo Sesgado?

“Defienden, a fin de cuentas, la fuerza de los hechos por encima de la razón de la ley”

Sesgado, ¿nos podrías explicar cuál es esa ley que se infringe al descargar una canción? Gracias.

13 noviembre 2010 06:02
BiblioEteca dijo...

El todo gratis no está siendo reivindicado por nadie, o casi nadie. Yo, que acabo de hacer un estudio del mercado del libro para mi start-up lo puedo afirmar sin rubor: las estadísticas de IDC mienten.

Un mercado que ha estado estancado estos últimos años, que ha dejado de crecer sin la amenaza pirata y antes de que los ereaders entraran en juego ahora se pretende que debería ser varias veces más grande en magnitud. Eso no pasa, no ha pasado nunca en ningún mercado, y no pasará. Los mercados no son, ni más, ni menos, que la cantidad de dinero que la gente tiene para gastarse en determinadas cosas. Y no, la gente no tiene más dinero para gastarse en libors y/o música.

El ataque frontal a la piratería es una forma poco discreta de preparar las barricadas digitales para poder mantenerse a salvo del cambio de paradigma tras ellas. Las editoriales que no han querido ver las nuevas posibilidades que se abren en el mundo digital intentan criminalizar a los usuarios cuyo único pecado es querer leer en otra cosa que no sea papel a sus autores favoritos.

Si las editoriales han tenido casi 10 años para escarmentar en cabeza ajena con lo visto en el mundo de la música y ni siquiera se han molestado en prepararse tecnológicamente para ello, ¿cómo vienen ahora a decir que alguien es un criminal por buscar en internet lo que no encuentra en ninguna tienda legal? Si existiese la opción de pagar por ese contenido, igual si que sería algo “legalizable”, aunque sería una falacia hacer una equivalencia descarga=pérdida, pero cuando es imposible pagar incluso queriendo, esas pérdidas son imputables exclusivamente a la arcaica industria que se niega a evolucionar en estos 500 años.

13 noviembre 2010 09:08
precarisimo dijo...

Gracias a internet miles, tal vez cientos de miles de personas, pueden mostrar su obra -música, arte, etc-. Esto hace que personas que hace unos años podían abandonar una vocación artística o científica por falta de medios o reconocimiento, hoy prescinda de este motivo. Hoy se hace más y mejor música, licenciada bajo la protección de los derechos de autor o mediante una licencia libre -cobrando por su obra o no-, que hace veinte años. En buena medida, esto ha sido posible gracias a la revolución digitial: ordenadores personales baratos y asequibles, adsl en los hogares.

Y sí, un libro, disco o peli se pueden re-grabar con coste casi 0. En cambio, un jersey, no. En cuanto a la precariedad laboral, la lista de precarios y becarios en discográficas, editoriales o productoras de cine sería interminable, y las condiciones laborales en ocasiones muy cercanas a las de ‘los chinos’. Un ejemplo de la semana pasada. Una amiga actriz es invitada a la Fnac a que dramatice un trozo de novela de una señora que va de linda, casada con un académico que se afeitó el bigote. Pues bien: al terminar su trabajo, el representante de los almacenes le entrega una tarjeta con cien euros para que se los gaste en la Fnac en discos o pelis o libros. Mi amiga dice: a mí me encantaría bajar mañana a la panadería, comprar el pan y los bollos y entregarle la novela de esta señora a camibo. Pero creo que me tomarían por loca. Pues este es el pan nuestro de cada día de los artistas que tratan de abrirse camino en un mundillo artístico viciado, como lo estuvo siempre.

El nuevo ‘sujeto digital’ tiene acceso a un conocimiento casi ilimitado en la red, y de una calidad bastante alta frente a las diatribas de los gurús de la cultura, que ven menguar su poder, y cargan contra el ciberespacio con frases de calibre grueso. En la conversación que mantienen Umberto Eco y Jean-Claude Carriére en “Nadie acabará con los libros” (Lumen) llama la atención la escasísima atención que prestan al mundo digital, salvo dos o tres lugares comunes de novato. En realidad, la conversación, derivando hacia muchos caminos interesantes, es una declaración de amor a la bibliofilia de papel, en la que ambos han empeñado parte de su vida y sus ingresos. Por lo demás, el título de libro sólo quiere alentar una polémica que cada día se antoja más artificial: cuando muera esta generación pre-digital, el debate se extinguirá por sí solo.

13 noviembre 2010 13:21
jincho dijo...

Podemos discutir de las cifras, de su sesgo, de su cocina e interpretación, del nombre, de la legalidad, etc; pero, a mí me interesaría destacar que uno de los principales factores es la ausencia de una alternativa cómoda y económica. Y algunos, llevamos más de tres años diciéndolo, desde que aparecieron los primeros lectores, iLiad, Sony, etc. Lo de Libranda es demencial, sencillamente. Y la industria editorial, nuestras editoriales, tienen razón al tener miedo, pero se lo tienen merecido: si en tres años su única reacción ha sido Libranda y ahora los lloriqueos, igual es que tienen lo que se merecen….

Saludos.

13 noviembre 2010 14:58
Sesgado? dijo...

> Sesgado, ¿nos podrías explicar cuál es esa ley que se infringe al descargar una canción? Gracias.

Por supuesto. Dejando de lado los casos en los que hay ánimo de lucro, donde parece bastante claro que se ejerce un actividad ilegal, la mayoría de abogados admiten que la descarga p2p si bien no incurre en un delito penal, puede significar un ilícito civil, y por lo tanto, de alguna manera también se infringe la ley de propiedad intelectual.

Pero de todas formas con mi frase no me refería a eso. Me refería a algo que me parece más grave, y es la tendencia de estos apóstoles a justificar la situación actual (todo gratis) por la fuerza de los hechos.

Ninguna ley puede corregirlos, nos dicen (o no sería práctica, o no sería deseable, o sería imposible… aquí tienen un catálogo ambiguo de estrategias para llegar a lo mismo). Es más, acaban diciendo muchos, la ley de la propiedad intelectual debería desaparecer del todo, pues qué es eso de la propiedad intelectual, eso no existe. Claro está, esa ley les molesta, pues existe la posibilidad de modificarla para que ese ilícito civil que ahora mismo queda en un área de incertidumbre sea aclarado de una vez por todas. Para mí todo tipo de justificación de la situación actual por la fuerza de los hechos consumados es una defensa de lo que significa, es decir, del todo gratis.

Y es eso, la afirmación de la fuerza por encima del imperio de la ley, es lo que me parece grave de todo esto. Y es que como dicen las malignas asociaciones empresariales del mundo de la cultura, hasta que no haya una ley que clarifique de una vez por todas ese terreno de indeterminación, no puede haber una alternativa legal en condiciones como la que pide jincho (y pedimos todos). Sería como exigir a las empresas textiles europeas que compitan en un escenario de importación indiscriminada de clones fabricados en condiciones precarias para el trabajador.

Precarísimo, aquí nadie pone el avance cuantitativo que supone internet para la difusión de la cultura. Ahora bien, lo que yo digo es que hay que combinar eso con una adecuada remuneración del sistema empresarial que la hace posible. Un disco o una canción no se graba gratis, y tampoco se promociona gratis en internet como por arte de magia. Ídem un libro, más claro aún en el caso de una película.

Pero este de la cultura desde luego que es un mundo muy raro. Es quizás el único sector económico al que le exigimos unas condiciones realmente ultracompetitivas y eficientes, que haga un cambio de modelo ya, ahora, de manera inmediata , y en las condiciones que nosotros, consumidores, juzgamos de manera teórica más convenientes. No veo yo que los consumidores exijan por ejemplo que el precio de una determinada prenda de vestir sea 10 más barata que la ofertada, y presionen a su gobierno para que elimine los aranceles que le impiden acceder a un clon a ese precio.

Tampoco veo que los gurús de internet analicen todos los gestos y los movimientos de otros sectores económicos como el que lo hacen con el de la cultura, sometiendo a crítica feroz todo punto de vista y todo dato. No hay ningún respeto para la opinión de los que se dedican a la cultura, viven de ella, y quieren seguir viviendo de ella. Y a menudo se prefiere en cambio la de empresarios relacionados con el mundo de las tecnologías cuyo desarrollo actual se ha sustentado en parte en el status quo de barra libre de contenidos, y por lo tanto con una opinión no neutral, aunque ellos lo pretendan. Como es el caso de esta notícia.

En fin, que es un problema demasiado complejo como para expresarlo en los términos del post, y esa es la opinión que quería expresar al principio.

Un saludo y felicidades por el blog

14 noviembre 2010 14:47
Isabel dijo...

Una vez más coincido con mucho de lo que dice sesgado?.
Creo que ninguna de las iniciativas tomadas por la industria editorial para la reconversión van a ser aplaudidas en algunos ámbitos porque hay mucha gente que quiere que desaparezca esta industria o que quieren llevarse la gran parte de la tarta.
También creo que hay mucha gente de la industria editorial que llevados por el miedo cierran las puertas al inevitable cambio. Se agradecen posturas sensatas, permeables y flexibles por ambos lados. Y escasean.
Que el tal Galli insulte a sesgado por no pensar como él tan sólo le descalifica. Me insultaron también los del otro bando…. Posturas fanáticas se encuentran en todos los “frentes”.
Las barricadas para quienes las busquen. Algunos buscamos el punto medio e intentamos ecuchar a todas las voces.
Gracias, José Antonio. Como te he repetido muchas veces he aprendido muchísimo gracias a tu blog.

14 noviembre 2010 18:51
jincho dijo...

Posible punto medio: unos precios de no más de 5-6€, y una política de DRM no tan obscenamente agresiva….. ¡Ah!, Que eso ya esta inventado… Se llama Amazon. Se llama iTunes. Se llaman servicios de descarga de películas a la carta a precios mucho menores que en videoclub. Se llama spotify premium…..

Definitivamente, lo que queda claro es que la industria editorial en general y la de nuestra patria en particular, no ha aprendido nada en absoluto de los errores de las análogas de la música y el cine. Repiten sus mismos errores. Repiten sus mismos lloriqueos ante el débil gobierno de los de la cejita. Y van a repetir la misma caida en sus negocios….

Saludos.

PD, especialmente para Isabel: aunque mis comentarios puedan parecer agresivos, no me situes en los del “todo gratis por la jeta”. No es eso exactamente lo que me interesa. Lo que quiero es que cuanto antes, aparezcan sistemas cómo los de Amazon, iTunes, etc. Es la única salida que queda. Y si la propia industria editorial no lo hace, algún extraño, ajeno al negocio tradicional( Amazon, Google)lo hará, seguro. Lo que no es de recibo es ni los precios( juro que algunos de los que he mirado- Ed. Birkhauser- son más caros en ebook que en papel) ni el agresivo DRM de adobe. Vamos, que lo que he comprado y he pagado ( ¡Si!, he sido uno de los tontos que hemos picado en la compra a traves de Libranda…), solo lo pueda ver- que no leer- en la pantalla del ordenador….

14 noviembre 2010 20:51
Gorki dijo...

Ayudará el poner precios MUY BAJOS a los e.book y sobre todo, poner muy cómodo el encontrarlos y pagarlos, pues hoy es mas facial encontrar un libro en el P2P que en las librerías digitales, pero dudo que los actuales eBook que son libros escaneados, frenen el P2P, )la competencia de lo gratis es brutal) y además independientemente de ello, su venta por Internet, nunca sera lo suficientemente masiva como para que compensar a autores y editores.

Las razones de ello son

No son formatos nativos del soporte digital, sino simplemente trasplantados del papel y resultaran en un futuro muy próximo terriblemente pobres. El mejor ejemplo que tengo para explicarlo es el cine.

El cine nació mudo y en blanco y negro, Se hicieron obras del cine mudo excelentes, hubo toda una extraordinaria escuela expresionista alemana, pero se inventó el cine sonoro y todo aquel cine pasó a la historia, la gran mayoría de los menores de 40 años, no han visto ni una sola película en cine mudo, pese haber en ella joyas culturales de gran valor, y no se ponen ni en la pantalla grande ni en televisión, ni siquiera en canales culturales.

Posteriormente se inventó el cine en color, se habian hecho películas maravillosas en cine en blanco y negro pero el color arrolló y esos mismos espectadores quizá solo hayan visto en blanco y negro Casablanca y dos películas más,

Un soporte con más posibilidades expresivas, expulsa a contenidos que no los aprovechan. Los libros pensados para ser impresos en papel, no aprovechan el soporte digital ni medianamente.

igual pasa con los formatos, Un libro tiene un formato, es decir una longitud y estructura específicamente pensada para que dure varios días de lectura con pausas largas entre ellas. Para ello tiene estructurados unos puntos especiales en los que resulta fácil aparcar la lectura y tomar el hilo posteriormente, son los capítulos. Esa estructura está diseñada para el formato papel, pero no es adecuada al formato digital donde la lectura tiene otros ritmos y tiempos-

Habrá que inventar formatos específicos para el nuevo medio, como la television creo un formato especifico que es la teleserie, que se adapta mejor a ser visto en pantalla pequeña, donde una película resulta muy larga para ser vista en casa pues es un formato pensado para ver en un sitio , el cine, al que se va específicamente y se entra n una sala a oscuras y con perfecto sonido, algo muy diferente a verlo en el salón de casa con el ajetreo familiar por medio, razón por la cual mucha gente para ver una película apaga la luz.

La planificación y la acción mas rápida de la teleserie se adapta a la pantallas pequeñas y a imagen mas deficiente y sin contrastes, Los personajes que participan son conocidos de capítulos anteriores y se hace mas rápido entrar en materia porque no hay que presentarlos al público, Todos sabemos como es Hommer Simpson y que piensa su hija Lisa, se puede entrar al chiste directamente, mientras que el cine utiliza mucho el plano general y los paisajes porque la pantalla lo permite mejor, pero necesita presentar a los personajes y su mundo y eso le lleva un tiempo y hasta pasados 10 minutos no se entra en la acción con intensidad.

Titanic en la television pierde muchisima belleza de imagen y resulta lenta y mientras que Friends o el El Príncipe de Bel Air no se entenderían en el cine sin tener referencia previa de los personajes y su ritmo resultaría allí sincopado, no tendrían éxito si lo dieran en salas comerciales, pues además nadie se desplaza hasta un cine para ver algo que dura solo media hora.

Igual pasara con los contenidos de los e.book cuando existan contenidos específicos, nadie se bajará un PDF

15 noviembre 2010 01:46