La joyaCuando el constructor de muros topa con una piedra especial digamos, con un fragmento de mármol (que no escasea por estas montañas) no lo trata de modo diferente a lo que es: una piedra. Como tal, la integra en el muro, la hace servir de sustento para otras. Pero estas piedras, preciosas, ocupan sin embargo lugares privilegiados (por ejemplo: en las barracas, o sus inmediaciones), y al hacerlo reflejan el sentir de sus artífices, que yo recreo de este modo:
"Eres, piedra, bien mirado, tan piedra como las demás que llevo acarreando toda la mañana, y juntando sobre este muro. Sin embargo, tienes algo que ellas no tienen: eres blanca y diferente. Pero no te creas que por serlo te vas a librar de trabajar: nadie se libra. "Entonces, te voy a poner en un sitio especial, en el centro de la pared que hay al lado de la barraca. Así, cuando te vea, sabré por qué te puse ahí..." Y, en general, no desdeñan integrar cualquier cosa bonita en un muro.
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