Matices

 

Mucho se equivocan los que atribuyen a los viejos timbres una expresión monocorde; en su uso cabían numerosos matices: el suave roce para no perturbar las casas en las que se sabía que había un enfermo; el timbrazo perentorio de la llamada de la autoridad; el toque justo, ni muy corto ni muy largo, del que sabe que se espera su venida; el pulsar tímido de quien no va a ser bienvenido...

 



Barcelona, 2002

 

Abundaban antaño los códigos: el del cabeza de familia, el del proveedor con la leche o el carbón, el del novio o la chica. Había también toques festivos, con cuyo son el visitante anunciaba su regocijo, como el famoso de la "copita de ojén":

 



"U-na-co-pi-taaa deo-jén" en transcripción de Bruno y Lucas Millán

 

Hoy sin embargo, la chicharra de los interfonos es sólo el prolegómeno del mensaje oral. Y los timbres de balancín o  din-don, condenados a dos notas, siempre en la misma secuencia, siempre de duración fija, poco pueden enriquecer el universo de la comunicación...

 

 

Barcelona, 2004

 

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