África sacra

José Antonio Millán

 

África sacra

Afrique magazine es una revista mensual con sede en París que, junto con su hermana Jeune Afrique, abarca temas de interés para el África francófona y el resto del continente. Su presencia en los kioskos de prensa de muchas capitales europeas demuestra que sirve también de vehículo a la comunidad africana inmigrante. En su último número se analizan las dos grandes construcciones religiosas que acaban de ser actualidad en Africa: la mezquita de Hassán II en Casablanca y la basílica de Nuestra Señora de la Paz en Yamusukro, Costa de Marfil. Ambos monumentos parecen, en efecto, representar dos polos opuestos: la mezquita y la basílica católica, la obra original y la copia del Vaticano, el producto de un país con cierto desarrollo y el fruto de una nación pobre, y --por último-- uno apoyado por los medios de comunicación occidentales y el otro atacado y hasta ridiculizado.

Un tratamiento mediático tan dispar es objeto de un análisis de Agustin Thiam. ¿Por qué Le Monde, por ejemplo, considera la basílica marfilense como la obra de un autócrata, "dinero tirado por la ventana", y la obra marroquí como la "expresión de la cultura de una dinastía multisecular"? Las diferencias entre ambas obras no deberían oscurecer sus similitudes: Hassan II no es precisamente un modelo de democracia; las dos obras han sido creadas por arquitectos que son más bien africanos "de adopción"; y además la distancia que separa ambos países no es abismal: el producto nacional bruto por habitante es de 1.000 dólares en Marruecos, frente a 700 en Costa de Marfil. Si de derroches hablamos, la basílica marfilense ha costado la cuarta parte de la mezquita de Hassan. Aun admitiendo que en los dos países hacen falta carreteras, puentes, hospitales, "nada bello, nada grande se haría si no se hiciera más que respetar el orden de prioridades". El artículo de Thiam defiende en el fondo el derecho de estas naciones a perseguir sus propios espejismos (nuestras Expos y Olimpiadas --podríamos añadir-- ¿serían más legítimas?). Y la razón última del distinto rasero con que Occidente ha medido estos dos monumentos africanos podría ser tan sencilla como ésta: la mezquita la ha construido Bouygues, la empresa número uno del mundo en obras públicas... y también propietaria de la primera cadena privada de la televisión francesa. No una obra más oportuna, concluye Thiam, sino mejor "vendida".

Productos lácteos

Quizá una de las características que mejor distinguen al consumidor de nuestra época es su capacidad de discernimiento y elección, lo que ahora se llama "cultura del consumo". Nuestros compradores hoy saben muy qué quieren: lo eligen, lo pagan y se lo llevan. Pues bien: el vasto mercado del sexo no es ajeno a esta tendencia. Por si aún no lo han percibido, nuestros kioskos callejeros exhiben una oferta especializada, que otras legislaciones más represoras confinan a locales señalados. El abanico de productos no se limita al manido hombres/mujeres (desnudos), hombres con hombres, mujeres con mujeres, unos con otras (enzarzados), sino que se amplía a características que sólo apreciarán los auténticos conocedores. Por ejemplo, si usted es amante de los pechos abundantes podrá elegir la revista americana Massive Mammaries ("Mamas masivas") o la inglesa Big ones ("Grandes"), pero si le gustan los pequeños es usted lector probable de Tiny Titties ("Teticas", en la traducción que podría haber hecho el Arcipreste de Hita). No mencionaré otras variantes que implican cosas tan curiosas como presencia o ausencia de los fluidos propios de dichos órganos, una extensa paleta étnica, o amplias variaciones de edad entre las portadoras. Si no encuentra lo que busca, es que es usted una persona realmente rara.

Dulce hogar

La caída del Muro dio comienzo a la tarea titánica de reeducar a los habitantes del Este. Cadenas de televisión y editoriales occidentales suministran alimento espiritual, grandes cadenas de tiendas ponen nuestros paraísos al alcance de la mano, y ahora llegan los arquitectos.

Una gran parte del alojamiento de la ex-República Democrática Alemana está resuelto con grandes bloques de pisos con exterior de cemento. El arquitecto Jens Freiberg ha concebido para tres de estos bloques del suburbio berlinés de Marzhan un proyecto piloto consistente en añadirles terrazas, ajardinar los espacios intermedios y unir los edificios mediante una galería comercial de tres pisos. El problema, sin embargo --cuenta el International Herald Tribune del 14 de noviembre--, es que los habitantes no ven sus casas como los barracones que percibimos los de fuera. El 70% se declaran "satisfechos o muy satisfechos" de ellas. Además, la caída del régimen comunista elevó varias veces el precio de los alquileres, que este proyecto duplicará de nuevo. En una reciente reunión los moradores expresaron su preocupación por la subida de las rentas, las molestias de la construcción y --todo hay que decirlo-- por la pérdida de espacio de aparcamiento.

Testigo de cargo

Hubo una época en que los animales podían ser condenados a muerte si habían cometido un delito. En 1906 E.P. Evans escribió la curiosa historia de esos juicios (The Criminal Prosecution and Capital Punishment of Animals, recientemente reeditado por Faber and Faber), y Julian Barnes se basó en él para uno de los cuentos de Una historia del mundo en diez capítulos y medio. El New York Times narra un curioso caso que plantea la capacidad de los animales para actuar no ya como acusados, sino como testigos.

La señora Gill fue descubierta asesinada en su casa. Al lado encontraron a su loro, medio muerto de hambre y de sed. Llevaron al animal a una tienda de animales, para que se repusiera, y apenas recuperó la salud el dueño le oyó gritar "¡Richard, no, no, no!". Resulta que el acusado del crimen (que se declara inocente) no se llama Richard, sino Gary, y por esa razón su abogado defensor ha intentado, infructuosamente, que el testimonio del loro sea reconocido.

 

 

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