Caminos, barreras y gendarmes

José Antonio Millán

 

Caminos, barreras, y gendarmes

El mundo actual de ordenadores interconectados a distancia se ha comparado con frecuencia a una red de carreteras por la que circula todo tipo de informaciones. En principio se trata de un espacio libre y acéfalo, no-regulado y abierto. Pero en él hay señores feudales, las compañías telefónicas que, en régimen de monopolio en casi toda Europa, ponen trabas al desarrollo de lo que debería ser un medio universal y gratuito (¿sería imaginable un país en que carreteras, caminos y senderos fueran todos de peaje y estuvieran en manos de una única compañía?). Hay también salteadores de caminos, los famosos hackers que se cuelan en ordenadores ajenos. Por esas rutas transitan también seres enmascarados, que son las comunicaciones encriptadas: en 1991 el autor de un potente programa de encriptación lo distribuyó gratis por Internet. Pero, ¡ay!, en cualquier cruce de caminos puede surgir el gendarme: según cuenta el último número de la revista Wired, el gobierno de EEUU planea prohibir el tránsito de comunicaciones en clave. De hecho --anuncia un reciente artículo de Time--, la tendencia desde muchos sectores (gubernamentales e industriales) es terminar con la anárquica y autogestionaria organización de las redes de comunicación, y encerrarlas en un ámbito más regulado. ¿Qué es eso de que cualquiera se comunique con quien quiera y como quiera...?

Pero en ese mundo también hay territorios misteriosos y castillos inaccesibles... La revista Information World (que, para quienes carezcan de don de lenguas, tiene edición en español) ha denunciado las trabas que Japón pone para la consulta de sus bases de datos y BBS (tablones de anuncios electrónicos). Puede parecer que poco interés tiene en cualquier caso esta consulta, pero no olvidemos que --por ejemplo-- más de la mitad de las patentes químicas registradas en 1991 fueron japonesas. ¿Cómo saber que uno no está investigando algo ya descubierto? El gobierno alemán ha calculado que su industria pierde 4.000 millones de marcos anuales en patentes que se rechazan por ya existentes. Pero no es fácil acceder a los datos de Japón. La palabra japonesa para información, joho, no existió hasta principios de siglo, y con el significado inicial de "datos de importancia militar". Luego se amplió su sentido a "datos de valor estratégico, comercial...", siempre dentro de una concepción de la información como algo con dueño, y que había que proteger. Para moverse en este mundo opaco y de compartimentos estancos se acaba de crear en EEUU una asociación no-lucrativa, The Japan Information Access Project, cuya misión es orientar en la obtención de información japonesa. Parece que en el enmarañado laberinto nipón hay ya por lo menos un hilo de Ariadna.

Los cuarenta apóstoles

El mes pasado, bajo la dulce influencia de las fiestas, la revista Marie Claire hizo una encuesta, en colaboración con la famosa institución de sondeos Sofres, sobre el conocimiento de la Historia Sagrada que tenían los franceses. Planteada como un test, la encuesta preguntaba cosas como:

¿Cuándo vivió Jesús:
a) Antes de Moisés
b) En la misma época que Moisés
c) Después de Moisés...

o

¿Cuántos eran los evangelistas:
a) Cuatro
b) Doce
c) Cuarenta...?

Sólo el 38% de los encuestados respondió bien a esta primera cuestión, y sólo un 21% a la segunda. Los aciertos en preguntas sobre la Pasión, los milagros de Cristo, etc., no fueron mucho mayores. La encuesta se extendió a algunas personalidades: el escritor Michel Tournier no tuvo ninguna falta, pero la cantante Mireille Mathieu (conocida antaño como "el ruiseñor de Avignon") dió la peor nota, con seis errores sobre diez preguntas. Con más de un sesenta por ciento de la población de la católica Francia que no sabe ni cuándo vivió Cristo, ¿ante qué nos encontramos? ¿Una crisis de fe o sencillamente de cultura general?

 

Evacuación

Tenía que pasar: acosados por poluciones aéreas, vertidos acuáticos, contaminaciones venéreas, adulteraciones alimentarias, deyecciones caninas en las aceras, tenía que llegar la hora en que nos planteáramos qué papel pinta la --diré la palabra una única vez-- mierda en nuestra sociedad. La revista americana Art Journal, famosa por sus temas monográficos, ha dedicado uno de ellos, dirigido por el prestigioso historiador Gabriel P. Weisberg, al excremento en el arte. El número comienza con un curioso análisis de la aparición de excrementos en representaciones sacras del México precolombino. Continúa con el estudio de la imaginería del enema en la pintura francesa del XVIII, las caricaturas escatológicas contra la Monarquía de Julio y contra Emilio Zola, el arte equívoco de James Ensor, y el lenguaje sucio en obras de Somm y Jarry. Precisamente el Ubu Roi de Jarry se iniciaba con un enfático "Merdre!", que para Weisberg representa el punto de entrada de lo excremental en la modernidad.

El número se cierra con un artículo dedicado al artista conceptual Piero Manzoni, que en 1961 envasó y vendió porciones de sus heces bajo la etiqueta "Merda d'artista". No es casual este final de trayecto: la inteligente acción de Manzoni recalcaba el callejón sin salida del arte en la posmodernidad, cuando cualquier cosa (incluso una servilleta garabateada mientras se espera en un restaurante) adquiere categoría de "arte" sólo por ser una emanación de su creador. De modo que, ¿por qué no una evacuación?

 

¡Jau!

El New York Times narra una ceremonia india recientemente celebrada en Colorado: la pipa sagrada recorría el círculo de personas mientras se elevaban los cantos pidiendo el retorno del bisonte. Lo raro es que los oficiantes no eran indios, sino blancos de clase media, adeptos de la Iglesia de Gaia. El movimiento New Age ha asimilado numerosos ritos indios: la danza del sol, la búsqueda de la visión... Ante esto las organizaciones indias han reaccionado con indignación, calificando el hecho de robo cultural. "Es la fase final del genocidio", dijo el portavoz sioux de un centro de apoyo a las tradiciones indígenas, "Primero los blancos se llevaron la tierra y todo lo físico, y ahora quieren los intangibles". La moda indígena no ha cesado de crecer en Estados Unidos, empujada por Carlos Castaneda, los movimientos "naturales", y películas como Bailando con lobos: desde 1960 se ha triplicado el número de personas que en el censo se declaran indias.

 

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