Lo mismo y lo opuestoSe pone al día un gran diccionario de sinónimos y antónimos del español José Antonio Millán |
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José Manuel Blecua (dir.) |
Las lenguas, como los organismos, tienden a la economía, y no es frecuente que presenten elementos repetidos. ¿Hay, pues, sinónimos; es decir, palabras que tienen la misma significación? La respuesta es que muy raras veces, porque precisamente una de las vías de evolución de las lenguas es especializar los sentidos de términos que se encontraban muy próximos. Veamos dos palabras que tienen aparentemente el mismo significado, como zumo y jugo: al hablar de plantas o frutas usaremos zumo; al referirnos a un filete preferiremos jugo; y también al usar el término en el sentido de "provecho" ("no le has sacado el jugo a ese trabajo"). Sólo en el terreno científico tenemos sinónimos plenos: hexaedro y cubo. En otros casos hay diferencias geográficas (se dice maceta en Andalucía y tiesto en Castilla), o de nivel (cárcel, normal; talego, marginal). Desde muy pronto (para el español, 1757) aparecieron obras que intentaban deslindar los sentidos de palabras próximas. Pero hasta 1958, cuando Samuel Gili Gaya publicó su Diccionario manual de sinónimos y antónimos, no apareció una obra con criterios modernos sobre el tema. Precisamente este nuevo diccionario dirigido por José Manuel Blecua es el continuador de la obra de Gili Gaya (cuyo precioso prólogo tiene el acierto de conservar), al que se han añadido un número notable de voces y muchos americanismos. Está organizado alfabéticamente por series encabezadas por la palabra que se supone más general (o la que buscaría el consultante), por ejemplo: romper. Los sinónimos se organizan por bloques de sentido afín (o acepciones): quebrar, quebrantar, hacer añicos, fracturar, tronchar en el sentido físico, y enemistarse, reñir, ..., echar los títeres a rodar (coloquial) en el de "romper con alguien". Los antónimos (o palabras de sentido contrario) se reúnen por acepciones: el antónimo de romper (físicamente) es hacer o componer. Además de esta información, la obra contiene comentarios que ayudan a precisar los bordes de los conceptos, o su combinatoria: "fracturarse un hueso por una caída, pero romperse un plato". En ocasiones se añaden comentarios históricos, como los siempre útiles de López de la Huerta (1830): "El verbo romper tiene una significación más extensa [...], pero quebrar supone que la acción se ejerce determinadamente en un cuerpo inflexible o vidrioso". Reúne, pues, lo mejor del pasado y del presente. |
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Publicado originalmente en El País, mayo del 2001 |
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