La gramática del siglo

Aparece el trabajo colectivo que necesitaba una lengua de la importancia del español

José Antonio Millán

 

Ignacio Bosque y Violeta Demonte (eds.)
Gramática descriptiva de la lengua española
Madrid. Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999
tres volúmenes, 5.504 páginas
19.950 pta

Entrevista a Ignacio Bosque y Violeta Demonte

 

 

Supongo que si los científicos hubieran concluido este mes el estudio del Sistema Periódico de elementos, los medios hervirían con la noticia. La aparición de esta Gramática tiene una importancia no menor: por fin tenemos una completa descripción de nuestra lengua.

No es que no hubiera en el mercado decenas de libros llamados Gramática española. Pero la Gramática de Bosque y Demonte es el primer recorrido sistemático por la sintaxis y morfología de nuestra lengua, elaborado sobre una base bibliográfica extensísima (unas 4.500 obras), y con el aliento y la extensión que merece una empresa así: más de cinco mil páginas.

Pero (se podría preguntar): ¿hay tanta gramática en una lengua? Uno de los problemas de la consideración pública de las ciencias del lenguaje es la aparente contradicción entre la facilidad, la naturalidad del uso de la lengua (como ironizaba el poeta, "todos los niños de Francia sabían hablar francés"), y lo costoso de su formalización. Cualquiera de nosotros construye oraciones castellanas a la perfección, pero si queremos enseñar nuestra lengua a extranjeros, si queremos hacer reflexionar a los hablantes nativos sobre sus posibilidades, y si queremos que sistemas automáticos nos entiendan y ayuden en nuestra propia lengua hay que partir de un esfuerzo científico tan grande como éste.

La extensa base bibliográfica de la obra merece un comentario aparte. Ha sido muy frecuente que las gramáticas no aportaran bibliografía, porque solían ser fruto de la competencia lingüística de un solo individuo, a la que se añadían saberes tradicionales más o menos sistematizados. Sin embargo, la ingente cantidad de publicaciones sobre la gramática del español de los últimos años (básicamente artículos de revista) había creado un acervo de conocimientos parciales que valía la pena utilizar. Todos los capítulos de la Gramática descriptiva llevan aneja su bibliografía, y esto, que en el campo de las ciencias de la naturaleza es algo absolutamente habitual, en los estudios del español es una buena novedad, una muestra de la "normalización" de la disciplina. A propósito, la recopilación final de las fuentes utilizadas constituye la mejor "base de datos" existente de bibliografía de esta disciplina.

¿Sobre qué tipo de español han trabajado los 73 colaboradores de esta obra? Fundamentalmente sobre el actual, aunque se recurre a la historia de la lengua cuando mejora la explicación de algún fenómeno. Los regionalismos y la lengua de Hispanoamérica aparecen también en aquellos lugares en que hay usos divergentes (como caso típico, en los tratamientos: tú, vos, etc.). La descripción echa mano de muchas categorías tradicionales, lo que dará una sensación de familiaridad al lector, pero alcanza unos niveles de rigor que enriquecen considerablemente incluso categorías que se suponían bien conocidas (por ejemplo, los tipos de verbos o de adjetivos). La morfología tiene aquí también un notable grado de desarrollo. Los aspectos semánticos enriquecen las descripciones de fenómenos sintácticos o morfológicos. Sólo la fonología ha quedado fuera de la obra.

¿Sobre qué tipo de español han trabajado los 73 colaboradores de esta obra? Fundamentalmente sobre el actual, aunque se recurre a la historia de la lengua cuando mejora la explicación de algún fenómeno. Los regionalismos y la lengua de Hispanoamérica aparecen también en aquellos lugares en que hay usos divergentes (como caso típico, en los tratamientos: tú, vos, etc.). La descripción echa mano de muchas categorías tradicionales, lo que dará una sensación de familiaridad al lector, pero alcanza unos niveles de rigor que enriquecen considerablemente incluso categorías que se suponían bien conocidas (por ejemplo, los tipos de verbos o de adjetivos). La morfología tiene aquí también un notable grado de desarrollo. Los aspectos semánticos enriquecen las descripciones de fenómenos sintácticos o morfológicos. Sólo la fonología ha quedado fuera de la obra.

Como instrumento de lectura y consulta, esta Gramática ha tenido una edición modélica: dos tipos de texto sirven para discriminar entre lo esencial y lo accesorio. Los numerosísimos ejemplos (literarios, de la lengua oral o construidos) proporcionarán un venero inagotable de casos. Además de los miles de referencias cruzadas, los riquísimos índices garantizan la localización de los materiales.

Esta Gramática descriptiva presenta de forma rica y trabada los datos básicos a partir de los cuales se fraguarán, durante muchos años, las síntesis escolares, normativas o de enseñanza como segunda lengua. No es sólo un punto de llegada: es el principio de una época más rica en los estudios sobre el español.

En el preambulo a esta obra, Fernándo Lázaro Carreter la califica de "la mayor empresa gramatical acometida en este siglo, llamada a tener una trascendencia enorme en nuestra cultura". Sin duda alguna, habrá que remontarse a las gramáticas de Nebrija (finales del siglo XV) o Andrés Bello (mediados del XIX) para encontrar un proyecto tan necesario e influyente.

[Publicado en El País, el 16 de octubre de 1999]

 

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