Literatura, hoy

 

José Antonio Millán

Nicholson Baker, La entreplanta, Madrid, Alfaguara, 1990

 

¿Habrá renunciado la narrativa actual a proponer caminos, a explorar el mundo y por tanto a transformar a los lectores? La novela y el cuento que ahora predominan (en España y en muchos otros lugares) ha renunciado, en efecto, a encarnarse en su época, y mira hacia detrás, un "detrás" ya lejano. Decretada la muerte de las vanguardias, de la experimentación, triunfa un extraño "contar historias", o florecen obras en que personajes sumidos en conflictos de importancia "literaria" se mueven en espacios nebulosos unidos con el cemento de palabras a veces bellas, casi siempre previsibles.

Sorprende, entonces, encontrarse algo como La entreplanta. Escrita en 1986 por un joven norteamericano, Nicholson Baker, La entreplanta es una novela en la que cristalizan la autoconsciencia y la fragmentación de la narrativa postmoderna, la exasperación descriptiva del nouveau roman, el espíritu de observación morbosa de un Henry James, y el tempo demorado e inteligente de Marcel Proust, aderezado con unos toques de psicología cognitiva y ciencias "duras" a lo Scientific American. Todo ello al servicio de una anécdota intencionadamente trivial: la narración en primera persona de la subida de un tramo de escaleras mecánicas, que lleva a un trabajador desde su almuerzo hasta la oficina.

Este viaje de un minuto por la consciencia del protagonista (por la densa red de intenciones y recuerdos que envuelve cada uno de sus actos), no supone un alarde técnico, sino que es el fruto de una postura que considera, con Joyce, que la vida del hombre es un mosaico vivo de su pasado, de sus expectativas, y de la interacción con los otros. El protagonista de Baker posa sus ojos vírgenes y asombrados sobre los objetos que le rodean, y estos se convierten en nabokovianas "cosas transparentes" a través de las cuales se llega hasta el corazón de los hombres que las pensaron y fabricaron, con una presencia del mundo del trabajo y de la cotidianidad del todo infrecuentes en la narrativa de hoy.

Quienes se extasían cómodamente ante los burócratas dickensianos o el escribiente Bartleby harían bien en asomarse con Baker al infierno contemporáneo de la coincidencia de personas en el urinario de una oficina. ¿Qué más aflora dentro de esta novela excepcional? Por ejemplo: la física post-arquimediana, en el comportamiento de una paja de plástico sumergida en un fluido viscoso; la resistencia de materiales, con un estudio modélico sobre el desgaste de los cordones de los zapatos; la descripción etnográfica del universo de relaciones de un centro de trabajo; el análisis de los productos a la venta en un establecimiento. El urbanita contemporáneo opera mediante un conjunto de conocimientos similar, o mayor, a los que La entreplanta desvela y analiza. Su activación narrativa no es sólo una forma de sacarlos a la luz, sino una vía excepcionalmente rica de acceder a la conciencia contemporánea. Y el resultado es —como ocurre cuando la escritura ilumina, moviliza y, en esta ocasión, también divierte— literatura. Literatura inteligente, literatura de hoy, y no un espejo remilgado de lo que ha sido literatura en otros tiempos.

Si he recargado estas breves líneas con tantos nombres de predecesores ha sido para mostrar cómo un autor joven y un quehacer actual están claramente inmersos en una tradición literaria, que se utiliza para construir una nueva lectura del mundo, de nuestro mundo. Por esa focalización temática habrá quien vea en esta obra tan sólo "costumbrismo", que es la etiqueta con que hoy se descalifica a quienes no siguen la curiosa consigna imperante: "Prohibido mirar en torno, por favor; queremos literatura". Sí: entre nosotros La entreplanta ha sido acogida fría, lejana, débilmente. O nada en absoluto.

Al final de A la recherche... Proust reflexiona sobre su obra: ha descubierto para sí y para sus lectores "unas cosas muy pequeñas al parecer, pero porque estaban situadas a gran distancia, y cada una de ellas era un mundo...». La entreplanta confirma que incluso el cordón de los zapatos es un mundo.

[Publicado en "Libros", suplemento de Diario 16, el 23 de enero de 1992 ] Post-scriptum, diez años después: Baker ha seguido escribiendo, pero cosas cada vez más raras. El sexo es últimamente lo que más le obsesiona (véase La fermata). No ha vuelto a hacer algo tan bueno...

 

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