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Un sueño vienésAproximación a las enciclopedias del futuro José Antonio Millán Lo que en la actualidad se conoce como "enciclopedia" es el fruto de la evolución de un conjunto de tecnologías textuales y del conocimiento que se extiende a lo largo de unos nueve siglos Entre otras innovaciones que permitieron su aparición podemos detallar: la indexación, la utilización del orden alfabético, la imprenta, la formalización del saber humano en campos del conocimiento, la creación de vocabularios estándares, etc. Una de las obras más perfectas y emblemáticas en este terreno, la Encyclopedie francesa, tiene ya una antigüedad de dos siglos. La más moderna de las enciclopedias de la actualidad, incluso de las que existen sobre soporte electrónico, no supone en suma más que el trasplante a un nuevo soporte de unas metodologías preexistentes. Los complementos multimedia no son más que la prolongación de unos usos ya normales en la edición de enciclopedias en papel. La pronunciación de un nombre extranjero mediante el archivo sonoro de una enciclopedia en CD-ROM tiene una función similar a la que en las enciclopedias tradicionales cumplían las transcripciones fonéticas. Incluso el archivo sonoro del canto de un pájaro no es sino la mejora tecnológica (pues mejora ha habido, por supuesto) de la penosa transcripción del mismo canto que ofrecía El Averiguador Universal el siglo pasado, a base de: "Prrrriiiiii, churrí churrí churrí...", etc. Las detalladas láminas de la Encyclopedie francesa que ilustran sobre herramientas y oficios pueden en teoría mejorarse (aunque, curiosamente, no han mejorado demasiado) con un vídeo que ilustrara un proceso. Los procedimientos de navegación y búsqueda tampoco han proporcionado un marco excesivamente novedoso. Los saltos hipertextuales no se aplican normalmente más que a la automatización de remisiones internas (los tradicionales véase...). Mayor interés tienen las búsquedas mediante operadores booleanos (por ejemplo, buscar entradas o párrafos que contengan la palabra "Viena" y la expresión "Art Nouveau"), y de todas formas, el hecho de que sean búsquedas exclusivamente formales crea una cierta cantidad de ruido. Algunos de sus objetivos los resolvía (aunque en menor medida) una buena indexación tradicional. Ciertas mejoras, mayor comodidad, procedimientos automatizados... Pero lo que no ha cambiado en absoluto en estas modernas obras electrónicas de consulta ha sido la misma estructura de la presentación del conocimiento y, por tanto, la forma de la búsqueda del saber. El acceso a un determinado tema sigue siendo alfabético, o proviene de unos toscos árboles conceptuales; cada entrada ofrece sólo un nivel de contenido, sólo están previstas determinadas remisiones internas, etc. Por último, un determinado dato (digamos, la población de Viena) no se nos presenta actualizado al momento de la consulta, sino cristalizado en el momento de la edición, lo que con frecuencia significa para el usuario final una antigüedad de varios años. ¿Qué podría aportar el soporte electrónico a la presentación del conocimiento y a su actualización? Comencemos preguntándonos cuál sería la situación física de la enciclopedia del futuro. No ya un libro, o conjunto de libros; ni siquiera un CD-ROM, sino un acceso por línea. Por otra parte, la enciclopedia se integrará, con toda probabilidad, en un conjunto de periféricos de ayuda al usuario que comprenderán analizadores semánticos, herramientas personalizadas de búsqueda, etc. Imaginémonos una sesión de consulta en un hipotético sistema futuro; no pensemos en algo excesivamente lejano, sino un entorno que pudiera estar listo en uno o dos lustros. Una persona está escribiendo un texto sobre arquitectura, y su sistema de soporte "conoce" que trabaja en ese tema (porque va realizando un analisis automático del vocabulario). De hecho, el sistema sabe incluso que esa parte determinada del documento se centra en la arquitectura Art Nouveau. En un cierto momento, el usuario quiere hacer una consulta sobre Viena. Normalmente un artículo enciclopédico clásico sobre una ciudad comienza por generalidades, continúa con aspectos históricos, tiene apartados dedicados al arte y la cultura, etc. En el acceso tradicional, el usuario debe dirigirse por sí mismo a la parte de la entrada que le interese. En el nuevo contexto, podría ser dirigido automáticamente a la sección de arquitectura vienesa, e incluso a la de la época del Art Nouveau (sin perjuicio, por supuesto, de que luego pueda acudir a otros lugares de la entrada). Es posible, incluso, que no exista tal cosa como una "entrada", o al menos no totalmente. Pueden existir núcleos significativos en torno a los que se agrupen elementos atómicos. Lo que hemos llamado "parte de arquitectura nouveau de la entrada Viena" podría no ser sino la intersección de elementos aislados que el sistema reconoce como pertinentes para "arquitectura", "nouveau" y "Viena". Estos elementos atómicos podrían ser resúmenes (abstracts) por supuesto, elaborados también de forma automática, de otros documentos disponibles en la red, o bien fragmentos de obras generales como manuales que traten el tema, o incluso textos de la propia enciclopedia normalmente elaborados para cubrir lagunas en la bibliografía existente. Localizado entonces, a través de cualquiera de estos elementos, un determinado punto de interés, digamos un edificio, o arquitecto, el usuario podría profundizar solicitando planos, una biografía, etc. De la misma forma, la petición de un mapa de Viena en ese mismo contexto sería satisfecha aportando uno con las construcciones y los nombres de las calles vigentes a finales del siglo pasado. El mapa carecería de datos geológicos del suelo, que sin embargo serían los prioritarios si esa petición se hubiera hecho desde la redacción de un documento sobre edafología. Pero el tema vienés sólo es una parte del interés de nuestra redactora, que en realidad está trabajando sobre el uso de la ornamentación naturalista en un determinado periodo. De hecho, ha formulado al sistema la petición de información sobre "ornamentación naturalista", y éste le ha devuelto no sólo documentos que tratan explícitamente sobre este tema, sino además otros que hablan de "imágenes de plantas y animales", "adornos arborescentes", "remates zoomorfos", y un largo etcétera. De esta forma, ha podido acceder a ejemplos de caligrafía sufí, junto a documentos sobre gárgolas medievales y cerámica neolítica. Bueno... (como dice un amigo mío, que cumple las funciones de sistema experto humano) para eso estáis los intelectuales, para luego hacer algo con todas esas cosas. ¿Queremos decir que esta enciclopedia por línea posee en su interior biografías de todos los arquitectos de todos los estilos de la historia, mapas de todos los suelos de todas las ciudades del mundo, la historia de todas las representaciones de plantas o animales? Probablemente no, y esto nos permite entrar en la otra parte de la cuestión: el diseño de los sistemas de acceso a la información. El vasto sistema de documentación digitalizada e interconectada que hoy es la Internet ya está desarrollando algunas de las herramientas de búsqueda y de los sistemas de consulta que pueden estar en el germen de la enciclopedia futura. Cuando el editor de la biografía del arquitecto Adolf Loos, y el creador de los mapas geológicos austriacos tengan sus respectivas obras en la red, y cuando exista un procedimiento fiable para localizar la información necesaria, y para pagar por el uso, incluso puntual, de ella, se puede abrir una nueva era. Las enciclopedias ya no serán más que muy parcialmente conjuntos de textos e imágenes. Serán sobre todo metasistemas para digerir y presentar información que estará distribuida por todas las partes de la red. Y al tiempo serán también celosos cuantificadores de la utilización dada a cada material, e informadores sobre en qué medida se debe pagar a cada uno de los propietarios de sus derechos. Esta información alimentará algún banco centralizado de transacciones electrónicas, que facturará a nuestra investigadora de la arquitectura vienesa según la cantidad y el tipo de materiales que ha utilizado... pero también según los haya incorporado a un documento privado, o vayan destinados a una obra para difusión pública. Cuando nuestra autora haya terminado su libro sobre El motivo naturalista en la arquitectura a comienzos del siglo XX, y, como será lo más normal, su editor lo ponga en las redes y haga simultáneamente cincuenta ejemplares en papel, cada lector que acceda a él electrónicamente devengará cierta cantidad de dinero a la cuenta de quien lo escribió. Es muy posible que en este contexto ya no tengan sentido algunas de las funciones del editor: la distribución, cobro de la obra, y pago de los correspondientes derechos a su autor; o, mejor dicho, estas funciones estarán integradas en la red. Así, el hipotético lector de esta obra pagaría cierta cantidad a su autora, pero si ha querido además examinar el plano de una de las casa de Loos, una pequeña fracción de ella irá a parar a las arcas del autor del libro sobre el arquitecto que nuestra escritora localizó mediante consulta a la "enciclopedia" un día ya lejano. ¡Ah!, y cuando un párrafo de El motivo naturalista... diga, "Viena era entonces una ciudad de unos 800.000 habitantes, en vez de los 1.826.000 de la actualidad", el dato de la población se actualizará cada vez que un lector lo consulte (según los últimos datos disponibles), y con la aproximación que haya pedido la autora (en este caso, hasta el millar: la cifra original eran 1.826.394). Por tener el dato actualizado, la autora cederá sólo unos céntimos de sus regalías a una empresa que pone en la red los datos actualizados de todos los censos mundiales. En los créditos de El motivo naturalista... figurará una línea que diga: "Investigación realizada mediante la enciclopedia virtual MetaSearch, Inc. de Chicago", porque a cambio de esa publicidad la autora habrá conseguido una bonificación del 25% en su cuota anual de abono a los servicios de enciclopedia. Y así veo yo, a grandes rasgos, la enciclopedia del futuro. Y una pregunta final: la empresa ficticia que hemos diseñado, ¿podría ser MetaBúsqueda, S.L. de Reus en vez de la americana MetaSearch, Inc.? Buen tema para otro artículo... |
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[se publicó, en versión catalana, en Transversal. Revista de cultura contemporània (Lleida), nº 1, 1996] |