Dinámico

Una raíz griega muy productiva ha sido dynamos (fuerza). Se la ve en dinámica (la ciencia del movimiento), en la dínamo de las bicicletas (que produce electricidad), e incluso en dinamita (su inventor la bautizó así por motivos claros). Pero en el mundo de la informática dinámico significa, desde hace más de un cuarto de siglo, "que puede ser cambiado mediante alguna instrucción del programa", y en este sentido se opone a estático. El uso que tiene en este campo proviene del inglés dynamic.

Hay muchas cosas dinámicas hoy en día; por ejemplo, un documento puede tener una tabla dinámica, que cada vez que se consulta extrae sus cifras de una base de datos (y, así, está constantemente actualizada). Pues bien: lo último son los precios dinámicos. Han saltado a la fama hace muy poco por un escándalo de los clientes de la librería virtual Amazon. Al parecer, había un programa que asignaba precios distintos a los productos (concretamente el tema se detectó en unos DVDs), dependiendo de ciertas características del comprador. Si la persona que compraba ya era cliente de Amazon, el precio subía casi un 20% en relación a los que no lo eran. El fin perseguido es claro: ver cuánto se puede exprimir a los clientes fieles, mientras que a los recién llegados se les hacen descuentos, para captarles.

Los precios dinámicos no son exclusivos del comercio electrónico: Coca Cola probó el pasado otoño a subir los precios en las máquinas automáticas cuando hacía más calor; en el pueblo en el que veraneo hay tres precios distintos: para los naturales de allí, los veraneantes y los visitantes de un día. Pero su aplicación en tiendas virtuales (que tienen tantos datos sobre sus clientes) abre un mar de interrogantes. Y los analistas dicen que el precio dinámico va a ser un recurso claro del comercio-e.