Mirando al cielo
13 octubre 2009 22:20
Barcelona tiene una riqueza excepcional de detalles arquitectónicos, minucias, podríamos decir: están los esgrafiados de las fachadas, los artesonados de muchos portales, una abundancia de molduras y rejería... y las poleas.
Ignoro el nombre exacto (en castellano o en catalán) de estos soportes situados encima del último piso, sobre todo en casas del XIX y primera mitad del XX, que tenían por objeto sujetar una polea destinada a la subida y bajada de muebles y enseres.
Pero desde que descubrí su existencia, paseando por la calle mientras miraba al cielo, aun a riesgo de coger una tortícolis o torcerme un pie, no he parado de asombrarme de su riqueza y su variedad. He hecho una pequeña recopilación de treinta casos, que presento en la sección vecina Para la vista. La he titulado Brotes de los altos.
Ignoro el nombre exacto (en castellano o en catalán) de estos soportes situados encima del último piso, sobre todo en casas del XIX y primera mitad del XX, que tenían por objeto sujetar una polea destinada a la subida y bajada de muebles y enseres.
Pero desde que descubrí su existencia, paseando por la calle mientras miraba al cielo, aun a riesgo de coger una tortícolis o torcerme un pie, no he parado de asombrarme de su riqueza y su variedad. He hecho una pequeña recopilación de treinta casos, que presento en la sección vecina Para la vista. La he titulado Brotes de los altos.
Etiquetas: Riquezas