Entrevista a Jose Antonio Millán

 

Susana Narotzky

 

SUN.- Lo que me ha sorprendido de tu obra es una recurrencia, que encuentro en algunos cuentos como "Sobre las brasas", "Actividad luminosa" o " Lo inmensamente deformable", "Sesil Ulises", "La memoria", o en tus novelas. Da la impresión de que el tema fundamental, o el metatema podríamos decir, es que el protagonista encuentra una serie de signos que en un primer momento carecen de significado y el relato es la búsqueda de ese significado, el intentar dar sentido a una serie de elementos dispersos, intentar organizar un mundo.

JAM.- Mi respuesta es: sí. ¿Otra pregunta?

SUN.- Eso no vale...

JAM.- Bueno... A mí me interesa mucho, incluso profesionalmente como lingüista, o semiótico, lo que podríamos llamar desentrañar los signos. Para mí es una de las actividades más elevadas del ser humano, o más bonitas, y además literariamente también funciona bien. Y hay dos vertientes que me interesan: en una los signos en sí mismos no tienen significado, pero la persona se lo extrae, por ejemplo en "Lo inmensamente deformable" hay un personaje que ve la clave del universo en las resquebrajaduras de un baldosín del báter. También me gusta coger cosas que tienen sentido pero vistas desde un ángulo inédito, por ejemplo el personaje que ve la televisión desde lejos en "Actividad luminosa". Y luego realmente me atrae la idea del que se ve a sí mismo reflejado y no lo sabe, como ocurre en El día Intermitente, ese personaje que está observando su red social sin saberlo.

SUN.- Pero en "El millar de destinos de Ernesto Imizcoz" no es sólo organizar el mundo sino actuar sobre el mundo. Eso también se ve en "La patria líquida", el cuento del padre que ha diseñado una lengua especial para su hijo, como un experimento psico-socio-lingüístico. Otorgar significado y actuar es una misma cosa, y eso se ve muy bien en El día intermitente: el individuo no sólo no se reconoce en un conjunto de signos sino que al tiempo va transformando el propio conjunto a medida que lo descifra.

Esto te lo digo porque me parece muy interesante y muy distinto de la literatura actual, que parece seguir bastante implicada en un modelo dualista de la sociedad en donde por un lado estarían las ideas elevadas, las ideas "cultas" lo que puede ser la literatura, y por otro lado estaría lo cotidiano, reflejo de una realidad, de intento de expresar la realidad, en gran medida descalificado bajo la etiqueta de "costumbrismo", como algo menor.

JAM.- Creo que uno de los problemas de la literatura contemporánea es su aceptación de la realidad en su sentido más palmario, más bajo. Gran parte de las obras literarias empobrecen el mundo que tocan, ¡y eso es el colmo! Creo que los escritores están encorsetados en una idea de "lo literario", lo que es absurdo, teniendo en cuenta que lo mejor de lo literario que ha llegado hasta nosotros eran cosas que rompían visiones del mundo y que cambiaban al lector, en una palabra.

SUN.- Por otra parte, yo veo un mismo proceso reflejado en toda tu obra, no sólo en la literaria, también en lo profesional, como editor, como lingüista, como editor y adaptador de obras como la Enciclopedia del lenguaje de David Crystal; también como editor del diccionario electrónico de la Real Academia, y como autor de los ensayos recogidos en Rosas y Puerros...

JAM.- Creo que en el fondo siempre he perseguido lo mismo. Por ejemplo un tema como la arqueología industrial lo he tratado reseñando libros, escribiendo artículos o comentarios a exposiciones, o haciéndolo parte de relatos míos, como en "El parachoques de niebla". Mi actividad como lector, o como lingüista o como editor o escritor en el fondo es lo mismo y todas se enriquecen mutuamente.

SUN.- Pero ¿como definirías tú ese proyecto magno que te guía?

JAM.- No sé, es un proyecto personal, por una parte, de desentrañamiento de cosas del mundo, pero también de comunicación. A mí hay un aspecto que me interesa mucho en cualquiera de estas actividades: enseñar cosas por ángulos que no son los normales, desvelar relaciones que no son evidentes... ese tipo de cosas me gusta presentarlo, porque yo creo que nuestro mundo está lleno de relaciones que no son evidentes y de cosas que no vemos.

SUN.- Hasta cierto punto tú estas en la situación de poder crear relaciones arbitrarias, y en la medida en que creas esas relaciones creas otro mundo. Es una actividad próxima a la de los cabalistas.

JAM.- Para mí la actividad cabalística tiene mucho interés: linda con aspectos de la informática y de la filología bíblica que me gustan mucho. La cábala es interesante porque no sólo lee en el libro sagrado donde parece que está todo dicho, sino que también lee el mundo y saca cosas sobre el porvenir, sobre el pasado... Saca cosas que están y que no están ahí al tiempo. En una época me dediqué a estudiar el Tarot y la Cábala --tendría veinte, veintiún años-- y eso me dio una cierta sensibilidad a este tipo de cuestiones.

SUN.- Una libertad de poder escoger e interpretar relaciones.

JAM.- Sí, porque yo venía de una formación en lingüística dura y en filología: la gramática generativa estaba en un momento joven y combativo y era una mezcla explosiva, creo yo, por una parte la existencia de reglas formales que te podían explicar nada menos que la realidad del lenguaje y por otra parte el mundo cabalístico, que te venía a decir lo mismo pero de otra manera. Esta idea de lo mismo pero de otra manera me interesa mucho.

SUN.- Y tú donde sitúas tu interés inicial por todas estas cosas.

JAM.- No sé, porque mi interés por la lengua yo lo recuerdo muy antiguo. Lo podría fechar antes de los once años. Recuerdo que la primera vez que descubrí una etimología, la primera vez que alguien, creo que era mi padre me dijo que hidrógeno quiere decir que genera agua y que hidrófilo es el algodón que absorbe agua, me hizo ver algo. De golpe lo vi todo como en relieve, vi la historia de la lengua y vi muchas cosas y ese punto a lo mejor fue lo que me interesó de entrada...

SUN.- Pero también hay en otro cuento "El puentecito" una descripción de algo que lleva al narrador a decantarse por la lingüística y que no es precisamente ni una cuestión etimológica ni una cuestión formal sino una cuestión de ritmo.

JAM.- Es verdad que desde pequeño me impresionaban mucho los cánticos repetidos del juego de los niños. Y lo otro que se cuenta también en el mismo relato: cuando me di cuenta de que el español tenía cinco vocales, y entonces yo empezaba diciendo "aaææee", iba cerrando la "a" hasta que se convertía en "e", y lo que yo quería era sorprender el momento en que dejara de ser "a" y pasara a ser "e".

SUN.- ¡Un morphing!

JAM.- Era un morphing, pero ahí estaba también el alófono, ahí estaba yo jugando con eso, y hacía pruebas...

SUN.- Aquí entonces es más una cosa fonética.

JAM.- En este caso sí, pero en esta cosa fonética no hay que olvidar que está el estructuralismo lingüístico, que es lo que abrió las puertas a los grandes análisis no sólo de Jakobson (a quien a propósito, conocí en Madrid en esa misma época: le encantó saber que estudiábamos aún en cafés, como en Praga) sino de Lévi-Strauss. Como formador de la conciencia intelectual de este siglo el estructuralismo fue una gran fuerza...

SUN.- Me gustaría también preguntarte por la poesía. Porque por ejemplo en tu poesía hay el mismo tipo de búsqueda. Es decir: la poesía sería hasta cierto punto el reverso de la moneda de lo que tú haces en tus cuentos. En la poesía se partiría de algo que ya está organizado y se intentaría transmitir a través de una serie de signos sueltos y no congruentes, hasta cierto punto, porque ahí está la metáfora, que es lo que crea esa cosa poética... y creo que precisamente en tu poema Extracto tebaico se ve muy bien ese proceso inverso, porque la descripción del individuo que se está liando un porro queda absolutamente oscurecida por la utilización de un lenguaje poético...

Sin embargo puede llegar a transmitir eso aunque, en el proceso, lo que haga sea transmitir muchas otras cosas... sensaciones de ritmo, imagenes que para el lector pueden ir por derroteros completamente diferentes de los que pretendías como autor.

JAM.- Claro. Es que la poesía realmente, es el grado más excelso de comunicación literaria; quizá también porque tiene estas zonas de indefinición, porque por más indefinido que sea un relato tiene muchas más ataduras.

SUN.- Quieres decir que en la poesía uno no explica realmente por qué esos signos o esos elementos están sueltos, yuxtapuestos, y hasta cierto punto es su propia yuxtaposición la que le tiene que dar la coherencia...

JAM.- Eso es lo que pasa en los sueños y es lo que pasa en el Tarot, también ahí es la propia yuxtaposición la que habla. Yo me quedé con notas para un artículo que nunca acabé, donde hacía un análisis en clave de técnica de Tarot, de La interpretación de los sueños de Freud y de algunas apostillas posteriores de Jung y de Rank y en el fondo, más o menos parece que el ser humano la yuxtaposición la ve como causalidad: no hay yuxtaposición casual. Creo que esto es un primitivo cognitivo, algo muy básico y que hace que los choques metafóricos sean tan efectivos. Tu pones dos cosas en contacto y ahí si las cosas son interesantes y si el contacto es bonito pues siempre surge algo. Pienso por ejemplo en la poesía de Lezama. Uno puede decir que no entiende casi nunca de qué va, pero te mueve muy poderosamente.

Pero por desdicha no he hecho mucha poesía: algo de poesía lúdica, un poco al estilo de la que se hacía en el barroco español, como sonetos acrósticos; incluso en una época oscura de mi vida en que hacía pasatiempos para revistas hice charadas en forma de soneto, lo cual no deja de ser un entretenimiento bastante complejo.

SUN.- Y ahora hablemos de otra faceta tuya, la de ensayista en Rosas y puerros.

JAM.- Rosas y puerros fue una serie que le propuse a José Miguel Ullán; aún tengo la carta, una carta muy breve en la cual le decía por qué quería hacer esa serie...

SUN.- ¿Por qué?

JAM.- Era algo así como que quería coger libros de nuestro mundo, libros que no estuvieran en el canon de lo literario, porque a mí esto de lo literario siempre me ha cargado mucho, no sin razón, y arrojarles una mirada fresca y limpia que permitiera obtener de estos libros coetáneos nuestros el mismo placer que cuando uno lee por ejemplo un libro medieval de heráldica o un tratado latino de agricultura o cuando uno lee unos fragmentos de un gramático bizantino, quiero decir el encanto ese que en el fondo no le da más que la distancia. Esto es una idea que no sé si saqué de Nabokov o que reencontré en Nabokov, cuando habla de conseguir la mirada que hace que a tus contemporáneos les veas por la calle como si acabaran de salir de un baile de disfraces, un baile de época. Entonces Ullán aceptó esto y empecé a sacar artículos sobre una serie de libros. Unos eran libros editados por el autor, como Muchas máquinas y pocas flores, otro era un libro de poemas dedicado a las prostitutas, de un policía nacional destinado en el País Vasco, otro podía ser una Guía de la cría del caracol, otro muy bonito sobre Halterofilia astur... Yo lo que quería reconocer en el libro de halterofilia era la misma mirada épica sobre el esfuerzo que uno se encuentra en algunos epigramas sobre atletas olímpicos... que en el fondo no son ninguna joya...

SUN.- Pero eso también entronca con otra de tus filias, que es situarse en una época futura en donde todo ha sido destruido menos algunos fragmentos de obras escritas pero que uno no puede localizar como cultas o no cultas, como literarias o no literarias y que simplemente son cosas que están ahí y bueno desde ese futuro en donde no hay ningún referente...¿Qué es lo que se puede sacar? Precisamente esta aniquilación del referente hasta cierto punto lo convierte en algo especial... es algo que usas mucho.

JAM.- Sí. Pero otro propósito en Rosas y Puerros era estudiar el ersatz: una cosa que está hecha con el propósito de colocarse en el lugar de otra... Por ejemplo, gente que admira el establishment cultural, y se autoedita una obra con el fin de colocarse a sí mismo en él: casi un acto de culto cargo. El resultado es muy bonito, muy revelador: es una visión privilegiada, que te enseña el sistema por dentro. Luego por otro lado en la Halterofilia astur o en la Cría del caracol puedes ver auténticos ejercicios de estilo que son profundamente literarios, porque tu mirada literaria se ha detenido en ellos. Yo he aprendido mucho: hay literatura erótica en nuestros días, pero la descripción de una cópula de caracol en este libro es muy buena, y bastante fuerte.

SUN.- También escribiste otra serie de ensayo.

JAM.- Húmeda cavidad: lo que quería era, al hilo del análisis de una serie de libros de lingüística o de temas relacionados con la lengua, y también etimologías populares o cadenas de oración, crear extrañamiento sobre algo familiar como es la lengua y entonces nada mejor que acudir a un método de japonés o a la comparación de varios diccionarios, o a la comunicación extraterrestre...

SUN.- Si no recuerdo mal la mayor parte de las "húmedas cavidades" eran bastante lexicográficas, recuerdo uno que era un vocabulario español-nahuatl.

JAM.- Eso no era lexicografía, era sociología de la lengua, era una joya: un libro de frases para que un español hablara en nahuatl con sus siervos. Pero ¿qué piensas cuando en un vocabulario así te salen frases como "Eres muy floxo, no hazes cosa sino es quando yo estoy aquí"? Es una especie de radiografía de la sociedad colonial.

SUN.- Pero me interesa lo de la lexicografía, porque ¿qué pasa cuando uno trabaja con un canon léxico como el Diccionario de la Real Academia Española?

JAM.- Ah bueno, pues hay cosas muy bonitas porque el DRAE es un agregado, un acumulado de casi tres siglos de lexicografía. Es como la Roma de Freud, hay estratos y estratos, hay definiciones que vienen directamente del Diccionario de Autoridades y nadie les ha tocado nunca ni una letra, otras como "capullo" en la acepción errónea de "prepucio" lo han puesto en la última edición.

SUN.- ¿Cómo en la acepción errónea?

JAM.- Oye: no es el prepucio, el capullo en todo caso es el glande. Bueno, ahí hay una radiografía social por el momento en que entra cada cosa. A mí la lexicografía me interesa mucho y de hecho yo soy un gran catador de diccionarios: ocurre un poco como con las enciclopedias, tienen una pretensión totalizadora, de abarcarlo todo, bastante sorprendente. Es interesante también descubrir las cosas que el lexicógrafo no ha querido decir pero que se traslucen, como por ejemplo, su punto de vista: el DRAE es un diccionario para todo el ámbito hispánico, pero muchas veces se nota que está hablando desde Madrid (José Manuel Blecua tiene un artículo sobre eso).

SUN.- Y hablando de Madrid, quiero volver a esa manía de calificar de "costumbrismo" a la literatura que refleja el ambiente donde se crea.

JAM.- Es, claramente, una descalificación. Porque nuestra literatura evita su entorno real, y una literatura que hace eso es que le pasa algo raro... En fin, ni Cervantes, ni Dickens ni Stern ni Biely ni Döblin ni Joyce huyeron así de lo que les rodeaba; a esta gente, a nuestros escritores, les pasa algo.

SUN.- ¿Qué les pasa?

JAM.- Pues yo creo que tienen un caos especial con lo literario y lo culto, que tienen todo confundido, eso digamos como coartada ideológica. Pero yo te diría que es que no les interesa... o dicho de otra forma --poniéndome más en teoría conspiracionista-- quizá no interesa que los escritores dirijan su mirada sobre nuestro mundo: es mucho más cómodo para todos.

SUN.- ¿Y cuál es la actitud de las editoriales sobre este problema?

JAM.- Las editoriales no entran en este problema.

SUN.- Es fácil publicar, aunque se digan cosas molestas.

JAM.- Yo creo que no se dicen cosas preocupantes.

SUN.- ¿Y qué opinas del papel de la crítica?

JAM.- No sé: ya digo que encuentro un problema con la literatura española que se hace en la península ahora. Leo cosas que me interesan más hechas por gente en Latinoamérica, el problema es que... Por ejemplo Herralde [el director de Anagrama] ve como signo de normalidad que la gente lea a sus paisanos... Pero, claro ¿y si la mayoría de tus paisanos están con el día tonto todo el rato...? No sé: a lo mejor la crítica debería decir que no tenemos que leer tanto a nuestros paisanos, que tenemos que leer otras cosas. Y eso no lo hacen, porque hay una mezcla de intereses editoriales y de orgullo patrio, que apoya a los paisanos aun cuando no te aporten nada. Lo preocupante de eso es que a la gente con un legítimo amor por lo literario se les puede estar defraudando.

 

[Aparecida en la excelente revista Sin embargo, de Sevilla, en 1996. La revista la lleva Hipólito González Navarro (95) 443 56 58]

 

 

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