Nupela
Testamen
|
||||||||||
|
||||||||||
Cráneo 7. 1998 | ||||||||||
Cara 5. 1998
Cráneo 22. 1997 |
El artista (o tal vez la artista) haitiano Nupela
Testamen es un caso sorprendente de creación plástica en esta época global. Con una acción inscrita entre los descendientes del arte povera y el object trouvé, lo peculiar de su apuesta lo constituye el hecho de que el emergente de su actividad no es la muestra de sus creaciones, sino en su divulgación digital. Todas las obras de Testamen provienen, al parecer, del hallazgo de elementos metálicos abandonados: la aparente culata de ciclomotor de Cráneo, el remache de Cara, o toda la serie dedicada a las Letras. Las obras son terminadas (no sin una sorprendente atención al detalle, que a primera vista puede pasar inadvertida), y luego fotografiadas y convertidas en archivos jpg. (no tengo pruebas, pero podría asegurar que las imágenes han sido obtenidas ya digitalmente). Las fotografías son meticulosas, y en casos como los del Cráneo las imágenes de conjunto, los detalles y los distintos escorzos constituyen de por sí toda una explotación formal, así como el uso de fondos neutros (Cráneo 22), su inserción en elementos de paisaje (Cráneo 7), etc. Tuve por primera vez conocimiento de la obra de Nupela Testamen a través del correo electrónico. Lamento ponerme en el primer plano por unos momentos, pero no tengo más remedio. Como muchas de las personas que trabajamos en la Red, estoy sujeto a un casi inmisericorde spamming de mensajes no queridos y menos solicitados. Cuando a ellos se unen además voluminosos ficheros adjuntos, el resultado es una catástrofe. Recibo comunicados izquierdistas, anuncios para hacerme millonario, intentos de captación para distintas causas... y cadenas de la Virgen del Carmen casi constantemente. Pero cuando el attachment de uno de los mensajes resultó ser la imagen Cráneo 22 me sentí sorprendido. El mensaje traía una dirección de salida (que a todas luces había sido modificada, de forma que los mensajes de respuesta jamás llegaban a ningún sitio) correspondiente a un dominio holandés. El texto, escueto, escrito en un inglés improbable, decía "Please, consider a sample of the work of the Haitian artist Nupela Testament. Baimbai Gallery, Amsterdam. Skull #22". No existe tampoco dicha galería, como me he cansado de averiguar... El análisis automático de los archivos .jpg, destinado a hallar filigranas o watermarks se ha revelado inútil: nada ocultan las imágenes, salvo lo que enseñan. El primer mensaje me llegó a mediados de 1997, y desde entonces he recibido una veintena más, cada uno acompañado de una imagen, todos con idéntico texto, salvo la referencia a la obra adjunta. Otras personas están recibiendo similares envíos: Laurent Sauerwein, desde París y Amadeo Condé en Madrid, que yo sepa. Todos estamos en la red de Compuserve, por lo que es probable que los envíos provengan de alguien con acceso a sus ficheros (o tal vez todos provienen del último spider que rastreó el dominio Ourworld, que alberga las páginas de los tres). Tampoco importa tanto... Una vez desechadas las dudas respecto al origen, y la preocupación respecto a qué estamos presenciando (¿la idea promocional de un artista subterráneo, ansioso de sembrar el desconcierto antes de hacer un desembarco mediático, o una auténtica acción artística?), podemos centrarnos en las obras en sí. Ya se trate de objetos hallados o buscados, destaca en seguida la comunidad de materia prima: el metal, y la atención a las calidades que el tiempo y el abandono provocan en él: los florecimientos de la N, el óxido de la O, de la serie Letras... El cuidadoso cromatismo que emerge de obras como Cráneo, con su diversidad de materiales originales o ensamblados, comunica un cierto lirismo subterráneo al conjunto. |
|||||||||
Letras, 3, 17, 9, 15. 1997-8 N, O, C, Q |
||||||||||
Fantasma (1997) © José Antonio Millán, 1998 |
La puesta en escena es voluntariamente despojada: la
simple exposición de la serie de la Letras o de la Cara
(que alterna con leves variedades en el fondo y la iluminación), o el sencillo
enclavamiento del Cráneo en un tronco parecen reforzar la naturalidad
de las piezas. Pero nada más lejos de la realidad. Confieso que la primera vez que vi el Cráneo
me sobresaltó una idea: "Esta es la calavera de una oveja robot, lo que
queda cuando su revestimiento y sus demás piezas han desaparecido". Igualmente, la
asimilación de las piezas de metal (de tamaño desconocido, anque podemos adivinarlas
pequeñas) a letras, las induce un elemento altamente codificado que provoca que
reinterpretemos sus formas, sus orientaciones. En el caso de la Cara
estamos ante un trabajo a lo François y Jean Robert (véanse sus Faces,
Lars Müller Publishers, Baden, Suiza, 1996). Fantasma, por otra parte,
tiene un cierto toque Michaux, que
por cierto comparte también la Cara. No sé cuándo dejaré de recibir obras de Nupela Testament, para nunca más saber nada de ella, o cuando veré el anuncio de una exposición suya en alguna galería neoyorquina en la revista Art in America. O bien, un día me encontraré un mensaje rogándome que elimine todas las imágenes de sus obras de estas páginas, porque ya encontró lo que buscaba, y no me necesita más. Mientras tanto, y mientras crea en ella (releo mis últimas líneas y descubro, que, no sé por qué, he decidido considerarla mujer), seguiré dando noticias suyas. |