Ideas, argot, orígenes

José Antonio Millán

 

Rafael Méndez
Del concepto a la palabra. Diccionario temático
Temas de Hoy. Madrid, 1997
840 págs. 3.900 ptas

Rafael del Moral
Diccionario temático del español
Verbum. Madrid, 1998
570 págs. 2.000 ptas

Julia Sanmartín Sáez
Diccionario de argot
Madrid. Espasa Calpe, 1998
878 págs. 1.900 ptas
(edición electrónica en E-diccion@rios Espasa)

Julia Sanmartín Sáez
Lenguaje y cultura marginal. El argot de la delincuencia
Universitat de València. Valencia, 1998
272 páginas. 1.900 ptas

Alberto Buitrago, J. Agustín Torijano
Diccionario del origen de las palabras

Madrid. Espasa, 1998
508 páginas. 1.550 ptas
(edición electrónica en E-diccion@rios Espasa)

Organizar las palabras en un diccionario de forma que el lector pueda acceder a ellas por su sentido ofrece una especial dificultad. Nuestra tradición ofrece piezas excelentes, aunque siempre mejorables, como son el Diccionario ideológico de Julio Casares, o las partes de "Catálogo" del Diccionario de uso del español de Maria Moliner. Ambas obras tiene la ventaja de unir definiciones a listas más o menos amplias de sinónimos, cuasisinónimos e ideas afines. Cualquier usuario de una de estas obras (o de uno de los varios "diccionarios de sinónimos" que existen) se habrá visto expuesto a conjuntos más bien amorfos de datos, que normalmente son más útiles para recuperar el uso de palabras ya conocidas que para encontrar nuevas.

La tradición anglosajona tiene desde el año 1852 el Roget's Thesaurus (que se ha ido poniendo al día): un conjunto muy estructurado de equivalencias entre palabras, que parece estar en la raíz de dos de las obras que reseñamos aquí. El Diccionario temático de Méndez agrupa una treintena de campos heterogéneos, sin ninguna estructura general que los organice. Algunos son útiles y estructurados, como "Vestuario". Otros son peregrinos, como "Voces poco usuales". Las palabras que contienen están acompañadas de definiciones, normalmente tomadas del Diccionario académico. Pero además hay otras categorías enciclopédicas, como "Inventos y descubrimientos", e incluso, por algún lado, una lista de los animales que han ido al espacio…

Más ambicioso y coherente es el Diccionario temático de del Moral. No contiene definiciones, sino listas ordenadas en una estructura arbórea en tres niveles que comienza por diez categorías: Vida humana, Individuo (más bien psicología), Sociedad, Trabajo, Cultura… Un índice final permite acceder a los nombres de las categorías, a cualquier nivel del árbol que se encuentren. Con frecuencia, el esfuerzo ordenatorio introduce claridad, sobre todo en campos estructurados como el de "Cuerpo y golpes", que distingue: "golpes con la cabeza" (testarazo, y otros), "con la mano" (galleta), "con el pie" (puntapié), "en el cuerpo" (estacazo, varazo…), "con el cuerpo" (batacazo), "con otra parte del cuerpo" (rodillazo) y "paliza" (zumba, tunda…). Hay también zonas más desdibujadas ("Describir la abundancia"). Si uno acude a terrenos clásicos como los Toros, encontrará un buen repertorio de personajes, pases, colores del animal, etc., pero si acude a Informática, el resultado será más decepcionante. Zonas como "Convivencia y locuciones" sorprenden con protocolos conversacionales o elementos difíciles de encontrar en otras fuentes, por ejemplo: "Comparaciones ingeniosas" (del estilo de "más cara que un elefante con paperas"). Otro repertorio útil será el de insultos.

Se entiende por argot una forma de hablar específica de un grupo ("el argot de los canteros"), aunque normalmente se usa más para grupos marginales, delincuentes, juveniles… Por último, hay un argot común que utilizan quienes no se integran en ninguno de estos colectivos. Estas dos últimas categorías son las que recoge el excelente Diccionario de argot de Julia Sanmartín.

La gran aportación de esta obra, frente a otras existentes es que muchos de sus datos provienen del trabajo de campo realizado por la autora en prisiones y colectivos marginales. Es decir: no estamos (como es frecuente) ante una obra de acarreo de materiales preexistentes de valor desigual, muchos de ellos anticuados, sino ante un corte real del habla de nuestra sociedad. A propósito: quien esté interesado en el trabajo de encuesta y recolección de datos que está detrás de este diccionario, así como en aspectos lingüísticos y teóricos, debe leer, de la misma autora, El argot de la delincuencia.

En el Diccionario de argot encontramos palabras comunes del registro coloquial, como podrían ser "cegato" o "dominguero", junto a otras específicas de alguno de los siguientes colectivos: camioneros, delincuencia, droga, estudiantes, fútbol, homosexuales, juventud, marginalidad, prisión, soldados… Naturalmente, los límites entre ellos, así como entre el "argot común" y el simple uso de voces familiares, muchas veces están borrosos, pero esto no invalida en absoluto el esfuerzo ordenatorio de la obra.

A las definiciones acompañan con frecuencia intentos de explicación de los orígenes de ese determinado uso (a veces un tanto ingenuos), y en otras ocasiones se desarrolla un pequeño ensayo, como el del origen nacional de los nombres de los servicios de las prostitutas (en cubana). Siempre se acompañan de un ejemplo, y --cuando es pertinente--, de la explicación del procedimiento de formación (apócope, metáfora…). En este utilísimo diccionario se pueden encontrar también voces de caló (habla de los gitanos) o germanía (argot de los delincuentes antiguos), e incluso de lunfardo (habla de la marginalidad de Buenos Aires), pero siempre vigentes hoy en día.

Y por fin otra recomendación: la lectura (más que consulta) del Diccionario del origen de las palabras, de Buitrago y Torijano. Un tipo de obra frecuente en la bibliografía de otras lenguas cultas y que no abundaba entre nosotros: la etimología de casi un millar de palabras frecuentes y curiosas, narrada con amenidad pero sin faltar al rigor ni simplificar en exceso. Una delicia para conocer los objetos que están en el origen de muchas partes del cuerpo (del pene al peroné), los orígenes mitológicos del grifo, o la historia de la palabra guiri.

[Publicado en El País el 20 de febrero de 1999]

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