MisceláneaEn torno al insultoJosé Antonio Millán |
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Bibliografía
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Calas históricas: En la literatura de este periodo está presente frecuentemente lo que se conocía como motejar o apodar. Maxime Chevalier recoge en Quevedo y su tiempo. La agudeza verbal (Barcelona, Critica, 1992) el siguiente ejemplo: Auto del Rey Asuerocuando descompuso a Basti Truhán ¡Costalazo de carbón Bobo El plato, catalde ahí, El Bobo recibe una sarta de improperios que son curiosamente nombres de contenedores: pailón es aumentativo de paila, vasija grande de metal; la almofía es una jofaina, etc. Supongo que todas son alusiones a su capacidad de ingesta.
Otro autor coetáneo, Garcí Sánchez de Badajoz ("Farsa Theologal", en Farsas, Edición de Miguel Ángel Pérez Priego, Madrid, Cátedra, 1985), ofrece este insulto dirigido a un eclesiástico Dos ["os doy"] la fe, escaravajón (v. 236) Y otro, que dirige un soldado valentón a su mujer, una negra: ¡O, despecho del arnés, Esto de llamar perro al negro debía de ser muy frecuente. No me resisto a reproducir esta perla del DRAE, arrastrada sin cambios desde Autoridades hasta la edición del año 1992. Y que a su vez nos introduce en otra terrible dimensión la del insulto "disimulado".
Las nuevas tecnologías están cambiando las formas de relación entre las personas, pero lo que no podía sospecharse es que favorecieran a los malhablados e iracundos, que es lo que parece despenderse de un comportamiento cada vez más frecuente entre los adeptos a las redes electrónicas. Quien encuentra entre su correspondencia electrónica, o en alguno de los tablones de anuncios de las redes, algo con lo que no está en absoluto de acuerdo, redacta inmediatamente una respuesta ofensiva y la lanza con la intención de "fulminar" (flame) a su destinatario. Con el correo tradicional, el sujeto indignado debía escribir la carta, poner la dirección en el sobre, pegar el sello (si tenía uno a mano), y dirigirse al buzón más próximo. En el correo electrónico anotar una dirección exigirá sólo un par de pulsaciones, la transmisión es instantánea y no hay ni que salir de casa. Estas reflexiones son de William Safire, cuyas columnas aparecen en el International Herald Tribune, y siguen una buena tradición presente en casi toda la prensa de calidad: mantener secciones fijas sobre el lenguaje, no como policía de la expresión, sino como ventana atenta al mundo vivo de la lengua. En esta reciente entrega sobre el flaming, Safire recuerda que la redacción de cartas furibundas que jamás se envían es una forma incruenta de desahogo, pero con el correo electrónico se corre el riesgo de que la correspondencia caiga al nivel del intercambio verbal entre automovilistas. ¿Que se puede hacer? La propuesta de Safire es simple: un software que detecte términos malsonantes e impida el envío de la carta, dando un cauto mensaje: "¿Está seguro de que quiere decir eso?". Sugerencia francamente digna de apoyo: o bien el irritado corresponsal se arrepiente y retira el insulto, o bien buscará un sinónimo que el programa no pueda detectar, y así el universo electrónico se poblará de floridas perífrasis ("animal porcino", "descendiente de dama de vida airada"), para general enriquecimiento del idioma. [Lo publiqué en El País, sección "Don de lenguas" de Babelia, en 1994]
Duelo en el ciberespacio
Duelo: un ejemplo en comic
Aparecido en El Víbora, número 230 (1999), pág. 50
A Fiora Gandolfi se debe esta clasificación:
El Diccionario temático del español de Rafael del Moral (ver reseña.) contiene una buena relación de insultos, clasificados en cuatro grupos:
Los mil nombres del tonto En realidad son 150, o así. Los he espigado del Diccionario de la Real Academia usando la útil "búsqueda múltiple" de la edición en CD-ROM, pidiendo palabras en cuya definición entrara tonto, memo, torpe y otras lindezas. Puede que alguna se haya quedado en el tintero, pero todas estas son muy bonitas...
Bibliografía básica Se trata de títulos que he ido recopilando de distintas fuentes. Las
obras que no he consultado aparecen sin ninguna indicación complementaria.
Juan de Dios Luque, Antonio Pamies, Francisco José Manjón, Diccionario del insulto. Barcelona. Península. 2000. 488 páginas. Reseña Stephen Burgen, La lengua de tu madre. El libro de los tacos e improperios de Europa, traducción de P. Elías y C. Boune, Barcelona, Planeta, 1997, 244 págs. Reseña Juan de Dios Luque, Antonio Pamies y Francisco José Manjón, El arte del insulto. Estudio lexicográfico, Barcelona, Ediciones Península, 1997, 204 págs. Reseña Albert Om, El nom del porc. Els 533 millors insults y disbarats de 20 anys de democràcia, Barcelona, Edicions La Campana, 1997, 256 págs. Reseña Pancracio Celdrán, Inventario general de insultos, Madrid, Ediciones del Prado, 1995, 364 págs. Reseña Gregorio Doval, Florilegio de frases envenenadas. Una antología de la maledicencia, Madrid, Ediciones del Prado, 1996, 368 págs. Reseña Bouquet d'Injures et de Horions, textes recueillis par Jean-Pierre Arthur Bernard et Olivier Gadett, Cent Pages, 1990 Robert Eouard, Dictionnaire des injures, Tchou Editeur, 1977 Kloe, D.R., Dictionary of Exclamations Spa-Eng/Eng-Spa, 1976; pap.; 85 pp., ISBN 0897291131Henry N. Bershas, Puns on proper names in Spanish, Detroit, Wayne State University, 1961 Sobre gramática del insulto (gentileza de Avel.lina Suñer): ALINEI, Mario (1971): "Il tipo sintagmatico quel matto di Giorgio", en Medici-Simone eds. Atti del convegno internazionale di studi (Roma, 29-30 novembre 1969). Roma, Bulzoni.
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© José Antonio Millán, 1999 Se permite la cita parcial, citando procedencia y URL Última versión, octubre de 1999 |
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