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Cartel 1

El arma cargada

José Antonio Millán

 

número: 15
tamaño: desconocido
medio: cartel manuscrito
ejemplares Cartel 1 Cartel 2
transcripciones completas
lugar: desconocido
fecha: recibido en octubre del 2003
comentario: No sé quién hizo estas fotos, pero se lo agradezco mucho.
Si el autor las ve aquí, que me lo diga. Me encantaría pedirle permiso para usarlas, y de paso preguntarle dónde y cuándo las obtuvo.

Gracias por el envío a Virginia Hernani
y a Fede Montagud, los primeros, y luego a muchos otros.

Me asomo ahora a un documento recibido por correo, de cuya situación y orígenes nada sé. No suelo tratar testimonios que no haya recogido yo mismo, salvo que me los haya capturado un amigo (Vida vecinal) o al menos provengan de una fuente fiable (Ramillete inglés). Sin embargo, cuando una desconocida lectora me envió el par de imágenes que adornan esta página ("he recibido estas fotos, que quizá lleven tiempo circulando por internet"), indicando que podrían servir "para alguna de sus secciones", no pude evitar proponerme hacer algo. En un principio me parecieron propias de la sección hermana Museo de la injuria, pero pronto vi que merecían un tratamiento más detallado. Tras una breve vacilación, están en ambos sitios: ¡para eso sirve el hipertexto!

Nada sabemos de cuándo o dónde se hicieron estos mensajes (aunque la lingüística forense podrá acudir en nuestra ayuda). La primera sospecha de que se tratara de una falsificación, de una broma, fue desechada rápidamente: basta echarles un ojo... ¡Intente el culto lector pergeñar algo remotamente parecido, sin que se note la trampa!

Los documentos fotografiados pertenecen a la familia de los carteles públicos, género de los autógrafos, especie de los amenazadores, de los que tenemos algún otro en nuestra colección. A primera vista, nos encontramos ya en un espacio distinto al habitual: acostumbrados al contacto con textos que cumplen requisitos no sólo léxicos y gramaticales, sino también ortográficos, gráficos y grafémicos, estos crudos carteles nos acercan a un estadio primigenio: nada se ha respetado. La oralidad (y, podríamos añadir, la oralidad exacerbada de la violencia ¿legítima?) se ha colado en el texto y lo ha conformado.

Primero en la sintaxis: el orden esperado sería "Me cago en la puta madre de la maricona que salte esta valla", pero el anónimo autor ha optado, muy razonablemente, por exponer en primer lugar las condiciones de su enunciado: "EL que SALTE ESTA BALLA". Fijémonos en el subjuntivo, que abre aquí el terreno de lo posible, y en el inicio EL, que no es un masculino como término no marcado (que podría aludir también a una mujer), sino una predeterminación del sexo del potencial transgresor, como revela el posterior MARICONA. El cartel 2 prosigue con una cláusula compuesta por una segunda condición más una amenaza: "Y LLO LopiLLE EN dENTRO SEBA AREPENTIR dE ABERNACIO" (esta inserción obligará luego a repetir la condición primera).

Viene luego la parte propiamente atributiva: 1 y 2 coinciden en "Yjo dE PUTA" y "MARICONA", mientras que 1 añade dos toques de escatología y violencia: "ME CAgo EN Su puTA MAdRE" y "NE CAgo EN SUS MUERTOS PISOTEAOS". (A propósito, y a la vista del otro ejemplo, también de procedencia desconocida, madre y difuntos parecen ser constantes en este género...)

Veamos por un momento las respectivas estructuras emparejadas (normalizo sintaxis y ortografía):

1 2
   
El que salte esta valla El que salte esta valla
   
  y yo lo pille dentro
  se va a arrepentir de haber nacido
 

 

me cago en su puta madre hijo de puta
  el que salte esta valla
y es una maricona y maricona
y me cago en sus muertos pisoteados  

Clave: condición, amenaza, insulto


Fijémonos en que los insultos se propinan sin más condición que la violación de los límites, mientras que la amenaza "SEBA AREPENTIR dE ABERNACIO" exige una segunda condición: la inmediación física entre autor y lector. ¡Esta es la magia y la grandeza del insulto, que aliado con el subjuntivo es un arma cargada que ataca sólo a blancos predeterminados y puede funcionar en la distancia, física y temporal...!

Pensemos por un momento en el paseante sin preocupaciones que se aparta de sus recorridos habituales, y al que una senda conduce a los aledaños de una instalación industrial, agrícola o pecuaria. Con la mirada limpia y abierta de tales circunstancias repara primero en uno y luego en otro cartel. ¿Se sentirá aludido por el rotundo MARICONA? ¿Pensará que se ha ofendido a su madre? Claramente: no. Estamos en las antípodas de la universal y redundante inscripción "Tonto el que lo lea", que agrede por igual a cualquier lector...

Sin embargo, el merodeador, amigo de lo ajeno, que acceda a idéntico lugar, y estime con ojo profesional los posibles contenidos del recinto, las dificultades de salvar el perímetro, y tope con los carteles, ¿qué pensará? Lo primero de todo, que en el momento en que salte se hará acreedor a los improperios, que le afectan a él y a sus antecesores: eso, sólo por entrar. Lo segundo, que si además el desconocido autor le pilla dentro, lo pasará mal: vamos, tan mal como para arrepentirse de haber nacido. ¡Arrepentirse de haber nacido! Que lo relativamente acuñado de la frase no nos distraiga de su horrible contenido: si te pillan desearás haberte quedado en el útero...

Vemos como de esta manera las cargas verbales del inculto autor van atacando adentro y hacia detrás: eres un anti-hombre (MARICONA, y obsérvese la gradación-inversión MARICA-MARICÓN- MARICONA), que desearás no haber pasado de feto, cubro de heces a la promiscua de tu madre y a la larga estirpe de tus antepasados ("NE CAgo EN SUS MUERTOS"), a los que además pisoteo.

Quizás no se pueda decir más...

Hay que señalar que estos textos cargados de veneno se alían a un trazado amenazador, por lo inculto y apresurado. (Sé que soy injusto con los iletrados, como si las mayores atrocidades de nuestra época no hubieran venido de universitarios, estadistas y militares, aunque reconozco que la posibilidad de que te coja un tío y te raje la tripa inmediatamente tendemos a atribuirla más al no cultivado...) Pero además concurren otros elementos, la alambrada que presuntamente rodea el perímetro, visible en 1, la calavera que sin palabras anuncia "Peligro de muerte"... Insultos, amenazas, impedimentos físicos y la imagen de la muerte, todo contribuye a quitar las ganas.

Y el merodeador va, y no entra.

Más cosas: por ejemplo, la escritura. Pasemos por alto lo torpe de los trazos, la alternancia de mayúsculas y minúsculas o la ausencia total de puntuación, cosas todas que reflejan la falta de educación formal, y que hemos visto muchas veces, para centrarnos en otro fenómeno. Señalan los lingüistas al abordar el concepto de palabra, que éste no es siempre claro (del o cuéntamelo, ¿son una o más palabras?), y aportan como prueba las curiosas uniones y separaciones en la escritura que practican los iletrados. Aquí tenemos varios bellos ejemplos, pero el mejor es sin duda la frase "SEBA AREPENTIR dE ABERNACIO", es decir (marco con ángulos las uniones): <se va> <a arrepentir> de <haber nacido>. El genio de la lengua (que, no lo olvidemos, es tan suya como nuestra) ha empujado al iletrado autor a decisiones muy justificadas: ¿por qué se escribe junto el arcaico "vase", y no se va a poder escribir junto "se va". ¿Acaso "haber nacido" no son dos morfemas verbales que constituyen una unidad gramatical, igual que en "nacer -é"  ¡ahora escrito todo junto! reconocemos el antiguo "nacer he"?

Ambos carteles reflejan una identidad de designio y propósito, pero creemos que el más apresurado en su confección ha sido el 2: el pentimento con tachadura en la primera línea; la inserción de la amenaza en la segunda/cuarta, que fuerza a repetir la condición inicial; la vacilación de la tercera ("LopiLLE EN dENTRO"), así parecen indicarlo. El cartel 1 fluye más tranquilamente, en lo gráfémico, en lo sintáctico (con la mansa repetición de copulativas Y ES UNA MARICONA y NE CAgo), en la puesta en página centrada y bien distribuida, y hasta en el detalle icónico de la calavera. Uno atribuiría al cartel 2 el haber sido el primero en ser ejecutado, con rabia y violencia, seguido luego por el 1, mejorado con las enseñanzas de la práctica. Pero vaya usted a saber...

Habíamos prometido algún ejercicio de lingüística forense. Hagámoslo, para concluir. Nada sabemos de la tierra de origen de estos textos, y los informantes que me transmitieron los documentos los habían recibido en el País Vasco y en México, pero como se sabe "en Internet no hay fronteras". Sí que podemos hacer un intento de localización. La ausencia total de americanismos léxicos se alía a la confusión y/ll (visible en LLO) y a una muy hispano-mesetaria elisión de la d intervocálica en los participios: PISOTEAOS, ABERNACIO, para señalar como origen España. La ausencia de rasgos lingüísticos catalanes, aragoneses o galaicos apunta por eliminación a la zona castellano/manchega andaluzo/extremeña, y a este origen meridional señala también la forma específica de los insultos "MARICONA", "NE CAgo EN SUS MUERTOS PISOTEAOS".

Hasta aquí lo que da mi ciencia: probablemente del estudio de la vegetación visible un botánico sacaría consecuencias complementarias, que a buen seguro no anularían mis conclusiones. Pero si me escribe el autor de las fotografías con detalles sobre la localidad peruana donde fueron obtenidas, las revisaré inmediatamente.

 

Transcripciones pseudopaleográficas

1
EL que SALTE ESTA / BALLA ME CAgo EN / Su puTA MAdRE Y ES / UNA MARICONA y / NE CAgo EN SUS MUERTOS / PISOTEAOS

2
EL que X SALTE / ESTAVALLA Y LLO- / LopiLLE EN dENTRO SEBA / AREPENTIR dE ABERNACIO / Yjo dE PUTA EL que / SALTE ESTA BALLA / Y MARICONA

 

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Cartel 2

 

 

Esta sección inédita es exclusiva de la web

Creado el 6 de noviembre del 2003

 

Sobre insultos puede verse mi artículo El insulto y el genio de las lenguas

Y sobre las amenazas gráficas la sección ¡Contra! de Rutas por la iconosfera

 

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