Perdón imposible |
|
|
Notas,
referencias
y fuentes de los textos
capítulos 10, 11, 12, 13 y 14
|
Clave
de enlaces:
internos a este sitio
externos |
Pág. |
|
Notas y referencias
Fuentes de los textos
A menos que se indique otra cosa, las direcciones web se han visitado en diciembre del
2004. |
|
|
|
|
|
|
83 |
|
10. (¡Qué bien/mal
puntuaba Cervantes!)
«En un lugar»
Cervantes
(1998), Parte I, cap. I.
Figs. 3 y 4
Hay una edición en línea donde se pueden
consultar estas páginas: "Proyecto Cervantes 2001", Center
for the Study of Digital Libraries, Texas A&M University: facsímil de Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo
don Quijote de la Mancha (1605), Biblioteca Nacional (Madrid) Cerv./118 MA05BN1.
|
|
|
|
|
|
|
85 |
|
«como Quevedo»
Véase Rey (1990).
|
|
|
|
|
|
86 |
|
|
|
|
|
|
|
87 |
|
«dividió en párrafos»
Rico (1998),
apartado 8: "Puntuación, división en párrafos, tipografía", pág. 699.
«escuchador de libros»
Como dice Chartier
(2000), «[...] es necesario recordar que son numerosos los textos antiguos que no suponen
como destinatario a un lector solitario y silencioso. Escritos para ser recitados o
leídos en voz alta y compartidos con un auditorio, investidos de una función ritual,
proyectados como máquinas generadoras de efectos, obedecen a las leyes propias de la performance
o de la ejecución oral y comunitaria», pág. 244.
«qué se puede hacer»
«La materia más delicada con que debe enfrentarse
un editor del Quijote tal vez sea la puntuación», Rico (1998), apartado 8: "Puntuación, división
en párrafos, tipografía", pág. 692.
|
|
|
|
|
|
88 |
|
|
|
|
|
|
|
89 |
|
11. La duda
«How old»
Charles Dickens, Pickwick Papers, cap. 2.
«Quel homme»
Georges Perec, Un homme qui dort, Paris,
Denoël, 1967, pág. 32.
«Rey. Quien»
Historia de la vida,
hechos y astucias sutilísimas del rústico Bertoldo, Barcelona, Francisco Suria y
Bargada, segunda mitad del S XVIII, pág. 4. Edición facsímil <por línea> en Unos tipos duros.
|
|
|
|
|
|
|
90 |
|
«¿Cómo saben»
Y por supuesto, antes de que hubiera ni siquiera el
signo de cierre de interrogación, ¿cómo se distinguía una frase interrogativa? En el
caso del latín señala Parkes (1993), pág. 11, que se
reconocían también por las partículas: las interrogativas estarían precedidas por quis
o ubi.
«El niño va»
Motivos biográficos que no vienen al caso me han hecho
inventarme este ejemplo.
|
«La dificultad»
Academia
(1754), apud Sebastián Mediavilla
(2000), pág. 320.
|
|
|
|
|
|
91 |
|
«interrogaciones retóricas»
Venegas (1531), apud
Sebastián Mediavilla (2002), pág. 9. Texto
modernizado.
«en Inglaterra se propuso»
Parkes (1993),
pag. 53 fecha su aparición en la década de 1580: se trata del percontativus,
puesto que señala la percontatio o interrogación retórica.
«el trazo curvo»
Tillotson
(2004), "Punctuation (2)".
«abreviatura de la letra q»
Husband y Husband
(1905), citado en Waller, cap. 3.
|
|
|
|
|
|
92 |
|
«Este signo»
Montoy Escuer
(1910), pág. 23.
«universo digital»
Véase Millán
(2001), caps. 2 y 3.
|
|
|
|
|
|
93 |
|
«¿Quiere decir Tomás»
Informaciones, 19 de marzo de 1956,
recogido en de Miguel, Pedro (ed.) (2004), Articulismo español
contemporáneo. Una antología, Madrid, Mare Nostrum., pág. 154.
«El anonadamiento»
Rafael Sánchez Ferlosio, La hija de la guerra y la
madre de la patria, Barcelona, Destino, 2002, pág. 106.
|
|
|
|
|
|
|
94 |
|
«Digo yo»
Eduardo Mendoza, El laberinto de las aceitunas,
Barcelona, Seix Barral, 1996, pág. 132.
«Se moría»
Mario Vargas Llosa, La Fiesta del Chivo,
Madrid Alfaguara, 2000, pág. 204.
«Esto es ideal»
Manual de un programa.
«Si me voy antes» |
|
|
|
|
|
|
95 |
|
«¿Dónde has puesto»
«El pañuelo verde»
Son mías.
|
|
|
|
|
|
|
96 |
|
«El resultado»
Se trata de lo que Yus
(2001), pág., 143, llama «(orto)grafía prosódica», y que en el contexto del chat es
una «compensación de la ausencia de canal auditivo». Aquí podemos pensar que se trata
de una extensión de usos del chat a otros géneros, o bien que es una elaboración
independiente, fruto de la informalidad (y libertad) del medio.
|
|
|
|
|
|
97 |
|
12. El pasmo
«El signo de admiración»
Hay un antiguo juego de palabras que hace uso de los
nombres de los signos de puntuación (Carbonero y Sol,
1890, pág. 447):
Dama que no tiene .
y lo que es el .
ignora,
no es ¡! que peque
faltándola de qué , .
Lo que se lee:
Dama que no tiene punto
y lo que es el punto ignora,
no es admiración que peque
faltándola de qué coma.
La solución debe contar con el sentido que tuvo
durante largo tiempo la palabra punto; como dice Autoridades: «PUNTO vale también lo
mismo que Pundonor: y se suele añadir la expresión diciendo: Punto de honra».
«es una línea derecha»
Correas (1630),
pág. 92.
|
|
|
|
|
|
98 |
|
«¡Ay, que viene»
Ejemplo de la Gramática de la Academia (1771), pág. 227, tratando de la
interjección: «quando decimos: ay que viene mi padre! la interjeccion ay,
puede ser de alegria, y puede ser de pesar; y quando decimos: ay que pena! ay que gozo!
la misma interjeccion adquiere diferente valor y sentido por las palabras con que se
junta». Esto mismo puede aplicarse al signo de admiración al que acompaña...
«la palabra latina io»
Husband y Husband
(1905), citado en Waller, cap. 3.
«el signo actual»
Blecua (1984),
págs. 122 y 125.
«Querer, quiero»
Emilia Pardo Bazán, La Tribuna, Marid, Cátedra,
1995, en CORDE
«Flora Miguel»
Gabriel García Márquez, Gabriel, Crónica de una
muerte anunciada, en CREA
|
|
|
|
|
|
|
99 |
|
«¡¡Sinvergüenza!!»
Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama, Barcelona,
Destino, 1975, pág. 262
«anda, por favor»
Miguel Delibes, Cinco horas con Mario, Barcelona,
Destino, 1981, pag. 283
|
«los signos de admiración»
Adorno (2003),
pág. 106
|
|
|
|
|
|
100 |
|
«¡¡siete!!»
La repetición de las admiraciones y su
uso sólo en el cierre es un recurso utilizado también en las pintadas: «NUCLEARS
A LA MONCLOA!!!», Pérez Villagrasa y
Palanca Mulet (1997), pág. 277.
|
|
|
|
|
|
101 |
|
«se alejan del tono neutro»
En 1572 pedía Ronsard a sus lectores «que, cuando
veas esta marca !, eleves un poco la voz para dar gracia a lo que tú leerás» (Chartier, 2000).
«sirve para notar»
Academia
(1771), pág. 339.
«elevación en el volumen»
Véase Poyatos
(1994), apartado 5.8. En el apartado 5.10 está su propuesta de un signo para el susurro.
«¡Oiga amigo»
José María Arguedas, El zorro de arriba y el zorro
de abajo, edición de Eve-Marie Fell, Colección Archivos (Madrid), 1990 (según CORDE).
«¡Qué ocurrencia»
Enrique Jardiel Poncela, Amor se escribe sin hache. Novela
casi cosmopolita, edición de Roberto Pérez, Cátedra (Madrid), 1996 (según CORDE). (Los signos +...+ se han añadido).
«Yo nací»
Rafael Alberti, La arboleda perdida, Seix
Barral, 1975, pág. 234.
|
|
|
|
|
|
|
102 |
|
«Ellos no son»
La Vanguardia, Magazine, 1 agosto 2004.
|
«Esa situación»
San José Lera
(2004), pág. 675.
«Adviértase»
Herrero (1931),
pág. 220.
|
|
|
|
|
|
103 |
|
«Daniel pegó»
Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama,
Barcelona, Destino, 1975, pág. 262
«Pero... ¿¡de veras te vas»
«¿¡Quién ha dejado»)
Son mías.
|
«Martin Speckter»
En The Free
Dictionary, s.v. «interrobang». Por cierto: el anónimo autor de la entrada
afirma que la apertura de interrobang para el español (el decir, el signo girado 180
grados) se llamaría gnaborretni (!).
«uno de los subconjuntos»
Se encuentra en los llamados Wingdings
(accesibles en Word a través de Insertar / Símbolo). El interrobang está en la cuarta
línea, a la derecha del todo.
|
|
|
|
|
El signo sajón para las comillas
(de la deliciosa The Punctuation Song)
|
105 |
|
13. Entre
comillas
«tienen una forma distinta»
A estas alturas ya podemos recapitular que
gráficamente hay tres tipos de signos dobles. Las comillas latinas de apertura (como
ocurre tambien con el paréntesis) son la imagen especular de las de cierre, las
inglesas de apertura resultan de girar 180 grados las otras (como ocurre con la
interrogación), y por último las rayas de apertura y cierre son idénticas.
|
|
|
|
|
|
107 |
|
«Entre ellos»
Reseña de España hoy de Ignacio Fernández
de Castro, en Boletin de Información Bibliográfica nº 22-23, octubre-noviembre
de 1964, págs. 9-17. Por suerte, podemos acceder a una versión en línea en el ejemplar
sitio web de Ruedo Ibérico.
«Es muy importante»
José Ramón Luis-Yagüe Sánchez y Juan Carlos Saceda de
Marcos, Los enjambres. Captura, control y manejo. Barcelona, Montagud Editores,
2001, pág. 128.
«uno»
Cabrera Infante
(2002), págs. 101-2
|
|
|
|
|
|
|
108 |
|
«[los nudistas]»
Severo Sarduy, Pájaros de la playa,
Tusquets, 1993, pág. 13
«Bajaron lentamente»
Ernesto Sabato, El túnel, Barcelona, Seix
Barral, 1980, pág. 24.
|
|
|
|
|
«semejante uso fue normal»
Véase un ejemplo aquí
al lado.
|
|
|
|
|
|
109 |
|
«No podríamos»
Redes. Diccionario combinatorio del español
contemporáneo, dirigido por Ignacio Bosque, Madrid, Ediciones SM, 2004, pág. cxiv
«MARMOLES» «CROQUETAS» |
|
|
|
|
|
|
110 |
|
|
|
|
|
|
|
111 |
|
«[Mario] Conde»
Declaraciones de la Directora de Instituciones
Penitenciarias en El País, 20 de agosto del 2004, pag. 17.
|
|
|
|
|
|
|
113 |
|
14. Las palabras del
otro
|
|
|
|
|
|
114 |
|
«Buena parte»
Enrique Vila-Matas, Una casa para siempre, Anagrama, 1988, pág. 49.
|
«en Roma»
Parkes (1993),
pág. 11
«Las citas de la Biblia»
Hamel (2001),
págs. 103-6
|
|
|
|
|
|
115 |
|
«copistas irlandeses»
Parkes
(1998), pág. 147
«En el siglo XVII»
Santiago
(1998), pág. 265. «Alguna de las funciones»: es la funcion metalingüística, aunque
con dudas.
«se repiten al principio»
El siguiente es un
ejemplo de Amador de Vera y Santa-Clara (seudónimo de Tomás de Iriarte), Los
literatos en Cuaresma, Madrid, La Gazeta, s. a. [1773], pág. 4. (Lo tomo de mi
ejemplar; hay edición facsímil <por línea> en Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes)
En este caso podemos ver la vacilación del
tratamiento de las comillas aplicadas al diálogo: en la línea 2 una intervención se
recoge de cursiva «Bien pensado!»; en la línea 7 se abren abajo (,,) para un
diálogo, cuyo inciso va separado por coma: «dixo un Individuo». Otras comillas bajas (y
un espacio mayor) sirven para cerrar esta intervención y abrir otra «Vamos despacio».
Todas estas líneas de diálogo hasta el final llevan en el margen izquierdo las comillas
de continuación. El último diálogo se cierra con comillas altas.
«modernamente se ha abandonado»
Podemos fechar aproximadamente la desaparición del
uso de comillas al principio de cada línea a través de este testimonio: «Las comillas,
que se ponían há poco al principio de cada línea de lo que se transcribía de otro
libro o escrito, sólo se emplean ahora al principio de lo que se transcribe, y si hubiese
apartados, al principio de cada uno y al final del último», Montoy y Escuer (1910), pág. 25.
|
|
|
|
|
|
116 |
|
«Vamos a tratar»
Ramón Menéndez Pidal, El idioma español en sus
primeros tiempos, Madrid, Espasa Calpe, 1973, pág. 17
|
|
|
|
|
|
|
117 |
|
«Describiré brevemente»
«Como quiera»
Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama, Barcelona, Destino, 1975, págs. 7 y 6.
«Se despidió diciendo»
El ejemplo es mío.
|
|
Creación,10 de febrero del
2005
Última versión: 20 de febrero del 2005 |
|
|
|