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Tablas pintadas, bitios cautivos

Creación y propiedad en la era de Internet

José Antonio Millán

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Este artículo es la versión escrita, corregida, aumentada
y enriquecida de la intervención que grabé
para el encuentro La creación del mundo
(cuya imagen preside esta página),
organizado por el Instituto Ibercrea,
y difundida el 18 de noviembre del 2011

Puede comentar este artículo en el
blog de Libros & Bitios.

Mis enlaces salvados en Delicious
sobre copyright y "piratería"

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Ya que estamos en un acto sobre creación, empezaré presentándome en esa vertiente, Soy autor de una treintena de libros, de cientos de artículos y de miles de páginas web. Y como editor he ayudado a nacer muchas otras obras.

Tambien añadiré que soy miembro de la SGAE [1], porque mi agente me dijo que si no, no vería un duro de la parte teatral de mi creación.

 

Bien: esta mesa es sobre la Ley de propiedad intelectual. Yo no soy abogado. Pero soy un ciudadano que además está inserto como autor y editor en el circuito de producción y difusión de la cultura.

Como filólogo, además, tengo una visión que podríamos llamar panorámica de estos temas. De modo que empezaré haciendo un poco de arqueología de la propiedad intelectual. En sus orígenes encontramos el tema de la tábula picta, que se plantea en el derecho romano y sigue debatiéndose en el derecho medieval. Sobre él escribió un excelente libro la profesora Marta Madero: Tabula Picta: La peinture et l'écriture dans le droit médiéval [2]. La cuestión se puede enunciar así: si uno presta una tabla a otro, y éste pinta una escena sobre ella, ¿a quién pertenece la tabla?, ¿al dueño del soporte o al que la ha enriquecido con la pintura? O si se presta  un pergamino, y el receptor escribe un poema en él, ¿de quién es el resultado?, ¿del escritor o del dueño del pergamino? La respuesta es larga y compleja, como no podía menos tratándose de tema tan delicado, y para responder se tienen en cuenta factores como el precio relativo de cada uno de los materiales, el grado en que soporte y obras se fusionan o no, etcétera... Vale la pena leer el libro, en cualquier caso.

La propiedad es una construcción social. En materia de obras intelectuales, la propiedad (y las leyes o usos que la sancionan) depende forzosamente de los medios técnicos y materiales con los que se produce su creación y transmisión. Por supuesto, en esa lejana época no se podía concebir que existiera la obra independientemente de su soporte, ni había medios técnicos para hacer una copia exacta de la tabla pintada o del pergamino escrito. Si hubiera sido así, ya llevaríamos adelantados siglos de debates sobre un tema que ahora aún no tenemos del todo resuelto.

La propiedad es siempre, en definitiva, una forma de controlar el uso y, fundamentalmente, de restringirlo. Voy a abordar la cuestión en el terreno del libro, que es el que me es más familiar. En la época de los manuscritos, la clave era la posesión del original, porque aunque podían sacarse copias, las copias de copias se degradaban progresivamente. Con la imprenta aparece el control de los que pueden hacer copias: los impresores; de los que pueden moverlas (de ahí los aranceles o vetos en las fronteras), de los que pueden venderlas, los libreros, y por supuesto el control del autor a través de la licencia que otorga al impresor.

 

 

Cada medio material de reproducción y difusión tiene sus riesgos. Por ejemplo: si quieres vender libros, tienes que exponerlos al público. En 1637, en el anónimo "Prólogo de un desapasionado" a las Novelas amorosas y ejemplares [3] de María de Zayas, leemos:

Hay lectores de gorra, como comilitones de mesa, que se van a las librerías. y por no gastar una miseria que vale el precio de un libro, le engullen a toda prisa con los ojos, echándose en los tableros de sus tiendas [...]. Allí puestos no les ofende el enfadado semblante del librero en verle allí embarazar, ni los rebufos de sus oficiales. Por todo pasa a trueque de leer de estafa y estudiar de mogollón por no gastar.

Y en un Calendario y almanaque filosófico, moral, popular, instructivo y religioso, para el año de 1845, para toda España e islas adyacentes [4], vemos que el autor:

ruega que no se preste el calendario porque es poca delicadeza pedir prestada una cosa de tan corto precio.

Porque si los libros son materiales, surge el préstamo, o la venta en segunda mano (dos cosas que, por cierto, hay legislaciones que intentan limitar [5]), y si se exponen en librerías para venderlos aparece el "lector de gorra" (salvo que los libros estén retractilados sobre las mesas, cosa que también se ve, con los consiguientes problemas). Pues bien: si hay libros (u otro tipo de obras) digitales, lo que surge es la difusión incontrolada.

Hoy, un libro puede enviarse, leerse en cualquier lugar, copiarse sin coste, comentarse entre personas que no comparten el mismo espacio... ¿Y queremos que todo siga como cuando había que llevar ejemplares a lomos de caballerías? No parece lógico...

 

 

La situación es extraña: mis proveedores de ADSL han multiplicado por 10 su capacidad de bajada, sin yo pedirlo. Y gratis. Y por otro lado arrecian las amenazas contra quienes hagan uso ilegal de esta capacidad.

Como recordaba Cory Doctorow:

Este mundo en el que declaramos fuera de la ley a criminales del copyright es como los victorianos, que pretendían que ninguno de ellos se masturbaba

Lo sepamos o no, todos consumimos material protegido con copyright, empezando por cualquier persona que se pasee por YouTube. Supongo que nadie pretenderá que vayamos todos a la cárcel...

Pero es posible que el aspecto del consumo no sea, al cabo, el más importante. Hay que hablar tambien de las implicaciones para el proceso de creación. Una de las características del nuevo terreno digital es la facilidad de reaprovechamiento de obras para una nueva creación, y la facilidad también para divulgarlas. De hecho la capacidad de innovación que el soporte digital permite estriba sobre todo en el crecimiento exponencial de la posibilidad de reaprovechar la información.

He trabajado con adolescentes que han desarrollado excelentes trabajos de investigación en la Web sobre materias de su programa lectivo, y con ellos han creado videos, blogs, webs... Ni uno de ellos se podría difundir, de acuerdo con la legalidad vigente.

Y al tiempo hay muchas transgresiones formales en materia de propiedad intelectual que apoyaría, y vienen motivadas, entre otros factores porque:

  • existen obras agotadas, directamente inencontrables, que están accesibles en versión digital no autorizada
  • existen muchas obras en el mercado sin versión digital legal

Estas son dos de las principales motivaciones que aparecen cuando se pregunta a la gente por qué sube sin autorización libros para descarga.

Mi trabajo de campo con préstamo de lectores de ebook en bibliotecas ha puesto de manifiesto que la gente prueba primero a ver si hay disponibles legalmente los libros que quiere leer, y luego se lanzan a buscarlos por otros medios...

Pero aquellos que hayan acudido a la vía legal para conseguir libros y otros productos, y hayan tenido la suerte de encontrarlos, y de encontrarlos a un precio razonable, se toparán muchas veces con una curiosa paradoja: la tecnología digital, la misma que permitiría el acceso íntimo y profundo a cualquier obra, se usa más bien para poner límites a su uso y a su difusión. Y así tenemos DVDs que sólo se pueden usar en un lugar, libros que se pueden leer sólo en un dispositivo, obras de consulta cuya versión digital limita las capacidades de búsqueda, libros que no se pueden prestar... Hemos sustituido las servidumbres de la tabla pintada por cortapisas artificiales que confinan los bitios a un cautiverio digital.

No puedo estar a favor de la descarga incontrolada de libros o películas, porque ataca una industria que ha conseguido cosas notables, y no vamos a tirar, como dicen los ingleses, al niño con el agua de la bañera. Pero esta industria está poniendo tal número de trabas al consumo y disfrute, que están consiguiendo que los consumidores frustrados se vuelquen hacia obras ilegales, libres de tantas limitaciones.

Sí, veo una proliferación de webs que fomentan la descarga de obras con copyright. ¿Habría que controlarlas?: no a cualquier precio. Luego precisaré qué quiero decir.

 

Las leyes, está claro, las hacen personas, personas con intereses, que apoyan a veces intereses de grupos. Hay muchísimas leyes (municipales, provinciales, autonómicas, estatales: en los boletines oficiales se publican más de un millón de páginas al año), y muchas no se cumplen. Nunca. A muchos nos extraña que en materia de propiedad intelectual se persiga un rigor como no vemos en temas clave como la vivienda. La cuestión, como decía Humpty Dumpty, es quién manda...

Si las medidas para atajar la difusión no legal de las obras van en contra de la libertad y de la independencia de la Red, en contra de la libertad creativa y de la innovación social, van a encontrar una dura resistencia por parte de sectores sensatos de la sociedad. Es como si, para reducir los crímenes, implantáramos el toque de queda y la identificación forzosa de los viandantes: sin duda se conseguiría, pero ¿a costa de qué?

 

Siento no poder asistir al debate que seguirá a esta intervención. De todas formas hoy abundan los espacios donde se pueden discutir públicamente estas y otras cuestiones: en la Red.

 

 

    [1] Explico la alusión: Ibercrea, la institución que me invitó a dar esta charla, es un instituto creado por las siguientes asociaciones: Asociación de gestión de derechos intelectuales (Agedi); Artistas intérpretes o ejecutantes, sociedad de gestión de España (Aie); Centro español de derechos reprográficos (Cedro); y Sociedad General de Autores y Editores (Sgae).

[2] París, Éditions de l´École des Hautes Études en Sciences Sociales, 2004. Y ésta es la traducción inglesa, cuya cubierta se ha reproducido arriba.

[3] Enlace a la edición íntegra en PDF: Novelas amorosas y ejemplares. La cubierta reproducida arriba procede del Foro Complutense.

[4] Citado en Francisco Mendoza Díaz Maroto, "Los almanaques, calendarios y pronósticos", Hibris, 63-4, mayo-agosto 2011, págs. 12-13.

[5] En libros norteamericanos es frecuente leer esta advertencia (los subrayados son nuestros):

This book is sold subject to the condition that it shall not, by way of trade or otherwise, be lent, resold, hired out, or otherwise circulated without the publisher’s prior consent in any form of binding or cover other than that in which it is published and without a similar condition including this condition being imposed on the subsequent publisher.

(Según "Prelim pages" en Writers Services).


Publicación en esta web, 10 de diciembre del 2011

 

 

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