Alrededor del sandwich

09 octubre 2006 9:09

En mi libro El candidato melancólico, en el capítulo dedicado a los nombres de persona que se convierten en nombres comunes, hablo de la creación del genial conde de Sandwich. Sobre la (nada evidente) definición de sandwich, los riesgos de la lexicografía ombliguista y la variedad de grafías tiene unas páginas deliciosas Alberto Gómez Font en su libro Donde dice… debiera decir. Manías lingüísticas de un barman corrector de estilo, Gijón, TREA, 2006. De modo que le he pedido permiso para reproducirlas:

Los buenos diccionarios de español deben tener (algunos afirman tenerla) una clara vocación internacional, trasatlántica, puesto que nuestra lengua se habla a ambos lados del océano y en ambos hemisferios. Es la lengua oficial de 19 países y la de un estado asociado de los Estados Unidos al que todos consideramos como un país más: Puerto Rico. Son, pues 20 los países en los que el español es la lengua principal de comunicación, y en los diccionarios de esa lengua deberían tenerse en cuenta los distintos usos que tiene en cada lugar. Y a esos 20 países hay que añadir otro, los Estados Unidos de América, donde hay más de 40 millones de personas que usan el español como primera lengua.

Hay casos en los que encontramos esa vocación trasnacional, y el paradigmático es el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), redactado y editado por esta institución por encargo (y con la colaboración) de todas las academias de la lengua española de los países hispanos. También es un buen ejemplo el Diccionario Clave (de uso del español actual), donde podemos encontrar muchos usos americanos del español. Y, ya desde su título, el recientemente aparecido Diccionario de uso del español de América y España (DEAE, Vox, Barcelona, 2003) nos dice que sus especialistas en lexicografía prestaron especial atención a esa realidad internacional de nuestra lengua.

Pues bien, en ninguno de los tres casos los lexicógrafos tuvieron la suficiente amplitud de miras como para definir la voz sándwich ateniéndose a su uso en la mayoría de los países hispanohablantes. Veamos cómo nos explican el significado de esa palabra.

DRAE: Emparedado hecho con dos rebanadas de pan de molde entre las que se coloca jamón, queso, embutido, vegetales u otros alimentos.

Clave: Bocadillo elaborado con dos rebanadas de pan de molde; emparedado. (En zonas del español meridional, bocadillo).

DEAE: Especie de bocadillo hecho con dos o más rebanadas de pan de molde entre las que se pone algún tipo de alimento; se puede tomar frío o caliente.

En los tres casos los lexicógrafos caen en el error de definir esa palabra teniendo en cuenta únicamente su significado en español de España y de México, países donde, en efecto, el sándwich es un emparedado hecho con pan de molde (también llamado pan de caja, pan inglés…), y donde si el emparedado se hace con otro tipo de pan recibe el nombre de torta (en México) o bocadillo (en España) . Y también es grave error incluir en la definición la palabra bocadillo (aparece en el CLAVE y en el DEAE) sin tener en cuenta que esa voz solo tiene ese significado en español de España, de tal forma que quien consulte el diccionario, si no es español, tendrá que buscar también bocadillo.

Hay que buscar el sándwich en un diccionario redactado en América, en este caso en México, para encontrar una definición en la que no aparezca el dichoso pan de molde: en el Diccionario Enriquezca su Vocabulario, editado por Reader’s Digest, dice: «Bocadillo hecho generalmente con jamón y queso, y algún aderezo, entre dos rebanadas de pan; emparedado». No aparece el pan de molde, pero nuestra alegría por esa desaparición se va al garete cuando nos indican que los sándwiches son generalmente de jamón y queso, y cuando vemos aparecer otra vez la palabra bocadillo en la definición. ¿Qué pasó? pues que ese diccionario, cuya edición original es mexicana, sufrió (nunca mejor dicho) una revisión para adaptarlo al español de España… de ahí el jamón y el queso y el bocadillo.

¿Qué es lo que falla? Pues que desde la Argentina hasta Guatemala, pasando por las Antillas y los Estados Unidos, los sándwiches no son necesariamente con pan de molde, sino que se pueden hacer con cualquier tipo de pan, es decir, lo que en México se llama torta y en España se llama bocadillo en el resto de los países hispanohablantes se llama sándwich, sea con el pan que sea. Y esos sándwiches no tienen por qué ser generalmente de jamón y queso, y en su definición no tiene por qué usarse la palabra bocadillo; basta con emplear la voz emparedado.

Esa falta de sensibilidad, esa falsa creencia de que el español de España es válido en todos los países hispanos, pudo verla claramente el autor de este artículo un día en la cafetería del tren Talgo que une Granada con Madrid: una bella señorita con acento venezolano le pidió al camarero una Coca Cola y un sándwich de tortilla, a lo que el mozo respondió, categórico:

—No hay sándwich de tortilla.

Ella, contrariada, mirando fijamente la gran foto que había sobre la cabeza del camarero en la que se veía muy claramente, entre otros productos comestibles, un gran emparedado de tortilla de patatas hecho con un panecillo redondo partido por la mitad, repitió lo que quería, esta vez señalando el anuncio, y obtuvo esta respuesta, en voz muy alta:

¡¡No hay sándwich de tortilla!! Hay sándwich de jamón y queso, sándwich vegetal y sándwich de atún. Y ¡bo-ca-di-llos! de chorizo, de jamón serrano, de queso y de tortilla…

—¡Bueno! Pues póngame una Coca Cola y uno d’esos de tortilla contestó, incómoda, la turista venezolana.

También deberían recoger los diccionarios (el Clave lo hace en parte) las diferentes formas que la palabra inglesa sandwich adoptado en algunos países hispanos: sánguche, sánduche, sángüiche, sángüich, sánduiche…

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7 comentarios

José Antonio Millán dijo...

Añadiría que el sandwich español por antonomasia, el de jamón y queso, también llamado mixto recibe en el español de Cataluña el nombre de bikini, por el nombre de una sala de fiestas fundada pocos años después de la explosión atómica del atolón epónimo (1943) que también dejó su huella lingüística en el vestuario (por así decir) de playa…

09 octubre 2006 10:00
josé manuel dijo...

Realmente deliciosa la cita, que, además de dar un sutil repaso a los lexicógrafos que no son conscientes de sus propios sesgos léxicos, demuestra las dificultades de elaborar un diccionario verdaderamente hispánico, o “panhispánico”, como diría la Academia, para irritación de JAM.Pero el objetivo de mi comentario es pedirle a JAM una ampliación sobre la ortografía de la palabra. Observo que él no marca con tilde la sílaba tónica y Gómez Font sí.No sé si JAM trata en su libro la ortografía del término, porque ésta es la fecha en que todavía no se ha distribuido en las librerías de mi ciudad. En una rápida consulta al banco de datos de la Academia (CREA) observo que la forma sin acento gráfico es mucho más frecuente, especialmente en España (como lo confirma también el DEA de Seco et. al.) Pero, si aceptamos incorporar “sándwich” al vocabulario español, deberíamos acentuarlo como exigen las reglas ortográficas y, en caso contrario, deberíamos escribirlo en cursiva o entre comillas, como corresponde a los términos extrajeros. ¿O no?

10 octubre 2006 19:26
josé manuel dijo...

Addenda: En DRAE “sándwich” figura con tilde, en contra de la práctica mayoritaria; y el DPD le dedica una entrada en la que se indica que debe ir acentuado, conforme a las reglas generales.

10 octubre 2006 19:33
Anonymous dijo...

¿Y el plural? Yo creo que en España se oye tanto “sándwiches” como “sandwiches”, aunque quizás más el primero. Bueno: oírse, lo que se dice oírse se oye “sangüis”, “sángüïses”.

10 octubre 2006 19:52
José Antonio Millán dijo...

Amigo José Manuel: tiene toda la razón, y si se fija, en el cuerpo de mi entrada lo he puesto de cursiva, pero, ¡ay! semejante recurso no está disponible en el titulillo de la entrada; debía haberlo puesto entre comillas como mínimo…

11 octubre 2006 08:37
josé manuel dijo...

Lo siento, Sr. Millán. Si me hubiera fijado más me habría dado cuenta de que no se trataba de una cuestión de ortografía, sino de ortotipografía (término y concepto que descubrí gracias a “Perdón[,]imposible”).Ahora la posible controversia se desplaza a si “sándwich” es un préstamo útil o un anglicismo innecesario. Las cursivas de JAM parecen sugerir lo segundo; pero a mi juicio “sándwich”, en el castellano de España, aporta matices significativos respecto a “bocadillo” (sobre todo, pero no únicamente, el pan de molde), mientras que el término alternativo “emparedado” (del que el DRAE da una definición casi idéntica a la de “sándwich”) es un vocablo irremediablemente connotado de cursilería, retorcido (en cuanto basado en una metáfora muy poco afortunada) y desusado, al menos en los últimos cuarenta años: en CREA apenas he encontrado media docena de casos de uso gastronómico de este término; y prácticamente todos proceden de prensa latinoamericana, lo que me huele a prescripción de libro de estilo de evitar anglicismos. Los ejemplos del DEA son de autores, con el debido respeto, muy poco frecuentados. El DPD, aunque se resigna al “sándwich”, considera preferible “emparedado” en vez del anglicismo, pero indica que es un invento léxico de finales del XIX; un invento, a mi juicio, desafortunado y que no ha acabado de calar en el uso, ni siquiera en el culto.A mi juicio, en definitiva, debemos acostumbrarnos a comer sándwiches (ya me gustaría a mí que fueran “sánguches”, como en Perú o Argentina, con la fonética y la grafía españolizadas) y dejar los emparedados a las leyendas medievales o a las páginas de sucesos.P.S.: el artículo “sándwich” en Wikipedia me parece estupendo, en la línea apuntada por Gómez Font.

13 octubre 2006 10:45
josé manuel dijo...

ADDENDA (pidiendo excusas por la pesadez):1.- El DPD trae un ejemplo de “emparedado” utilizado por Isabel Allende, lo que no varía mi juicio sobre el término en cuestión. Además es posible que la autora quisiera evitar el término informal chileno “sánguche” (sin diptongo), sin incurrir en el anglicismo “sandwich”.2.- Los partidarios de “emparedado” deberán reconocer lo extraño que resulta (al sentido, no al paladar) un “emparedado de dos pisos”.3.- Sobre la cuestión de conservar la ortografía original o españolizarla hay un interesante artículo en la red: “La ortografía de los anglicismos”, de la profesora y académica (de la Academia Norteamericana) Beatriz Varela, en el que se extiende sobre “sandwich” y acaba proponiendo “sángüiche” (aunque al final aparece sin tilde, creo que por errata: http://www.amigospais-guaracabuya.org/oagbv003.pho

13 octubre 2006 12:28