De pequeños comestibles

20 noviembre 2008 17:17


La casualidad (o la buena fortuna) puso ante mis ojos este cartel-menú de una taberna madrileña, con una sorprendente acumulación de diminutivos. Varios de ellos son prácticamente fósiles (criadillas y solomillo), otros se refieren claramente al tamaño (chuletillas) y quizás alguno está entre medias… Estoy llamando “diminutivos fósiles” a los que han perdido conciencia de serlo, porque incluso haya desaparecido la palabras sin diminutivo (ya no se usa solomo).

Y me pregunto dos cosas: ¿abundarán los diminutivos especialmente en el terreno gastronómico? Y, ya puestos: ¿qué otros ejemplos de diminútivos fósiles conoce el lector, aunque provengan de otro campo?

15 comentarios

Virginia dijo...

Acabo de percatarme de que en euskera, lomo se dice “solomo”. A ver si se me ocurre algún diminutivillo…

20 noviembre 2008 19:03
Tonyo dijo...

¿No es “abuela” uno de esos casos? ¿Y oreja, y oveja, y abeja?¿Abubilla?En Palencia se usa mucho “chiguito”, casi como palabra independiente, aunque obviamente viene de “chico” (la “g” no es un error: es habitual sonorizar estas consonantes)

20 noviembre 2008 22:32
Pedro A. dijo...

perilla, gatillo, estribillo, bombilla, cerilla, mantequilla, patilla, sombrilla, zancadilla, frenillo, bordillo, casilla, golilla, ajillo, altillo, armadillo, calzoncillo, banquillo, barquillo, bocadillo, bolsillo, cabestrillo, caldillo, zarcillo, burrito, cubanito, currito, fosforito.

20 noviembre 2008 22:33
Gorki dijo...

Diminutivos fosilesNo gastronómicosVentanillaTelefonilloManecillaMonaguilloAlguacililloEstampillaCapillaGastronomícosGuindillaCarajillo

20 noviembre 2008 22:38
Jaime dijo...

Hago memoria de algunos diminutivos, pero la mayoría que recuerdo no son fósiles, si he entendido bien la cuestión que plantea el post.Entre los gastronómicos: manitas (de manos) de cordero, guidilla (de guinda) o rosquilla (de rosca)… no son fósiles.Tampoco lo son: librillo (de libro) ni gaitilla (de gaita) ni comillas (de coma) ni cerilla (de cera) ni plantilla (de planta) ni patilla (de pata).En cambio, creo que cuartilla (de cuarta: una cuarta de fanega, de arroba o de pliego, según el DRAE) puede ser fósil, ya que estás medidas han quedado en desuso. No sé si bombilla (¿de bomba?) o hebilla (¿de fíbula?) serían fósiles, o son otro tipo de formaciones.un saludo

21 noviembre 2008 12:07
Farándula dijo...

Yo añadiría otros dosPardillo: Aunque es cierto que todavía hay gente que dice aquello de “ser un pardo”Bonito: diminutivo de buenoNo estoy de acuerdo con lo que dice Jaime sobre “guindilla”, “cerilla”, “plantilla” y “patilla”. Entiendo por fosilización casos como el de “sombrero” o “asombrar” que, pese a venir de una palabra perfectamente vigente como “sombra”, han perdido toda percepción psicológica de ser un derivado, adquiriendo autonomía.En estos casos, aunque las palabras de las que derivan sigan en uso lo hacen con un significado completamente distinto que poco tiene que ver con el tamaño. Las cerillas siguen siéndolo incluso cuando están hechas de madera, la palabra “pata” no evoca en mí ninguna relación con las matas de pelo que Loquillo dejaba crecer hasta el infinito, las guindas son para los pasteles y las guindillas para las gambas al ajillo (a las guindillas grandes las llamo pimientos), etc…

21 noviembre 2008 12:49
Solitarius dijo...

¡Uf! Esto puede ser tan torrencial (y tan difícil de ordenar) como lo de los sintgamas nominales compuestos por dos sustantivos (ver más abajo la entrada “hombre anuncio”).1.- Diminutivos gastronómicos(pido disculpas si inadvertidamente repito alguno ya mencionado): “menudillo”, “higadillo”, “molleja”, “pescadilla”, “coquina” (pequeño molusco bivalvo común en las playas de Huelva), “mantequilla”, “natillas”,”manzanilla” (que no sé por qué motivo es diminutivo de “manzana”), “codillo”, “langostino”, “habichuela”, “paletilla”, “cañadilla” (en Andalucía, “cañaílla”: molusco gasterópodo marino comestible, cuya concha espinosa acaba en un pequeño tubo o caña, de donde toma el nombre), “cebolleta” y “cebollino”.Todos son diminutivos fósiles, salvo “cebolleta” y “langostino”, que remiten inmediatamente a sus respectivos referentes (aunque en ambos casos se trata de especies distintas).2.- Otros diminutivos fósiles: “pesadilla”, “periquito”, “pastilla”, “negrita” o “negrilla” (tipografía), “versalita” (idem), “hoyuelo”, “molinillo”, “camilla”, “loseta”, “lazarillo”, “moquillo” (enfermedad canina), “morrillo” y “husillo” (término usual en Andalucía para referirse a los conductos de desagüe de aguas pluviales en las vías públicas, y especialmente a sus tapas o rejillas, pero que proviene de un diminutivo de “foso”).3.- Hay algunos diminutivos fósiles que han sufrido desde su origen una evolución etimológica o semántica tan retorcida que es difícil advertirlos como tales. Algunos ejemplos: – “maceta” es en realidad un diminutivo de “maza”, aunque no en su significado más corriente, sino en el de ‘ramo (mazo) de flores’. A partir de ahí, el término acabó adquiriendo su significado actual por un proceso de metonimia (continente por contenido). – “jardín” viene directamente del francés “jardin”; pero esta palabra es en realidad un diminutivo del francés antiguo “jart”, que significaba ‘huerto’. – “brújula”, obviamente, no tiene nada que ver con una “bruja pequeña”; pero significa etimológicamente ‘cajita’ (ver la explicación completa en Corominas: “brújula” del it.”bussola”, del lat.”buxida”, del gr. “pyxis-idos”). – “maleta” viene del francés antiguo “malete”, en realidad un diminutivo de “malle”, ‘baúl’). – “golondrina” proviene del latín “hirundo, -inis”, pero, según Corominas, tiene que ser un diminutivo de un no documentado “golondre”, en el que habría derivado naturalmente el étimo latino a través de una compleja evolución fonética.4.- Los diminutivos fósiles más antiguos son los términos cuyo étimo latino era ya un diminutivo, que adquirió otro significado al pasar a la lengua romance, como ocurre en los ejemplos agudamente citados por Tonyo. A éste grupo pertenecen también “glándula” (‘pequeña bellota’), “tobillo” (‘pequeña protuberancia’) “gladiolo” (‘pequeña espada’), “hebilla” (que no proviene directamente, como cree Jaime, de “fibula”, sino de su diminutivo “fabella”) y “hollejo” (del latín “foliculus”, ‘pequeño saco’, que, en doblete muy distante, da el cultismo anatómico “folículo”).5.- El colmo de un diminutivo fósil es que su significado también se fosilice. Así ha ocurrido con “péñola” (‘pluma de ave para escribir’, del latín “pinnula”, diminutivo de “pinna”, ‘pluma’). Y así pasará en una o dos generaciones con “peseta”.

21 noviembre 2008 20:37
Jaime dijo...

Agradezco a Farándula y a solitarius sus aclaraciones tan pacientes y su erudición tan prolijaaprediendo de ellos me atrevo a sugerir tres diminutivos fósiles (si lo son) más:maletilladiablesapajarraco un saludo

22 noviembre 2008 03:41
Mary Rose G. S. dijo...

Antes de nada, es un placer leeros.De pequeña siempre tuve la duda de si “Villancico” era un diminutivo “aragonés” de alguna palabra que yo desconocía. Y gracias a esta entrada, lo miro en la RAE y veo que viene de “villano”. Creo que estamos, por tanto, ante un diminutivo fósil y el único acabado en “ico” de los que se han mencionado hasta ahora. Saludos.

24 noviembre 2008 11:00
Solitarius dijo...

1.- Querido Jaime: “maletilla” vale; pero “diablesa” es simplemente femenino de “diablo”, y “pajarraco”, despectivo de pájaro.2.- El “maletilla” de Jaime me sugiere que los diminutivos fósiles, precisamente por serlo, admiten sufijación diminutiva, dando lugar a una especie de diminutivos de segundo grado. Así ocurre con “maletín”, (ver ni apostilla anterior) y con las “chuletillas” que aparecen en el cartel que ilustra la entrada. En efecto, “chuleta” es un diminutivo gastronómico fósil, pues viene del término valenciano “xulleta”, diminutivo del catalán “xulla”, que inicialmente significaba ‘tocino’ y hoy significa lo mismo que la palabra castellana. Por cierto, que la chuleta no es más que una costilla de animal con carme, cocinada o dispuesta para serlo; y “costilla” es también un diminutivo fósil.Para colmo, un diminutivo fósil consiente igualmente sufijación aumentativa (“macetón”, “maletón”), en una especie de conradicción “in termino”.

24 noviembre 2008 17:39
José Antonio Millán dijo...

La verdad es que este tema es otra mina… Me pregunto, con Mary Rose, por qué no hay apenas diminutivos fósiles en -ico o -ito, siendo este último prácticamente el único utilizado ahora.Por otra parte, recogiendo la observacón de Solitarius, veo que en cuanto se fosiliza un diminutivo (o un aumentativo, pero el tema nos llevaría quizás demasiado lejos) ya se le puede añadir otro sufijo, del mismo o contrario signo. Veamos: calza, calzón, calzoncillo, calzoncillito.

24 noviembre 2008 17:54
Jaime dijo...

Vaya, qué meteduras de mata. Gracias solitariusAporto otros ejemplos.Granito (de grano).Hatillo (de hato), que está en desuso, como la hatada, que es (¿era?) el ajuar del pastor.Hay dos formaciones que creo que son diminutivos fósiles que proceden de otra lengua, como en el caso de ‘maleta’ que señaló solitarius: canica y gotelé.En cuanto a un diminutivo terminado en -ico/a como el que apunta Mary Rose G. S., he leido esta tarde uno muy manido: enamoradico. Copio del florilegio de lírica castellana de tipo tradicional recopilado por Dámaso Alonso y J. M. Blecua (Gredos) donde está incluido:Sol sol gi gi A B C,enamoradico vengode la sol fa mi re.Iba a ver, mi madre,a quien mucho amé,íbame cantandolo que os diré:Sol sol gi gi A B C,enamoradico vengode la sol fa mi re.Un saludo

25 noviembre 2008 00:34
Solitarius dijo...

Como parece que la entrada va camino de agotarse, me permito ponerme un poco pedante (en el sentido de hablar de temas técnicos que no domino en realidad):1.- Lo que JAM ha llamado aquí “diminutivos fósiles” se llaman en la jerga lingüística, como con toda seguridad él sabe, “diminutivos lexicalizados”. La lexicalización, en este sentido, es el proceso por el que una palabra derivada se integra como vocablo autónomo en el léxico de la lengua, al haber adquirido independencia semántica de la original, perdiendo, en este caso,el sentido inicial meramente diminutivo que le daba el sufijo.La lexicalización es lo que explica que los diminutivos que la experimentan admitan con naturalidad sufijación aumentativa o diminutiva.2.- Los diminutivos lexicalizados en sentido estricto son los que se forman a partir de palabras originales españolas (de “ábano”, “abanico”; de “cama”, “camilla”). Los ejemplos que yo he puesto más arriba de diminutivos fósiles formados a partir de términos diminutivos en latín o en otra lengua son “diminutivos etimológicos”, también lexicalizados pero por un proceso distinto.3.- Efectivamente, como apunta JAM, de las tres formas de sufijo diminutivo más frecuentes y productivas en español, que son, por este orden, -ito/a, -ico/a e -illo/a, las dos primeras presentan un nivel de lexicalización mucho más bajo que la forma -illo/a, que es la más dada a la lexicalización.Según un artículo que publicó Fernando Lázaro Mora en el Boletín de la RAE (año 68, t. 61, 1981), los nombres diminutivos en -ito/a lexicalizados y recogidos en el DRAE no pasan de 40; más reducido aún es el número de formas en -ico/a lexicalizadas y registradas en el Diccionario; mientras pasan de ¡mil! las entradas de diminutivos en -illo/a totalmente lexicalizadas.4.- La razón de lo anterior parece estar en que “cuanto más actuante sea un sufijo, menor será la cifra de sus términos lexicalizados y viceversa” (Náñez Fernández: “El diminutivo. Historia y funciones en el español clásico y moderno”. Gredos, 1973). El mismo autor explica que la lexicalización o petrificación de los sufijos se realiza a partir de los más antiguos, como parece ser -illo/a, que sólo a partir de los siglos XVI-XVII empezó a quedar desplazado por -ito/a, que es la forma absolutamente dominante en el español estándar actual. Por eso, como a América ya sólo pasó como actuante el sufijo más moderno, allí la lexicalización de diminutivos ha sido menor que en España.5.- A la vista de lo dicho en 3, ya no parece que valga la pena; pero apunto aquí una serie de diminutivos lexicalizados (casi todos en -illo/a) que me he encontrado en los paseos por la red que han dado como fruto los apartados anteriores:alcantarilla, banderín, banquillo, baratillo, barbilla, bolsillo, cabrito, camarilla, carboncillo, cardenillo, cochinilla, corrillo cuadrilla, gargantilla, maquinilla, meseta, novillo, palillo, pañuelo, puntilla, rastrillo, redecilla, soplillo, ternilla, tortilla, vainilla y zapatilla.Saludos y despedida en esta entrada.

25 noviembre 2008 18:56
José Antonio Millán dijo...

¡Puf! Gracias a todos por el esfuerzo, e incluso por la bibliografía.A la vista de los datos aportados más otros que saco del Diccionario inverso de la edición electrónica de la 21ª edición del DRAE (Espasa, 1995)), me parece que podemos proclamar que en el ámbito de lo comestible/bebestible es donde más abundan estos diminutivos en distintos grados de fosilización o lexicalización.Los que añado son (y perdón por si inadvertidamente repito alguno): cochinillo, secadillo, picadillo, saladillo, ensaladilla, peladillo y peladilla, tostadillo, tempranillo, codillo, cardillo, lomillo, pepinillo, albarillo, azucarillo y membrillo, babilla, panceta, morcilla, bacaladilla, empanadilla, quesadilla, cordilla, perrunilla, papilla y banderilla.

26 noviembre 2008 23:02
cecily dijo...

Tengo interés en la palabra “riachuelo”.¿Alguién sabe más sobre el sufijo “uelo”? De la discusión recojo abuelo/a y pañuelo. ¿y hojuela? ¿Conexión con ela de novela o olo de gladiolo? ¿Qué piensan?

11 agosto 2012 03:09