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Perdón imposible


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Cubierta de Herrero (1931)


Notas, referencias
y fuentes de los textos
(por capítulo)

Lamentablemente, la paginación inmediata se refiere a la edición normal, no a la de bolsillo,
aparecida en septiembre del 2006:
en  cuanto pueda haré una equivalencia.

 

Clave de enlaces:
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Prólogo
1. La carta asesina
2. ¡Maravillosa coma!
3. Alegres, diversas, múltiples
4. Punto y coma
5. Una ventana abierta
6. Entre paréntesis
7. El punto
8. ... Y aparte
9. En suspensión
10. (¡Qué bien/mal puntuaba Cervantes!)
11. La duda
12. El pasmo
13. Entre comillas
14. Las palabras del otro
15. (Saltando de lengua)
16. El guión
17. La coma volante
18. Los puntos de los números
19. Estrellas, toboganes, círculos y rombos
20. Los textos sin punto
21. Los puntos sin texto
22. (La selva de los signos)
Agradecimientos

 

 

Pág.

 

Notas y referencias

Fuentes de los textos
A menos que se indique otra cosa, las direcciones web se han visitado en diciembre del 2004.
11

Prólogo

«Perdón imposible»

Lo reproduzco de memoria, de mis recuerdos escolares.

12 «"letras de la cabeza"»
«"se piensan pero no se dicen"»

Estas bellas expresiones están recogidas de Ferreiro (1998), pág. 159, nota 1.

«Difícilmente se altera»

Polo (1990), pág. 29.

«en el sistema escolar»

Pero ¿cómo se podría enseñar bien lo que se conoce imperfectamente (y pienso tanto en la indagación científica sobre el tema, como en formación de nuestros enseñantes)? En lo único que conozco sobre planificación de la enseñanza de la puntuación (Mesanza, 1991) no encuentro una visión holística sobre su sistema.

El caso es que los estudiantes desde los 10 o 12 años hoy apenas puntúan («¡Poned signos de puntuación, que no cuestan dinero!», me cuenta una profesora que les dice a sus alumnos). Y no es extraño que lleguen a la universidad con graves faltas de puntuación (y de otros aspectos del uso de lenguaje): tan sólo un 10% «con un criterio laxo» aprobarían (Polo, 1990, pág. 36). Un profesor universitario me comentaba, exagerando (pero sólo un poco): «Si usan el punto y coma ya les pongo sobresaliente».

13 «aunque pueda resultar inquietante»

Fuente (2003)

«el caos es ahí absoluto»

Rico (1998), pág. 693.

«autodifusión del texto»

Un solo dato, referido al universo de la Internet de los EEUU, pero extrapolable al nuestro: 62 millones de personas «no se limitan a recorrer la Red, sino que añaden a su vasta variedad con páginas web, blogs, fotos y archivos compartidos», Cervera (2004).

«en un mundo dominado»

La puntuación, dice Drillon (1991), pág. 13, «está sujeta a influencias exteriores que nadie controla: las de la puesta en página, la modernización de las máquinas y  la americanización de los sistemas de composición» (traducción mía). Por supuesto, habla del francés, pero es directamente aplicable al español.

14 «la pasada reforma ortográfica francesa»

Véase Catach (1989)

«y la actual [reforma ortográfica] alemana»

Bassets (2004). Esta reforma afecta además específicamente a la puntuación.

«las personas que componían los libros»

El reconocimiento de la sabiduría de la gente del libro en lo que respecta a la puntuación se hace explícito ya en Juan de Yciar (1548): «Para en esto no hay mejor que recorrer a los Estampadores, a quien principalmente el oficio y cargo de bien apuntar [puntuar] la escriptura está encomendado».

«sucesivas Ortografías»

Entre ellas las que hemos utilizado para este trabajo: Academia (1739), Academia (1742), Academia (1754), Academia (1771), Academia (1898), Academia (2001) y Academia (2004).

«libros de estilo»

Citaré como ejemplo tres libros de estilo bien diferentes, uno dedicado a profesionales del periodismo (Grijelmo, 1997), otro encaminado al público general  (en realidad titulado Ortografía los límites no son tan tajantes: Gómez Torrego, 2000) y un tercero también general, pero de nivel más elemental (Ramoneda, 1999).

Para ver qué distinta cobertura se puede dar a unos mismos fenómenos, vale la pena comparar al menos a grandes rasgosestos libros de estilo entre sí y con dos obras especializadas: una dirigida más bien a profesionales de la composición (Martínez de Sousa, 2004) y otra con una perspectiva gramatical (Benito Lobo, 1992). Por coger sólo un parámetro, la extensión que cada una de estas cuatro obras dedican a tratar la coma, el punto y coma y los dos puntos es la siguiente: Ramoneda (1999): 7 folios, Gómez Torrego (2000): 14 folios, Grijelmo (1997): 20 folios, Martínez de Sousa (2004): 41 folios y Benito Lobo (1992): 111 folios (he reducido formatos y puestas en página muy diferentes a una medida común: el folio mecanografiado estándar).

 

19

 

1. La carta asesina

«En el pueblo de V***»

Proviene también de mis recuerdos escolares. Me lo he reinventado.

20 «Lo mismo que»

Nebrija (1502), apud Sebastián Mediavilla (2002), pág. 7.

«al mismo tiempo en el papel»

Precisamente en este desdoblamiento sitúa Ferreiro (1998) la dificultad primordial para el aprendizaje de la puntuación por parte de los niños.

21 «ése es el de la poesía»

Aunque hay poetas que componen gráficamente y otros de forma auditiva. Véanse estas declaraciones de Jaime Gil de Biedma (2001), pág. 12:

Yo creo que en la poesía española de este siglo el ejemplo clásico más cabal de composición de poemas sobre la página en blanco, sobre la cuartilla, es el Jorge Guillén de las dos primeras ediciones de Cántico. Y eso es perceptible en una cosa: el ritmo de los poemas de Guillén hasta 1935 es inseparable de su lectura y de su mise en page, de su lectura en página. La agrupación tipográfica de las palabras es en sí una invitación al placer de la comprensión del poema y a la percepción de su ritmo. El ritmo de la poesía de Guillén en esa época es un ritmo visualmente inducido.

Otros poetas y en realidad todos los poetas trabajamos de ambas maneras; es decir, no hay que establecer tampoco unas categorías absolutamente separadas componemos de oído, que es mi caso.

Y recordemos que Borges decía que en el archivo de Pierre Menard había encontrado: «una lista manuscrita de versos que deben su eficacia a la puntuación» (Jorge Luis Borges, «Pierre Menard, autor del Quijote», en Narraciones, Madrid, Cátedra, 1981, pág. 84.).

«Me disgustó mucho»

Cernuda (2003); carta a José Luis Cano, pág. 622.

«la música»

Mateo Alemán (1609) dedicó un apartado de su Ortografía castellana a este tema: «En que manera es musica la ortografia, y de sus efetos». Ahí habla de «la dulce armonia, la composicion y musica de las palabras escritas», y compara la mala ortografía con el instrumento destemplado: «El instrumento es uno, y una cosa misma lo escrito, empero, de templado a destemplado, de ortografo a barbaro, es, quien causa la diferencia» (pág. 7v).

Un testimonio, desde el otro extremo del arco temporal; Theodor Adorno (2003): «en ninguno de sus elementos es el lenguaje tan musical como en los signos de puntuación».

«Busqué el sombrero»

Navarro (1921), pág. 178. Hay ediciones más recientes (como Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1980), pero cito por esta edición a través del ejemplar que T.N.T. (como cariñosamente se le conocía) dedicó a mi abuelo.

22 «Lo ha dicho con recochineo»

Sousa (1998)

«hubiera sido más encantador»

Borges (1986), pág. 98.

Inicios de la puntuación, passim

Basados en Parkes (1993) y Desbordes (1995), cap. 16.

«no porque sea guapo»

Petronio Árbitro, Satiricón, traducción de Manuel C. Díaz y Díaz, Barcelona, Alma Mater, MCMLXIX, 75, 4.

Texto original:
«Puerum basiavi frugalissimum, non propter formam, sed quia frugi est: decem partes dicit, librum ab oculo legit»

«sin blancos entre palabras»

La obra canónica sobre el tema es Saenger (1997).

Conviene recordar que la división de palabras en la escritura, incluso en el español actual, está lejos de ser algo evidente: ¿por qué dámelo pero me lo da?, ¿por qué con él pero contigo?, etc. Véase Mosterín (1993), págs. 329-39.

26 «una partitura nueva»

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Las anotaciones manuscritas de un profesor de música a un alumno como las puntuaciones añadidas por el grammaticus complementan o refuerzan las que contenía la partitura
(concierto para violín de Accolay).

«pasaje de las Confesiones»

Augustine (1955), ch. III (lamento no haber encontrado ninguna versión por línea en castellano). Sobre la lectura silenciosa, de nuevo: Saenger (1997).

«salvando las obra de teatro»

Aparte de las obras teatrales y ciertas poesías, los únicos textos que podemos encontrar creados para la voz son los litúrgicos. Leemos en una reciente traducción de la Biblia que ésta: «fue en sus orígenes y sigue siendo también hoy día, y no sólo por razones históricas y socioculturales, sino en virtud de su propia génesis, de su función y de su esencia, un texto destinado a ser pronunciado, es decir, leído en voz alta, proclamado ante la asamblea del pueblo. También esta circunstancia tiene repercusiones, a veces sutiles, pero eficaces, en la calidad literaria de la traducción» (Villanueva, 2004, pag. XIII, cursiva del autor).

27 «se inspiró en escrituras preexistentes»

Básicamente, en la prácticas de los copistas irlandeses, a quienes la necesidad de copiar escritos en una lengua que no conocían (el latín) impuso paradójicamente técnicas que ayudaban al lector (Parkes, 1998). Para Baron (2000), pág. 170, estuvieron influidos por Isidoro de Sevilla.

«se parecía sorprendentemente a la letra manuscrita actual»

Una bella muestra de cursiva carolingia de la segunda mitad del siglo IX.

«El segundo impulso»

Penela (s. a.).

«Aldo Manuzio»

Sobre las aportaciones de Aldo Manuzio se puede ver Satué (1998), libro que por ciertose habría beneficiado de más atención editorial (empezando por esa segunda coma en el título...).

Información por línea sobre la estirpe de los Manuzio.

«el ancla y el delfín»

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28 «Ortographia»

Academia (1742).

«en el sentir popular»

...Y aun en alguna opinión autorizada: María Moliner (1966) «no sólo distingue estas dos partes, sino que les da entradas diferenciadas, reservando el nombre de ortografía para la "manera correcta de escribir las palabras", distinguiéndola de la puntuación, que define como el "conjunto de signos y reglas de puntuar" (un escrito)», Pujol Llop (1999), pág. 11. Pero la inclusión de la puntuación en la ortografía es antigua; un bello testimonio es el de Mateo Alemán (1609): "De manera, que no solo se llamará ortografia, la del bien escrevir, mas aun la de la congrua puntuacion" (pág. 17 v.).

 

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29

 

2. ¡Maravillosa coma!

«corte, trozo»

El origen del nombre está en la Retórica clásica, y en los periodos en que dividía la frase (a efectos de declamación).

«rasguillo curvo»

Academia (1898), pág. 25.

«En su forma moderna»

Santiago (1998), pág. 251: "Acercándose la mitad del siglo [XVI] es posible advertir una novedad importante en los signos. Por lo menos en la edición de Las Obras de Boscán y algunas de Garcilaso impresas en Barcelona por Carles Amorós (1543), en letra redonda, se ve el uso de la coma moderna (,) además del punto (.) y los dos puntos (:)". Por fortuna, se puede acceder a un facsímil de esta obra en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

«Dolorcitas y yo»

Pío Baroja, Las inquietudes de Shanti Andía, Madrid, Cátedra, 1984 (1911), pág. 129

«¡Fue un gran año»

Rafael Alberti, La arboleda perdida, Seix Barral, 1975, pág. 252.

30
«Realizamos un acto cívico»

Ministerio de Educación, Guatemala.

«La fabricación»

Código Penal, artículo 400.

31 «La prosa legal»

Iturralde Sesma (1989) dedica un apartado a la "Ambigüedad derivada de los signos de puntuación", págs. 66-7.

«Pero el niño»

Miguel Mihura, "Humor 1945", ABC, 1 de enero de 1946 (en de Miguel, Pedro (ed.) (2004), Articulismo español contemporáneo. Una antología, Madrid, Mare Nostrum., pág. 127)

«Todos los hombres»

Revista Cubana de Medicina Intensiva y Emergencias, Cuba

32 «un tratado de hace medio siglo»

Larragoiti (1955), que por cierto es una extraña obra, escrita sin duda por un aficionado, pero editada con todo lujo. «La edición original de esta obra consta de 100 ejemplares», reza en el colofón.

«Federico»

Rafael Alberti, La arboleda perdida, Seix Barral, 1975, pág. 171.

33
«El secretario»

Libertad digital

«CRISPÍN»

Jacinto Benavente, Los intereses creados, Madrid, Cátedra, 1981, págs. 124-5

«En una zona»

La anécdota de Luján la recojo de Albaigès (2002).

34 «Verdaderamente te digo hoy»

Un ejemplo de la postura que puntúa «te digo hoy» se encuentra en Respuestas a objeciones contra los escritos apostólicos, punto 21. La postura contraria se puede ver en el artículo El Paraíso: ¿sabe usted qué es?

 

 

35

 

3. Alegres, diversas, múltiples

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Cómo resuelven la coma diversas tipografías:
Garamond, Times New Roman, Century Gothic, Comic Sans MS, Elephant, Eras Ultra ITC,
Courier New, Verdana, Lucida Console, Viner Hand ITC

«La coma es»

Moliner (1966), s. v. puntuación.

«Hay comas»

Navarro (1921), pág. 173.

36 «a las comas»

Cabrera Infante (2002), pág. 9.

«El canal en la zona»

Javier Martínez Reverte, La batalla del Ebro, Barcelona, Crítica, 2003, pág. 49.

37

«El maestro pegó»

La leí hace tiempo, o me la he inventado, pero me parecía oportuna...

38
«Por poner un solo ejemplo»

José María Micó, "Prólogo" a Paraíso cerrado, Barcelona, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2003, pág. 20

«Se cumplieron»

Citada en José Ángel Valente, La experiencia abisal, Barcelona, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2004, pág. 102.

«Se inventa»

Zapping, Argentina

39
«Guarnición»

Nutrición y recetas de cocina

«Por cuanto»

Boletín Oficial

40
«De esa manera»

Juan José Saer, El concepto de ficción, Buenos Aires, Ariel, 1997, pág. 163

41
«Hablo a los hombres»

"Carta de Paz", anuncio en El País, sábado, 26 de julio de 1997, y véase un comentario mío sobre ese texto.

«Y aunque se ve»

Se trata de El Culto Sevillano, de Juan de Robles, citado en Santiago (1998), pág. 245. He modernizado el texto.

Y el escritor consciente debería hacer suya esta antiquísima advertencia que nos ha transmitido el editor de don Juan Manuel referida a las erratas literales en el proceso de copia, pero que podemos perfectamente aplicar a la imprenta y a la puntuación:

Como don Juan ha visto y comprobado que en los libros hay muchos errores de copia, pues las letras son muy parecidas entre sí y los copistas, al confundirlas, cambian el sentido de muchos pasajes, por lo que luego los lectores le echan la culpa al autor de la obra, pide don Juan a quienes leyeren cualquier copia de un libro suyo que, si encuentran alguna palabra mal empleada, no le culpen a él, hasta que consulten el original que salió de sus manos y que estará corregido, en muchas ocasiones, de su puño y letra (Don Juan Manuel, El Conde Lucanor, "Prólogo [del editor]").

42 «Los autores más cuidadosos»

Dadson (2000), págs. 116-117 dedica unas páginas al papel del autor en la corrección. Entre otros testimonios, uno de 1644:

qualquiera dirá (viendo tantos errores, en puntos, en comas, en partes, en letras, y aun en sentido, y falta de muchas citas, y autoridades) que más que culpas, tendrá pena su autor, viendo al hijo de su capacidad tan mal puesto de la imprenta el vestido que le cortó su ingenio, y claro está que, si se hallara presente, estuuiera con más arreo: pensión es que padecen los que imprimen estando ausentes.

«fue el caso de Borges»

Para el cuidado con el que Borges revisó la puntuación de su obra a traves de las ediciones véase García López (ed.) (2004), pags. 211-3.

 

¡Ojo!: punto y coma

De un sitio web de arte en las señales

 

43

 

4. Punto y coma

«al taller de Aldo Manuzio»

Parkes (1993), pág. 51

«en manuscritos visigóticos»

Blecua (1984), pag. 125.

«activo ya en el siglo XVI»

Aparece utilizado por primera vez el punto y coma en la traducción de La Arcadia (1547) impresa en Toledo por Juan de Ayala (Santiago, 1998, pág. 255). En lo que respecta a los tratados de ortografía, la primera aparición del punto y coma se debió a Aldo Manuzio el Joven, en 1561; en español aparece en un folleto sobre ortografía debido a Felipe Mey (1606) (según Sebastián Mediavilla, 2002).

«Tengo que hablar»

Pío Baroja, Las inquietudes de Shanti Andía, Madrid, Cátedra, 1984 (1911), pág.45.

44
«Pues bien»

Carmen Bonet, Borrás, "El Braille y el placer de la lectura: los ciegos queremos seguir leyendo con los dedos", Novática (Madrid), 169, mayo-junio 2004.

«Vino Juan»

Me lo he inventado...

45 «es todo un proceso»

Y eso se percibe claramente en niños que aprenden a escribir. Véase Ferreiro (1998).

«Yo estoy en mi cuarto»

Azorín, La ruta de Don Quijote, Cátedra, 1984 (1905), pág. 77

«Vi el populoso mar»

"El Aleph" en Borges (2004), págs. 199-201, He consultado también la edicion facsímil del manuscrito y de la primera publicación en Sur (1945), Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá de Henares, 1989.

47  

«Lo que vieron»

Ibíd., pág. 199.

«remé exasperadamente»

Adolfo Bioy Casares, La invención de Morel, Cátedra, 1982, pág. 98

«Para hacer la sopa»

receta en una web.

«esta es mucha»

López de Velasco (1582).

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«La timidez»

Rafael Sánchez Ferlosio, La hija de la guerra y la madre de la patria, Barcelona, Destino, 2002, pág. 74

«oraciones con incisos»

Montoy y Escuer (1910), pág. 19.

«dejarlo invariable»

Academia (2004), s.v. PUNTO Y COMA.

 

Creación,10 de febrero del 2005
Última versión: 20 de febrero del 2005

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