Elegí Barcelona

16 diciembre 2010 19:19

Casa donde vivió Arnold Schönberg en Vallcarca


Hace cuatro años publiqué esta breve pieza en El País. La he reencontrado por casualidad, y la publico aquí porque explica muy bien por qué escribo este blog.

Hace diez años, elegí Barcelona. Podía vivir en cualquier ciudad, y decidí dejar Madrid.

Escogí la ciudad ideal para un paseante. Me cautivaba la mezcla de edificios de épocas diferentes, la ornamentación del XIX o de principios del XX: la orgía visual de esgrafiados, frescos, molduras, verjas, llenas de historia y de alegría de vivir; la eclosión de pequeñas torres con jardín encaramándose por las laderas o bajando hacia las rieras.

Con el tiempo empecé a ver la desaparición especulativa de edificios enteros, quizás no obras maestras, pero testimonios de una época. Y —más sorprendentemente— los destrozos de lo conservado: frisos modernistas atravesados por cables y tubos, o el mismo Ayuntamiento, colocando una farola en el centro de un esgrafiado.

Sabemos de los destrozos que provocaron las épocas de Porcioles y secuaces, los daños irreparables causados, pero… ¿que sigan ahora?

Sueño con que estos desafueros se reparen y no ocurran más. No quiero una ciudad que hiperarregla zonas turísticas a lo parque temático, que maquilla otras con derroches de diseño, y que abandona parte de su historia a la voracidad y al descuido.

2 comentarios

Andrés dijo...

Bien, JAM, veo que elegimos Bcn. proviniendo de Mad. más o menos al mismo tiempo; y sí, coincido en que esa “destrucción” ha tenido su momento álgido justo en estos diez años, prometo que cuando llegué aquí en 2001 esto no era así. Un cordial abrazo, A.

18 diciembre 2010 15:00
Andrés dijo...

Pequeña corrección: si este artículo es de hace cuatro años, y entonces llevabas 10 años, no llegamos en el mismo momento. Abrazos, AM.

18 diciembre 2010 15:14