30 septiembre 2008

Perroflauta(s)


Desde hace unos años llevo viendo por distintas ciudades españolas grupos de jóvenes de ambos sexos caracterizados por 1) indumentaria desaliñada compuesta por lo general por leotardos y camisetas, 2) pelo en rastas, 3) extremada delgadez, 4) compañía de numerosos perros, 5) representaciones públicas de malabares y tañido de flautas, por las que piden dinero.

Bueno: sin llegar a posiciones fuertes sapir-whorfianas, sí que tengo que decir que me tranquiliza mucho conocer el nombre de las cosas, y de hecho no poder nombrar a esta tribu urbana que no se ajustaba exactamente a ninguna de las que conocía en el presente (siniestros, punkis) o en el pasado (hippies) me provocaba cierta desazón.

Y en esas estaba cuando de golpe oí o leí la palabra perroflauta para hacer referencia a estas gentes y, tras laboriosa investigación (consistente en meter la palabra en diversos buscadores) descubrí que estaba bastante extendida. Se usa también perroflautas incuso en singular: "un perroflautas".

El mecanismo lingüístico de formación es bien conocido: es la sinécdoque, o selección de una parte por el todo (como cuando se llama trencilla al árbitro de fútbol, o tricornio a un guardia civil). En este caso son dos los elementos típicos que se han seleccionado y con ellos se ha formado un nuevo compuesto. La palabra parece funcionar como sustantivo y como adjetivo ("llevaba una camiseta perroflauta"), aunque también se ven los derivados perroflautístico y perroflautero.

Tiene gracia, para alguien de mi edad, reencontrar en las descripciones y valoraciones de los perroflautas (¡qué placer poder llamarles de alguna manera!) algunos de los tópicos que treinta años atrás se dirigían contra los hippies. Aquí van algunos enlaces sobre el tema: en la Frikipedia, en un foro, en un blog (y léanse los comentarios)...

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22 septiembre 2008

SMS: L GRN DBAT!


Una de las preguntas que con más frecuencia me hacen los periodistas es: "¿Qué podemos hacer para que los SMS no destrocen el español?". Fíjense en que las pregunta lleva dentro una afirmación: "Los SMS están destrozando el español". Yo suelo contestar: "Pero eso no es cierto..." Y el periodista se me queda mirando (si es una entrevista presencial), o mirando fijamente al teléfono, y casi se le oye pensar: "Este hombre no sabe qué está diciendo...".

Por eso ha sido un gran placer leer una entrevista a David Crystal (gracias, Francisco Yus por la pista), que se presenta con esta entradilla: "El guru de la lengua David Crystal dice a John Crace que los SMS no son responsables ni de la mala ortografía ni de la decadencia moral".

Crystal es un lingüista y divulgador bien conocido de los visitantes de estas páginas. Ha publicado un libro titulado Txtng: The Gr8 Db8 (traducción: 'SMS: L GRN DBAT') con una investigación sobre el uso de los SMS. Los datos que presenta son para el inglés, y es posible que en el español cambie algo, pero ¡al menos habla a partir de un estudio, y no desde lo que le parece!
Casi todos los principios básicos que la gente tiene sobre los SMS resultan ser erróneos. La mala escritura no es universal: el análisis muestra que sólo el 10 % de las palabras usadas en un mensaje están mal escritas. Tampoco son los jóvenes los que mandan más mensajes: el 80% los envían empresas y adultos. Del mismo modo, no hay pruebas de que los mensajes enseñen a la gente a escribir sin ortografía: más bien la investigación muestra que es más probable que los chicos que mandan SMS frecuentemente sean los más letrados y los que más habilidades ortográficas tienen, porque tienes que saber cómo manipular la lengua.
y
Si no sabes escribir una palabra, entonces no sabes realmente si mola escribirla mal. Los chicos tienen una idea muy precisa del contexto: ninguno de aquellos con los que he hablado soñarían en escribir como SMS en un examen. Saben que les bajaría la nota.
En el fondo, destaca el entrevistador, se trata de dos posturas ideológicas diferentes: quienes creen, como Crystal, que el lenguaje cambia constantemente, y quienes preferirían que no fuera así...

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19 septiembre 2008

De comas y abortos

La noticia procede de Argentina (gracias, Martín).

Según cuenta Crítica, el juez negó un aborto a una niña de 12 años violada por su padrastro:
Para muchas organizaciones civiles e incluso estatales –entre ellas el INADI– el caso de la niña da lugar a la figura del “aborto no punible” y eso significa que no habría que dar parte a la Justicia, sino practicar la interrupción del embarazo sin más trámite. Pero el Estado, que terminó de hablar ayer a través del juez Ferrer, establece que este caso no amerita contemplaciones semejantes.

¿Por qué existen criterios tan distintos? El origen de la controversia está en el artículo 86 del Código Penal, cuyos incisos 1º y 2º establecen que el llamado “aborto no punible” vale “si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios” (inciso 1º) o “si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente” (inciso 2º). La zona gris se da con este segundo inciso, ya que no hay un acuerdo generalizado en torno a sus alcances. Al momento de ser redactado, este artículo se copió de un código suizo, pero en la transcripción se habría omitido poner una coma después de la palabra “violación”: un aparente “detalle” sintáctico que, sin embargo, tiene consecuencias de significado contundentes. El aborto no punible “sin coma” no incluye en sus alcances a una niña de 12 años sin problemas mentales. Con coma, sí.
Vale la pena leer la noticia completa, con otros detalles sórdidos (aparte de los sintácticos).

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09 septiembre 2008

Primera entrada tras la migración


En realidad es una entrada de prueba, pero aprovecharé para indicar que en el arcano mundo de las webs alternan metáforas zoológicas (como la migración, o cambio de ordenador que estas páginas acaban de experimentar) con otras domésticas: el servidor que administra páginas y el alojamiento u hospedaje en el host.

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02 septiembre 2008

Délicieuse paëlla


La imagen superior (gracias, Simona) ha sido obtenida en el puerto de Brístol (Reino Unido) en unas fiestas de este verano. Y: ¡la de reflexiones que me inspira! Veamos...

Uno de los casos más típicos en que una lengua adopta una palabra de otra es cuando el término alude a una realidad antes desconocida, y que ha sido introducida por la legua ajena. El español adoptó en su momento los nombres relacionados con la música que le aportó el italiano, y en estos mismos días el inglés... bueno: eso daría para otro post de este blog.

¿Qué palabras ha prestado el español a otras lenguas en los pasados años? Por supuesto, fiesta, siesta, guerrilla, ¡pero también paella! Sí: el sabroso plato valenciano (que tomó su nombre del recipiente en el que se prepara), es ya una presencia en el panorama internacional. Hay 2.660.000 páginas web en inglés que incluyen la palabra paella, y 479.000 en francés.

¿Y la paëlla que aparece en el cartel de la fotografía? Pues se trata de la grafía francesa más extendida. Y el galicismo general de la referencia se comprueba viendo que el puesto anuncia "Délicieuse paëlla". Claro que, al lado, un castizo "Olé" (otro préstamo del español a muchas lenguas) recuerda la filiación del plato, al igual que la bandera rojigualda con el toro que medio se vislumbra en la penumbra del tenderete.

¿Y esta confusión babélica entre el nombre en francés, el plato español y el contexto inglés? Cosas de los tiempos que corren: desde esta Barcelona inundada de turistas que llevan sombreros mexicanos y compran burritos sólo puedo decir: así nos va...

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