Perroflauta(s)
Desde hace unos años llevo viendo por distintas ciudades españolas grupos de jóvenes de ambos sexos caracterizados por 1) indumentaria desaliñada compuesta por lo general por leotardos y camisetas, 2) pelo en rastas, 3) extremada delgadez, 4) compañía de numerosos perros, 5) representaciones públicas de malabares y tañido de flautas, por las que piden dinero.
Bueno: sin llegar a posiciones fuertes sapir-whorfianas, sí que tengo que decir que me tranquiliza mucho conocer el nombre de las cosas, y de hecho no poder nombrar a esta tribu urbana que no se ajustaba exactamente a ninguna de las que conocía en el presente (siniestros, punkis) o en el pasado (hippies) me provocaba cierta desazón.
Y en esas estaba cuando de golpe oí o leí la palabra perroflauta para hacer referencia a estas gentes y, tras laboriosa investigación (consistente en meter la palabra en diversos buscadores) descubrí que estaba bastante extendida. Se usa también perroflautas incuso en singular: "un perroflautas".
El mecanismo lingüístico de formación es bien conocido: es la sinécdoque, o selección de una parte por el todo (como cuando se llama trencilla al árbitro de fútbol, o tricornio a un guardia civil). En este caso son dos los elementos típicos que se han seleccionado y con ellos se ha formado un nuevo compuesto. La palabra parece funcionar como sustantivo y como adjetivo ("llevaba una camiseta perroflauta"), aunque también se ven los derivados perroflautístico y perroflautero.
Tiene gracia, para alguien de mi edad, reencontrar en las descripciones y valoraciones de los perroflautas (¡qué placer poder llamarles de alguna manera!) algunos de los tópicos que treinta años atrás se dirigían contra los hippies. Aquí van algunos enlaces sobre el tema: en la Frikipedia, en un foro, en un blog (y léanse los comentarios)...
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