Glíglicos y jitanjáforas
¡Que bellos los experimentos para crear sartas sonoras ininteligibles con apariencia de lenguaje natural! Un comentario de Sergio B. Landrove a una entrada del blog de al lado me suscita este tema. Así, a bote pronto recuerdo la jitanjáfora, el glíglico...
Parte del encanto de estos juegos está en que nos ponen en contacto con elementos aparentemente periféricos de nuestra habla: el ritmo, el sistema fonológico, la melodía de la lengua... y al fondo queda, casí desvaído, el sentido. En alguna ocasión (pirueta máxima), de la palabra inventada nace la verdadera, como la suripanta surgida, creen algunos, de una jitanjáfora entonada por señoritas a las que se atribuía tradicionalmente moral dudosa, y que recibieron de ella el mote infamante. ¿Conocen los lectores más casos de falsos leguajes, y de su influencia sobre los verdaderos?
Parte del encanto de estos juegos está en que nos ponen en contacto con elementos aparentemente periféricos de nuestra habla: el ritmo, el sistema fonológico, la melodía de la lengua... y al fondo queda, casí desvaído, el sentido. En alguna ocasión (pirueta máxima), de la palabra inventada nace la verdadera, como la suripanta surgida, creen algunos, de una jitanjáfora entonada por señoritas a las que se atribuía tradicionalmente moral dudosa, y que recibieron de ella el mote infamante. ¿Conocen los lectores más casos de falsos leguajes, y de su influencia sobre los verdaderos?
Etiquetas: Por algo se llamará así...