El e-book y los editores

16 febrero 2008 14:07

¿Cuántos años hace que existen e-books, es decir: dispositivos dedicados para lectura de libros? Más de una década... En 1999 y en el 2000 ya escribíamos por aquí sobre estos artefactos. Desde entonces, no ha pasado un año sin que se anunciara la aparición (o desaparición) de un nuevo modelo. ¿Por qué, entonces la fiebre actual? Porque acaba de salir el Kindle de Amazon, y a pesar de no ser una novedad en casi ningún sentido, el efecto de su salida ha llamado la atención de la prensa general.

En esta estela, hay que comentar la aparición en PDF de la revista New Geek, dedicada (¡cómo no...!) al futuro de los libros. La revista reseña el Iliad, el CyBook y el Papyre. Contiene, además, una entrevista con Ignacio Latasa, director de Leer-e, que distribuye estos e-books.

Pero el problema de los e-books no es el artefacto en sí (que, por cierto, ya funciona razonablemente bien y presenta una calidad de lectura muy buena). El problema es qué leeremos en ellos, y sobre todo, ¿por qué habríamos de leer en ellos?

La segunda pregunta tiene una respuesta curiosa: porque pueden contener (se nos dice) 500 (o sescientos, u ochocientos) libros... ¡De golpe descubrimos que lo que siempre habíamos querido era llevar con nosotros toda nuestra biblioteca, como si estuviéramos condenados a ir a una isla desierta! La verdad, a veces el mundo de las nuevas tecnologías parece ajustarse a la maligna definición de lamento no recordar quién: "la solución para un problema que nadie tiene". Y además, en una isla desierta no podremos recargar el e-book...

Porque la clave es, por supuesto, qué leeremos en estos cacharros. De momento, parece que grandes candidades de obras sin derechos de autor, de cualquier procedencia y en cualquier estado. Así reza la propaganda de Papyre:
Actualmente estamos regalando una biblioteca de 400 libros libres de derechos de autor pues uno de nuestros objetivos es fomentar la cultura y por lo tanto hacer que este gran número de libros esté en el mayor número de hogares Españoles [sic, por la mayúscula] (vía Sedic).
Porque los editores están todavía pensándoselo... y no me extraña. Si el futuro viene por productos dominados por grandes redes, tipo Amazon, los precios finales de los títulos (y por anto los ingresos del editor, y del autor) pueden ser irrisorios, porque en realidad esos precios estarán financiando la compra del dispositivo lector. Ante la inminente llegada de Kindle a Gran Bretaña, los expertos comienzan a preocuparse por estos temas.

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3 Comentarios:

Anonymous Álvaro Martínez dijo...

«Pero el problema de los e-books no es el artefacto en sí (que, por cierto, ya funciona razonablemente bien y presenta una calidad de lectura muy buena). El problema es qué leeremos en ellos, y sobre todo, ¿por qué habríamos de leer en ellos?»

Esa es una parte del problema, dejando de lado el de los DRM. De todas maneras, yo a los libros electrónicos les veo más ventajas que desventajas, siempre que los inventos en este sentido se hagan bien. Y, bueno, ya lo comentaste en alguna otra entrada: desde luego Kindle no sería un ejemplo de invento bien hecho.

16 febrero, 2008 18:16  
Blogger El Abuelo dijo...

Ya he oído el planteamiento de esa duda en varias ocasiones y, sin embargo, para mí la respuesta es muy sencilla:

Habríamos de leer en dispositivos de libros electrónicos porque, aparte del almacenamiento centralizado, hay muchos lecturas que tienen su único origen en Internet (es decir, no son novelas u obras de teatro, al menos no publicadas a la manera tradicional), como por ejemplo las bitácoras a que uno pueda estar suscrito, o los canales de noticias (con sus artículos y columnas añadidos), y cuya lectura, cada vez más ingente, se hace muy difícil e incómoda en las pantallas de ordenadores, tanto por el cansancio de la vista, como por la rigidez del emplazamiento a que obliga una gran parte de los ordenadores (los de sobremesa, pero también los mal llamados portátiles).

Es decir, los nuevos dispositivos serían una vía para poder sacar de los ordenadores convencionales el contenido originalmente digital a un soporte de lectura más mucho más cómodo.

Pero es que además existe la segunda razón de que estos dispositivos, a causa de su naturaleza crecientemente digital y decrecientemente vinculada al "hardware", ofrece cada vez más nuevas opciones de tratar la información introducida en ellos, así como ampliarla sin necesidad de recurrir a nuevas fuentes, soportes o aparatos.

21 febrero, 2008 19:31  
Anonymous Fran dijo...

Siguen quedándose cortos en algo fundamental: el libro impreso es más que información textual, es una obra de arte, y además de una experiencia comunicativa produce una experiencia artística. Por eso sigue existiendo la pintura a pesar de la fotografía y la impresión. Aunque no parezca importante, el lector de e-books no sólo tiene que igualar la comodidad del libro físico, sino compensar la pérdida de valor añadido. Para empezar deberían tener un diseño más atractivo que el Kindle.

21 febrero, 2008 20:18  

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