Marcapáginas

05 febrero 2010 09:17

He aquí un curioso sitio dedicado a los marcapáginas o puntos de lectura, un adminículo de propaganda frecuente en el pasado, pero que hoy está desapareciendo.

Entre los post descubro un marcapáginas del pasado en el San Jerónimo de Durero (abajo a la izquierda):

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Lo demas no es exactamente silencio

04 febrero 2010 20:49

No soy el único que está fascinado leyendo The rest is noise, de Alex Ross (El ruido eterno, Barcelona, Seix Barral), subtitulado "Escuchar al siglo XX a través de su música". Un comentario de Lady Newell sobre los booktrailers en un post anterior me la refleja inmersa en la misma lectura, y disfrutando también de su booktrailer (abajo). Voy a recoger las indicaciones que da Lady en su comentario.

El libro presenta un ejemplo perfecto de maridaje de libro más web (modalidad que hemos ensayado varias veces): el blog Therestisnoise contiene materiales complementarios, incluyendo (muy importante en un libro sobre música) fragmentos de las composiciones sobre las que habla, a veces con versiones de piano que permiten seguir la línea melódica mejor que las orquestaciones. Hoy Ross escribe más bien en su bog de New Yorker.

Por otra parte, hay una lista de obras que se pueden adquirir en iTunes, para oír en el ordenador o en el iPhone. Por último, hay un glosario de los términos más específicos.


En suma: un perfecto ejemplo de cómo complementar un libro en papel con materiales digitales en la web o por teléfono móvil. Las obras que antes se llamaban "multimedia" ahora son además "multisoporte", utilizando lo mejor de cada uno de los medios por los que el texto, el sonido y  las imágenes llegan hasta el archilector final.

Aquí hay una entrevista con el autor. Revista de Libros publicó un buen artículo sobre la obra, pero como, absurdamente, no está on line, si en su ciudad no se encuentra a la venta, o no logran el ejemplar atrasado, ustedes se lo pierden.

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Complejidades para lograr la sencillez

22 diciembre 2009 09:17





Para ir consiguiendo el dulce estado de ánimo que se considera compañero de estas festividades (cuando un año concluye y otro comienza), vaya este bonito reportaje sobre la creación de un libro de esos "hechos a mano": The Complex of All of These, de Abigail Uhteg (y muchas gracias, Celia...).

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El papel es bueno

11 febrero 2009 09:17

La verdad es que parte de la propaganda pro libros electrónicos, e-books y similares se basa en que son (aparentemente) más ecológicos que los libros de papel. En esta era de publicidad y propaganda, no extrañará que los fabricantes y usuarios del papel se hayan puesto a hacer una campaña para defenderlo.

Se trata de Gracias papel [sic, por la falta de coma], que desarrolla lemas como el de arriba. Forma parte de esta campaña la Federación de Gremios de Editores de España, aunque no vemos a los editores de prensa, esos devoradores de bosques...

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El coste real de lo digital

13 enero 2009 09:17


Uno de los argumentos esgrimidos con frecuencia a favor de las publicaciones digitales y en contra de las de papel es el ecológico. De acuerdo con él, los libros de papel supondrían una degradación del medio ambiente por tala de árboles, emisión de CO2, etcétera, mientras que lo electrónico estaría en un limbo virtuoso, sin apenas incidencia sobre el mundo real.

Pero las cosas no son exactamente así: primero fue el artículo de Tyler Pace en el sitio de Design Philosophy Politics: ‘Digital life identity crisis: tales of security and sustainability’ (vía BCNDesign: No hay tal cosa como un mundo virtual): "los avatares de Second Life gastan tanta electricidad como el ciudadano brasileño medio".

Ahora un Doctor en Física por la Universidad de Harvard cuantifica el aporte de Google en CO2 (en el Daily Telegraph, vía Dirson):
"Una búsqueda típica en el buscador web de Google se piensa que genera 7 gramos de CO2. Hervir una tetera produce unos 15 gramos". Todo ello, debido a la electricidad que Google necesita para procesar la petición, y realizar la consulta dentro de la información almacenada en miles de dataservers situados en varios puntos del planeta.

"Estos servidores, clientes y redes necesitan electricidad para funcionar y, puesto que que ésta es generada principalmente mediante la combustión de combustibles fósiles como carbón, petróleo o gas, se está contribuyendo al cambio climático", asegura.
La electricidad que usan las granjas de servidores que hacen las búsquedas no es necesaria sólo para que funcionen, sino osobre todo para enfriarlos.

Probablemente vayamos conociendo cada vez más sobre los costes directos e indirectos del mundo digital en el real, y es muy probable que acabemos por cambiar la forma en la que lo consideramos.

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¿La hora del p-book?

02 diciembre 2008 09:17


Un post de Tele-Read señala cómo los libros impresos van disminuyendo el tamaño o cuerpo de las letras, y cerrando el interlineado. Una práctica que ahorrará páginas, pero aumenta los problemas para una población lectora progresivamente envejecida, y con problemas de vista. Como es bien sabido, los libros electrónicos, o e-books, permiten modificar el tamaño del texto, cosa que los p-books no pueden hacer.

Sí: han leído bien, los p-books. Esta es la abreviatura de printed books que veo cada vez más extendida. De modo que ya saben: entre e-books y p-books anda el juego...

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Objetos encontrados en libros

12 noviembre 2008 15:05

Un comentario aparecido en uno de los post de este blog anuncia la creación de un blog muy particular: sobre objetos aparecidos en libros.

Abro un paréntesis para decir que, por respeto a los lectores y a los temas del blog, no suelo publicar comentarios que se salen de lo que se está hablando (los off topic, en la jerga del medio). Quien quiera plantear algo que no tiene que ver directamente con un post, siempre puede escribir a mi dirección de correo, que figura en el blog. Sin embargo éste me pareció curioso e interesante, y decidí publicarlo para no retrasar su difusión.

Galería de objetos encontrados en los libros es un blog porteño que se dedica a recopilar documentos aparecidos entre las páginas. Los libros son escondrijos ideales para objetos planos, de modo que llevan siglos cumpliendo esa función.


Mi aportación a la galería serán estos preciosos condones del siglo XIX cuya historia cuenta Antena 3 Noticias:

En uno de los libros de los fondos históricos de la biblioteca salmantina aparecieron dos preservativos envueltos en una hoja de periódico de 1857, que a su vez estaba en el interior de un manual de Medicina de siglo XVI.

Las investigaciones posteriores han determinado que los condones son del siglo XIX, por lo que se presume que fueron introducidos en el libro por algún estudiante de la época que estaba consultando el manual médico.

Bueno: todo perfecto, pero ¿por qué "introducidos por algún estudiante"? Por todo lo que sé de la universidad española del XIX y sus habitantes, juraría que quien los escondió fue un catedrático...

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El arma secreta de la prensa digital: el papel

22 octubre 2008 09:17

Vía 233 grados llego a la referencia de una intervención de William Powers, columnista de la revista estadounidense The Nation, durante la 11 Conferencia sobre Público Lector que ha organizado la Asociación Mundial de Periódicos. Powers es también autor del interesante ensayo Hamlet's Blackberry: Why Paper is Eternal.

Cito extensamente del resumen de su intervención: ¿El “arma secreta” de los periódicos en la era digital? ¡El papel! Sus conclusiones son válidas no sólo para la prensa, sino para cualquier tipo de lectura:

“La mayor fuerza del papel reside en el hecho de que la mente se asienta en un estado de tranquilidad apaciguada que da lugar a reflexiones más acertadas. Ese estado es mucho más difícil de lograr cuando se lee en formato digital donde la información es infinita y donde existen tantas actividades posibles en cualquier momento. En internet no hay ni principio ni fin.”

Aunque el carácter ilimitado de internet es “maravilloso en muchos sentidos”, su inmensidad es también su “principal defecto”, dijo Powers, quien actualmente está escribiendo un libro sobre la historia y la capacidad de atracción siempre constante del papel.

“Cuando uno lee un artículo en la pantalla, uno es consciente de que existe al mismo tiempo una gran cantidad de información al alcance de un solo click - desde el buzón personal hasta los últimos titulares de último momento, pasando por la cuenta bancaria o los miles de millones de vídeos en You Tube. Así es como, en vez de olvidarse de dichas posibilidades, uno está tratando de mantenerlas a raya en todo momento ante la pantalla.”

El hecho de que el papel se mantenga “desconectado del universo digital” no es un atributo negativo, es el “arma secreta” de los periódicos y merece ser tenida en cuenta, dijo.


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Aparición de Syntagma, número 2

07 septiembre 2008 19:43


Acaba de aparecer el número 2 de la revista Syntagma, que edita el Instituto de Historia del Libro y de la Lectura (de cuyo consejo científico formo parte), dentro de las publicaciones del IHLL.

Se trata de una publicación en gran formato, muy cuidada, que en este número ofrece el siguiente contenido:
E D I TO R I A L

M O N O G R A F Í A S
La muerte de Sir Thomas Overbury y doce grabados ingleses en la librería del conde de Gondomar, por PABLO ANDRÉS ESCAPA
Dios, el confesor y la monja. La autobiografía espiritual femenina en la España de los siglos XVI y XVII, por ANTONIO CASTILLO GÓMEZ
«Ut scriptores gallicam litteram scriberent», por FRANCISCO M. GIMENO BLAY
Ponctuer, éditer, lire. État des études sur la ponctuation dans le livre manuscrit, por
ELENA LLAMAS POMBO
«La llave de la despensa». Género y encuadernación artística, por MARÍA LUISA LÓPEZ-VIDRIERO
Pragmática de la lectura. Ruina de la glosa entre el manuscrito y el impreso, por
JESÚS RODRÍGUEZ-VELASCO
El papel y las filigranas de los incunables impresos en España, a través de los diversos ejemplares conservados en las bibliotecas del mundo, por GERARD VAN THIENEN, ASTRID ENDERMAN Y MARÍA DOLORES DÍAZ-MIRANDA MACÍAS (O.S.B.)

R E S E Ñ A
Francisco Rico, El texto del «Quijote». Preliminares a una ecdótica del Siglo de Oro, Valladolid: Centro para la Edición de los Clásicos Españoles y Universidad de Valladolid; Barcelona: Ediciones Destino: Biblioteca Francisco Rico, 2005, por
PABLO ANDRÉS ESCAPA

I N F O R M E S
La base de datos de encuadernaciones de la Real Biblioteca, por JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ MONTEDERRAMO
Armando Petrucci: una lectura paleográfica desde España, por FRANCISCO M. GIMENO BLAY
Se pueden solicitar ejemplares (a un precio de 40 euros) a la dirección de correo: ihll [a] cilengua.es.

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Pasar página con un gesto

05 septiembre 2008 09:17

Si la pantalla a veces es un libro, ¿cómo se pasarán las páginas? ¿Con las teclas de avance de página y retroceso de página (que Microsoft acaba de patentar)? Tal vez, pero puede ser más intuitivo hacer el gesto equivalente a pasar página con el equivalente fantasmal de un dedo en pantalla: moviendo el puntero controlado por el ratón.

Eso es precisamente lo que se logra en el navegador Firefox con uno de sus famosos complementos (pequeños programas que añaden funciones al navegador): All-in-One Gestures.

All-in-One Gestures permite trazar gestos sobre la pantalla con el ratón y alguno de sus botones, de modo que resulten comandos del navegador. Algunos de ellos ya están presentes en los menús o botones (como ir adelante o atrás en el historial), pero otros son inéditos.

He encontrado muy útil la orden de "incrementar número en la dirección", que sirve para recorrer series secuenciales de documentos. Un caso típico es el de las fotos que están numeradas correlativamente. Si estamos, por ejemplo, en bdg000121.jpg, el gesto de subir el cursor y moverlo hacia la izquierda (naturalmente con el ratón), nos llamará a la imagen bdg000122.jpg. En series de documentos html numerados ocurre lo mismo, como he ejemplificado en la imagen con una página de Las Moradas de Santa Teresa. En este caso el gesto equivaldría a un clic sobre el enlace siguiente.

La acción del ratón se dibuja sobre la pantalla con un rastro rojo (el color y el grosor, o su misma presencia se pueden cambiar), de modo que el comando se controla bien. Además, el usuario puede cambiar los gestos predeterminados por otros que le convengan más.

En resumen: una forma más de remedar en la pantalla algunas de las operaciones que veníamos realizando sobre el papel.

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Encuentro sobre Edición: una visión, I

14 julio 2008 20:40

La semana pasada tuvo lugar el Encuentro sobre Edición en Santander. Unos días antes de celebrarse recibí un email de un(a) amig@ mí@: "Voy a ir. ¿Quieres que te cuente algo?". Contesté a vuelta de correo (quiero decir que pulsé instantáneamente 'Responder'): "¡Claro! Envíame un resumen de las declaraciones clave del encuentro". "Con gusto", me dijo, "pero anónimamente: así estaré más libre; ni siquiera desveles mi sexo o género".

Como es lógico, respeté sus deseos, y aquí está su relato, día por día:

MIÉRCOLES 9 DE JULIO

Jordi Úbeda, presidente FGEE:
Los editores no tienen miedo a las nuevas tecnologías, sino a determinados usos y planteamientos agresivos e irrespetuosos de algunas empresas que pretenden enriquecerse sin remunerar a los creadores con la excusa de la finalidad cultural supuestamente gratuita.

Rosalina Díaz, directora general Wolter Kluwers España (y directora de esta edición del Encuentro):
Los modelos de negocio editorial en el mundo digital existen y ya están desarrollados: Wolters Kluwer, en el 2007, facturó más del 60 % por contenidos electrónicos, frente a su facturación por obras impresas.
Es necesario pasar de contratar "obras" a contratar "contenidos".

Mesa sobre "Una visión global de los nuevos negocios editoriales"

Rolf Eide, CEO de Wolters Kluwer Europa:
Considera a su empresa más una "information company" que una "publishing company".
A la pregunta "Is Google a competitor or a partner?" responde que "both".
Lo que da valor al cliente no es solo el contenido ni la tecnología sola, sino la combinación.
El enfoque en el producto ya es cosa del pasado; el enfoque debe estar ahora en el cliente, en entenderlos, y eso requiere muchos cambios internos de gestión.
Los tres impulsores del cambio de paradigma son:
1) la explosión de los "digital natives", sus expectativas, prácticas, etc. (colaboración, search and find, etc.). Los estudiantes ya no van a las bibliotecas universitarias a consultar libros, estudiar y demás (como hacía él de joven) sino a recargar los ordenadores portátiles.
2) el boom de las comunidades sociales y colaborativas.
3) la evolución tecnológica, web 2.0, etc.

Mesa sobre "El libro electrónico y los distintos soportes para la lectura":

Jesús Badenes, Planeta, moderador:
La gente quiere "all-in-one", no un aparato para cada cosa.
Hay una conexión íntima ente canales de distribución y producción de contenidos. Los primeros deben ser respetuosos con los derechos, etc.
La regla de hoy es "customer is king", abandonado ya el "content is king" de no hace tanto.

Esther Franch, Larousse:
Próxima aparición en el Reino Unido de una solución a la diversidad de formatos textuales de libro electrónico, un estándar para conversión de formatos: ePUB.
Hay quienes apuestan por el móvil como aparato integrado y quienes apuestan por el ordenador portátil.
Diversidad de posibilidades de negocios en nuevos dispositivos: audiolibros para móviles / descargas de microcontenidos / Internet (los editores de enciclopedias han empezado a permitir consulta gratuita para competir en Internet con Wikipedia, posicionarse mejor en ámbito escolar, crear redes sociales y saber qué buscan los usuarios, etc.) / juegos para móviles a partir de cómics o novelas (Mi experto en vocabulario: juego para Wii basado en Larousse).

Martí Manent, Asociación Comercio Electrónico y Derecho.com
El libro electrónico ya es una realidad / en Derecho.com ya se venden más libros electrónicos que en papel de algunos títulos.

Luis Francisco Rodríguez, Publidisa
"Las uvas tecnológicas todavía no están maduras", dicen muchos responsables editoriales cuando se (les) plantean negocios digitales, para desecharlos…

Badenes (en el coloquio)
Firme alegato por validez de libro impreso (por lo menos en literatura y libro general) de aquí a diez años en España. Solo 50.000 Kindles vendidos en Estados Unidos frente a millones de ipods (no son mercados similares libro y música). El autor (que es quien manda al final) elige mayoritariamente el canal tradicional: si venden libros a 18 euros en librerías, ¿por qué ir a otros modelos? El mundo editorial cambiará de modelo, sin más problema (claro que algunos no podrán cambiar, etc.), cuando vea posibilidades de negocio y de mercado en otras vías de distribución.

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Bidibooks, del libro al móvil

16 junio 2008 09:17


Ya es frecuente ver libros que presentan extensiones en Internet (como apéndices, bibliografías más amplias, etc.). Los artículos de la prensa impresa con frecuencia remiten a materiales digitales. El problema es que para saltar del papel a la web hay que teclear una dirección, con el consiguiente riesgo de errores.

Hace tiempo que existe el código QR, que permite a través de un código capturado con el móvil, saltar del mundo físico al virtual. Ahora se ha ampliado al mundo de libro, en los llamados bidibooks, que permiten pasar del libro al teléfono móvil. (Gracias, Juan Pablo).

Las aplicaciones para actualización de datos o para ampliación de información son muy claros en el segmento de guías turísticas y obras similares.

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Pop-ups

14 junio 2008 19:54

Confieso mi debilidad por los pop-up books, es decir: los libros que despliegan imágenes tridimensionales al abrirse. Son muchas veces obras maestras de ingeniería del papel (papiroflexia dinámica, podríamos llamarla).

Pues bien, el sitio japonés Eco Zoo aprovecha los gráficos en tres dimensiones para recrear la experiencia de pasar las páginas de uno de estos libros. (Gracias, Adela)

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Por qué he escrito este artículo

07 junio 2008 12:29

En El País de hoy, en el suplemento "Babelia", publico un artículo titulado El buen libro de papel. Esta es su conclusión:

Borges imaginaba el paraíso bajo la forma de una biblioteca. Pero ¿qué es la biblioteca sino la promesa de una gigantesca reserva de libros y un orden para encontrarlos? En lejanos almacenes, en librerías de novedades y de segunda mano, custodiados en bibliotecas, o incorpóreos como arquetipos digitales listos para ser impresos esperan cientos de miles de libros, y hoy una red mundial de búsquedas y recomendaciones, como nunca ha existido, permite llegar hasta ellos.

Nos gustan los textos en la Red, adoramos los e-books. Pero para sentarse cómodamente y leer no hay nada como los buenos, los amigables libros de papel.

Creo que decidí escribir un artículo como éste un día que estuve en un programa de radio. Me habían llamado (según descubrí demasiado tarde) para que hablara mal de los libros tradicionales y echara loas a aparatos que, como Kindle, la gente que estaba en el programa jamás había visto. Naturalmente, no lo hice: empecé a trazar una alabanza del libro (del libro normal) , y me encontré con la sorpresa de los responsables: "Pero bueno", vinieron a decir, "yo esperaba que lo que usted iba a hacer era hablar bien de los libros electrónicos...".

Y hay muchas cosas buenas que decir de ellos, qué duda cabe... Pero la postura, por decirlo suavemente, ignorante de mis anfitriones (unido al deficiente tratamiento que está teniendo por lo general en la prensa el fenomeno Kindle) me hizo empuñar la pluma y empezar:
Los libros son estupendos: es lo mejor que hay para leer, están bien de precio, no necesitan recarga, pasarán a nuestros herederos con nuestras anotaciones y subrayados y, cuando los sacamos de paseo, informan al universo acerca de nuestros gustos y aficiones, a través de sus cubiertas...


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Wikipedia y la Coca-Cola en África

01 mayo 2008 11:56


Hace pocos días se difundió la noticia de que una parte de la Wikipedia alemana (la segunda en extensión del mundo, tras la inglesa) iba a ser publicada en forma de libro por la editorial Bertelsmann, parte de un gigantesco grupo mediático internacional.

Destacan varios aspectos en esta operación:
¿El libro de la Wikipedia? Pues sí: el libro sigue siendo una buena herramienta de consulta, y además: ¿verdad que sigue existiendo muchísima gente sin acceso a Internet, o con poca familiaridad en su uso?

Los artículos que van a ser editados (50.000 de las 700.000 entradas de la versión alemana) serán los más consultados en la enciclopedia en el periodo 2007/8. Dado que los datos de acceso a la Wikipedia son públicos, bien podríamos decir que la selección de entradas para publicar de una de las editoriales mundiales más especializada en obras de consulta... la han hecho los propios usuarios de la Wikipedia.

Bertelsmann, eso sí, revisará las fuentes y la información contenida. Mmmm... sería interesante saber si los errores o carencias detectadas las incorporarán los redactores de Bertelsmann a la versión on line.

Esta es la primera vez que se edita en papel. De los 19,95 euros de su precio de venta, un euro irá destinado a la fundación sin ánimo de lucro que sostiene la Wikipedia alemana. Pero en realidad la licencia de la Wikipedia permite la republicación total o parcial, incluso con fines comerciales, lo que quiere decir que, incluso sin esa donación, cualquier editor podría imprimir parte de la Wikipedia en forma de libro.
El hecho de Wikipedia esté bajo ese tipo de licencia es con frecuencia mal entendido, y he leído críticas al respecto de esta operación de Bertelsmann. Pero el que un proyecto creado por voluntarios sirva a alguien para enriquecerse no es un desdoro... si con ello se consigue que el proyecto se difunda. De hecho hay argumentos a favor de que se permitan usos comerciales incluso a digitalizaciones hechas con dinero público...

De hecho, en el mundo en que vivimos, parece ser mejor ligar la distribución de bienes (sean materiales o intelectuales) al comercio que a otro tipo de impulsos: véase si no lo que ocurre con la Coca-Cola y África. O, sin ponernos extremos: ¿qué será mejor, que los habitantes de países en vías de desarrollo no puedan acceder al saber destilado gratuitamente por los colaboradores de la Wikipedia, o que haya dos, tres, cuatro editoriales compitiendo con extractos impresos de la obra con distintos criterios y precios?

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"Esto no es un libro"

27 abril 2008 16:33


Hasta el próximo 20 de mayo estará abierta en la nueva sede del Humanidades y Ciencias Sociales del CSIC (cuya biblioteca ya conocemos), en la calle Albasanz de Madrid, la exposición Esto no es un libro, comisariada por Jesús Marchamalo:
La exposición plantea un recorrido por los libros que no son libros, o no del todo: libros circulares, pentagonales, libros que son cajas, o que tienen forma de baraja. Obras de Max Aub, de Octavio Paz, de Julio Cortázar, de Ullán, Scala, Castillejos... Más de medio centenar de obras.
Arriba un ejemplar de Brindaban, de Octavio Paz y abajo de Cortázar, Último round.

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La enciclopedia de la web del libro de Rowling

14 abril 2008 17:51

Hoy ha empezado el juicio de la autora de Harry Potter, J.K. Rowling y la compañía cinematográfica Warner Bros. contra una pequeña editorial que pretende publicar en forma de libro el contenido del sitio web The Harry Potter Lexicon.

Curioso pleito, que pone en cuestión al menos dos interesantes cuestiones:

Un libro hace más daño que una web

Curiosamente, J.K. Rowling había dado su apoyo en el 2004 a este sitio web. Llegó a decir que lo consultaba mientras escribía, en busca de algún dato. La verdad es que, como ocurre con muchas webs de fans, presta un importante servicio de promoción y apoyo a los lectores

¿Por qué la web sí y el libro no? Rowling dice que ella planea publicar una enciclopedia (bueno, digo yo: pues que gane la mejor), y además donar sus beneficios para caridad, no como el editor, al que guía un sórdido afán de lucro...

Aunque: ¿no quería lucrarse Steve Vander Ark, autor del sitio web The Harry Potter Lexicon (y que de hecho no ha sido demandado)? Su web es de acceso gratuito, pero la mayor parte de sus páginas tienen anuncios, y dado que tiene 25 millones de visitas, algo sacará de ellos... Creo que en este pleito lo que está en juego es el prestigio del libro frente a la volatilidad de la Web: lo que no molestaba en web (antes al contrario), molesta en libro.

Ordenar material ajeno es infringir el copyright

El segundo aspecto es que J.K. Rowling afirma que la futura enciclopedia (y por ende el sitio web, seamos serios) vulnera su propiedad intelectual y derechos de autor, porque hace un uso extenso de materiales de la obra...

¡Claro que sí! The Harry Potter Lexicon es una obra cuidadosa, que se extiende a lo largo de 2.347 artículos, elaborada por un profesional de la biblioteca y las obras de consulta, y hace constantes referencias y citas de la obra sobre la que versa: ¡faltaría más!.

Quien quiera ver lo bien que se ha elaborado, que lea las declaraciones del autor acerca de qué considera el
canon de Harry Potter, y sus cuidadosos distingos entre lo que dicen los libros de la saga (en qué edición, además), lo que presuponen algunos de sus párrafos, aunque no lo digan explícitamente, las afirmaciones de la autora, lo que cuenta la película, incluso en escenas supervisadas por la autora, etcétera, etcétera. Su trabajo no ha sido sólo copiar fragmentos, sino bucear en el texto, y el mundo que este describe, hasta los extremos inverosímiles que muestran sus cuadernos de apuntes (ver abajo). Si: un trabajo meritorio, aunque habrá quien piense que al servicio de un objetivo banal... pero ésa es otra historia.


Anthony Falzone, abogado de la editorial y director ejecutivo del Fair Use Project de la Stanford Law School , relacionado con el Center for Internet and Society (fundada por Lawrence Lessig, creador de Creative Commons) ha dicho:
Durante cientos de años todo el mundo ha estado de acuerdo en que la gente es libre de escribir guías de otras obras. Esta es la primera vez que alguien ha dicho seriamente que la gente no tiene el derecho de hacerlo.
Las acusaciones mutuas entre los creadores del mataerial de consulta y los demandantes se están enzarzando, pero esto solamente indica que la tarea de penetrar en una obra literaria, y más si es tan extensa y compleja, sólo puede ser colectiva: las cronologías de los DVDs de la Warner, afirma el editor, han sido copiados de los del sitio web.

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Feliz primavera

02 abril 2008 20:24

Libros clavados en una medianera de Barcelona

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Libro: el sarcófago abierto

21 febrero 2008 10:26

En 1680 el impresor Alonso Víctor de Paredes escribió de su propia mano (componiéndolo letra a letra con los tipos de su imprenta) un tratado sobre la fabricación de libros. En él declaraba:
Asimilo yo un libro a la fábrica de un hombre, el cual consta de ánima racional [...] y cuerpo galán, hermoso y apacible. Esto hizo su Majestad como Dios y todopoderoso. Nosotros como humildes y flacas criaturas procuramos formar un libro perfectamente acabado el cual constando de buena doctrina y acertada disposición del impresor y corrector, que equiparo al alma del libro, e impreso bien en la prensa, con limpieza y aseo, le puedo comparar al cuerpo airoso y galán.
Si el libro es el cuerpo (y "cuerpos de libros" se decía, por "volumenes", en nuestros Siglos de Oro), ¿cuál es exactamente el alma? Y, ¿puede hacer algo ésta sin aquel?

Esto es lo que explora mi artículo Libro: el sarcófago abierto, que se publica aquí al lado. Su texto proviene de la intervención de apertura de la Book Conference 2007 (Madrid, 20 de octubre). Ha aparecido por primera vez en el número 4 de la Revista Texturas.

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Gran Enciclopèdia Catalana en abierto

20 febrero 2008 14:55

Una de las obras de consulta más conocidas de Cataluña, la Gran Enciclopèdia Catalana, está desde hoy accesible gratis en Internet. Hasta el momento su versión web, la Hiperenciclopèdia, era de pago, y coexistía con la edición en papel, en 28 volúmenes. Ésta no volverá a publicarse, y la de Internet se abre a la Red.

¿Qué ha ocurrido? Los beneficios por suscripción (que existía desde 1998) eran muy bajos, "pese a las suscripciones colectivas con fondos públicos que permitían el acceso a los funcionarios, las escuelas y las bibliotecas catalanas" (dice El Periódico). Por otra parte, las enciclopedias en papel, sobre todo las de gran formato, están perdiendo ventas progresivamente desde hace años, coincidiendo (como a nadie se le escapa) con el ascenso de Internet y concretamente de la Wikipedia.

¿Qué podía hacer Enciclopèdia Catalana? La obra en gran formato no se volverá a publicar, y entre tenerla guardada en un cajón y abrirla al público en la Red, la mejor solución es la segunda: a través de ella se podrán "generar ingresos por publicidad, convenios y aportaciones públicas" (de nuevo El Periódico). Es decir: se intentará cambiar el modelo de negocio... Se tratará también de "incorporar la posibilidad de que los usuarios nos propongan nuevas entradas o textos revisados, que sólo publicaremos, sin embargo, después de ser revisados por el editor", dice el director general, Albert Pèlach en el blog del proyecto. La moda de la Web 2.0 entre las instituciones es clara, pero, como ya discutimos en este mismo blog, ¿cómo se las van a arreglar para recibir aportaciones altruistas de usuarios?

Hay otro problema, que es el de la misma concepción de la obra. Una enciclopedia en línea no es sólo el texto e imágenes en un servidor (en la imagen inferior, un artículo de la enciclopedia), ni aunque tenga acceso hipertextual a otros artículos de la misma obra: le falta la conexión al exterior. Estos elementos están previstos en una segunda fase. Dice La Vanguardia:
Tendrá un contenido aproximado a finales de 2010 de 575.000 entradas [en vez de las 270.00 actuales], 50.000 fotografías, 2.000 dibujos, 1.500 vídeos, 2.000 mapas, 250.000 conexiones hipertextuales internas y 30.000 externas.
Bienvenido este caudal de informaciones abierto a todos en la Red, pero, tanto como el modelo de negocio, el modelo de una enciclopedia en línea es lo que debe ser revisado.

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Regalar saber

31 enero 2008 17:28


Dentro de un libro editado en los años 50 (del pasado siglo), y tal vez coetáneo de él, encuentro este punto de lectura de la librería H.F. Martínez de Murguía, de Valverde 29, Madrid. La librería, por cierto, creo que aún existe.

Me ha gustado mucho el lema que exhibe, que utiliza la figura retórica conocida como quiasmo (aunque tal vez se trate de una antimetábola, gracias a José y a Fede por las precisiones). Aparte del toque nostálgico del "Saber regalar es regalar saber", resulta que uno de los circuitos en los que más aparecen los libros es precisamente el del don: el obsequio de un libro es uno de los medios más frecuentes por el que estos objetos de cultura llegan a manos de un gran sector de la población.

Un libro no sólo es un libro, sino que es el centro de un notable conjunto de prácticas sociales que se tejen en torno a él, y ésta del regalo es una de esas prácticas, antigua y arraigada. Cuando pensamos, a tumba abierta, sobre el futuro de este artefacto en la era digital, no deberíamos olvidar uno de sus usos más nobles: servir de emisario ante otra persona de nuestros pensamientos y deseos.

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Penguin sobre el libro y el futuro

07 enero 2008 15:04

He aquí dos videos producidos por Penguin, en los que la editorial británica plantea dos escenarios posibles para el futuro del libro; de lo apocalíptico a lo esperanzador (en inglés, no he encontrado versión doblada; vía Timbooktu).


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El destilado del libro

05 enero 2008 12:32

"Índice de las cosas más notables" de una edición del Criticón.

El usuario habitual de textos electrónicos (ya sea en e-books o en la misma Web) —lo que hace tiempo llamé lector Control + F—, tiene siempre la misma fantasía cuando maneja un libro tradicional: pulsar un botón que le permita buscar dónde había aparecido determinada palabra, o dónde se cita a cierto autor. Lamentablemente, los libros de papel no tienen esa posibilidad, salvo cuando han sido digitalizados: en proyectos como el Inside this book de Amazon o Google Libros se puede buscar en su interior.

Bueno: exagero. Los libros tradicionales sí solían tener posibilidades de búsqueda en su interior. Eran los "índices de materias" o "de conceptos", o índices de autores" que solían figurar al final (a diferencia del "índice de contenidos", con los nombres y páginas de los capítulos, que iba al principio). Hablo en pasado porque es un recurso que cada vez está más ausente de los libros, por una parte porque su confección añade gastos a la edición, y en general, por el lamentable clima de descuido que se ha impuesto en estos temas.

El índice es el destilado de una obra (como dijo el crítico Thomas Mallon), pero tal vez podría ser una obra en sí mismo, que es lo pretende Molly McQuade, quien publicó "A Fan's Index to Portnoy's Complaint": ¿vale más la descripción de un territorio o su mapa?

En Estados Unidos hay una gran tradición en el trabajo de confeccionar índices: hace muchos años que existe la American Society of Indexers (y véanse las P+F de su portada), y a veces he citado su boletín, llamado, apropiadamente, Keywords. Pues bien: a través de un post de Paper Cuts, el blog libresco del New York Times, titulado "Los reyes del índice" llego a una pieza de Enid Stubin: “My Life in the Indexing Trade”.

La autora trabajó para Sydney Wolfe Cohen Associates, una empresa de confección de índices de Nueva York, y su artículo recoge el clima de la empresa y la forma de trabajar. Como muestra, este botón:
Los autores tenían cosas que decir, ciertamente, pero nosotros determinábamos cuán fácilmente un autor podía navegarlas en una biografía de 600 páginas: la madre de Kissinger daba de comer al perro de él hamburguesas y judías verdes (mascotas, dieta de, 113).

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Los libros, a la basura

11 diciembre 2007 22:15


La oprobiosa imagen superior pertenece a un contenedor situado en la bella (aunque en progresiva degradación) villa de Cadaqués. El reciclado de desechos es una muestra de respeto al medio ambiente, aunque algún día debería plantearse la ecuación costos/beneficios que implica la forma en que se hace: habrá sorpresas...

Pero a lo que íbamos: el papel es uno de los productos más reciclables, y estos contenedores dispersos por toda la geografía animan al ciudadano a depositar en ellos su "papel y cartón". Pero, concretamente, ¿qué tipo de materiales están incitando a arrojar al contenedor? La imagen lo dice bien a las claras: frente a una caja de cartón y lo que con buena voluntad podríamos calificar de "revista", hay seis hermosos libros, seis, encuadernados, a lo que parece, en tapa dura.

Me parece una barbaridad esta exhortación, por dos motivos. En primer lugar por las omisiones: no hay ninguna imagen de los packagings abusivos de yogures o latas de cerveza, ni de los periódicos dominicales sobreinflados para meter publicidad, ni de los folletos con los que espamean nuestros buzones físicos, ni de las pilas de propaganda electoral (ilegible e ileída)
con las que nos empapelarán en seguida. No: hay que reciclar libros.

Pues no: aun si uno no está de acuerdo con el adagio clásico retomado por Cervantes ("No hay libro tan malo que no tenga algo bueno"), hay una forma preciosa de mantener el libro vivo: hacer que pase al mercado de segunda mano (¡rápido, antes de que lo destruyan o lo llenen de cánones), o lanzarlo al bookcrossing para que alguien lo encuentre. O, si me apuran, dejarlos cuidadosamente apilados en una esquina cerca del contenedor: ya verán lo que duran...

Pero a la basura, ¡nunca!

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Jovellanos en realidad virtual

12 noviembre 2007 09:13


La reproducción digital de los libros está intentando rescatar algunas de las características sensoriales de los originales. Concretamente, el manuscrito de la traducción de Ifigenia (de "Juan Racine") hecha por Jovellanos (Instituto Feijoo del Siglo XVIII) ofrece una interfaz en Flash que permite pasar las páginas, y nos devuelve incluso el crujido del hojeo. La función de zoom lleva a un aceptable grado de ampliación. Ninguna de estas características son inéditas en ediciones digitales, pero están realizadas con especial cuidado.

La digitalización comprende incluso las tapas de cuero (en las que alguna mano bárbara de siglos pasados posó un vaso rezumante, cuyo cerco aún pervive) y las guardas de la encuadernación (abajo). Como saben bien los lectores de estas entregas, hay que defender el aceso al original, cuyas características (incluso olfativas) pueden ser de gran ayuda para el investigador. Pero en su ausencia, cuidadas ediciones digitales como ésta ofrecen un valioso sucedáneo.

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Subrayados

11 noviembre 2007 11:13


"Puede que leamos los mismos libros,
pero subrayamos pasajes completamente diferentes..."

Una de las muestras de humor de New Yorker: intelectual, fino y satírico. Y, como es frecuente en la revista, dando en el clavo: no es lo que leemos, sino cómo lo leemos, qué destacamos de lo que leemos. El subrayado y anotado de los libros que uno lee es una práctica extendida: alguna vez he citado sobre ella H.J. Jackson, Marginalia. Readers Writing In Books, New Haven, Yale University Press, 2001, útil pero insatisfactorio.

Y luego: la comunidad de lecturas como muestra de la comunidad de intereses, o (en el contexto del chiste, en el prototípico mundo intelectual neoyorquino), de afinidades, incluso amatorias...

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¿Cuántos libros necesita un estadista?

23 octubre 2007 21:47


No es por dar "una de cal y otra de arena", pero el video de propaganda difundido por el PSOE, Con Z de Zapatero, despierta un ramillete de reflexiones paralelas a las que suscitaba su contrincante Rajoy.

Zapatero no necesita la bandera, claramente, ni tampoco la corbata. Idéntica suerte corren las fotografías, de ignoto pero previsible contenido. Sin embargo, hay dos cosas de las que al parecer no se puede prescindir en el mensaje de un líder: la cabeza (o, por mejor decir, el busto) y los libros.


Al igual que su oponente, Zapatero ha rechazado la pantalla del ordenador (demasiado oficinesco), la pila de periódicos (poco fotogénica), e incluso del clipping de estos que le espera cada mañana en su despacho: no; están él, el vacío y los libros.

Detengámonos por un momento en estos. Una docena corta de volúmenes se agolpan en el ángulo superior izquierdo que parece preceptivo. Seis, en hard cover, están de canto. Cinco o seis más, claramente en rústica, descansan tumbados. ¿Qué dicen estos volúmenes sobre su poseedor y presunto lector? Los libros grandotes parecen coffee table books o ediciones institucionales, del estilo de El retablo de Nuestra Señora la Mayor en Villanueva, o Pedro Tejerinas, escultor animalista. Los rústicos son novelas, o ensayo ligero: no hay más que verlos...

Está muy bien, muy bien un presidente que lea (o que se fotografíe con libros), pero cualquiera que lea de verdad, o que requiera libros para su trabajo, sabe la cantidad de volúmenes que hay que movilizar. ¿Una docenita? ¡Bah!

Nada impide pensar que el encuadre engaña. Que si la cámara girase sobre su eje y enfocara a derecha e izquierda revelaría estanterías repletas de libros agitados y desordenados por el continuo uso. Pero, ¿por qué no parece verosímil? Esa docena arrinconada tiene el aire inconfundible de los libros reunidos por el decorador de interiores en la esquina de la estantería semivacía que comparten con un jarrón y un bibelot en la foto de la revista de muebles o suplemento dominical. Sus colores (el único contrapunto cálido y oscuro a los claros dominantes) crean una oposición muy del gusto de esos profesionales.

Porque, claro está, el entorno de la filmación no evoca el despacho de Zapatero, sino algún área de relax de las dependencias oficiales o privadas. Lo demuestra además la ausencia de corbata, el aire soñador... En ese contexto, uno no maneja arduos textos de Historia, de Economía o Política, sino que se limita a pasar las páginas con detalles del retablo, o a leer una novelita. La pregunta clave es: ¿por qué se dirige a nosotros desde ahí?

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Librerías privadas (estanterías)

17 octubre 2007 18:20

Un lugar para voyeures/exhibicionistas de la estantería.

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El libro como prestigio

14 octubre 2007 11:47


El reciente mensaje del Mariano Rajoy, secretario general del partido de la oposición en España, el PP, ofrece una puesta en escena que merece (al menos desde la perspectiva de este blog) un pequeño análisis. Se ha destacado que todo el encuadre refleja la parafernalia con la que se adornan los mensajes de la jefatura del Estado o del Gobierno, pero más a nuestro favor: el uso que vamos a examinar no es sólo el de un político que aspira a ganar las próximas elecciones, sino todo un rito propiciatorio que copia los usos de quienes están ya en el poder.

¿Y cuáles son estos? De entrada, el gesto grave y la corbata al cuello de aquellos en quienes se puede confiar: la efigie personal ocupa un tercio de la imagen. La bandera nacional llena otro tercio. Hay 1/6 residual, pero dominado por fotografías enmarcadas, que podemos adivinar con la imagen del protagonista acompañado por dirigentes hispanos o internacionales. Y por fin llegamos donde queríamos: 1/6 de la imagen la ocupa una estantería con libros.

¡Qué curioso! Podía ser un receptor de televisión, ese medio que preocupa tanto a los políticos que no han encontrado ellos, los de ninguna opción, un momento para crear el estatuto de una auténtica televisión pública, que no esté al servicio del partido en el poder. Podían ser un montón de periódicos, porque sabemos que la primera preocupación de sus gabinetes, aun de madrugada, es ver qué dicen de ellos y de sus contrarios. Pero no: libros.

¿Y qué libros son estos? Las encuadernaciones de presunto cuero, la uniformidad de los tejuelos, los estampados en oro nos hablan o bien de una colección de textos (¡legales, claro!) encuadernados de encargo, o bien, o bien... (vacilo al decirlo) son... ¡una enciclopedia! Tengo varias en casa con ese aspecto.

No son, reconozcámoslo, libros destinados a ser leídos. Son libros que emiten un mensaje: yo respaldo a mi dueño. Si en un momento dado, en medio del discurso, él quisiera comprobar la fecha de un decreto-ley, los hitos de un reinado, se giraría en el asiento, cogería el tomo en cuestión, y todo el saber atesorado por las décadas pasadas, encuadernado en vaca muerta, estaría a su disposición. Claro, tal vez podría ocupar ese lugar de apoyo la pantalla de un ordenador (promesa, no ya de unos pocos cientos de páginas, sino de millones), pero, ¿tiene glamour?, ¿reluce con el cuero y el oro? No.

Sabemos que la política actual es una ciencia del espectáculo. Estamos dispuestos a traficar con símbolos, porque somos animales simbólicos, pero los que usan dicen mucho sobre lo que ellos, los emisores, piensan sobre nosotros, los receptores. Y estos señores piensan: "¡Toma ya librote!, ¡te vas a enterar...!"

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Encuadernaciones en la Web

02 octubre 2007 09:57


Hay momentos en que se acumulan las referencias a una actividad. Hispanoamérica. Artes del Libro, autotitulado (y es verdad) "Blog colectivo dedicado a las Artes del Libro en España y Latinoamérica", ofrece una preciosa muestra: "Encuadernación... 25 horas al día. Exposición virtual del Foro Yahoo Encuadernación".


La muestra (fotográfica) comprende una selección de obras con muy distintas encuadernaciones, de las que se aportan datos técnicos e imágenes de detalle. Las fotografías corresponden a la encuadernación de tres obras del gran Bernhardt, en un solo volumen, llevada a cabo por Julio Lira Vidal.

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Encuadernación en Barcelona

28 septiembre 2007 15:07



Del 27 de septiembre al 4 de noviembre está abierta la muestra L'enquadernació, ofici i art, en Artesania Catalunya, Banys Nous, 11, Barcelona.

La exposiciòn, organizada por los Amics del Relligat d'Art a Catalunya, contiene por una parte un recorrido por el proceso de encuadernación artesanal, expuesto a través de todas las fases por las que atraviesa el libro (en la imagen superior vemos el cosido de los cuadernillos, y en la inferior el refuerzo del lomo).

La segunda parte de la exposición contiene muestras de muy distintos tipos de encuadernación. Naturalmente, el trabajo comprende no sólo el armazón interno del libro, sino también la realización de las tapas y lomo del volumen, a veces mediante la simple estampación del título y autor, y otras veces formando conjuntos bellos y originales.

La muestra tiene un folleto gratuito donde se recoge todo el proceso, imágenes de una selección de los libros expuestos, información sobre encuadernadores y escuelas profesionales, y la terminología trilingüe de la encuadernación, en la que veo ciertos errores, o al menos incoherencias. (Por desdicha, el banner de la web de Artesania Catalunya que se supone que da acceso al PDF del catálogo conduce a un mensaje de error).

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Diccionarios... ¿de papel?

17 septiembre 2007 08:39


En los comentarios al post anterior a éste, Alejandro Martín recomienda un bonito video: una charla de Erin McKean, editora del Oxford American Dictionary. La intervención versa sobre la redefinición del diccionario, y está en inglés. Aparte de explicar el trabajo de los lexicógrafos, y de hablar sobre qué hay en un diccionario, ErinMcKean se extiende sobre la evolución histórica y futuro de estas obras, y concluye que el papel "es el enemigo de las palabras". La suya es una intervención realmente interesante.

Pero una característica de este blog (que no refleja sino la curiosidad de sus lectores) es que saltamos de los contenidos a la forma en que vienen estos, y aquí se me abren tres reflexiones. La primera es que no todos los lectores siguen bien el inglés hablado. Si el video estuviera en un formato más extendido (como Youtube, MetaCafe, 6 Rooms, ...), algún amable voluntario lo podría subtitular con Mojiti, o alguna herramienta similar, como se ha subtitulado algún otro que ha aparecido aquí.

A cambio, el formato de video utilizado tiene una interesante propiedad: si se acerca el puntero a la parte inferior de la pantalla, aparece el esquema de la conferencia, en las cuatro partes en las que se divide (véase la imagen superior). Esto es muy interesante: un problema con los videos y los audios extensos (y este dura un cuarto de hora), es que no se puede buscar algo en ellos, salvo recorriéndolos de principio a fin (y por cierto: ésta es una de las ventajas del texto sobre las grabaciones multimedia). Este video editado ayuda a localizar sus apartados.

Por último, estas intervenciones de TED (una conferencia que reúne desde hace años a pensadores destacados) se difunden gracias a un mecenazgo, el de la BMW. Estamos en una época en la que muchas cosas llegan hasta nosotros por este cruce entre ideas personales y acciones corporativas...

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Google libros y el comercio del libro

30 julio 2007 10:34

Recoge El bibliómano una entrada de Hang Fire Books: ¿Quién teme a Google Libros? Su tesis es que la consulta de Google Libros sustituirá a la compra de un ejemplar de esos libros académicos que uno busca para hacer cosas como una nota al pie, pero también opina que fomentará la adquisición de libros que uno no sabía exactamente si podían serle útiles.

En mi experiencia personal (que, antes de Google Libros empezó con las digitalizaciones de Amazon) la reproducción parcial de un libro académico que me interesara rara vez me ha resuelto una duda, mientras que sí me ha lanzado a una compra.

Sigue Hang Fire Books: "Las primeras ediciones y los libros como artefactos/fetiches deberían mantener su valor [en un mundo en el que google Libros haya continuado su insaciable copia]". Esta reflexión de un profesional del libro debería hacernos pensar: ¿vamos hacia un mundo en el que los libros que valoramos por su contenido y oportunidad se consumirán sobre todo por línea (o en impresión sobre pedido)? ¿Reforzará ese mundo el aprecio (y el precio) de los libros antiguos/viejos, de las ediciones esmeradas y bellas?

No parece tan mal...

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Los libros de Cortázar

06 julio 2007 16:23


En Barcelona, en el Centro Cultural de Círculo de Lectores (Consell de Cent, 323), y hasta el 21 de julio, hay una pequeña pero exquisita exposición sobre la biblioteca de Cortázar, hoy donada a la Fundación March, y que ha comisariado Jesús Marchamalo.

La muestra reúne libros de Cortázar (traducciones y ediciones variadas), otros ajenos que le dedicaron sus autores, pero sobre todo libros que leyó Julio Cortázar, y que anotó sobre la marcha. Sus comentarios son tanto circunstancias de la lectura ("Leo en un restaurante de Rothemburg. Hace frío. Mucho Weiss Wein", en un volumen de Pedro Salinas) como juicios sobre las obras: un "maravilla" al lado de estas estrofas:


¿A qué obra pertenecen? Nada más fácil: la búsqueda de un verso en Google nos lleva a unas
Concordancias de Lorca (y de otros muchos poetas), que lo identifican como perteneciente a Poeta en Nueva York.

Por último, la exposición reúne algunas muestras de esos otros seres simbióticos con el libro: los objetos abandonados entre sus páginas: un billete de un barco, una hojita con anotaciones...

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Un millón de libros al día

30 junio 2007 09:05

Cuenta el Diario de León (vía De libros):
Las editoras españolas sacan al mercado, cada día laborable, más de un millón de libros. Es una cifra mágica que muestra la pujanza de uno de los sectores más dinámicos de la economía del país. [...] Solo el sector de la edición de libros supone una aportación del 1,2 por ciento al PIB español. Esa importancia se rubrica en los intercambios exteriores: España, que está en torno al puesto 15 en del mundo por su cuota de comercio se sitúa en cuarta posición como exportador de libros. El ámbito de la edición en español va a ser el tema estrella de la segunda Acta Internacional de la Lengua Española, que, bajo el título Desafíos de la industria editorial , se celebrará en Bogotá entre los días 27 al 29 de junio próximo.
Excelentes noticias, aunque el dato más importante no es ése, sino cuántos de estos libros se quedan en los almacenes de los editores, algunos después de haber hecho un viaje de ida y vuelta entre los almacenes de la editorial y las librerías. Los últimos años han visto un incremento constante de las devoluciones (en el año 2005, último del que hay datos completos, habían subido un 3,2 % respecto al año anterior).

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Narrativas: como de papel

27 junio 2007 10:24

Una "revista de narrativa contemporánea en castellano", Narrativas. Ya está en su número 6, con una excelente oferta de relatos.

Narrativas consta exclusivamente de una página de portada, con acceso a cada uno de los números en PDF. Ésta es su declaración de intenciones:
Surge al amparo de las nuevas tecnologías digitales que, sin querer suplantar en ningún momento los formatos tradicionales y la numerosa obra editada en papel, abren innumerables posibilidades a la publicación de nuevas revistas y libros al abaratar considerablemente los costes y facilitar la circulación y distribución de los ejemplares. En este sentido, hemos optado por editar la revista en formato PDF, ya que permite aplicar técnicas de diseño y maquetación propias de la edición tradicional y a la vez facilita su lectura, ya sea desde la propia pantalla o una vez impresa en papel.
Se trata de una publicación electrónica con clara vocación de ser "como de papel". El medio digital se usa exclusivamente para la difusión: no hay forma de llegar desde la portada HTML de un número hasta una cualquiera de las piezas que contiene. O uno se baja todo el PDF, o no tiene nada... Y, una vez en el PDF, no hay ni enlaces desde los contenidos del índice general hasta sus respectivas páginas.

Señalado esto, me apresuro a decir que es una opción perfectamente legítima, que refuerza la identidad del conjunto "número de revista" (por cierto, con su depósito legal e ISSN y todo), frente a la atomización que supondría una pluralidad de accesos. Por otra parte, los buscadores indizan bien los PDFs, y quien busque a un determinado autor lo encontrará si figura en las páginas de Narrativas. Sin embargo, el recurso de enlazar a un determinado relato (y no a la totalidad del número) está vedado, y eso va en detrimento de la visibilidad de los contenidos individuales... Pros y contras de una determinada opción editorial.

Pero, como digo siempre, es un placer ver cómo los medios actuales de edición y difusión se utilizan para un proyecto de valor.

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¿Cuán grande es la Wikipedia?

25 junio 2007 16:45


Los textos electrónicos no tienen tamaño, por eso una comparación frecuente es la de cuántos volúmenes impresos ocuparían. La conversión a papel se ha hecho para la más grande de las Wikipedias, la inglesa (vía Barrapunto):
Usando volúmenes de 25 cm de alto y 5 cm de ancho (en torno a 400 hojas), cada página a dos columnas y 80 líneas, cada línea con 50 caracteres, hacen 6 megabytes por tomo. Como la inglesa ocupa unos 4,4 gigabytes, esto hace 750 volúmenes. Tener en cuenta que son cálculos aproximados y que esto no incluye imágenes, ni tablas ni otros elementos que a buen seguro ocupan mucho más que el texto.

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Libro interactivo

14 junio 2007 18:31


La Revista Digital de la UNAM presenta en su último número, dedicado a la Realidad Virtual, un artículo dedicado a "Sistemas de posicionamiento en la creación de un libro interactivo".

Un libro interactivo, en el sentido en el que usa el término Arpa Solutions, es un objeto-libro tradicional al que se añaden capacidades de presentación de modelos virtuales en tres dimensiones, videos, audios, etc. El artículo mencionado se plantea tanto las dificultades de esta técnica como alguna de sus posibles utilizaciones, como presentaciòn de obras de arte tridimensionales.

Y a mí que me recuerdan poderosamente a los libros pop-up, esas maravillas de la ingeniería en papel...

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Papel IV

09 junio 2007 12:17


Un proyecto de una universidad sueca busca incorporar al papel (material que goza de buena implantación como soporte de datos) sistemas de interactividad. No ha sido el primer intento, ni será el último: el sueño es, ni mas ni menos, aplicar a un medio ya conocido y de fabricación relativamente barata las capacidades que hoy por hoy sólo se encuentran en dispositivos electrónicos. (Vía El Mundo).

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Detrás del mostrador

05 junio 2007 08:21


A través de la Web de la confederación de los libreros, CEGAL, llego a las ponencias del Congreso Nacional de Libreros, que tuvo lugar este año en Alcalá de Henares, y allí me encuentro una de Javier Peral, de la mayor empresa española de distribución y logística, Logista.

Lo que más me ha sorprendido de ella fueron en primer lugar las cifras: 17 millones de ejemplares almacenados y 28.000 "referencias trabajadas": títulos, supongo. Una simple división da unos 607 ejemplares por título, media realmente baja, y más teniendo en cuenta que medio almacén serán ejemplares de libros de Dan Brown. Si los títulos editados el año pasado fueron (según el INE) 66.000, parece que la primera empresa de logística española maneja sólo la mitad de los títulos aaparecidos en un año (¿y los de los años anteriores?).

Pero quizás lo que me ha producido más vértigo es esta imagen del almacén y lo que supongo que es la zona de pedidos. El libro, el buen libro de papel, es un producto de un mercado atomizado, y antes que el que hemos pedido al librero llegue a nuestro poder habrá tenido que pasar por almacenes gigantescos, donde robots guiados por radiofrecuencia han cogido un ejemplar, que pesado y medido por láser, empaquetado y etiquetado automáticamente, habrá salido de madrugada en gigantescos camiones para llegar a nuestra librería...

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El orden de los libros

08 mayo 2007 16:39


Tras la retirada, el transporte y por fin la sedimentación. Entonces uno se enfrenta a un dilema: o ir abriendo poco a poco las cajas de los libros, y disponer cada uno de ellos en su lugar preestablecido (condenado a andar errante entre cajas durante semanas), o colocarlos todos grosso modo para desembarazarse de los obstáculos, confiando al futuro la tarea de reordenarlos...

He optado por la segunda versión, lo que me condena de entrada a una biblioteca desordenada. Incluso el más descuidado de los poseedores de libros sabe bien dónde está ése o aquél, o en qué esquina recuerda haber visto tal otro. Pero quien tiene una biblioteca barajada está frente al caos.

Hay una bonita frase de los últimos momentos de Severo Sarduy, cuya fuente me impide comprobar precisamente esa situación. Hablaba el gran escritor cubano de los preparativos para su desaparición, embarcado en una enfermedad incurable, y comentaba que la esperaba (entre otras cosas) con su biblioteca en orden. Un buen servicio para el que llegara después...

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Huellas de la ausencia

05 mayo 2007 17:17


En general, me interesan las huellas de las cosas que ya no están. ¿Qué forma tiene la ausencia? Las habitaciones desaparecidas son una presencia fantasmal en la pared colindante. ¿Y los libros?

Las bibliotecas ausentes se perciben en el rastro rectilíneo de las baldas de las estanterías, ahí donde reinaba el orden que nos reflejaba. Ann Fadiman decía de las librerías de sus padres en Ex Libris: "their selves were on their shelves", que en inglés contiene un bonito juego de palabras: "sus yos estaban en sus estanterías".

Y en los propios estantes, años de exposición a la luz han acabado por dibujar en la madera el perfil inédito, la planta arquitectónica de los volúmenes que se elevaban en ella. Pegados a la pared del fondo, los lomos han dibujado delante (en la parte inferior, en esta vista desde arriba) la curiosa geometría de las disparidades de tamaño, formato o encuadernación: entrantes y salientes y como remate los rectángulos de las rústicas, o las curvas de las tapas en tela o en cuero.

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Ciberokupa

30 abril 2007 07:17

¡Triste sino el del lector/escribidor bífido, al tiempo electrónico y tradicional! A las angustias del transporte de libros y estanterías (pues no se mantienen los unos sin las otras) se unen las de la persona privada de su conexión y de su IP, condenado a errar parasitando WiFis o a teclear en locutorios polvorientos, desparramando una nube de contraseñas por teclados ajenos.

Gracias por los mensajes de aliento. Por aquí pasa gente que ha movido también libros...

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Metadanzas

28 abril 2007 15:40

Tras lo dicho antes. Los libros tetrificados en cajas. Las cajas tetrificadas primero en el elevador de las mudanzas, luego en el seno insondable del camión capitoné. Luego, el camión tetrificado entre el tráfico.

En general, no muy buen día.


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Mudanza

23 abril 2007 14:56


El Día del Libro me sorprende, por una especie de maldición, empaquetando libros para cambiarme de casa.

Para ello debo practicar el ejercicio de tetrificación o tetrisización de volúmenes (en alusión al juego del Tetris, que persigue el empaquetado sólido de figuras geométicas). Así descubro lo útiles que son los crisolines para rellenar los huecos dejados por otros libros: véase la ilustración superior (en primer término, un ejemplar de Gracián que compré en el Rastro, que sirvió para que alguien depositara sobre él una maceta, a juzgar por las huellas de su cubierta).

Aparte de las tropecientas cajas de libros, transporto un objeto del tamaño de una caja de puros: es mi disco duro externo, repleto de obras digitales.

Si hay un momento en el que incluso un amante del libro tradicional bendice las obras digitales es una mudanza...

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¡Funciona!

08 marzo 2007 09:11

Uso mucho el reciclado. Me encanta que algo que yo no use encuentre utilidad para otra persona, y nunca he vacilado en incorporar a mi vida algo que otro ya no quería usar. Una de las interfaces más útiles para estos intercambios es, sencillamente, la calle. Uno deja en ciertas esquinas determinadas cosas y puede estar seguro de que durarán "menos que un merengue a la puerta de un colegio" (en la expresión consagrada, y probablemente obsoleta).

Con los libros ocurre exactamente lo mismo. O más. En determinados momentos de mi vida me he visto impulsado a reducir el volumen de mi biblioteca. Uno de mis procedimientos ha sido normalmente acudir a un librero de viejo. Me saco unas pelillas (que gastaré inmediatamente en más libros), y las obras volverán a encontrarse con su público, gracias a los sitios especializados: los tenderetes callejeros, el Mercat de Sant Antoni (Barcelona), la Cuesta de Moyano (Madrid), etc. Pero para pequeñas cantidades, o con libros que no quiere ni el librero de viejo, utilizo el mismo procedimiento: una bolsa, y a la esquina de la calle.

No duran nada. Alguien puede preguntarse que quién querrá los gruesos tomos de Teoría y Crítica Literaria de los que me desprendí cuando abjuré de ciertos errores de juventud. Sabe Dios. Un día coincidí en una comida con el responsable de saldos de libros en El Corte Inglés (no caeré en el eufemismo común en la prensa de decir "unos grandes almacenes": sólo hay unos). Le pregunté algo que siempre había querido saber: ¿siempre encuentran comprador para estos libros en saldo?, ¿incluso para los de egiptología o resistencia de materiales?. "Claro", me dijo, "siempre y cuando se baje lo suficientemente el precio: se vende todo". A ese precio bajo, bajísimo, de cero euros, mis libros en la calle es lógico que no duren nada...

Uno de los usos habituales en los que usan la calle como Gran Intercambiador, cuando depositan un electrodoméstico, un ordenador, etc., es dejar un cartel que diga: "Funciona". Así, el transeúnte sabe que no está ante una chatarra, útil sólo para los recuperadores de metal (que pueden desguazar un televisor antiguo en dos minutos), sino ante un aparato quizás no de última hora, pero sí utilizable. Esta imagen de los aparatos con el cartel encima me asaltó cuando bajaba ayer una bolsa de libros a la esquina.

Y entonces pensé: un libro no necesita encima el cartel de "Funciona". Cualquiera sabe que puede cogerlo, abrirlo, e inmediatamente la alineación de letras empezará a destilar sus contenidos en la mente del lector. El libro siempre funciona. El buen libro de papel.

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Dentro de los libros

25 febrero 2007 09:45

Compré en un librero de viejo, por Navidades, una preciosa novela juvenil de los años 50 del siglo pasado, de la extinta Editorial Labor. La acción transcurría entre los tramperos y mineros de Alaska. Al verlo con más calma en casa, en su interior descubrí, recortadas de periódicos de la época, un par de noticias amarillentas, una referida al comercio de pieles, y otra a las minas de oro de la región. Y entonces recordé algo que no veía desde pequeño: cómo los libros se enriquecían permanentemente con artículos de revistas o periódicos. Recuerdo haber visto a mi padre recortar y pegar en las guardas de una obra sobre la prehistoria alguna noticia aparecida en el Ya sobre hallazgos de los paleontólogos. Junto con los subrayados y las anotaciones marginales, este aporte de nuevos elementos era la forma de conectar el texto del libro con otros textos. Hipertexto, sí, pero avant la lettre y en una sola dirección.


Recordaba estas cosas viendo algunos de los últimos posts del blog de Studiolum, una web dedicada a emblemática y otras cuestiones humanistas, que narran hallazgos de anotaciones y papeles en ejemplares de libros antiguos.

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