El destilado del libro

05 enero 2008 12:32

"Índice de las cosas más notables" de una edición del Criticón.

El usuario habitual de textos electrónicos (ya sea en e-books o en la misma Web) —lo que hace tiempo llamé lector Control + F—, tiene siempre la misma fantasía cuando maneja un libro tradicional: pulsar un botón que le permita buscar dónde había aparecido determinada palabra, o dónde se cita a cierto autor. Lamentablemente, los libros de papel no tienen esa posibilidad, salvo cuando han sido digitalizados: en proyectos como el Inside this book de Amazon o Google Libros se puede buscar en su interior.

Bueno: exagero. Los libros tradicionales sí solían tener posibilidades de búsqueda en su interior. Eran los "índices de materias" o "de conceptos", o índices de autores" que solían figurar al final (a diferencia del "índice de contenidos", con los nombres y páginas de los capítulos, que iba al principio). Hablo en pasado porque es un recurso que cada vez está más ausente de los libros, por una parte porque su confección añade gastos a la edición, y en general, por el lamentable clima de descuido que se ha impuesto en estos temas.

El índice es el destilado de una obra (como dijo el crítico Thomas Mallon), pero tal vez podría ser una obra en sí mismo, que es lo pretende Molly McQuade, quien publicó "A Fan's Index to Portnoy's Complaint": ¿vale más la descripción de un territorio o su mapa?

En Estados Unidos hay una gran tradición en el trabajo de confeccionar índices: hace muchos años que existe la American Society of Indexers (y véanse las P+F de su portada), y a veces he citado su boletín, llamado, apropiadamente, Keywords. Pues bien: a través de un post de Paper Cuts, el blog libresco del New York Times, titulado "Los reyes del índice" llego a una pieza de Enid Stubin: “My Life in the Indexing Trade”.

La autora trabajó para Sydney Wolfe Cohen Associates, una empresa de confección de índices de Nueva York, y su artículo recoge el clima de la empresa y la forma de trabajar. Como muestra, este botón:
Los autores tenían cosas que decir, ciertamente, pero nosotros determinábamos cuán fácilmente un autor podía navegarlas en una biografía de 600 páginas: la madre de Kissinger daba de comer al perro de él hamburguesas y judías verdes (mascotas, dieta de, 113).

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9 Comentarios:

Anonymous jincho dijo...

Una pequeña curiosidad de los índices, que encontré en la versión en inglés del libro "The art of computer programming. Vol. 1.- Fundamentals algorithms" de D.E. Knuth (El creador del sistema LaTeX). En el índice de contenidos consta:
"Circular definition, 263. 308
see definition, circular",
y en la hoja siguiente:
"Definition, circular,
see Circular, definition".

Esta pequeña broma, sin embargo, desapareció en la edición en Castellano, de ed. Reverté. Esto si que es un auténtico "Lost in Translation".

Saludos.

05 enero, 2008 22:24  
Blogger José Antonio Millán dijo...

Gracias, Jincho. En efecto: la traducción de los elementos alfabetizados de un índice o un diccionario puede jugar malas pasadas.

06 enero, 2008 14:33  
Anonymous Namibia dijo...

Yo he visto en uno de sus libros un chiste en el índice de concpetos. Es en la entrada Lengua, y las páginas que figuran son desde la primera hasta la última del libro.

07 enero, 2008 10:26  
Anonymous David dijo...

No creo que los índice estén en desuso en la edición en inglés. Sin embargo, sucede en muchas ocasiones que el mismo libro en traducción castellana pierde el índice, incluso cuando el traductor lo ha vuelto en castellano (tremenda tarea, por cierto, la traducción de índices), y la editorial se lo ha pagado. Para mí, resulta incomprensible, además de un engorro a la hora de manejar el libro, sobre todo ensayos y literatura académica. ¿Desidia? ¿Mala fe?

07 enero, 2008 12:27  
Anonymous Silvia Senz dijo...

Me permito responder a David, si JAMillán me lo permite a su vez:
No siempre los índices alfabéticos son necesarios en una obra, y los editores anglosajones son excesivamente proclives a incluirlos. Esa es una de las razones por las que se suprimen en muchas ocasiones en las ediciones traducidas en España. Lo malo es que esa decisión se toma no cuando se debe (al adquirir los derechos de edición de una obra extranjera, que "se supone" que se adquieren tras examinar detenidamente la obra en cuestión y valorar su interés y comercialidad), sino cuando el editor suele, en la práctica habitual, ojearla, que es una vez traducida e incluso compuesta.
Desidia, pues, en cualquier caso.
Y desidia también cuando ese índice se suprime simplemente por evitar el engorro que supone editarlo según alguno de los sistemas de indización que se emplean en la edición en español (distintos del habitual en la edición inglesa) y corregirlo en sucesivas pruebas.

07 enero, 2008 13:07  
Blogger José Antonio Millán dijo...

Gracias, David y Silvia.

A David: los índices están efectivamente en retroceso en las ediciones en inglés: lo ha denunciado ya hace años el boletín Keywords. Claro: podríamos pensar que la asociación de indizadores son parte interesada...

Silvia: a mí nunca me sobra un índice (lo más que puede pasar es que en determinadas obras no lo consulte). De hecho, en la tradición editorial española había muchos más índices que en la actualidad: la prueba son las ediciones desde el XVII sobre todo: el ejempo que aporto del Criticón es del XVIII. ¿Cuándo verías hoy un índice así en esta obra? (por cierto, y como me enseñó Alberto Blecua, esta es una de las razones para consultar ediciones antiguas que no son necesariamente la princeps).

Pero tenéis ambos razón en lo de la desidia. Unos índices pueden retrasar la edición (hay que hacerlos en pruebas paginadas), y, sobre todo, cuestan más dinero. Esto hace que muchas veces no se incluyan, cuando deberían incluirse.

Po cierto: bonito tema el de las diferencias entre la indización española y de otros lugares... ¿Has escrito algo sobre ello, Silvia, o puedes remitirnos a alguna fuente?

07 enero, 2008 13:24  
Anonymous Bourne dijo...

P+F???

07 enero, 2008 14:12  
Blogger José Antonio Millán dijo...

P+F = FAQ ;-)

07 enero, 2008 15:58  
Anonymous Silvia Senz dijo...

¿Qué quieres, José Antonio? Yo he llegado a encontrarme con índices alfabéticos absolutamente innecesarios en obras prácticas (de ejercicios de yoga, por ponerte un solo caso) que no requerían en absoluto búsqueda temática, tal y como estaban concebidas y teniendo en cuenta su finalidad y uso.
Sobre las diferentes maneras de componer las entradas de un índice según las distintas tradiciones bibliológicas, no puedo darte fuente alguna. Lo sé por experiencia editorial y por conocimiento teórico, tras contrastar la doctrina que se da en manuales de edición y estilo anglosajones y españoles. Y en articular algo basado en esa comparativa estoy trabajando ahora, en efecto. A ver qué sale.

Buen año.

07 enero, 2008 16:10  

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