¿Por qué tardan tanto los libros en hacerse?

04 febrero 2008 12:56


Esa es la pregunta que se formulaba ayer la colaboradora del New York Times Rachel Donadio. Al parecer, y a pesar de que los autores entregan hoy los libros en archivos electrónicos, que facilitan el tránsito a la imprenta, el lapso de tiempo que pasa desde que el autor acaba de escribir hasta que el libro está en la calle (al menos en Estados Unidos) está lejos de haber disminuido.

Cualquier autor, y más si es primerizo, experimenta la frustrante impresión de anticlímax en el dilatado periodo que transcurre desde que entrega el manuscrito hasta que lo ve en la librería. A veces, el lapso de tiempo (explica R. Donadio) se justifica por razones de márketing: elegir un periodo concreto del año para la aparición, o que no aparezca al tiempo que otro libro con expectativas similares. Pero por lo general parece ser una cuestión del proceso editorial.

El tema que suscita el artículo es interesante, pero creo que olvida una de las características de la edición, que no hay archivo electrónico que arregle: se trata de un proceso complejo, en el que uno o dos seres humanos deben leerse al menos una vez toda la obra con el objeto de enmendar errores, hacer propuestas de cambio, vigilar erratas, etc. Esto (que si no se hace es un desastre para el libro... y el lector) jamás es un procedimiento rápido.

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4 Comentarios:

Blogger Martín H dijo...

Es cierto, el editing y la corrección de estilo pueden demorar meses. Además, son pasos imprescindibles -y que los lectores sabrán agradecer- para lograr un libro con altos parámetros de calidas.

saludos
martín

05 febrero, 2008 00:26  
Anonymous Silvia Senz dijo...

Suerte que has añadido ese "al menos en Estados Unidos", porque será allí donde el proceso de edición sigue el ritmo y los pasos necesarios y enlentece la publicación de una obra.
Cuesta encontrar aquí quien lo aplique debidamente y quien además planifique previamente ese proceso en función de las necesidades de una obra, y con atención y respeto a quien la crea, a quienes la producen, a quien la recibe y a cómo se recibe.
Muchos de los que podrían tomarse ese cuidado, no lo hacen. Y muchos de los que querrían tomárselo, no pueden costearlo. Dios da pan...

05 febrero, 2008 13:55  
Anonymous Silvia Senz dijo...

Y añado: hay que leerse más de una vez la obra. Al menos una vez antes de componerla, que es cuando meterle mano a fondo sale menos caro. Y otra una vez compuesta, cuando aparecen problemas que no habíamos visto anteriormente o que son fruto de la puesta en página tipográfica. Y cada lectura la tiene que hacer un profesional especializado, con competencias, habilidades y capacitación específicas, y enfocando su atención en aspectos muy distintos de un texto (en bruto o compuesto).
Esto (y la personalización gráfica y material que toda obra requiere) es lo que distingue la edición profesional de la autopublicación vía Bubok, Lulu... Esto, y no el marketing, ni la impresión, ni la distribución, ni la venta, que a fin de cuenta siguen canales alternativos, pero ya creados y en funcionamiento.
Incluso la criba de contenidos de calidad que ha realizado tradicionalmente el editor moderno puede llegar a hacerse prescindiendo de esa intermediación, por otros medios (la tecnología permite desarrollar otras fórmulas de selección, como ha comentado en más de una ocasión Joaquín Rodríguez). Pero no hay aún fórmulas alternativas para el tratamiento y optimización de una obra, ni tecnología que las permita.
Y de esto sólo se dará cuenta la industria editorial cuando la autopublicación digital y bajo demanda campe por sus respetos.
To late to cry, habrá que decir.

05 febrero, 2008 14:15  
Blogger Mikel Alvira dijo...

Estoy totalmengte de acuerdo con Silvia. Aunque a ella no la conozco, la he seguido y leído, así que no me cuesta reconocer que habla desde la experiencia y el saber hacer.
Creo que por querer correr demasiado, con frecuencia algunas editoriales descuidan una necesaria calidad que solo mediante el trabajo lento y concienzudo de buenos profesionales se puede alcanzar.
Otra cosa es que las editoriales (o pseudoeditoriales) se agarren a ese largo lapso de tiempo diciendo que van a realizar dicha laboriosa tarea de revisión, cosa que no siempre sucede... como puede comprobarse en muchos de los libros que inundan las librerías.

Mikel Alvira

06 febrero, 2008 22:18  

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