Estampas parisinas V: el libro y el 'homeless'

21 enero 2010 16:29


Claramente, París es la ciudad de los libros: magníficas librerías, fastuosas tiendas de libros antiguos, bouquinistes (libreros de viejo) junto al Sena...

Lo que no podía imaginar era encontrarme con libros también en el improvisado campamento de unos homeless (o SDF, "sin domicilio fijo", como los llaman en Francia) bajo un puente. Cabe pensar si estos ejemplares están a la venta, o si se trata más bien de la biblioteca privada de sus moradores...


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4 Comentarios:

Anonymous Manuel Alejandro dijo...

Ciudad con cultura... pero además de verdad : )

21 enero, 2010 18:08  
Anonymous Gorki dijo...

No hay que irse tan lejos, en Madrid en la calle Príncipe de Vergara, acera de los pares pasada la Plaza de Cataluña, hay un vagabundo que saca sus perrillas para vivir, exponiendo y dando libros por lo que le quieran pagar, sobre un murete de piedra que rodea el jardín.

Yo y otros vecinos del barrio, le suministramos todo tipo de material de libros que ya no pensamos volver a leer y que no tienen valor bibliográfico.

Lo hago porque me ocupan sitio en las estanterías y no me dejan encontrar los libros que si quiero volver a leer o consultar. Antes los daba al bookcrosing y ahora se los doy a este vagabundo. Viene a ser lo mismo y le ayudo a vivir.

22 enero, 2010 08:32  
Blogger Julieta Lionetti dijo...

Hace muchos años, en 1996, durante la presentación barcelonesa del libro Historias del mariposa, el autor William T. Vollmann afirmó que los libros de papel nunca desaparecerían. La burbuja puntocom todavía no era una burbuja y Microsoft ni soñaba con aquel eReader fracasado que hasta a mí me hizo pasar a las filas del libro digital. Pero Vollmann --ex geek y uno de los escritores vivos más importantes de los Estados Unidos, aunque ahora no tenga editor en España-- aclaró que esos libros de papel los veríams, sobre todo, en manos de los homeless, de los desplazados del trabajo, la vivienda y, claro, de la nueva Nación Internet.
Esta crónica no hace más que confirmar esa tendencia augurada por Bill y que hace temblar y rechinar los dientes de la gran industria editorial. Al menos en los Estados Unidos.

22 enero, 2010 14:48  
Blogger wraitlito dijo...

París sí que es genuina.
Una historia genial.
Saludos

22 enero, 2010 22:14  

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