Cabecitas parlantes
04 noviembre 2007 12:54
Después de algún tiempo de duda y debate interno, creo que he localizado el origen del malestar que me proporcionaba ver cómo los periódicos, uno a uno, y por fin El País (versión papel) iban acogiéndose a la moda de poner a la vera de la firma de los artículos un retratillo del autor.
No se trata sólo de la escasa calidad de los rasgos primero captados fotográficamente, luego silueteados, retocados al Photoshop, reducidos y por fin impresos con mayor o menor prisa; no...
Es más bien cómo esta practica refleja: primero, un servilismo bastante hortera ante las demandas de "la civilización de la imagen": ¡se lo han creído!, ¡y le han pagado su óbolo! En segundo lugar, una lamentable desconfianza en los poderes del texto, es decir, del pensamiento y del raciocinio. ¿Qué me importa a mí la cara meditabunda o sonriente (no se sabe qué es peor) del plumífero de turno? ¡Deme usted argumentos, señor mío, flujos de pensamiento que yo pueda seguir y apreciar, y ya me ocuparé yo de ponerle la auténtica cara a su texto: la de las ideas que transmite!
Lo otro, las cabecitas, parientes pobres de los bustos parlantes de la tele, son sólo enfermedad senil del periodismo.
11 Comentarios:
Por eso no pongo nunca imágenes en mi blog, a menos que se trate de Godzilla, en breve...
Siempre hay quien se "rebela": a mí me encanta ésta foto con la que Agustín García Calvo acompañaba sus "Adioses al mundo" en La Razón.
Bueno va en gustos, igual podía ser una firma o un logotipo. Es una forma rápida de localizar un determinado columnista en una hoja inmensa de papel.
Y el misterio que le quita. Yo, que soy una ignorante de la imagen y, además, muy mala fisonomista, cuando leo una columna tiendo a imaginar al autor por el tono que emplea, le echo los años por su vehemencia o por sus reacciones a determinadas reacciones... y si le conozco (de foto) le imagino con su cara de antes.
Ahora, con las cabecitas, pura porno, ya no dejan terreno a la seducción ;-)
Un beso.
Yo también suelo ser algo escéptico con el uso de la imagen en general, pero en este caso creo que las razones son otras, o no tan pesimistas, ni tan nuevas. No hay más que recordar aquellos retratos en blanco y negro que se tragaban toda la portada de las novelitas de La Novela Corta (p.ej.: http://www.spanisharts.com/books/literature/imagenes/pbardamu.jpg). Esas fotos "pusieron cara" a la literatura de principios del siglo XX, e hicieron de los escritores personajes más familiares. Para bien o para mal, la visibilidad social del escritor o del intelectual condiciona su operatividad social. La imagen, tanto si es realista como si no, es un instrumento más de esa presencia.
La verdad: a mí también me molestan las cabecitas. Es cierto que como dice Sdlr el hecho tiene precedentes. Pero una cosa era la diseminación del rostro del novelista o poeta (que entronca con la época de las mascarillas mortuorias y otras efigies), y otra es que sea de interés ver la faz del que nos propone la reforma del sistema de impuestos: ¡por favor!
Qué diablos, si alguien propone una reforma del sistema de impuestos me gustaría conocerle, aunque sólo fuera de vista.
No estoy de acuerdo, el problema es que las imágenes se usan mal, somos unos analfabetos visuales en la mayoría de los casos y se puede decir y comunicar mucho sólo con imágenes, lo digo por esa actitud que percibo contraria a las imágenes. Al fin y al cabo, las letras no son más que imágenes que interpretamos como texto.
Aunque he de decir que lo de las fotos estaría mejor si fuesen más creativas, una mano del autor, el autor de espaldas y cosas así.
Grrrr... Eso de que las letras son imágenes! No señor, son letras, con rasgos distintivos gráficos!
Pero la propuesta del autor de espaldas me parece muy bien, y algunos, de frente y de perfil: ficha policial.
Gorki, no tienes razón: si hay algo para lo que NO sirven las cabezas es para localizar a un autor determinado entre el texto. Todas parecen iguales, sobre todo en un simple hojeo o pagineo.
De acuerdo en una cosa: no hay por qué ilustrar los textos con imágenes. Personalmente los prefiero a pelo. Como las imágenes, también a pelo. Las caras de los escritores son tan aburridas que tendrían que poner cara de trapecistas. Lo mismo que seleucus más arriba, tampoco soy partidario de las imágenes en mi blog. Pero supongo que todo esto va en gustos e intenciones.
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