PISA, y los muchos factores de la lectura
05 diciembre 2007 09:15
La noticia de estos días es el descenso en comprensión lectora de los alumnos españoles, el mayor de la OCDE, según el informe PISA 2006. Esta situación anómala de nuestro país en lectura se une a otras curiosas anomalías que padecemos (y que he tenido el humor de ir recogiendo). Tal vez haya alguna relación de causa-efecto entre ellas, o un complejo entrelazado de causalidades, pero aquí pasa algo.
Lo que ocurre es que con la lectura hemos topado con un tema que no deja a nadie indiferente: los especialistas saben (y el público presiente) que la lectura es una puerta abierta a la comprensión del mundo, a la formación interna y a la adquisición de conocimientos, y que es la vía privilegiada para esto, aunque otras compitan con ella. Sabemos todos también que sin lectura no hay sociedad del conocimiento, por más ordenadores, conexiones y banda ancha que tengamos. Por eso alarman estos datos...
¿Qué ocurre, pues, con la formación de lectores? Tal vez se han abandonado procedimientos formativos seculares (lectura en voz alta, por ejemplo), que tenían una razón de ser. Pero ya se están poniendo los medios para reforzar la lectura en la Primaria y dotar de bibliotecas a los centros. Aunque en educación los resultados son siempre a largo plazo...
Por supuesto, se habla de la competencia de otras formas de ocio, aunque mayor competencia que la que teníamos los niños de mi infancia con el juego en la calle (esa gigantesca videoconsola penetrable, llena de ruidos, olores y personajes) no creo que exista. Más problemática me parece la situación en los hogares; de familias lectoras suelen salir lectores (aunque no siempre...), pero si tenemos que empezar a refomar los hábitos de las familias, no acabaremos nunca.
¿Mientras tanto? Algo habrá que hacer, pero habría que empezar por afirmar con orgullo nuestra práctica y nuestra condición de lectores. He hablado otras veces de esto (3 de diciembre del 2003): la propaganda de las bibliotecas públicas hace un extraño hincapié en la no-lectura. El cartel de arriba, fotografiado la semana pasada en Madrid, es todo un ejemplo: personajes dando volatines, soltando cometas, tecleando en ordenadores, escuchando con cascos... ah, y sosteniendo un libro (boca abajo, bien es cierto). El texto lo remacha: "música, libros, cine, internet, cómics, teatro, talleres". ¡Por favor! Hay muchos sitios para teclear, oír música o hacer malabarismos, pero no tantos donde leer... Se esgrimen señuelos tan dispares para atraer al público que cuando entren en una biblioteca y vean las filas de libros retrocederán espantados. Repito: hay muchos lugares con titiriteros y ordenadores; menos con libros. No, señor; hay que declarar orgullosamente: "Ven a la biblioteca: silencio, libros, lectura..." Y si alguien nos tacha de antiguos, de poco enrollaos, mirarles a los ojos y, desde los siglos de una práctica lectora que nos ha hecho lo que somos, contestar: "¿Tú crees?".
Etiquetas: Bibliotecas, Lectura
11 Comentarios:
Muy bien el artículo,enhorabuena.
En concreto por la competencia de la calle en nuestra infancia y el último párrafo, gran verdad es que hoy en día en las bibliotecas hay de todo menos lectura.
Saludos,
Ramón
Creo que hace mucho más bién a la lectura, por ejemplo, el éxito de Harry Potter, que las absurdas campañas de promoción institucional, ó que las lamentaciiones a posteriori, como esta del informe de Pisa.
Saludos.
Hola:
Yo pienso de la misma forma que tu. Cuando era pequeño, mi padre me llevaba a la biblioteca infantil en recompensa cuando me portaba bien. Con los años, empecé a ir yo solo y a ver con satisfacción como me rompían la tarjeta de préstamos (esa a la que antes se juntaba el canguro con los datos del préstamo) cada vez que la rellenaba, para ponerme una nueva. Actualmente he terminado biblioteconomía y estoy con documentación (la vocación...) y no se cansan de repetirnos la política del "hay que llevar gente a la biblioteca como sea" con varios argumentos. El mas extendido es el de "de los que vayan allí, puede que alguno acabe siendo lector habitual" o el que mas me hace reir (por no llorar): "Si las bibliotecas no las visita nadie, acabarán cerrando": que esto lo piense un ciudadano de a pié que compare la biblioteca con un negocio, tiene un pase, que te lo diga un profesor como argumento a favor de convertir las bibliotecas en videoclubes y cibercafés gratuitos, cosa que yo veo ridícula, me parece cuanto menos execrable. Estas medidas lo único que consiguen es que los padres se piensen que son guarderías gratuitas y lleven a sus críos allí los días de lluvia, para que corran (habla la voz de la experiencia) enreden con los ordenadores y, sobre todo, molesten a los pobres chavales que, como yo hace años, van a leer. O mejor aún, que la biblioteca se convierta en trasiego continuo de personas que sólo van de paso a la sección de películas y mientras tanto no se molestan en moderar su tono de voz ni en desconectar los móviles y hablan al bibliotecario como si hablaran al encargado del videoclub para que, todos los que estamos por allí leyendo en silencio, nos enteremos de las ganas que tiene de que devuelvan tal película o tal otra, o de lo mal que les parece que no tengan ya, tal estreno que sí está en en el mercado porque la han visto en tal videoclub. Claro, no se puede echar gente a la calle como se merece, porque hay que llenar las bibliotecas a cualquier precio, qué mas da que los macarrillas se rían a carcajadas mientras usan los pc´s de la biblioteca para algo tan loable como ver la última paliza colgada en youtube o las fotos de tal vecina buenorra que aparece en Flickr... Yo no he estudiado biblioteconomía para eso. Yo soy bibliotecario porque creo que los libros son mucho mas que árboles muertos. Yo se que en los libros se haya la cura a muchas enfermedades del cerebro como el fascismo, el racismo, los extremismos políticos, los ultranacionalismos, la xenofobia, la violencia y, sobre todo, la pandemia de este siglo que empieza, la mas grave de todas, la incultura. Esa que nos hace ser de los peores formados de europa, esa que no nos permitirá competri en el futuro con ningú finlandés medio, porque estará a años luz de nosotros. Por favor, las bibliotecas, como su propio nombre indica, son para consultar libros y, sobre todo, son un servicio vital, la última línea de defensa contra la ignorancia que nos invade y nos rodea. Lo que desde luego no son, un negocio que haya que llenar de público a toda costa, para que no cierre. Perdón por extenderme tanto
Las bibliotecas se están convirtiendo en ludotecas, efectivamente, y así nos va.
Efectivamente: parece que se anima a ir a la biblioteca a buscar música, cine, lo que sea para entretenerse y tímidamente libros. Me encantan las bibliotecas públicas, porque son un modo de leer gratis y pocas gente sabe que se puden hacer desideratas. Es decir, pedir los libros que te interesen y casi siempre, los compran.
Propongo un concurso de eslóganes para las bibliotecas-bibliotecas. Por ejemplo: "Ven a la biblioteca, el 'spa' del espíritu".
Me han encantado las otras curiosas anomalías, José Antonio, y estoy segura de que tienen más relación con la bajada de la comprensión lectora que las simplezas que van soltando por ahí los políticos (he llegado a oír algo como que los estudios superiores de los padres [genérico, por si alguna mamá se siente excluida] son menos que los de Finlandia; bueno, pero el informe dice que ha bajado con respecto a nuestro propio país hace tres años, y creo que los estudios superiores no lo han hecho; dejemos a Finlandia a un lado por un momento, ¿no?).
Tu artículo sobre la lectura y la sociedad del conocimiento («ya clásico y anotado»), deberíamos mandarlo a los políticos: creo que convendría hacerles un kit de bienvenida, al estilo de esos que dan en los hospitales cuando llega un bebé, aunque más práctico, con lo fundamental, para que luego no pierdan el norte.
Las bibliotecas... pues sí, junto a las casas, son el último bastión de la lectura tranquila, al menos en invierno. No está mal tampoco que ofrezcan acceso a internet; al fin y al cabo, hoy por hoy internet es un estupendo vehículo de cultura y un instrumento interesante que tienen que aprender a usar y manejar junto a la sección de referencia, las publicaciones periódicas, las monografías especializadas... cuando la lectura va más allá del placer y busca una investigación. Lo malo es que no se les forma bien en los criterios que tienen que aplicar para elegir unas fuentes u otras, ni en papel ni en la red: quizá este problema de la lectura provenga de usar un solo libro de texto, de no tomar apuntes, de aprender de memoria, de no ir a la biblioteca escolar, de no elaborar el trabajo... Si desde Primaria uno está acostumbrado a solo memorizar, responder a exámenes tipo test, copipegar los trabajos de investigación y no desenvolverse en las bibliotecas, puede que llegue a Secundaria con una capacidad de comprensión lectora bastante limitada.
Lo malo es que hay gente que lleva años pidiendo que de verdad se den medios y se forme a los profesores para usar las bibliotecas escolares, hay gente que lleva años diciendo que estas leyes empeoran el aprendizaje de los chicos, hay gente que lleva años alertando sobre todos estos problemas y proponiendo soluciones. Qué lástima que los políticos gestionen la educación como si fuera una «maría», creyendo que las Carteras de Defensa, Justicia, etc. son las duras. Qué poco saben ellos que de la Cartera de Educación dependerá que haya más adelante siquiera una democracia.
Un beso.
Porque no ha(s) visto la publicidad del día de las letras canarias. Regalaban un marcapáginas con la foto de un muchacho ante la pantalla de un ordenador con una medio sonrisa. Un símbolo y una confirmación. Me encantan los ordenadores, pero ¿para promocionar el día de las letras canarias?
Salud.
La biblioteca como parque temático... Muy bueno y certero. Un abrazo
Gracias a todos por las observaciones (y veo que muchas de ellas provienen del ámbito de las bibliotecas, precisamente): hay veces en que uno no sabe si delira, si es que es el único que se entera o bien el único que no se entera de nada. ¡Vivan las biliotecas verdaderas!
Não podemos ver as bibliotecas, hoje, de modo tradicional. O acesso ao conhecimento mudou as bibliotecas ja não são museus.
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