Al otro lado de Babel

12 febrero 2008 09:50



Lentamente, una revolución silenciosa se va extendiendo por la Web: los programas de traducción de textos (inicialmente entre las lenguas más difundidas) van ganando terreno e incorporándose de manera simple a los sitios web. Su funcionamiento va mejorando paulatinamente, y en muchos casos ya pueden dar una idea razonable del contenido de sitios en lenguas que nos son completamente desconocidas.

El traductor de Google, por ejemplo, se puede incorporar a una página web. Lo he incluido en la portada de mi sitio principal ("Google traductor": columna de la izquierda, arriba). Por el momento traduce exclusivamente al inglés.
Pero su función más sorprendente es que la versión del sitio en otra lengua se proporciona sobre la maquetación original: con la pulsación de un botón entramos en un universo paralelo en el que, con la misma maquetación e ilustraciones, nos encontramos navegando en otra lengua. La traducción no se limita sólo a la página donde está el dispositivo, sino que se extiende a todas las páginas a las que lleve la navegación. Pasando el cursor por encima del texto traducido se accede a la versión original, por si se quiere hacer alguna comprobación.
Sabemos que en el universo de la Web el texto está desencarnado: estas mismas palabras, lector, las puedes estar leyendo en mi sitio web, en un lector de feeds o en un correo electrónico, en cada caso con unas características tipográficas diferentes. Los buenos programas traductores aprovechan esta capacidad para llevarnos por un acto de magia tecnológica al otro lado del espejo.

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1 Comentarios:

Anonymous Gorki dijo...

Me hace el efecto que el estudio recoge información muy parcial y fuera de contexto.

Mi opinión es que sin ser falsos sus datos, da lugar a falsas conclusiones.

Es como si un encuesta de best-sellers se diera como resultado que el libro más leído es la Guia de Teléfonos, porque todos la poseemos y la hemos consultado algunas veces.

Quizá el dato sea cierto, pero lo que se deduce del dato es engañosamente falso.

Deducir que la juventud lee teatro, porque en los colegios obligan a leer unos párrafos de Bodas de Sangre, es una tontería. Sera cierto el dato, pero la conclusión es absolutamente errónea.

Sin embargo, no se mide cuanto leen los jóvenes en documentos sin ISBN, desde comics. a instrucciones de juegos de rol, que en conjunto es (eliminando la lectura obligada de libros de texto), el grueso de las lecturas de un adolescente.

13 febrero, 2008 16:28  

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