Pierre Menard, autor de "El suelo bajo sus pies"
23 marzo 2010 09:17
La Emory University de Atlanta ha creado una exposición sobre Salman Rushdie. En ella, según cuenta la reseña del New York Times, se pueden encontrar cubiertas de libros, diarios manuscritos... y cuatro ordenadores Apple, uno de ellos estropeado por vertido de Coca-Cola: en total, 18 gigas de datos.
Rushdie empezó a utilizar ordenador tras la fatwa que le lanzó Jomeini, para ganar para la reflexión el tiempo que le llevaba copiar sus originales una y otra vez para presentarlos impolutos. Ahora bien: ¿qué ha aportado a su creación el uso del ordenador? La respuesta no puede ser genérica: ¿qué programas utilizaba?, ¿qué aspecto tenía la pantalla en la que escribía?
Para ayudar a hacerse una idea de todo ello, la exposición de Emory permite al visitante entrar en una réplica (o emulación) del ordenador que usó Rushdie, explorar su ficheros y utilizar el mismo programa que el autor, Mac Stickies, para modificar una versión temprana de The Ground Beneath Her Feet, El suelo bajo sus pies, en su versión española. (Sí: el archivo original de Rushdie permanece a buen recaudo mientrs tanto...). El artículo del New York Times ofrece un video en el que, con no muy buena calidad, se explica el proceso.
La preservación de los datos nativos digitales (el tipo de datos que dejarán para el futuro, si es que dejan algo, los creadores contemporáneos), es un problema grande: Leslie Morris, de la Houghton Library de Harvard, ha afirmado que aún no se tiene ninguna metodología para procesar material nativo digital. No es sólo el problema de rescatar los archivos de las tripas de ordenadores y discos obsoletos (el gran John Updike legó a la Houghton 50 floppy disks de 5 y 1/4), sino el de encontrar programas que los ejecuten.
Por nuestros pagos, la Ministra de Cultura anunció hace casi un año la creación de un "Archivo Nacional de Preservación Digital" del que aún no se sabe nada...
Rushdie empezó a utilizar ordenador tras la fatwa que le lanzó Jomeini, para ganar para la reflexión el tiempo que le llevaba copiar sus originales una y otra vez para presentarlos impolutos. Ahora bien: ¿qué ha aportado a su creación el uso del ordenador? La respuesta no puede ser genérica: ¿qué programas utilizaba?, ¿qué aspecto tenía la pantalla en la que escribía?
Para ayudar a hacerse una idea de todo ello, la exposición de Emory permite al visitante entrar en una réplica (o emulación) del ordenador que usó Rushdie, explorar su ficheros y utilizar el mismo programa que el autor, Mac Stickies, para modificar una versión temprana de The Ground Beneath Her Feet, El suelo bajo sus pies, en su versión española. (Sí: el archivo original de Rushdie permanece a buen recaudo mientrs tanto...). El artículo del New York Times ofrece un video en el que, con no muy buena calidad, se explica el proceso.
La preservación de los datos nativos digitales (el tipo de datos que dejarán para el futuro, si es que dejan algo, los creadores contemporáneos), es un problema grande: Leslie Morris, de la Houghton Library de Harvard, ha afirmado que aún no se tiene ninguna metodología para procesar material nativo digital. No es sólo el problema de rescatar los archivos de las tripas de ordenadores y discos obsoletos (el gran John Updike legó a la Houghton 50 floppy disks de 5 y 1/4), sino el de encontrar programas que los ejecuten.
Por nuestros pagos, la Ministra de Cultura anunció hace casi un año la creación de un "Archivo Nacional de Preservación Digital" del que aún no se sabe nada...
3 Comentarios:
Es un problema que se pierdan "las tripas" de las obras de los grandes autores, sus procesos de revisión, de corrección de estilo, las revisiones de galeradas etc.
Ya no se conservan cuartillas con tachones y escritos en márgenes y entre lineas, cada vez se sabrá menos del proceso creativo de los escritores, esa es una gran pérdidas debido a lo digital.
los ficheros digitales son fugaces y no registran los cambios generados por el autor. Una pena
De la Ministra, una persona obsesionada por impedir la copia, no podemos pedirla que sea la que se preocupe por copiar archivos para preservarlos.
Prefiere que estén todos bajo llave, en un solo sitio, para que pase como en la biblioteca de Alejandría, que se pierdan todos juntos.
¿Quién iba a imaginar que el corazón de la cultura punk, No Future, residía en algo tan ajeno como los archivos digitales?
En su libro El teatro de la muerte, Tadeusz Kantor escribe que la única manera de crear una obra de arte es suspender toda noción de posteridad, que el artista preocupado por el futuro se pone a sí mismo una fecha de caducidad y le impone a la obra una fecha de finalización. Esto puede ser válido para las artes performativas y lo fue, en gran medida, para su teatro, que murió con él a pesar de los esfuerzos del Cricot II.
Con respecto a todo lo demás, a lo que considerábamos parte de la cultura material, está visto que si lo desarrollamos en un medio virtual, lo desvirtuamos.
Tal vez sea mejor así: habíamos llenado el mundo de demasiadas cosas.
Una coda: sin suelo bajo los pies.
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