Calleja, el editor

06 mayo 2008 11:56


Enrique Fernández de Córdoba y Calleja,
Saturnino Calleja y su Editorial. Los Cuentos de Calleja y mucho más,
Madrid, Ediciones de la Torre, 2006.

ISBN: 8479603461. ISBN-13: 9788479603465

No abundan los libros dedicados a las editoriales. Por eso me ha sorprendido muy agradablemente esta preciosa obra a todo color y en tapa dura, dedicada a una de las más importantes editoriales españolas.

El autor de la obra es nieto del editor Calleja, y presenta así su obra::
Saturnino Calleja fundó, en 1876, la editorial más popular, durante 70 años, en lengua española. Enseñó a leer (y otras muchas cosas) a numerosas generaciones infantiles, con sus económicos y atractivos libros pedagógicos (muchos escritos por él), y las acostumbró a leer, con sus innumerables y baratos cuentos.

Fue el líder de los maestros y luchó por mejorar su situación que justificaba el humillante dicho «tener más hambre que un maestro de escuela».

Influyó en la educación de la infancia y de la juventud como seguramente ningún otro español haya hecho nunca.
Estamos ante una obra que recorre con curiosidad y una extensa documentación múltiples aspectos de la vida de la editorial: desde documentos legales relacionados con su fundación y fotos de familia hasta folletos de colecciones, carteles murales, y por supuesto muchas portadas e interiores de libros.

La riqueza y variedad de las obras editadas por Calleja es inmensa; formatos variados, tamaños diferentes, todo tipo de modalidades: revistas (como la excelente Pinocho de 1925), desplegables (los divertidos títulos de Calleja Cine, plegados en acordeón, de antes de 1930, auténtico multimedia avant la lettre), colecciones de libros (como las de Salgari)...

Una parte importante de la labor editorial de Saturnino Calleja estuvo alentada por su deseo de reformar la enseñanza. Fundó y dirigió la revista La Ilustración de España que iba acompañada por el boletín El Heraldo del Magisterio. También creó la Asociación Nacional del Magisterio Español y organizó la Asamblea Nacional de Maestros. Sobre este tema puede verse también: Julio Ruiz Berrio (director), Anastasio Martínez Navarro, Carmen Colmenar, Miryam Carreño, La Editorial Calleja, un agente de modernización educativa en la Restauración, Madrid, UNED, 2002.

Por último, recordemos que la editorial no sólo publicó obras didácticas y literatura para niños, sino también obras clave como la primera edición española de El hombre que fue Jueves de Chesterton, en traducción de Alfonso Reyes.

Saturnino Calleja y su Editorial es una obra clave que retrata una de las acciones editoriales más influyentes sobre España e Hispanoamérica que nunca hayan existido.

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Bioy sobre la escritura

21 junio 2007 08:10


Sobre la escritura: conversaciones con Bioy Casares en el taller literario.
Edición de Félix della Paolera y Esther Cross

ISBN-978-84-95079-47-3

Editado por Fuentetaja (que va formándose un notable catálogo sobre escritura) aparece esta recopilación de intervenciones del gran escritor argentino Adolfo Bioy Casares en un taller literario en distintos momentos de los años ochenta.

Aparte de juicios sobre otros escritores, la obra presenta interesantes atisbos de la cocina del autor. Creo que muchas veces estas declaraciones del escritor sobre la forja de su obra son elaboraciones a posteriori, y que por supuesto quien las siga al pie de la letra no conseguirá escribir como él, pero a cualquier persona interesada por un autor (como es mi caso con Bioy) le llena de curiosidad husmear en sus procesos creativos.

Entre los muchos temas que emergen está la escritura de historias en tiempo pasado o en presente ("en ellas el suspenso es particularmente eficaz. Apostaría que los autores de cuentos de terror lo saben"), la falta de diálogo en la literatura argentina, o el ritmo en la prosa:
Creo que para escribir buena prosa hay que tener buen oído o, por lo menos, conocer las reglas de versificación, para evitar que se deslicen versos en la prosa. Porque surge un desagradable cambio de ritmo cuando en la prosa aparece un verso bien acentuado.

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Páginas de guarda, 2

25 marzo 2007 13:17

ISSN 1669-9246

Acabo de recibir el número 2 de la revista Páginas de guarda, que editan en Buenos Aires María Marta García Negroni, Ana Mosqueda y Andrea Estrada, como ya saben nuestros lectores. Se trata de una revista dedicada al lenguaje, la edición y la cultura escrita. Este es el contenido de este número, dedicado a "Estilos y género":
La modalidad epistémica y la evidencia en un género científico oral
Liliana Cubo de Severino

Estilos retóricos y género científico: un caso de texto heteroglósico en la historia del discurso científico en la Argentina
Patricia Vallejos de Llobet

Gregorio Weinberg o el editor intelectual: entrevista de Fernando Esteves Fros

Lecciones de estilo (editorial)
Tomás Granados Salinas

La edición impresa, una cuestión de estilo
Silvia Senz Bueno

Análisis de una práctica letrada electrónica
Daniel Cassany

"Listos para leer", los nuevos desafíos del diseño: Dossier
Mónica López Ocón, Manuel Estrada, Jacobo Siruela, Jaume Vallcorba

La poética visual como género hibrido: en las fronteras entre el leer y el ver
Belén Gache
Como se ve, un interesantísimo conjunto de artículos. A riesgo de ser injusto, destacaré algunos:

El estilo editorial se ve analizado desde dos perspectivas distintas, pero convergentes, por
Tomás Granados Salinas y Silvia Senz Bueno.

El dossier sobre el diseño presenta una útil reflexión sobre la apariencia física de los libros (especialmente la cubierta) como elemento de transmisión de contenido y de diferenciación en el mercado. Quienes la formulan son editores y diseñadores con una práctica editorial destacable.

Belén Gache hace una incursión por un terreno que conoce bien, el de la poesía visual, y las "fronteras entre leer y ver".

Daniel Cassany hace una incursión por un campo tan interesante como poco estudiado: el de la lectura ligada a la interacción con sistemas automáticos (cajeros, expendedores de billetes...). Estos sistemas de alcance universal presuponen y exigen unos estándares de alfabetización y comprensión que en modo alguno se deben dar por supuestos en todos sus usuarios.

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La máquina de escribir: pieza de exposición

21 febrero 2007 10:20

La màquina d'escriure. Eina de treball i peça de museu
Fundació Caixa Girona, 2007

Éste es el catálogo de la exposición que está teniendo lugar (hasta el 18 de marzo) en el Centre Cultural de Caixa Girona, comisariada por Juan Jesús Aznar, conservador del Museu de la Tècnica de l'Empordà. La muestra reúne desde la valiosa Skrivekugle (de 1864) hasta modelos modernos, y esta publicación expone los ejemplares catalogados y algunos curiosos elementos de la publicidad de los orígenes (como el cartel de 1904 que reproducimos). Las preciosas fotografías de Jordi Mas resaltan aspectos formales y técnicos de las máquinas expuestas.

La revolución de la máquina de escribir no fue sólo tecnológica, sino social. Una de sus consecuencias más claras fue la entrada de la mujer en el mundo laboral, para sustituir al escribiente de confianza, con manguitos y buena letra, vamos: Bartleby. El cartel reproducido muestra al escribiente abandonando, con sus legajos polvorientos bajo el brazo, la oficina en donde reina la mujer. Poco duraría el triunfo, porque los pools de mecanógrafas en las grandes empresas de los años inmediatos demostraron cómo las trabajadoras se podían convertir también en máquinas.

Sobre éstas (y otras muchas cosas) hablaré mañana.

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La autobiografía de Stanislaw Lem

22 enero 2007 14:39


Stanislaw Lem, El castillo alto (Madrid, Funambulista, 2006)
traducción de Andrzej Kovalski
ISBN: 84-96601-18-8

¿Cómo buscar las raíces de la fascinación que nos produce un escritor concreto? Stanislaw Lem (el autor de Solaris, por mencionar su obra mediáticamente más conocida) es uno de los grandes escritores del siglo XX, y puedo decir que envidio a los lectores que aún no lo han tenido en sus manos, por el placer que les espera: irónico, brillante, inmisericorde, profundamente divertido pero terrible. Así es Lem. Pero hurgar en sus recuerdos de infancia y juventud me ha sumido en una clara frustración.

Me explico: no es que El castillo alto sea un mal libro (aunque algo inconexo sí que es), ni aburrido, pero, sencillamente, no me ha aportado ni una de las claves del estilo del escritor que yo buscaba. Lem tiene una personalísima visión del mundo, vehiculada en una prosa funcional y sorprendente, pero, ¡ay!: la historia de este niño de la ciudad polaca de Lvov, que no disponía de cama ni habitación propia y erraba de rincón en rincón de su casa, no nos aclara nada. Nada vemos del autor en el destructor de juguetes, o en el joven lector errático. Aunque, de pasada, tenemos una bonita visión de la lectura "superior" como una carrera de obstáculos:
Creo que fue al final de secundaria o al principio de la Escuela Superior cuando descubrí a Proust [...] Como yo leía absolutamente todo cuanto caía en mis manos, y visto que Janek y Jeremi llevaban libros con intrigantes títulos, como A la sombra de las muchachas en flor, tomé prestado el primer volumen, pero me quedé clavado en las primeras páginas. Sorprendido, tomé carrerilla como un vallista para reunir el impulso necesario y me enfrenté al obstáculo en repetidas ocasiones, pero cada vez volvía hacia atrás, como si hubiera topado con un muro.
Aunque, en el fondo, podamos reconocer alguna de las pistas del mundo del autor en el entretenimiento que se nos revela a pocas páginas de finalizar el volumen: la creación solitaria de todo un sistema burocrático, de pases y permisos, librados en documentos cuidadosamente caligrafiados y decorados con sellos, con los que el joven Lem entretenía sus ocios...

Y quizás lo mejor del volumen: la tensión de asistir a la lucha entre los intentos del anciano Lem por recuperar su pasado, y la imposibilidad constante de lograrlo:
Y la memoria sigue negándome el acceso allá donde deseo ir, dejándome acceder únicamente a otros lugares y nunca a los que deseo. Estúpida puerta cerrada con llave. Máquina soberana estúpidamente preocupada con su función y su tarea: recordar, preservar indeleblemente, permanentemente. Aunque eso tampoco es cierto. Morirá conmigo, guardián fanático, misero tirano, burlón, rebelde, duro de mollera, tan invariable y al mismo tiempo tan incierto, despiadado y a la vez sensible, como una masa de carbón con la delicada impronta de una hoja. ¿Cómo puedo entender la memoria? ¿Cómo puedo aceptarla? ¿Redes neuronales, sinapsis, circuitos de McCulloch? No, no hay explicación en este sabio y absuramente científico sentido; es inútil, hay que dejar que la memoria siga siendo lo que es. La memoria y yo somos un par de caballos que se observan con suspicacia, que tiran del mismo carruaje. Así que vamos allá, inseparable y desconocido compañero mío, mi enemigo, mi amigo.

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La hospitalidad de la lectura

21 enero 2007 10:06

Los días y los libros. Divagaciones sobre la hospitalidad de la lectura (México, Paidós, 2006).
ISBN: 968-853-633-4

La figura del mexicano Daniel Goldin es bien conocida en el ámbito de la edición y la lectura; hasta hace poco dirigió las colecciones para niños y jóvenes del Fondo de Cultura Económica y sus programas de formación de lectores. Los días y los libros. Divagaciones sobre la hospitalidad de la lectura (editada en México, pero afortunadamente encontrable en España) reúne en una serie de breves ensayos recuerdos personales e indagaciones sobre procesos individuales y sociales de la lectura. Algunos de los capítulos son reelaboración de piezas ya publicadas, como el que da nombre al libro, a una de cuyas versiones anteriores se puede acceder en la revista Fractal, y que puede servir para dar al lector una buena idea de la prosa y las ideas de Goldin.

A mí, particularmente (y quizás por motivos biográficos), me ha atraído mucho el capítulo dedicado a "La paternidad y los libros": la lectura como mediación con esos extraños a quienes de golpe vemos en nuestras vidas, o la paternidad como uno de los últimos reductos de la lectura en voz alta... Otros ensayos relacionan la lectura y la literatura infantiles en el marco de la invención histórica del niño, el evanescente modelo de "lector universal" o el papel de la lectura en la formación de ciudadanos.

En suma, una obra que parte de una intervención práctica del autor en el universo que describe, y que no duda en revelar la complejidad de los procesos implicados en la más prestigiosa de las prácticas culturales.

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El tercer policía

13 diciembre 2006 12:38

¿Qué escritor fue alabado por Joyce y Beckett, y apareció en los cánones de obras maestras que hicieron Anthony Burgess y Harold Bloom?: Flann O'Brien. Acaba de salir la traducción española de la novela El tercer policía, que ha hecho Héctor Arnau (Madrid, Nórdica Libros, 2006). Su lectura es lo más parecido que he encontrado a una pesadilla (y he leído muchas...). Pero bueno: aparte de transmitir mi entusiasmo por la obra, no quería dejar de citar un párrafo. El protagonista de esta singular novela va narrando sus peripecias acompañadas por referencias a su guía intelectual De Selby, un autor imaginario (en la estirpe del profesor Teufelsdröckh de Sartor Resartus, cuya última encarnación es el Archimboldi de Bolaño). Pues bien, esto es lo que dice de una de sus obras en una extensa nota, de la que copio el comienzo (pág. 216):
El lector estará familiarizado con las tormentas que se han abatido sobre este tentador manuscrito superviviente. El Códice (nombre empleado por primera vez por Bassett en su monumental De Selby Compendium) es una colección de dos mil folios de apretada escritura manuscrita por ambas caras. La principal distinción del manuscrito es que ni una sola de las palabras es legible. Los intentos realizados por diferentes críticos por descifrar algunos pasajes que parecían algo menos formidables han estado caracterizados por fantásticas divergencias, no en el significado de los pasajes (lo cual está fuera de toda duda) sino en la clase de sinsentido que desarrollan. Un pasaje, descrito por Bassett como "un tratado profundo sobre la vejez", es descrito por Henderson (biógrafo de Bassett) como "una descripción, no carente de belleza, de las operaciones de parto de los corderos en una granja no especificada". Semejante desacuerdo, todo quede dicho, no es de gran ayuda a la hora de establecer la reputación de ambos críticos.

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Los libros de Barcelona

02 diciembre 2006 13:44


El Año del Libro de Barcelona (que fue el 2005) ha traído algunos frutos tardíos bajo la forma de dos publicaciones, que recogeré en distintas entradas.

La primera, aparecida en una serie de monografías de "Barcelona metròpolis mediterrània", editada por el Ayuntamiento, se titula Barcelona y los libros. Los libros de Barcelona, y recoge materiales del simposio celebrado en noviembre del año pasado. El libro, bellamente editado e ilustrado, recoge una serie de capítulos sobre la historia de la edición barcelonesa, "una historia densa que se ha ido elaborando a impulsos", según el texto de Sergio Vila-Sanjuán que sirve de pórtico. Entre las aportaciones destacaré las siguientes: José Enrique Ruiz Domènec trata la Edad Media, Montserrat Lamarca, la imprenta en tiempos de Cervantes, el destacado especialista Jean-François Botrel aborda el mercado del libro en el siglo XIX, Pura Fernández los editores del XIX que empezaron a editar libros sobre sexualidad, Philippe Castellano (a quien debemos estudios clave sobre Espasa) estudia la supremacía editorial de Barcelona a comienzos del siglo XX y Jacqueline A. Hurtley la historia de José Janés
(en la ilustración, tomada de la obra, la cubierta de un libro de una de sus colecciones de humor).


Estamos, pues, ante una pequeña "historia de la edición barcelonesa", que abarca también episodios particulares pero muy ilustrativos, como la edición de pliegos poéticos del XVII, las relaciones entre Emilia Pardo Bazán y sus editores barceloneses, o los editores que lanzaron colecciones de consumo popular en la primera mitad del siglo XX.

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La Danza Macabra de King

05 agosto 2006 16:18


Muy bienvenida la traducción española de Danza Macabra (Danse Macabre), de Stephen King, recién editada por Valdemar. King es un autor muy hábil (de lo que pueden dar fe sus incontables lectores), pero también es un buen lector y un incansable espectador de películas. Danza macabra es precisamente el estudio de las obras y las películas de terror/fantasía de que King disfrutó durante treinta años. El libro aporta dos cosas, al menos: a) una delineación del género de terror, con sus raíces históricas (y unas brillantes consideraciones sobre las circunstancias sociopolíticas que alumbraron distintas variantes), y b) una reflexión sobre las relaciones entre literatura y cine, incluyendo la experiencia de cómo convertían en películas sus propias obras. Además de elementos autobiográficos (siempre gratos para seguidores del autor), King hace calas en terrenos resbaladizos (¿qué sacan los aficionados al género de las malas películas de terror?). En resumen: un placer para amantes del género de terror, pero también para quienes disfrutan del cine y la televisión populares.

La edición de Valdemar, ilustrada y cuidadísima, está en las antípodas de las prácticas habituales en la mayor parte de la edición española. Todas las obras, películas y hasta series televisivas que se citan (y son un montón) se han identificado también por el nombre, con frecuencia lejano, con que fueron conocidas en España. Se ha mantenido y ampliado el índice onomástico (frente a lo que hacen editores con muchísimos más beneficios) y se han añadido más de un centenar de notas. ¡Ah!: la traducción y la corrección de Oscar Palmer Yáñez y la corrección de Ana García de Polavieja Embid, excelentes...

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