Traducir, traducir…

23 febrero 2011 20:20

La siguiente cita proviene de la reseña que hace Luis Arranz Notario de la traducción de la biografía de Deleuze y Guattari escrita por François Dosse (Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica):

Por si fuera poco [el estilo poco comprensible del autor], la traducción, cuajada de americanismos, hace particularmente abstrusa y aleatoria la posible significación de los apartados filosóficos.

No sé si he entendido bien: la traducción que publica la rama argentina de una editorial mexicana, ¿no puede tener americanismos? ¿Qué querría que tuviera?: ¿madrileñismos, tal vez?

6 comentarios

FedericoR dijo...

Escribo desde Argentina sólo para decir: Gracias, José Antonio.

24 febrero 2011 17:44
Solitarius dijo...

1.- La frase que irrita a JAM peca seguramente de hispanocéntrica; pero se plantea la interesante cuestión de si, siendo el mercado editorial en lengua española esencialmente plurinacional e intercontinental, no debería buscarse en las traducciones un español tendencialmente “neutro” o “estándar”, depurado en lo posible de los localismos más evidentes e idiosincrásicos, sean peninsulares o americanos. Desde luego, no creo que el crítico haya adquirido su ejemplar del libro en Argentina, ni que FCE lo haya editado pensando exclusivamente en ese mercado nacional (por muy aficionados que, según quiere el tópico, sean los argentinos a las cuestiones psicoanalíticas y psiquiátricas).
El riesgo, claro está, es la artificiosidad; pero en la mayoría de los casos una revisión (de esas que siempre echo de menos en las traducciones) valdría para detectar y sustituir los localismos más llamativos o difíciles de entender fuera del ámbito geográfico del traductor. Para poner un ejemplo que no parezca eurocéntrico: muchos traductores en contacto con el catalán no se dan cuenta de que, aunque figure en el Diccionario, muy poca gente de allende el Ebro entiende fácilmente que un “vestido a topos” es un “vestido de lunares”.

2.- Por lo demás, el crítico, acaso por prejuicio, atribuye a la presencia de americanismos lo que parecen simples fallos de una traducción precipitada. Dios me libre de leer la biografía en cuestión, pero un par de ejemplos citados en la crítica parecen claros. Así, la frase “Deleuze atentó en afirmar una filosofía de la paradoja” no contiene, que yo sepa, ningún americanismo, sino tan sólo un español deplorable.

24 febrero 2011 19:23
Solitarius dijo...

Antes de que me lluevan palos por el comentario anterior, la tolerancia de JAM me permitirá seguramente seguir abusando de espacio y ancho de banda con un ejemplo del muy moderado alcance que atribuyo a mis pretensiones de “español estándar” en las traducciones.

Supongamos que en una novela en inglés un personaje masculino se quita “his jacket”. La traducción por “chaqueta” es inteligible y aceptada en todo el ámbito del español, sólo con algunas reservas en México (donde se usa poco, por su significado coloquial como ‘masturbación’). No pasa nada si un traductor latinoamericano opta por “saco”, predominante en casi toda América y que en España ya no rechina. Pero el traductor español deberá evitar “americana” (que sólo se usa en España y empieza a quedar anticuada), igual que el puertorriqueño no debería traducir por “gabán” ni el chileno por “vestón”, so pena de que sólo les entiendan sus connacionales o que los demás les entiendan pero su traducción se les indigeste.

Puede parecer excesivo que a los traductores se les exija, por si su labor fuera poco ardua, estudios sobre la distribución geográfica de las palabras del español; pero esa tarea podría confiarse a un revisor específico (no se rían, por favor). No me parece pedir demasiado a quienes alardean de un mercado de 400 millones de potenciales consumidores. Ser una lengua global tiene esos pequeños inconvenientes. El riesgo de los localismos excesivos es que resulte más rentable hacer una traducción nueva por cada país o área geográfica, en detrimento de la unidad del idioma.

(Para el ejemplo sobre geosinónimos de “chaqueta/saco” y su distribución, véase el artículo de Hiroto Ueda que enlazo a continuación: gamp.c.u-tokyo.ac.jp/~ueda/varilex/art/chaqueta.pdf

24 febrero 2011 20:25
Mario dijo...

Buen punto, Solitarius, pero el tema del español neutro debe de ser de los más debatidos de Babel. El problema aquí es que parece que se refiera a vocabulario filosófico, con lo que llegaríamos al aún más espinoso territorio de los tecnicismos marcados para una zona. Lo que me parece peor de todo es que el reseñante parece creer que hay un vocabulario filosófico no marcado para ningún territorio (¿que resulta coincidir como por arte de magia con el del español de España?).

24 febrero 2011 21:55
Gorki dijo...

Según yo lo veo comienza a producirse e con el español lo que altes se produjo con el latín una inevitable deriva local del lenguaje que llevará con el tiempo a la aparicion de lenguas hispánicas como en su tiempo aparecieron las lenguas romance.

Estamos en el momento de la dispersión y se empiezan a c ver los primeros problemas un libro traducido al “español” en Argentina es dificilmente entendible en España. Mi programa de tratamiento de textos (WORD) distingue 22 idiomas diferentes para el “español” esta dispersión de las lenguas es ya un hecho irreversible aunque triste.

Esto que en un libro, que siempre tiene una lenguaje más cuidado y por tanto más “académico” sorprende, es lo habitual en los diarios y escritos más o menos apresurados. De un periódico chileno o mexicano, no entenderemos un 10% del contenido, bien por el uso de localismos, bien por algo que es aun mas profundo que se el diferente contexto donde se escribe.

Un escrito siempre alude a conocimientos que tiene previamente el lector, si estos conocimientos son diferentes entre lector y escritor el escrito pierde claridad, es la razón por la que cuesta entender tanto obras de siglos anteriores hoy desconocemos cosas que antes eran de conocimiento común.

El contexto chileno o mexicano es muy diferente al español y hace que no se comprendan cosas relacionadas con él, como los nombres de “famosos”, hechos de actualidad o localidades geográfica.

Si por ejemplo digo “Pajín estuvo en la Casa de Pilatos a tomando unas manzanillas con un grupo de rocieros”, es una noticia que entiende perfectamente un lector español, pero absolutamente críptica para un argentino, que no tendrá normalmente ni idea, de quien es Leire Pajín, ni que es la Casa de Pilatos, ni que existe un vino que se llama mazanilla, ni que hay la tradición de ir en romería a ver a la Virgen de Rocío.

Creo que la deriva local de la lengua española es inevitable, y que quizá solo Internet la frene. El tratar de crear un español neutro, es un esfuerzo tan inútil y anti literario como el esforzarse en implantar el Esperanto. Lo adecuado es “traducir” el español argentino al “español” español o bien e leer el escrito en el lenguaje vernáculo con todas las molestias que eso suponga.

13 marzo 2011 13:06
Pedro A. dijo...

El español “neutro” ya existe. Las series de la televisión y las películas no se traducen en forma diferente para México, para Argentina, para Venezuela y para Chile. Existe una única versión en que, como dice Solitarius, se usa en cada caso la palabra más difundida. Lo que propone Gorki es inviable: no es rentable hacer 21 o 42 “traducciones” de Lost/perdidos y de Dr. House/House. Por el momento se hacen 4: doblaje al español de España, subtítulos al español de España, doblaje al español “neutro”, subtítulos al español “neutro”.

Lamentablemente en el ámbito editorial no existe el español neutro, llegándose al extremo de que las traducciones de la editorial Anagrama son insoportables en América.

14 marzo 2011 05:31