Buena ergonomía de la megafonía en el Metro de París

20 febrero 2013 18:18

Viajando en la línea 4 del metro parisino, me ha impresionado gratamente la forma que tienen de anunciar dentro de los vagones el nombre de la siguiente estación. Oigamos cómo avisan de la llegada a Château d’Eau:

Sólo lo esencial. Lo primero de todo, está muy bien que lo único que se emita por los altavoces (salvo la advertencia en las estaciones en las que hay distancia entre el coche y el andén) sea precisamente eso: qué estación viene a continuación. La acumulación de mensajes provoca ruido, en su doble acepción de teoría de la información y de polución sonora, y eso es lo que hay cuando además de mencionar el nombre de la estación, se previene de carteristas, se dan informaciones sobre el servicio, etc.

Sin llamadas de atención. Un uso muy frecuente es meter una o varias notas musicales antes de cada aviso. Esto es también ruido, y además suele ser innecesario: sobresalta a quien no espera una información (porque no la necesita), y no añade nada al que la aguarda.

Sin contexto explícito. Otro uso muy frecuente en la megafonía de los metros es formular así el aviso: “Próxima estación, Fulanita”. ¿Para qué? ¿Qué va a ser el primer nombre que digan sino el de una estación?

Con redundancia. El nombre se repite dos veces, por si la primera vez se ha entendido imperfectamente, o si el viajero estaba descuidado. Y además:

Con un uso magistral de la entonación. La primera vez se enuncia con entonación ascendente, y la segunda descendente. La segunda vez coincide con la entrada del tren en la estación. Oigamos otro caso, el de la estación de Réaumur-Sébastopol:

El francés, como el español, utiliza la entonación ascendente para marcar el penúltimo miembro de una enumeración, y la descendente para cerrarlo:

Este esquema sería, según la Fonética de Tomás Navarro Tomás, la pauta de entonación de una frase como:

Trajo peras, manzanas, melocotones y ciruelas.

La repetición del nombre de la estación reproduce la entonación del penúltimo y último elemento (señalados con la llave roja). Por eso lo que dice la doble enunciación es algo así como: “Todavía no Château d’Eau… ¡Ahora ya Château d’Eau!”.

Doy fe de que funciona maravillosamente. Lo aprecié como usuario varias veces antes de ponerme a reflexionar por qué estaba tan bien, y luego contárselo a ustedes…

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