Felices fiestas

22 diciembre 2011 11:11

En nuestras ganas de desear a nuestros lectores un venturoso 2012
no hemos reparado en gestos, siendo el primero el stack de Delicious
al que se accede en la primera línea desde el link del año.

En un momento en que parecen estar de moda las medidas de gracia,
hemos otorgado un indulto temporal al Sísifo que nos acompaña
desde hace varios lustros (y al que se puede ver trabajando en la portada habitual),
eximiéndole por unas semanas de la tarea de empujar la piedra;
además hemos incluido el detalle navideño más kitsch que podíamos encontrar;
todo ello en la nueva home de las fiestas.


No contentos con eso, he aquí la imagen que hemos utilizado para nuestros seguidores en Twitter:
felicitación 2012.

Feliz 2012, pues, de corazón. Nos reencontraremos ya empezado enero.
Y para que conste, este post colgará de todos los blogs del sitio…

Que te duermas…, II

19 diciembre 2011 10:10

En el principio fue un libro que se le ocurrió a Adam Mansbach, mientras intentaba que su hija se durmiera. El post “Que te duermas…, I” del blog de al lado cuenta su historia editorial. Aquí nos interesará su traducción.

Go the f**k to sleep, o sea: Go the fuck to sleep, se convierte en castellano en Duérmete ya, ¡joder! (Mondadori), aunque una traducción igualmente exacta habría sido Duérmete de una puta vez.

Este tipo de tacos tienen dos características curiosas: por una parte, son elementos superfluos: la frase puede prescindir de ellos, sin que padezca el sentido (aunque sí la carga expresiva y despectiva): “Duérmete ya”, “Duérmete de una vez”. Por otra parte, son palabras que han perdido su significado, se han desemantizado, como se comprueba viendo que no funcionan al sustituirlas por sinónimos: *”Duérmete ya, ¡copular!“, *”Duérmete de una prostituta vez”.

Pero el ancho cauce de nuestra lengua (sobre todo la vulgar o popular) hace que en su seno existan diferencias. En América el título ha tenido que ser otro: ¡Duérmete, carajo! (Penguin, USA). Sorprende ver que en la cubierta, que en las demás ediciones que conozco oculta el taco, aquí lo muestre en su integridad. ¿Es carajo en América una palabra menos tabú que joder en España? Tal vez los cultos lectores de este blog (entre los que, me consta, hay muchos americanos) puedan aclarármelo.

En catalán, el título es Collons, posa’t a dormir (Mondadori), y de nuevo la ilustración vela púdicamente el exabrupto, que el genio de la lengua en este caso quiere al principio de la frase. La expresión “collons” equivale al castellano “cojones”, que se usa también como exclamación despectiva. Tanto en una como en otra lengua, su sentido ha perdido toda relación con las glándulas masculinas .

Elisenda Roca lo lee muy bien:

 

Dors et fais pas chier es el título de la edición francesa de Grasset:

Chier es la forma vulgar de ‘defecar’. Como se ve, hemos cambiado de campo semántico: del sexual al excretorio. Pero utilizada en frases como ésta, su sentido es equivalente al castellano (despectivo) “joder”: “Duerme y no me jodas”. Pero también podría haberse traducido como Endors-toi bordel!

Fai ‘sta cazzo di nanna, reza la edición italiana de Mondadori. “Sto cazzo di” se usa con mucha frecuencia con el sentido de ‘esta mierda de’. Cazzo es el órgano sexual masculino, el pene. Por cierto, resulta curioso que en español, por el contrario, sea más despectivo el órgano femenino (coñazo) que el masculino (cojonudo).

“Far la nanna” es ‘dormir’. En resumen: ‘duérmete de una puñetera vez’ (¿me equivoco, o la expresión italiana es menos fuerte que la traducción española?).

En portugués (Arte Plural Edições) la traducción es Vai Dormir, F*da-se, o sea: Foda-se, y el hispanohablante culto no dejará de reconocer la raíz latina  fodere, cuya descendencia, “joder”, ha aparecido también en la traducción española. En la cubierta el editor ha hecho uso del tradicional asterisco para suprimir una vocal en la mala palabra, en vez de la luna de las otras ediciones.

Por último, Verdammte Scheiße, schlaf ein! reza la edición alemana de Dumont. No sé mucho de la lengua de Hölderlin, pero reconozco Verdammte, ‘maldita’, y Scheiße, ‘mierda’. Y sí, schlaf es ‘dormir’. ¿”¡Joder, duérmete!”?

De este modo, palabras que designaban contactos carnales, órganos sexuales y excrementos, despojadas de su sentido primario y convertidas en meras expresiones de irritación, acompañan la carrera internacional de este curioso libro. Y este sería el fin de la historia de no ser porque…

La misma editorial Akashic Books saca la versión del libro ad usum Delphini. Al parecer, los padres acostumbraban a leer el libro, dulcificado sobre la marcha, a sus tiernos hijos, y  esta nueva edición les facilita el trabajo. Aún no ha salido a la calle, pero ya se puede ya encargar en Amazon. En cierto sentido, Seriously, just go to sleep es la traducción de Go the fuck to sleep, la traducción a una lengua en la que no hay tacos, los padres nunca pierden la paciencia y las cosas se dicen dulcemente.

Seriously, just go to sleep podría ser en español En serio, que te duermas… Pero mucho nos tememos que la variedad de las versiones del título de esta secuela a lo largo y ancho del mundo no será ni mucho menos tan divertida como la de la primera obra.

Corrupción y creatividad lingüística

07 diciembre 2011 17:17

Un frecuente reacción defensiva de las personas ante los desastres que les rodean es tomárselos a broma, y la lengua es un instrumento privilegiado para ello. Vamos a ver dos ejemplos.


La retro

Comencemos por el principio: para aludir a la obtención ilegal de dinero se suele utilizar la expresión “por detrás”, como se ve en este ejemplo:

Quien gratis atiende es porque nada vale… así de simple, aunque reciba un pago por detrás [comentario en un blog de veterinaria]

Y cuando se quiere indicar este hecho con un gesto, se pone la mano a la espalda con la palma vuelta hacia arriba (en el gesto de recibir algo clandestinamente): lo ha usado mucho el humorista Forges, como en el dibujo que encabeza este post.

Pues bien, en el uso que he registrado en Galicia hace un año (y que tal vez se dé en otros lugares), se equipara ese gesto a una máquina  muy utilizada en obras públicas, la retroexcavadora, que presenta una pala delantera y otra trasera, con lo que puede simbolizar perfectamente una transacción legal (“por delante”) unida a otra ilegal (“por detrás”).

Así, se dice de una persona que se recibió ilegalmente un pago que “usó la retro” (en apócope) o “la retroexcavadora”.


El caso Urdangarín

Como es bien sabido, el yerno del rey de España ha participado presuntamente en prácticas corruptas. La persona en cuestión ha sido jugador profesional de balonmano, y se ha sacado partido de este hecho, como en estos dos ejemplos de Twitter:

La columna del conocido colaborador de Público Ignacio Escolar recogía otro juego de palabras, ya desde su título: “El talonmano“:

Entre todos los trabajos destaca, por su valor simbólico, un estudio de 134 páginas por el que Telefónica pagó 106.720 euros. Se titula “El compromiso con los stakeholders” pero el subtítulo es mucho mejor: “Manual para la práctica de las relaciones con los grupos de interés”. Es un deporte de élites del que parece saber mucho Urdangarin. Hay quien lo llama talonmano.

La misma columna hablaba también de que en el caso del yerno real

Están imputados los responsables de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia que firmaron los contratos con esa ONG “sinónimo” de lucro [por “sin ánimo de lucro”]

¿Creación periodística? Más bien creo que bebido del pueblo… El talonmano circulaba por Twitter desde el 30 de noviembre al menos, atribuida a la revista El Jueves… “Sinónimo de lucro” es el nombre de un grupo musical, activo al menos desde el 2008.

Un caso diferente: en un blog republicano aparecieron los siguientes versos dedicados al personaje:

Dar pelotazos es su gran pasión,
es un atleta del mayor postín,
que igual puede atrapar un maletín
cuando se le presenta la ocasión.

(Los firmaba “Arturo del Villar, poeta republicano“). Recordemos que un pelotazo es, desde la primera edición del Diccionario del  español actual, 1999 (cito desarrollando las abreviaturas):

5 (coloquial) Ganancia rápida de dinero. Generalmente en la construcción PEGAR EL -. Frecuente con intención despectiva aludiendo a la poca limpieza.

(la RAE no recoge esta acepcion más que como enmienda a la 22ª edición, 2001, que se incorporará a la edición en curso: “coloq. Esp. Operación económica que produce una gran ganancia fácil y rápida”.).

Las citas que el diccionario de Manuel Seco aporta son de prensa de los años 1992 y 1993, de modo que la palabra llevaba al menos veinte años dando vueltas por ahí cuando la corrupción (presunta, por favor) de alguien que se dedicó profesionalmente a la pelota permitió la dilogía del primer verso: “Dar pelotazos es su gran pasión”.

También se pueden ver en Twitter desviaciones festivas de su nombre:

En fin… Puede que los lectores conozcan otras acuñaciones festivas referidas a un tema, la corrupción, que tiene bien poca gracia. Si es así, agradeceré que las cuenten en comentario.

El lexicógrafo como Tántalo

06 diciembre 2011 16:16

Hoy en El País publico un artículo sobre la segunda edición, corregida y aumentada, del Diccionario del español actual de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos. He aquí un fragmento:

Quienes hemos comprobado durante estos años la minuciosidad del trabajo que había detrás del Diccionario del español actual podemos adivinar el placer que habrá supuesto para sus artífices la elaboración de una edición corregida y aumentada. Recordemos que la documentación inicial empezó en 1970 a partir de libros y periódicos, por supuesto en papel. Las citas aspirantes a documentar una acepción se confiaron a fichas de papel, y la redacción se llevó a cabo del mismo modo, y solo al final se pasó a soporte informático para la edición. Desde la aparición de la obra en 1999 se ha ampliado muchísimo el número de periódicos en línea, y además existen los corpus de la Academia, lo que (unido a la continuación del trabajo de documentación) ha hecho posible perfeccionar el diccionario.
Al artículo.

Y aquí está lo que escribí sobre la primera edición del DEA (1999).