La era dorada del taco

21 enero 2012 12:12

Mayte Rius publica en La Vanguardia el reportaje “¿Somos malhablados?“. Esta es la versión completa de las declaraciones que le hice:

– ¿Somos mal hablados?

Unas personas sí y otras no; unos lugares más que otros. Se oyen más tacos en Madrid que en Barcelona, por ejemplo.

– ¿En qué ambitos son hoy de uso generalizado o habitual las palabrotas que no lo eran hacen unas décadas? ¿Por qué?

A mí me sorprende mucho encontrar por escrito, por ejemplo en la prensa, expresiones que hace un par de décadas estaban confinadas a la lengua hablada, y además de personas no muy educadas. Un ejemplo claro son las columnas de Arturo Pérez Reverte.

Para ciertas personas, la exhibición de un lenguaje tabernario quiere ser muestra de un comportamiento desinhibido, sin complejos, de pueblo llano. Para ellos hablar o escribir así enlaza con las más profundas raíces de nuestra cultura, y es una extraña forma de casticismo. Reivindican los tacos igual que ensalzan los Tercios de Flandes…

– ¿Qué ha cambiado para que haya dejado de ser tabú decir “ese es un gilipollas” o “joder” u otras expresiones en el trabajo o “cabreo” o “puta” en los medios de comunicación, etc?

Hoy en día muchas de estas expresiones no suenan tan fuertes como hace tiempo. La frecuencia crea una cierta desensibilización en los oyentes o lectores, y además los tacos y palabras malsonantes van perdiendo virulencia con el uso continuado; es como el erotismo: el primer topless playero haría salirse los ojos de las órbitas a muchos, y hoy es algo común.

– ¿Qué implicaciones tiene? ¿Es una degradación o una evolución del lenguaje?

Las lenguas no se degradan ni mejoran, sino que evolucionan y se adaptan a los distintos contextos donde se usan. Las llamadas “malas palabras” son parte del potencial de nuestra lengua, y es muy bueno que así suceda, para tenerlas a mano si uno se da un martillazo en el dedo clavando un clavo. Pero sacarlas constantemente demuestra pobreza: los tacos no añaden nada a un enunciado, salvo fuerza expresiva, y estamos bastante sobrados de expresividad y faltos de raciocinio.

En una web de venta de productos alimenticios

– ¿Es igual en otros países de habla hispana? ¿Y en otros países europeos?

El habla de las personas de la clases medias de Latinoamérica está, me da la impresión, mucho más desprovista de tacos que la de gran parte de España.

En general, parece que se ha relajado el tabú sobre el uso de palabrotas en todas partes. Basta ver el ejemplo del libro Dúermete ya, ¡joder!, traducido a muchísimas lenguas, siempre con el taco en el título.

– ¿Dónde está el límite a la hora de utilizar palabrotas? ¿En qué contextos continúan estando mal vistas o siendo inadecuadas? ¿es correcto que su uso en los medios de comunicación?

Los límites a cuestiones de uso son siempre sociales. Si la sociedad no reacciona frente a las palabrotas en televisión o en la prensa, pues ahí seguirán…

– ¿Y cuál es la situación en Internet y las redes sociales?

En foros y comentarios, en Twitter y Facebook existe lo que hace años ya se conoce como “oralidad por escrito”. Por tanto, es lógico que abunden las palabrotas e insultos, igual que abundan en la lengua hablada. Pero insisto: con las cosas que se oyen en televisión y se leen en muchos periódicos no puede extrañar que ocurra esto en las zonas de participación de la Red.

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Que te duermas…, II

19 diciembre 2011 10:10

En el principio fue un libro que se le ocurrió a Adam Mansbach, mientras intentaba que su hija se durmiera. El post “Que te duermas…, I” del blog de al lado cuenta su historia editorial. Aquí nos interesará su traducción.

Go the f**k to sleep, o sea: Go the fuck to sleep, se convierte en castellano en Duérmete ya, ¡joder! (Mondadori), aunque una traducción igualmente exacta habría sido Duérmete de una puta vez.

Este tipo de tacos tienen dos características curiosas: por una parte, son elementos superfluos: la frase puede prescindir de ellos, sin que padezca el sentido (aunque sí la carga expresiva y despectiva): “Duérmete ya”, “Duérmete de una vez”. Por otra parte, son palabras que han perdido su significado, se han desemantizado, como se comprueba viendo que no funcionan al sustituirlas por sinónimos: *”Duérmete ya, ¡copular!“, *”Duérmete de una prostituta vez”.

Pero el ancho cauce de nuestra lengua (sobre todo la vulgar o popular) hace que en su seno existan diferencias. En América el título ha tenido que ser otro: ¡Duérmete, carajo! (Penguin, USA). Sorprende ver que en la cubierta, que en las demás ediciones que conozco oculta el taco, aquí lo muestre en su integridad. ¿Es carajo en América una palabra menos tabú que joder en España? Tal vez los cultos lectores de este blog (entre los que, me consta, hay muchos americanos) puedan aclarármelo.

En catalán, el título es Collons, posa’t a dormir (Mondadori), y de nuevo la ilustración vela púdicamente el exabrupto, que el genio de la lengua en este caso quiere al principio de la frase. La expresión “collons” equivale al castellano “cojones”, que se usa también como exclamación despectiva. Tanto en una como en otra lengua, su sentido ha perdido toda relación con las glándulas masculinas .

Elisenda Roca lo lee muy bien:

 

Dors et fais pas chier es el título de la edición francesa de Grasset:

Chier es la forma vulgar de ‘defecar’. Como se ve, hemos cambiado de campo semántico: del sexual al excretorio. Pero utilizada en frases como ésta, su sentido es equivalente al castellano (despectivo) “joder”: “Duerme y no me jodas”. Pero también podría haberse traducido como Endors-toi bordel!

Fai ‘sta cazzo di nanna, reza la edición italiana de Mondadori. “Sto cazzo di” se usa con mucha frecuencia con el sentido de ‘esta mierda de’. Cazzo es el órgano sexual masculino, el pene. Por cierto, resulta curioso que en español, por el contrario, sea más despectivo el órgano femenino (coñazo) que el masculino (cojonudo).

“Far la nanna” es ‘dormir’. En resumen: ‘duérmete de una puñetera vez’ (¿me equivoco, o la expresión italiana es menos fuerte que la traducción española?).

En portugués (Arte Plural Edições) la traducción es Vai Dormir, F*da-se, o sea: Foda-se, y el hispanohablante culto no dejará de reconocer la raíz latina  fodere, cuya descendencia, “joder”, ha aparecido también en la traducción española. En la cubierta el editor ha hecho uso del tradicional asterisco para suprimir una vocal en la mala palabra, en vez de la luna de las otras ediciones.

Por último, Verdammte Scheiße, schlaf ein! reza la edición alemana de Dumont. No sé mucho de la lengua de Hölderlin, pero reconozco Verdammte, ‘maldita’, y Scheiße, ‘mierda’. Y sí, schlaf es ‘dormir’. ¿”¡Joder, duérmete!”?

De este modo, palabras que designaban contactos carnales, órganos sexuales y excrementos, despojadas de su sentido primario y convertidas en meras expresiones de irritación, acompañan la carrera internacional de este curioso libro. Y este sería el fin de la historia de no ser porque…

La misma editorial Akashic Books saca la versión del libro ad usum Delphini. Al parecer, los padres acostumbraban a leer el libro, dulcificado sobre la marcha, a sus tiernos hijos, y  esta nueva edición les facilita el trabajo. Aún no ha salido a la calle, pero ya se puede ya encargar en Amazon. En cierto sentido, Seriously, just go to sleep es la traducción de Go the fuck to sleep, la traducción a una lengua en la que no hay tacos, los padres nunca pierden la paciencia y las cosas se dicen dulcemente.

Seriously, just go to sleep podría ser en español En serio, que te duermas… Pero mucho nos tememos que la variedad de las versiones del título de esta secuela a lo largo y ancho del mundo no será ni mucho menos tan divertida como la de la primera obra.

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L@s indignad@s en alta voz

02 septiembre 2011 14:14

La costumbre de evitar marcar las expresiones en cuanto al género ha cundido mucho en ciertos ambientes políticos, y el procedimiento escogido para el español ha sido anular la distinción a/o. Las soluciones que se adoptan para ello son muy variadas. Algunas escogen un signo lejano de cualquier letra :

Buenos Aires, 2005

 

Barcelona, 2011

 

Barcelona, 2005

 

Otros optan por fusionar ambas letras, utilizando el signo de arroba, @. Esta es la solución más utilizada en la Web, por ejemplo.

Pero un aspecto de la comunicación digital que tendemos a olvidar es que muchas personas discapacitadas utilizan conversores texto-habla para acceder al contenido de una página web. Pues bien: estos usos pueden dar lugar a monstruosidades cuando caen en manos de un sistema automático. Pulsando el control inferior podremos oír cómo lee esta frase (lo contó en un tuit @jdelacueva):

Como se está demostrando en acciones, manifestaciones y asambleas, l@s indignad@s son much@s m@s que las que están en las plazas.

 

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