Cómo los llamamos y cómo se llaman

17 junio 2010 10:10

Al tratar de los nombres de ciudades, lenguas, grupos humanos, etc., conviene distinguir entre la forma en que se llaman a sí mismos y la forma en que les llaman otros. Los habitantes de la ciudad de Londres la llaman London, mientras que los que viven en Alemania se refieren a ella como Deutschland. Llamamos al primer término de estos ejemplos exónimo, del griego ἔξω, éxō, “fuera” y ὄνομα, ónoma, “nombre”, y al segundo, endónimo, de ἔνδον, éndon, “dentro”. Las diferencias entre unos y otros son toda una lección de historia (la Wikipedia en inglés tiene un útil artículo sobre el tema: Exonym and endonym).

La cosa se complica con los gentilicios que se refieren a conjuntos supranacionales: en España es habitual referirse a los hispanohablantes de América con el nombre de hispanoamericanos. Pero uno rara vez oye en México o en Argentina hablar de “nosotros, los hispanoamericanos”. ¿Cómo se llaman a sí mismos los naturales de países donde se habla español? La útil web Cosas de la lengua (cuya mención en este blog debía hace tiempo) ha propuesto una encuesta sobre el endónimo colectivo de los hispanohablantes.

Las 12.000 y pico respuestas recibidas son una buena muestra, de la que se obtiene la respuesta unánime: en América, se usa latinoamericano, y en España hispanoamericano.

Y con más detalle sobre América:

La respuesta a la primera pregunta («Elija el gentilicio con el que se siente inmediatamente identificado») es concluyente: latinoamericano. En los países en que predomina latinoamericano como opción mayoritaria, el segundo gentilicio elegido es sudamericano. Y en los países centroamericanos, que seleccionaron en primer lugar centroamericano, la segunda opción fue latinoamericano.

En cambio, en Colombia y México, que también prefieren latinoamericano en primer lugar, el segundo seleccionado es hispanoamericano. En el resto de los países americanos este gentilicio aparece muy débilmente en la segunda respuesta y es el más votado en la tercera. Sin embargo, en Estados Unidos ocupa la primera posición (50 %) en la segunda respuesta.

Y sobre España:

Los españoles se inclinan mayoritariamente por el gentilicio hispanoamericano a la hora de nombrar a los hispanohablantes americanos: 47,11 % en la primera respuesta; 29,05 % en la segunda; y 25,73 % en la tercera. Pero eligen latinoamericano como segunda opción: 30,17 % en la primera; 26.97 % en la segunda; y 21.58 %, en la tercera. En tercer lugar y a considerable distancia de los anteriores, aparece sudamericano. Y aquí ha de hacerse una aclaración. En el lenguaje coloquial, el gentilicio sudamericano devino «sudaca» (como bocadillo en bocata; cubalibre en cubata; o tocadiscos en tocata), aunque con un cierto tono despectivo [sobre estos derivados].

Yo creo que la extensión de latinoamericano en España ha sido cosa de los últimos años, precisamente por seguir el uso mayoritario de los naturales de esos países. Cuando yo era pequeño jamás lo habría escuchado de labios de españoles. Dice Magí Camps, atento observador de la lengua desde las páginas de La Vanguardia:

También los españoles que han respondido la pregunta prefieren hispanoamericano en primer lugar. Pero por mucho que en este lado del Atlántico nos parezca este término más preciso, en La Vanguardia hace lustros que empleamos latinoamericano a instancias del corresponsal en México. La argumentación de Joaquim Ibarz es demoledora, y la macroencuesta de Cosasdelalengua.es así lo refrenda: “Si ellos se llaman latinoamericanos, quiénes somos nosotros para cambiarles el nombre”.

Lo curioso es que el actual endónimo latinoamericano parece tratarse de un galicismo, introducido por motivos políticos, y no carece de problemas. La consulta del corpus de la Academia, CORDE, no me ha sacado de dudas respecto a cuándo se difunde su utilización en América.

La postura del secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Humberto López Morales, también en Cosas de lengua, tiene las cosas claras:

«Hispanoamérica» es el término adecuado para referirse al conjunto de países americanos que hablan español; se trata de una comunidad político-lingüística en la que nuestra lengua posee rango nacional y oficial (aunque unas pocas constituciones no lo especifiquen expresamente). Algunas de estas naciones, además del español, poseen otra lengua oficial, pero son minoría: el guaraní en Paraguay y el inglés en Puerto Rico.

También la palabra «Iberoamérica» está semánticamente bien delimitada; hace referencia a los países de aquel continente que hablan lenguas ibero-románicas. Aquí, dejando aparte el español, solo se da el caso del portugués, de manera que se habla de Iberoamérica cuando se quiere incluir a Brasil.

«Latinoamérica», en cambio, palabra inventada por los franceses hace ya varias décadas, tiene un contenido semántico algo confuso. Se supone que vaya dirigida a las naciones de América que hablan una lengua neolatina, francés incluido, naturalmente. Pero si sobre el mapa lingüístico del continente se hace una revisión del término, además de Iberoamérica, nos encontraríamos obligados a incluir al Canadá francófono, a la Guayana francesa, a Haití y a las islas antillanas que también hablan esa lengua. No se sabe bien qué utilidad pueda tener un término tan pintoresco como este. Porque la realidad es que no hace, ni puede hacer, alusión al conjunto de todos los países situados al sur de los Estados Unidos, ya que algunos de ellos, más ciertos ‘territorios’, hablan lenguas con orígenes ajenos al latín: holandés, inglés y una serie de criollos.

Para complicarlo todo, está el término hispano, como explica Gerardo Piña-Rosales en director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española en la misma web, más la propuesta de un neologismo:

Sabemos que el término «hispano» se utiliza particularmente en los Estados Unidos, y no así en España ni en Latinoamérica. Lo que ocurre que muchos de esos llamados «hispanos», aunque sean de origen hispánico no hablan español. Por otra parte, en EEUU se está usando cada vez el voquible «latino» como equivalente a «hispano», lo cual no es incorrecto, pero deja fuera a los portugueses, franceses, italianos, etc., y eso me parece una incongruencia. También es verdad que hay una tendencia a usar «latino» para personas de origen hispano pero que se expresan únicamente en inglés. Para aclarar un tanto esa difusa nomenclatura se me ocurrió el vocablo «hispanounidense», que describe a las personas cuya lengua materna es el español y son residentes de la Unión Americana. Al parecer, el término ha tenido éxito, y ya se ha comenzado a usar en artículos, ponencias, etc. Todo dependerá de que el pueblo, que es quien, al fin y al cabo, hace la lengua, lo adopte.

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2 comentarios

Ana Lorenzo dijo...

Yo, desde que tengo amigos de allá, hace ya muchos años, los llamo «latinoamericanos», que es lo que prefieren; igual que escribo «México» en vez de «Méjico» (aunque lo pronuncie igual), porque sé que les gusta. Al fin y al cabo, los nombres estos son puras convenciones: siempre hay argumentos a favor y en contra, como en lo de «castellano» o «español», ¿no?, o como si un amigo prefiere que le llames Chus en vez de Jesús, pero otro prefiere Jesús en vez de Chus: lo mejor es lo que prefiere el que recibe el nombre, ya sea propio, ya gentilicio; creo que el endónimo debería exportarse por buena voluntad y por amistad de los de fuera; a no ser que no haya quien sepa pronunciarlo ;-)
Un beso.

25 junio 2010 15:23
Gentilicios dijo...

Hay una gran diferencia en como lamamos a las personas y como se llaman ellas a si mismas, incluso algunos gentilicios pueden parecer ofensivos

24 octubre 2011 23:03