Los buenos diccionarios de español deben tener (algunos afirman tenerla) una clara vocación internacional, trasatlántica, puesto que nuestra lengua se habla a ambos lados del océano y en ambos hemisferios. Es la lengua oficial de 19 países y la de un estado asociado de los Estados Unidos al que todos consideramos como un país más: Puerto Rico. Son, pues 20 los países en los que el español es la lengua principal de comunicación, y en los diccionarios de esa lengua deberían tenerse en cuenta los distintos usos que tiene en cada lugar. Y a esos 20 países hay que añadir otro, los Estados Unidos de América, donde hay más de 40 millones de personas que usan el español como primera lengua.
Hay casos en los que encontramos esa vocación trasnacional, y el paradigmático es el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), redactado y editado por esta institución por encargo (y con la colaboración) de todas las academias de la lengua española de los países hispanos. También es un buen ejemplo el Diccionario Clave (de uso del español actual), donde podemos encontrar muchos usos americanos del español. Y, ya desde su título, el recientemente aparecido Diccionario de uso del español de América y España (DEAE, Vox, Barcelona, 2003) nos dice que sus especialistas en lexicografía prestaron especial atención a esa realidad internacional de nuestra lengua.
Pues bien, en ninguno de los tres casos los lexicógrafos tuvieron la suficiente amplitud de miras como para definir la voz sándwich ateniéndose a su uso en la mayoría de los países hispanohablantes. Veamos cómo nos explican el significado de esa palabra.
DRAE: Emparedado hecho con dos rebanadas de pan de molde entre las que se coloca jamón, queso, embutido, vegetales u otros alimentos.
Clave: Bocadillo elaborado con dos rebanadas de pan de molde; emparedado. (En zonas del español meridional, bocadillo).
DEAE: Especie de bocadillo hecho con dos o más rebanadas de pan de molde entre las que se pone algún tipo de alimento; se puede tomar frío o caliente.
En los tres casos los lexicógrafos caen en el error de definir esa palabra teniendo en cuenta únicamente su significado en español de España y de México, países donde, en efecto, el sándwich es un emparedado hecho con pan de molde (también llamado pan de caja, pan inglés…), y donde si el emparedado se hace con otro tipo de pan recibe el nombre de torta (en México) o bocadillo (en España) . Y también es grave error incluir en la definición la palabra bocadillo (aparece en el CLAVE y en el DEAE) sin tener en cuenta que esa voz solo tiene ese significado en español de España, de tal forma que quien consulte el diccionario, si no es español, tendrá que buscar también bocadillo.
Hay que buscar el sándwich en un diccionario redactado en América, en este caso en México, para encontrar una definición en la que no aparezca el dichoso pan de molde: en el Diccionario Enriquezca su Vocabulario, editado por Reader’s Digest, dice: «Bocadillo hecho generalmente con jamón y queso, y algún aderezo, entre dos rebanadas de pan; emparedado». No aparece el pan de molde, pero nuestra alegría por esa desaparición se va al garete cuando nos indican que los sándwiches son generalmente de jamón y queso, y cuando vemos aparecer otra vez la palabra bocadillo en la definición. ¿Qué pasó? pues que ese diccionario, cuya edición original es mexicana, sufrió (nunca mejor dicho) una revisión para adaptarlo al español de España… de ahí el jamón y el queso y el bocadillo.
¿Qué es lo que falla? Pues que desde la Argentina hasta Guatemala, pasando por las Antillas y los Estados Unidos, los sándwiches no son necesariamente con pan de molde, sino que se pueden hacer con cualquier tipo de pan, es decir, lo que en México se llama torta y en España se llama bocadillo en el resto de los países hispanohablantes se llama sándwich, sea con el pan que sea. Y esos sándwiches no tienen por qué ser generalmente de jamón y queso, y en su definición no tiene por qué usarse la palabra bocadillo; basta con emplear la voz emparedado.
Esa falta de sensibilidad, esa falsa creencia de que el español de España es válido en todos los países hispanos, pudo verla claramente el autor de este artículo un día en la cafetería del tren Talgo que une Granada con Madrid: una bella señorita con acento venezolano le pidió al camarero una Coca Cola y un sándwich de tortilla, a lo que el mozo respondió, categórico:
—No hay sándwich de tortilla.
Ella, contrariada, mirando fijamente la gran foto que había sobre la cabeza del camarero en la que se veía muy claramente, entre otros productos comestibles, un gran emparedado de tortilla de patatas hecho con un panecillo redondo partido por la mitad, repitió lo que quería, esta vez señalando el anuncio, y obtuvo esta respuesta, en voz muy alta:
—¡¡No hay sándwich de tortilla!! Hay sándwich de jamón y queso, sándwich vegetal y sándwich de atún. Y ¡bo-ca-di-llos! de chorizo, de jamón serrano, de queso y de tortilla…
—¡Bueno! Pues póngame una Coca Cola y uno d’esos de tortilla —contestó, incómoda, la turista venezolana.
También deberían recoger los diccionarios (el Clave lo hace en parte) las diferentes formas que la palabra inglesa sandwich adoptado en algunos países hispanos: sánguche, sánduche, sángüiche, sángüich, sánduiche…