En español: del impreso a la Red

11 enero 2011 9:09

En los últimos meses me coincidieron dos encargos que resultaron ser curiosamente complementarios.

La revista mexicano-española Letras Libres me encargó un artículo amplio sobre el español en el ciberespacio, y El País otro sobre libros y revistas culturales en España y América. En su día informé sobre ambos en este mismo blog.

La cuestión es que combinando ambos se obtenía un panorama general de la cultura escrita en español, impresa y en la Red, que ahora he reelaborado en parte y he completado con más de un centenar de referencias.

He aquí, pues, En español: del impreso a la Red. Lengua, tecnología y comercio entre las dos orillas.

[Pido disculpas por repetir este post en mi blog sobre edición y edición digital]

El bowdelizador que bowdlerice…

10 enero 2011 11:11

Hace poco salió a la luz la noticia de que en una obra de Mark Twain se iban a suprimir expresiones presuntamente racistas.

En la versión inglesa de esta noticia, una palabra me llamó la atención:

Being an iconic classic, however, hasn’t protected “Adventures of Huckleberry Finn” from being banned, bowdlerized and bleeped. It hasn’t protected the novel from being cleaned up, updated and “improved.”

El verbo to bowdlerize (‘censurar una obra literaria’) se usa en honor de Thomas Bowdler, quien creó una edición de las obras de Shakespeare notablemente dulcificada.

Las derivaciones a partir de un nombre propio (de una figura histórica o de ficción)  son frecuentes en español: onanismo, chauvinista, rocambolesco, aunque la mayoría son sustantivos. Verbos hay menos: donjuanear.

Mi pregunta es: ¿qué figura de la cultura en lengua española merecería dar lugar a  un verbo que indicara la acción de censurar una obra?

Felices fiestas y buen 2011

21 diciembre 2010 23:23

Tal que aquí

Las lenguas en el universo tecnológico

18 diciembre 2010 18:18

A la memoria de Miguel Siguán,
con quien discutí varias veces estas materias

Acaba de publicarse en la revista Letras Libres mi artículo “Las lenguas en el universo tecnológico y la situación del español“.

Se trata de una extensa pieza llena de datos. Este es su principio:

¿Qué ocurre cuando se encuentran la lengua y la tecnología? ¿Qué nuevos papeles adquieren una y otra? ¿Cómo se usan las lenguas en el medio tecnológico y para qué? ¿En qué aspectos influyen? ¿Cuáles están más presentes y cómo? ¿Qué posición ocupan las lenguas que nos son más próximas en este contexto? La respuesta es cada vez más complicada, desde que empezamos a ocuparnos de estas cosas, allá por el lejano 1997. Sabemos (o creemos saber) qué son las lenguas, pero qué comprende el universo tecnológico está cada vez menos claro, en este continuum en el que aparecen ordenadores, teléfonos móviles, televisores y consolas por los que circulan juegos, videos, imágenes, voces y textos, públicos, semipúblicos y privados, gratis y a la venta.

Sería tal vez más adecuado plantearnos la cuestión como “la presencia de las lenguas en el medio digital”. Al fin y al cabo, hoy en día todos los artefactos que acabamos de mencionar son digitales, y las cosas que circulan por ellos están también digitalizadas; todo está reducido a bitios: desde el millar que ocupa un sms a los catorce millones de veces más de una película en internet.
Para acercarnos a tema tan ingente tendremos que recurrir al procedimiento de “aproximaciones sucesivas”.

El Updated Map of Online Communities, de Randall Munroe me sirvió de guía para recorrer el proceloso universo de las comunidades 2.0.

La década sin nombre

28 noviembre 2010 14:14

¿Cómo llamaremos a la década que se acaba? La anterior fue la de “los [años] noventa”, la anterior a ésta la de “los ochenta”, y así hasta los “años veinte”. Pero ¿el espacio comprendido entre el 2000 y el 2010?

Rebecca Mead se lo ha planteado en New Yorker: hubo la propuesta de llamarlo “las oes” , “los ceros”, o incluso “la primera década del siglo XXI”.

En español funciona bien la denominación “comienzos” o “principios de siglo”, pero es muy genérica y no alude a una década. Cuando hacia el 2070 se hable, por ejemplo, de la música de estos días probablemente no haya más remedio que decir “a principios de siglo triunfó el acid pop indie”  (o cualquier cosa por el estilo).

Pero hay que tener en cuenta que estas denominaciones, breves o largas, son estrictamente contextuales. Hablábamos de “los años 20” cuando no había ninguna duda de que se referían a 1920-29, pero dentro de unos años se referirán al 2020-29…

Me han contado, y no tengo motivos para creer que es falso, que en una biblioteca o archivo (donde se catalogan documentos) hubo que colgar este cartel:

OJO: “el siglo pasado” es el siglo XIX

Migración

19 noviembre 2010 12:12

Durante el fin de semana vamos a migrar el sitio. Los comentarios quedarán temporalmente deshabilitados

Disculpen las posibles molestias.

[Este post aparecerá en todos los blogs del sitio]

¡Parabrising!

19 octubre 2010 15:15

La merecida reprimenda que me propinó Solitarius en el comentario al post Inging (en el que yo afirmaba, falsamente, que vending era una acuñación hispana) me dejó con la mosca detrás de la oreja.

No he parado hasta no localizar otros ejemplos de estas uniones, en este caso creo que todas de cosecha inequívocamente española.

El que más me ha gustado, además atestiguado en un Work Center (foto superior): parabrising. Sí: el acto de colocar octavillas en los parabrisas de los coches, sujetos con el limpiaparabrisas (en realidad debería llamarse limpiaparabrising). Obsérvese que además el contexto de aparición está lleno de anglicismos, empezando por el “Work Center” del nombre: marketing, mailing.

Compring, con presencia nada desdeñable en la web.

Vuelquing o vuelking: parece ser una afición a avistar coches que vuelcan/volcados.

Jueguing

Porculing (!).

La verdad (y ha sido una sorpresa) es que casi cualquier palabra española a la que uno añada -ing está atestiguada en la Web (sobre todo en foros): cervecing, minifalding, pierning, etc., etc. Parece que se ha convertido en un recurso jocoso muy utilizado.

Locávoros

19 septiembre 2010 12:12

La palabra me sorprendió por primera vez en un precioso libro de viajes, Contra el cambio, de Martín Caparrós. Un locávoro sería la persona que come sobre todo alimentos de producción local, cultivados o criados en proximidad.

Aparentemente, la palabra viene del inglés locavore, atestiguado por primera vez en el 2005, según el Merriam-Webster.

El término ha pasado también al francés, locavore, cuyo útil Wiktionnarie nos dice que fue elegida palabra del año 2007 en el New Oxford American Dictionary. Precisa también que fue un grupo de cuatro mujeres quien empezó el movimiento que lleva ese nombre en el 2005 en el área de la bahía de San Francisco. Registra la variante localvore.

Hay muchos compuestos del latín –voro: carnívoro, herbívoro, omnívoro, insectívoro, frugívoro… El sentido es siempre “alguien que come…” la primera parte del compuesto, incluso en sentido figurado: fumívoro: “Se dice de los hornos y chimeneas en que se produce una combustión completa, sin salida de humo”. Muchas de estas palabras son comunes a distintas lenguas de cultura, aunque con adaptaciones fonéticas y graficas: cf. el italiano onnivoro.

¿Y locavore? El inglés actual se caracteriza por su tranquilidad a la hora de acuñar nuevos compuestos, que en seguida se exportan (ahí está el caso de paralímpico). De local y -vore, locavore, pronunciado con acento en la primera sílaba. En español, donde estos compuestos son siempre esdrújulos, ha dado locávoro, quizas más pronunciable que locálvoro (que tiene sólo 8 presencias en Google).

Pero el inglés también ha dado localtarian (a imitación de vegetarian), y ya hay un puñadito de localtarianos paseándose por las webs españolas.

¿Es bueno ser locávoro o locatariano? Probablemente sí, porque uno le ahorra al planeta los costes en aumento de CO2 y el gasto de combustibles fósiles del transporte, aunque Martín Caparrós recuerda cómo los kiwis importados a Inglaterra resultaron ser menos ecológicamente dañinos que los locales (a pesar del transporte), porque habían sido cultivados con muchos menos fertilizantes químicos.

Es duro ser un ciudadano consciente hoy en día…

Inging

14 septiembre 2010 21:21

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=IWf3Vbl_zLw[/youtube]

A nadie se le habrá escapado en los últimos tiempos la aparición periodística del balconing, ese nieto del puenting [y sobrino de las máquinas de vending Véase abajo comentario de Solitarius].

Esta unión contra natura de una raíz española y la terminacion de gerundio inglés, ¿habrá dado lugar a más engendros, perdón: palabras? Por el momento he recopilado estas tres…

La dama y el anacoluto

07 septiembre 2010 20:20

Me produce un placer especial leer la transcripción de comunicaciones orales. Cuanto más fieles son a lo que se emitió, más extrañas resultan como puro texto escrito (en cuya categoría no obstante intentan encuadrarse, gracias a la utilización de elementos como los puntos suspensivos). Veamos:

Eh…, vamos a ver, yo ingresos en el año 2002, 2003, no me acuerdo si tenía algún ingreso porque todos los temas económicos relacionados con nuestro patrimonio, con nuestro…, vamos, nuestro…, todos los temas económicos los lleva mi marido y…, no sé si en el año 2002, 2003 yo tenía alguna fuente de ingresos, eh…, no, no lo sé.

¡Que nadie se ría! Cualquiera de nosotros, en cualquier ocasión (sobre todo si está ante un juez, como el caso de la señora Rosalía), hablará de esa forma entrecortada, dejará frases sin acabar, o las terminará cambiando de idea a medias. Las oraciones coherentes, bien concordadas y perfectamente construidas son cosa del lenguaje escrito, pero lo que es en la vida diaria de viva voz…

No, vamos a ver, no…, yo tenía un taller de restauración y tengo un taller de restauración, pero bueno, es un tema…, somos varias socias, y bueno, pues funcionamos un poco a nivel de amistad, a nivel particular y no…, no como grandes empresarias, ni nada por el estilo, con lo cual no sé si tenía algún ingreso, estaba en función del trabajo que podía realizar en ese momento, mayor o menor, en función del número de muebles que podía restaurar.

Estos fenómenos se agrupan casi todos bajo la denominación de anacoluto, que a nuestra vez podríamos intentar definir:

Anacoluto es cuando, bueno, si empiezas a hablar y dejas colgando…., o si a la mitad de la frase, o sea, se me ha ocurrido otra cosa, pues, entonces, claro no vas a…, y total, todos te entienden…