Sobre una curiosa acepción de “chupar”

31 agosto 2009 17:17

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=9pT4Q5piexc]

La cosa empezó por un bonito dúo de Lila Downs con Eugenia León, sobre una canción popular veracruzana: “La Bruja”. La letra, como ocurre con los géneros tradicionales, tiene grandes variaciones de una versión a otra. Pero hay un elemento que permanece, la utilización del verbo chupar, por ejemplo en el estribillo:

Que diga y que diga y que dígame usted
Cuantas criaturitas se ha chupado ayer,
Ninguna, ninguna, ninguna lo se
Yo ando en pretensiones de chuparme a usted.

Aun dejando de lado el posible doble sentido erótico del último verso, destaca el verbo chuparse (a alguien), que parece una acción propia de las brujas.

Ninguna acepción parecida recoge el DRAE bajo chupar. Pero Autoridades, s.v., señala:

Chupar la sangre. Se dice por vulgaridad de las bruxas, que beben la sangre a los niños, conociéndose después las picadas,

O sea: lo que ahora atribuimos a los vampiros, venidos del folklore nórdico, ya lo teníamos entre nosotros…

Parece que el que las brujas chupaban la sangre era del conocimiento común, y como única muestra, un verso de Quevedo:

Ahora bien: ¿no habrá usos españoles antiguos del chupar con complemento de persona, y en el sentido de “extraer una bruja los fluidos vitales de alguien”. Me había guardado esa pregunta en la recámara, como tantas otras, cuando me apareció por sorpresa en una lectura segoviana:

cuál decía, por disculpar la invidia, que me quería mal porque mi madre le había chupado dos hermanitas pequeñas de noche

¡Ahí estaba, en el segundo capítulo de El Buscón!

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Cartas persas

03 mayo 2009 9:09

[Siento haber publicado por error una primera versión incabada de este post].

La aparición de un libro mío traducido al persa o farsi me ha llevado a refrescar (o adquirir) algunas nociones sobre esa lengua.

En primer lugar, el persa es una lengua indoeuropea, y podríamos decir que prima segunda del español.

Estas son las relaciones entre algunas de las doce familias de lenguas descendiente del indoeuropeo (sigo a Juan Carlos Moreno Cabrera, El universo de las lenguas, Madrid, Castalia, 2003):

Familia romance
*subgrupo íbero-romance
— área catalana
— área española

Familia germánica
* Subfamilia occidental
— Alemán
— Inglés

Familia irania
* Subfamilia occidental
— Persa

El hecho de que el persa se escriba en caracteres árabes, o de que sus hablantes practiquen la religión islámica no implica que la lengua pertenezca al grupo de las lenguas árabes.

El persa nos legó un cierto número de palabras, entre las que están:

bazar
caravana
cipayo
chacal
chal
hurí
jaque
julepe
sah
sátrapa
tafetán
tambor
tiara

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Diccionario Etimológico Colaborativo del Español

08 marzo 2009 19:19

Cerveza, birra, entradas ya existentes en el DECLE

El Diccionario Etimológico Colaborativo del Español (DECLE) es un proyecto en forma de wiki (es decir, con páginas web editables por los lectores), que se propone construirse por medio de la colaboración de voluntarios: vamos, como la Wikipedia. De hecho, su funcionamiento es idéntico al de la conocida enciclopedia.

¿Qué queremos conseguir? Un diccionario etimológico que beba de distintas fuentes, que para documentar las voces aproveche la gran disponibilidad de textos históricos que hay en la Web, y que deje espacio para el comentario y el placer de la discusión. También queremos forjar una herramienta de consulta que luego pueda ser utilizada por otras obras abiertas y en colaboración (de ahí la licencia escogida).

El DECLE estuvo abierto unos meses en el 2007, en un wiki con numerosos problemas técnicos, tantos que se colapsó y se perdió parte del trabajo. Con la ayuda de Agustín García (para el montaje del programa) y de Solitarius (colaborador privilegiado de la primera época), lo hemos puesto de nuevo en marcha.

Invito a los amantes de la ciencia (y arte) de la etimología a colaborar. Para ello hay que registrarse, lo que contribuye a proteger el trabajo hecho. Las instrucciones son fáciles de seguir, y si hay algún problema lo intentaremos resolver entre todos. Son bienvenidas tanto las colaboraciones extensas como las breves: éstas siempre pueden crecer. Como ocurre en cualquier proyecto colaborativo, se agradece tambien la simple corrección de erratas, o arreglos de formato

Palabras hay muchas en la lengua española, pero no tenemos prisa… Que ustedes etimologicen bien.

Consultar/Colaborar.

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De pequeños comestibles

20 noviembre 2008 17:17


La casualidad (o la buena fortuna) puso ante mis ojos este cartel-menú de una taberna madrileña, con una sorprendente acumulación de diminutivos. Varios de ellos son prácticamente fósiles (criadillas y solomillo), otros se refieren claramente al tamaño (chuletillas) y quizás alguno está entre medias… Estoy llamando “diminutivos fósiles” a los que han perdido conciencia de serlo, porque incluso haya desaparecido la palabras sin diminutivo (ya no se usa solomo).

Y me pregunto dos cosas: ¿abundarán los diminutivos especialmente en el terreno gastronómico? Y, ya puestos: ¿qué otros ejemplos de diminútivos fósiles conoce el lector, aunque provengan de otro campo?

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Creadores de nombres propios

15 noviembre 2008 13:13

¿Por qué la Blackberry se llama así? Porque la empresa Lexicon Branding le dio ese nombre. A través de Baquía llego a esta entrevista con David Placek, fundador de la compañía. Merece la pena leerse.

La búsqueda de nombres para marcas o productos se conoce en España con el barbarismo naming (140.000 páginas en “español” lo usan, según Google). No es raro que los lingüistas hagamos ocasionalmente trabajos de este tipo: Fernando Lázaro me contó una vez cómo había asistido a una marca de rioja que quería encontrar un buen nombre para una línea de vinos. Yo mismo he intervenido en alguna de estas operaciones, pero el secreto profesional sella mis labios… Sólo puedo decir que es una tarea mucho más compleja y difícil de lo que parece, sobre todo si se tienen en cuenta (y hoy es inevitable), usos globales de una marca o un nombre, percibidos desde muy distintas lenguas. La comercialización del cava en Japón tuvo que tener en cuenta que esa palabra en japonés significa hipopótamo.

Ramón Solsona publicó este verano en La Vanguardia una preciosa serie “Marcas que marcan“, donde cuenta los orígenes de muy diversas marcas clásicas, de Bultaco a Danone…

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“El candidato melancólico” en clase

07 noviembre 2008 12:12

Gracias a Ana Lorenzo me entero de una bonita noticia sobre el libro epónimo de este blog.

Se trata de algo que cuenta Lourdes Domenech en su blog. Lourdes utilizó El candidato melancólico (que trata sobre la historia de las palabras) como lectura para sus alumnos de bachillerato:

En clase leímos dos artículos en voz alta (De pies a cabeza, carpintería lingüística) La ventaja del libro es que puede leerse sin seguir el orden de publicación de los capítulos. Al azar, se asignó a cada alumno un artículo. Tras una lectura atenta, debían hacer una síntesis visual (mapa conceptual, mapa de ideas, resumen, gráfico…) y preparar una exposición oral de 10 minutos máximo. Durante la exposición, podían proyectar su trabajo y ayudarse de un guión escrito, pero se premiaba la exposición sin el apoyo de este último (es una forma de que se esfuercen en ensayar). Las exposiciones sirvieron para descubrir los secretos de las palabras. Ni que decir tiene que algunos apartados despertaron más su curiosidad. La palabra “retrete” y sus hermanos léxicos, los eufemismos para nombrar los estados de embriaguez, los secretos de los nombres de los colores, las metáforas corporales, por ejemplo. Los trabajos se publicaron en el aula virtual (ver muestra).

En fin: como digo, esta es una de las mejores cosas que podían pasarle a mi libro…

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Primera entrada tras la migración

09 septiembre 2008 9:09


En realidad es una entrada de prueba, pero aprovecharé para indicar que en el arcano mundo de las webs alternan metáforas zoológicas (como la migración, o cambio de ordenador que estas páginas acaban de experimentar) con otras domésticas: el servidor que administra páginas y el alojamiento u hospedaje en el host.

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Délicieuse paëlla

02 septiembre 2008 13:13


La imagen superior (gracias, Simona) ha sido obtenida en el puerto de Brístol (Reino Unido) en unas fiestas de este verano. Y: ¡la de reflexiones que me inspira! Veamos…

Uno de los casos más típicos en que una lengua adopta una palabra de otra es cuando el término alude a una realidad antes desconocida, y que ha sido introducida por la legua ajena. El español adoptó en su momento los nombres relacionados con la música que le aportó el italiano, y en estos mismos días el inglés… bueno: eso daría para otro post de este blog.

¿Qué palabras ha prestado el español a otras lenguas en los pasados años? Por supuesto, fiesta, siesta, guerrilla, ¡pero también paella! Sí: el sabroso plato valenciano (que tomó su nombre del recipiente en el que se prepara), es ya una presencia en el panorama internacional. Hay 2.660.000 páginas web en inglés que incluyen la palabra paella, y 479.000 en francés.

¿Y la paëlla que aparece en el cartel de la fotografía? Pues se trata de la grafía francesa más extendida. Y el galicismo general de la referencia se comprueba viendo que el puesto anuncia “Délicieuse paëlla”. Claro que, al lado, un castizo “Olé” (otro préstamo del español a muchas lenguas) recuerda la filiación del plato, al igual que la bandera rojigualda con el toro que medio se vislumbra en la penumbra del tenderete.

¿Y esta confusión babélica entre el nombre en francés, el plato español y el contexto inglés? Cosas de los tiempos que corren: desde esta Barcelona inundada de turistas que llevan sombreros mexicanos y compran burritos sólo puedo decir: así nos va…

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El gusla, la gusla y el gusto por lo exótico

27 julio 2008 15:15


Cuando se descubrió la doble vida del prófugo líder serbio Radovan Karadzic, la prensa se entretuvo en relatar sus actividades bajo la nueva personalidad de médico naturista. Entre ellas, no ha sido la menos glosada la dedicación del monstruo genocida al tañido de “el gusla“, que, dice El País, es “un instrumento medieval muy vinculado a la tradición serbia.”

Cuando leí por primera vez la noticia me resonaron estos versos en la cabeza:

Balzarad tiene en verdad
una guzla en la garganta,
guzla dúlcida que encanta
cuanda canta Balzarad

Sabía que eran de Rubén Darío, y me costó poco encontrar a qué composición pertenecían: era La cabeza del Rawí.

Pues sí: la palabra gusla no es española. La forma que se usa en nuestra lengua es guzla, que, por cierto, es femenina: “la guzla”, y que define así la Academia: “instrumento de música de una sola cuerda de crin, a modo de rabel, con el cual los ilirios acompañan sus cantos”.

El término anda dando vueltas por nuestra lengua al menos desde hace siglo y medio, cuando Zorrilla escribía en su “poema oriental” Granada de 1852 (al que accedemos gracias al Corpus de la Academia):

Así dando la voz y el instrumento
El amante cantar por concluído,
Calló la guzla y expiró el acento

Guzla es la forma que el español tomó prestada del francés, a donde llegó de las lenguas eslavas, según el Dictionnaire général (1890-1900) Traité de la formation de la langue, Préstamos, apartado 20. Mientras que gusla es la forma que ha adoptado en la lengua inglesa.

En fin: en vez de hacer una mínima comprobación, los periodistas se han apresurado a mantener la forma inglesa, masculinizándola por si acaso.

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Diablos y artefactos con ruedas en las dos orillas

08 julio 2008 17:17

Diablo o diablito

Una entrada en el blog hermano partía del juego de palabras con el nombre mexicano de lo que en España llamaríamos una carretilla. Primero Libia me había confirmado que diablo, o más bien diablito, era el nombre del artefacto (en la imagen, un letrero en un céntrico hotel del DF). Añadía:

Otro uso de ‘diablo’ o ‘diablito’: cuando te quitan el medidor de la luz por no pagar, y puenteas con un cable de cobre las dos entradas, para obtener corriente.

Magda Díaz M. apostillaba:

Acá las “carretillas” son para los que se dedican a la construcción (albañiles, esencialmente), en las carretillas cargan el arena, la piedra, etc., aunque son de otra forma, solo tienen una rueda en la punta y son cargadas por las agarraderas. Son como palas grandes.

Gorki señala con razón que la carretilla del Diccionario de la Academia no engloba al “diablo”:

Carro pequeño de mano, generalmente de una sola rueda, con un cajón para poner la carga y, en la parte posterior, dos varas para dirigirlo y dos pies en que descansa, utilizado en las obras para trasladar tierra, arena y otros materiales.

Homero puntualizó:

En México:


Carretilla

Patin del diablo

A ello añadiría yo que a este último artefacto se le llama en España patinete. Pero en México patinete patineta es lo que en España (a imitación de Estados Unidos) llamamos skate (pronunciado esquéit). Y los que lo usan son en México patineteros (en España esqueiters o eskáters).

Cartel de prohibición de skaters, en Nueva York, 2006

Hay que recordar que el uso mexicano patín del diablo sí lo recoge la Academia. Para concluir: ¡tanto el diablito como el patín del diablo tienen cuernos! ¿Vendrá de ahí el nombre?

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