Subiendo en la cadena trófica

31 enero 2007 15:15

La prestigiosa revista NewYorker publica en su número de febrero un largo y documentado artículo sobre Google Libros, escrito por Jeffrey Toobin. Destaco algunos elementos. En los orígenes, los fundadores de la empresa no sólo trabajaban en algoritmos de búsqueda en la Web:

Menos conocido es el hecho de que en ese momento, Brin y Page también estaban trabajando en el Stanford’s Digital Library Technologies Project, un intento con fondos del gobierno federal por organizar diferentes tipos de información, incluyendo libros, artículos y revistas, en forma digital.

¿Para qué quiere Google libros? En palabras de la vicepresidenta Marissa Mayer,

si damos acceso a los libros vamos a tener información mucho más fiable y de mucha más alta calidad. Estamos ascendiendo en la cadena trófica.

La cadena trófica es la que forman los alimentos: el pececito se come el plancton, el pez grande se come al chico, el humano se come al grande, etc. Google quiere ir a las fuentes…

Pero el problema es qué se hace con la información de los libros, una vez Google la tiene. El artículo recoge las declaraciones del ingeniero jefe responsable, Dan Clancy, que se unió a la compañía tras ocho años en la NASA:

“Los sitios web son parte de una red, y ese es un componente significativo de la forma en que jerarquizamos los sitios en nuestra búsqueda: cómo se refieren unos sitios a otros. Los libros no son parte de una red. Entender las relaciones entre los libros es un inmenso desafío de investigación”.

Bueno: lamento disentir; los libros académicos, pero también los literarios son parte de una red: la red de citas y de paráfrasis y de relaciones y de influencias. Pero, claro: es una red mucho más compleja que la formada por enlaces…

El artículo penetra en los entresijos de la tecnología de escaneo de los libros, que aunque con tecnología propia, se hace muchas veces a mano, para llegar al problema central, el de los editores y las demandas que tiene Google en Estados Unidos por escanear libros de las bibliotecas que tienen copyright vigente (de los cuales luego en las búsquedas se ofrecen sólo unas palabras, nunca el libro entero).

Una primera dificultad es la de que la copia digitalizada pudiera servir para el pirateo del ejemplar.

Desgraciadamente para autores y editores, la demanda de sus productos nunca ha sido lo suficientemente robusta como para generar un problema importante de piratería.

Pero el autor aquí infraestima el problema: en sitios como México la piratería podría ser del 10 por ciento de la producción nacional. Sin embargo, es cierto que los piratas tienen sistemas más sencillos que penetrar las defensas de Google para hacerse con prototipos… La dificultad principal no es ésa, sin embargo, sino que los editores creen que en cualquier caso Google no tiene derecho a digitalizar sus libros, ni aunque sea para luego dirigir a los lectores hacia ellos y generar ventas.

En opinión del autor, esto se resolverá por un acuerdo legal, sin necesidad de llegar a juicio, y que Google acabará por pagar. Estupendo para todos, ¿no? Lawrence Lessig, catedrático en la Stanford Law School, y fundador de Creative Commons cree que algo bueno para los editores y bueno para Google no tiene por qué ser necesariamente bueno para el público:

“Si Google dice a los editores, ‘pagaremos’, eso significa que cualquiera que entre en ese negocio tendrá que decir: ‘Pagaré’” […] “Los editores obtendrán más de aquello a lo que tienen derecho por ley [para Lessing no deberían poder impedir la digitalización de sus libros con fines de búsqueda], porque Google necesita liberarse de este juicio. Y el arreglo creará enormes barreras para los nuevos que entren en este campo”.

Un terreno, por cierto, ya concurrido:

Amazon ha digitalizado cientos de miles de los libros que vende, y permite a los usuarios buscar en sus textos; Carnegie Mellon está albergando un proyecto llamado Universal Library, que hasta ahora ha escaneado casi millon y medio de libros; la Open Content Alliance, un consorcio en el que están Microsoft, Yahoo, y varias grandes bibliotecas,también está escaneando millares de libros;y hay muchos pequeños proyectos en diversos estadios de desarrollo.

Bueno: ¿sorprenderá que cerremos este comentario con un “Continuará…”?

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