El día que Baker compró un Kindle

31 agosto 2009 9:09


El genial escritor Nicholson Baker (una recomendación para quien no le haya leído nunca: ¡hágalo!) cuenta en un artículo en The New Yorker cómo decidió probar un Kindle, animado por los comentarios de usuarios: uno sintió en un restaurante la necesidad imperiosa de leer una novela, y a los pocos minutos, ¡chan! la tenía en sus manos; otro confesaba su amor por los libros de bibliotecas y segunda mano, pero “uno nunca sabe dónde han estado”; un tercero comunica que al leer al aire libre con un e-book el viento no le molesta pasando las páginas…

Baker describe con la minuciosidad que le caracteriza, el complejo paquete en el que llegó el aparato. Pero en seguida le desagradó el gris verdoso del fondo y el poco contraste que ofrecía para la lectura. Tampoco la tipografía le satisfizo. Y, sobre todo, la baja calidad de las imágenes, o incluso la ausencia de algunas que están en la edición de papel de la obra. La referencia es otro problema: ¿cómo dirigir a una sección de una obra que no tiene páginas? Las notas al pie tampoco parecían funcionar bien…

Otro problema es la gran cantidad de obras que no se pueden leer en un Kindle: Baker empieza a hacer un recorrido al azar por grandes títulos de la literatura, para descubrir que no están disponibles.

Mientras tanto, Amazon ha retirado subrepticiamente de unos kindles libros que propietarios de los aparatos habían comprado. Nada sorprendentemente, se trataba de títulos en los que Orwell denunciaba a los estados totalitarios… Muchos usuarios pensaron qué es lo que estaban comprando realmente cuando adquirían un libro electrónico a Amazon… En palabras de Baker: “compras el derecho a que se muestre un agrupamiento de palabras delante de tus ojos para tu uso privado con la ayuda de un dispositivo electrónico aprobado por Amazon”. Porque los libros para Kindle son “grumos cerrados de código digital que sólo un comprador puede poseer”. De modo que: “el ejemplar de un libro Kindle muere con su poseedor”.

Baker prefiere leer en un Sony, con mejor contraste y tipografía, pero sobre todo en un iPhone, cuya iluminación regulable, buena definición de pantalla y agradable deslizar de páginas (al modo de quien reparte un mazo de cartas) encuentra insuperables.

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La vuelta

30 agosto 2009 12:12


Tras las pasadas semanas en las estepas asiáticas, donde no ya un ordenador, sino un simple bolígrafo es un lujo, trataré ahora de digerir las montañas de feeds y correos acumulados para descubrir qué ha pasado en mi ausencia.

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