El buscador que era algo más

31 enero 2011 9:09

“El buscador que era algo más” es el artículo con el que he contribuido al Anuario ThinkEPI, 2011.

Comienza así:

Durante muchos años hemos estado utilizando Google, hasta tal extremo que ya formaba parte de nosotros: eran las antenas con las que palpábamos el universo, desde el circundante hasta el remoto.

Su fiabilidad global -no tanto en la ordenación de los resultados como en el hecho de que nos llevara a apariciones de lo que buscábamos, dondequiera que se encontraran- lo convertía en una herramienta realmente útil, y no sólo para fines de búsqueda estricta.

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La biblioteca ausente

27 enero 2011 9:09

La Fundació Suñol de Barcelona expone en su Nivell Zero la obra de la joven artista Antònia del Río, Xiu-xius en blanc. La Biblioteca absent, que se presenta como la recreación de una biblioteca imperceptible, metáfora del Almacén de la Memoria.

El arte siempre imita a la naturaleza

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“Las manías de los autores”

26 enero 2011 9:09

[Los] coqueteos, las manías de los autores son el peso cotidiano de los editores. El gran Flaubert mismo refunfuñaba a menudo ante Michel Lévy: «El acento circunflejo de Salambô no tiene ninguna curva, no hay nada más púnico; lo quiero más abierto», escribía en 1862.

(Pierre Assouline, 1987)
Recopilación de José Antonio Sánchez Paso

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El último gadget de moda

25 enero 2011 9:09

Las tronchantes reseñas de compradores del Bic Crystal Ballpoint Pen, Medium Point, Black en Amazon (gracias, Viviana). Por ejemplo:

Muy bueno si necesitas escribir en papel.

o

Funcionó muy bien con mi mano derecha pero cuando empecé a usarlo con la izquierda mi escritura pareció la de un completo imbécil. Sólo puedo suponer que Bic ha creado un bolígrafo para diestros, y advierto a los zurdos que “prueben antes de comprar”.

o

Como criminal de carrera, extorsionista y chantajista, me enorgullezco de las cartas amenazadoras que escribo a mis víctimas y parientes cercanos. Durante años he usado mi propia sangre, que siempre está a mano, pero […]

¡Etc.!

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ISBN: el cocktail de los datos sobre libros

24 enero 2011 9:09

Nuestros lectores habituales lo recordarán: hace algo más de tres años, Rafael Martínez Alés daba la voz de alarma acerca de la posible fragmentación del registro del ISBN en España. Pues bien, el ISBN, que venía estando regulado por el Ministerio de Cultura, ha pasado ya a manos de la Federacion de Gremios de Editores. Esto impedirá la división de la base de datos, pero por otro lado representa una privatización, como ha explicado muy bien Elvira Huelbes. Durante un periodo de transición que puede durar un año la base de datos consultable de ISBNs seguirá siendo la del Ministerio.

Es bien sabido que el ISBN es un identificador estándar e internacional (las siglas corresponden a International Standard Book Number) que se asigna a cada edición diferente de una obra que está en el circuito de venta, ya sea en una librería o en la web. En la versión en papel, el ISBN figura como un código de barras.

Para conocer algunas de sus repercusiones de la privatización hemos hablado con el Director de la nueva agencia del ISBN, Miguel Jiménez. A diferencia de la gratuidad anterior, ahora dar de alta un ISBN costará dinero, “aunque menos, o incluso mucho menos, que en cualquiera de los países similares al nuestro”. Las tarifas definitivas aún no han sido aprobadas, pero sí que parece que rondarán los 3 euros por ISBN, en una escala que irá abaratando el precio de quienes más ISBNs compren: en grandes cantidades, pueden llegar a salir a 30 céntimos de euro la unidad. Las pequeñas editoriales, por tanto, serán las más gravadas.

Los autores-editores, las personas que utilizan por ejemplo los servicios de una empresa como Lulu para hacerse sus propios libros, deben obtener un ISBN sólo si quieren que su obra esté a la venta por los canales habituales. Las empresas de impresión bajo demanda a veces prestan también el servicio de conseguir un ISBN, cobrándolo. Estos autores-editores serán claramente los más perjudicados en la nueva situación española, porque se les puede llegar a cobrar 10 veces más que los editores profesionales, por el hecho de que “registrar el ISBN de un autor-editor puede ser tan trabajoso, o más, que procesar los que presente un editor normal”.

Hay que recordar que el ISBN hoy no es un trámite obligatorio, salvo que se quiera llevar el libro a las librerías, físicas o virtuales. En teoría, una obra que no va a pasar por el circuito abierto de venta (por ejemplo, un libro a la venta sólo en la web de su editor, ya sea en papel o en edición digital), no requeriría ISBN, señala Jiménez. El trámite tampoco protege la propiedad intelectual. La sección “Qué no es el ISBN” de la web de la agencia aclara todos estos extremos.

Normalmente, las bases de datos de ISBN además de información sobre autor, título, editor, etc., tienen también otras informaciones, como lengua de origen (en el caso de las traducciones), o la materia. Ya expusimos en su día la importancia de la clasificación por materias, así como el hecho de que DILVE, la joven base de datos de libros en venta, auspiciada por los editores, ha elegido el sistema BIC. ¿Qué va a hacer en este aspecto el ISBN? Dejará de lado, dice Miguel Jiménez, la CDU que venía usando, y utilizará también BIC.

El hecho de decantarse por un sistema mejor de clasificación no es una garantía por sí solo: quienes asignan la materia son los editores, y si ellos no lo hacen bien, el libro quedará mal encuadrado. Y la experiencia demuestra que las editoriales, en las que no hay por lo general documentalistas ni personas que puedan cumplir su papel, delegan esta fina tarea en el último becario. Si para una novela perecedera esta cuestión puede no afectar mucho a las ventas, para libros científicos, de ensayo o de enseñanza la mala visibilidad en las bases de datos de materias puede ser todo un handicap. En el caso de los libros electrónicos, de la calidad de los metadatos dependerá su adecuada inserción en el ecosistema informativo.

El mencionado DILVE es una base de datos que impulsaron los editores como complemento al ISBN (que gestionaba el Ministerio): éste recogía todos los libros editados, aunque estuvieran agotados, y el DILVE las obras efectivamente a la venta que añadieran, de forma voluntaria, sólo los editores agremiados (que son la mayoría, pero no todos). Por otra parte esta base de datos de libros en venta contiene no sólo los datos bibliográficos, sino también cubiertas, solapas, capítulos de muestra, y otros elementos orientados a informar mejor al posible comprador. DILVE ha tenido desde su creación un buen desarrollo: a estas alturas gestiona casi 290.000 libros. ¿Habrá entonces dos sistemas prácticamente con los mismos objetivos y contenidos? Opina Miguel Jiménez: “ISBN y DILVE deben ir convergiendo”. DILVE ya tiene una pasarela con el ISBN, .

Pero esto no es todo: los libreros (que parecen hacer rancho aparte , o tal vez son los editores quienes lo hacen respecto a los libreros: nunca se sabe) tienen su CEGAL en Red, que reúne datos de ISBN, de DILVE y de otras fuentes.

¿Acaba aquí la proliferación de almacenes de prácticamente los mismos elementos? No, por cierto: de nueva creación es el ISTC (International Standard Text Code), un identificador de la “obra”, al que luego habría que ligar las “manifestaciones” de la misma, sea una edición en tapa dura o un archivo ePub. De extenderse su uso, habría obras con un código ISTC, localizables fácilmente en una base de datos común, que luego enlazaría con todas y cada una de las versiones en libro o en archivo digital.

Hablando de esto, ¿y los libros digitales? Ya en el 2005 la Agencia Internacional señaló que cada edición electrónica diferente debe tener también su propio ISBN. La Agencia Internacional del ISBN ha emitido un conjunto de directrices y Preguntas Frecuentes “para ayudar a las agencias nacionales de ISBN, editores, intermediarios y otras partes interesadas en la identificación apropiada de medios digitales, incluyendo ‘aplicaciones’ [los programas que permiten leer obras en [teléfonos avanzados, de Apple y otras marcas 16.02.2011]]”. En resumen: sigue habiendo la necesidad de tener un ISBN diferente para cada archivo en un formato distinto, más además, si un mismo formato presenta dos DRMs distintos (llamados extrañamente en la traducción GDD, por “gestión de derechos digitales”), cada uno de ellos debe tener su propio ISBN. ¿Acaba aquí la cosa? Tampoco… Si uno quiere distribuir capítulos o partes separadas de un libro (algo que en la edición científico-técnica es mucho más frecuente que en las novelas…) cada una de ellas debe tener su ISBN propio. Un manual sobre programación, por ejemplo, que constara de diez capítulos y que se quisiera explotar en dos formatos, en dos mercados diferentes bajo restricciones de uso (DRM) distintas, y con venta de capítulos independiente podría llegar a acumular 44 ISBNs, si he contado bien.

Pero (dirán algunos) ¿no existía el DOI, Digital Object Identifier precisamente para eso? Bueno: el identificador DOI (que lleva dando vueltas por ahí al menos desde hace catorce años; ) resulta que se puede integrar también en la cadena de caracteres del ISBN.

Editores, libreros, gestores ministeriales que dejan de serlo, estándares internacionales, supraestándares internacionales, estándares para obras digitales, fabricantes de formatos para e-book, fabricantes de medidas anticopia… Agítese y sírvase con una aceituna. ¿Será el ISBN el vaso que contenga todo?

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Enfermedades de transmisión textual

21 enero 2011 9:09


“Ejecución a garrote, 1901”, Underwood & Underwood
(Library of Congress) [Public domain], via Wikimedia Commons

La transmisión de textos tiene en la Web un terreno abonado, y es curioso que aquí se repitan muchos de los problemas que se planteaban en la transmisión manuscrita. Sin ir más lejos la lectio facilior:  la persona que copia o transcribe un texto no entiende una expresión, y la interpreta como otra que le resulta más familiar. En el blog de al lado hemos explorado algunos ejemplos de este fenómeno en la literatura y en la vida diaria.

Pero donde he encontrado muchos de estos casos es en un género muy vivo en la Red: los sitios de letras de canciones. La verdad es que son algo muy útil: si sólo recordamos de una determinada canción unas pocas palabras, basta guglearlas para acceder a una página donde consta su título, texto íntegro, cantante o compositor, etc.

Hay numerosos sitios que se dedican a este menester de recopilar letras. Las sacan de cualquier fuente y, entre otros procedimientos, a veces tienen que transcribir a partir de la grabación. No hay que pedir mucho en acentos ni puntuación, ni a veces en ortografía; pero en ocasiones hay problemas peores. Así, podemos leer en el sitio Quedeletras los siguientes, y asombrosos, versos de Joaquín Sabina Javier Krahe en “La hoguera” (en el video del enlace la canción empieza en el minuto 3):

Y sé que iba de maravilla
nuestro castizo Garrote Bill
para ajustarle la bolilla
al pescuezo más incivil.

¡Nefasta influencia de la cultura anglosajona! El garrote es uno de los inventos españoles más característicos (hasta el extremo de que su nombre ha pasado en préstamo a otras lenguas, como siesta y fiesta) . ¡Y aquí se interpreta con una especie de nombre de un personaje de película americana de serie B! En cuanto a lo de tomar la bolilla por la golilla…, bueno, a qualquiera puede pasarle. Por suerte, muchos de estos sitios permiten comentarios de los lectores, que pueden corregir los errores… si les hacen caso. Dos usuarios dieron la voz de alarma, respectivamente hace un año y casi dos, aunque su sensato aviso no ha tenido efecto, por el momento, sobre la corrección de la letra:

Nick: juanurali  Fecha: 21-02-2010
13376) Coincido con guillermito sobre lo del Garrote Vil y he mandado la modificación. Además, creo que no es -ajustarle la “bolilla”- sino la “golilla”. Creo que es una forma de llamar al cuello.

Nick: guillermito  Fecha: 05-04-2009
10293) No es: “castizo Garrote Bill”. es: castizo “Garrote Vil” El Garrote Vil era un método de tortura y ejecución en la antigua España. http://es.wikipedia.org/wiki/Garrote_vil

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En recuerdo de Pedro de Miguel

20 enero 2011 9:09

Era mi amigo, y se murió. Tenía un blog, en cuyo último post (ya no suyo) quedaron aleteando recuerdos y noticias. Manos amigas acaban de convertir el blog en libro (en Ediciones Palabra). Aunque su escritura leve, que tan bien iba con el medio digital, no ha padecido con el transvase: al revés. Le han añadido artículos y cuentos, pero el título del libro es el del blog.

Y sus amigos además han creado un premio, que también lleva el nombre del blog: Letras enredadas. Un premio que “galardonará a una persona por su actividad literaria o periodística en internet”.

Para que luego digan que los blogs son efímeros…

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“Todo lector es… un tímido”

19 enero 2011 9:09

Hay prólogos que dan vida a un libro. […] No todo libro, por supuesto, requiere un prólogo, pero hay libros que sin él se parecen a una gran casa iluminada en la que hay música y voces, y a la cual no nos atrevemos a entrar porque no hemos sido invitados. Todo lector es, bajo ciertas circunstancias, un tímido.

(Alberto Manguel, 2005)
Recopilación de José Antonio Sánchez Paso

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Enlaces profundos en el New York Times

18 enero 2011 9:09

El nombre del New York Times ha aparecido numerosas veces en estas páginas, y siempre para bien. Sus ayudas al lector, sus estupendas infografías interactivas, su autoconsciente hipertextualidad, sus divertidos artículos sobre casi cualquier tema

Pues bien, en “Open”, el blog de los desarrolladores del diario, Michael Donohue anuncia la mejora de un sistema de enlace profundo para el diario, Emphasis (gracias por la noticia, Silvia Senz y Barrapunto).

Desde el comienzo de la Web ha habido instituciones y empresas que han pretendido que se enlazara únicamente a su portada, considerando ilegal el enlace profundo, es decir, el que apuntara a cualquier página del interior (véase lo que decíamos hace casi ocho años: 11 de abril). Esta política iba contra la misma esencia de la Web, y además era estúpida. Lo demuestra el hecho de que los medios más avanzados, como el diario americano, crean la posibilidad de enlazar no sólo a cualquier página, sino a cualquier párrafo o frase de una página, y además resaltarlo.

A título de ejemplo, he aquí un enlace con resaltado de una frase en el blog mencionado. La forma en que se ha resuelto es, desde el punto de vista de la programación, tan ingeniosa como compleja (porque intenta preservar el enlace incluso cuando hay cambios en el texto, típicos de la prensa y de la Web), pero para la persona que enlaza resulta absolutamente sencilla.

Y otro aspecto extraordinario: el código que realiza esta funcion se ha liberado, de modo que cualquiera puede implementarlo en su sitio, o introducirle cambios. ¿Por qué lo han hecho?:

si más y más sitios deciden implementar similares capacidades, todos nos beneficiaremos de una sintaxis coherente.La sintaxis de Emphasis puede no ser la mejor opción (¡aunque espero que lo sea!), pero lo último que quiero es que cada sitio tenga su propio método propietario. Si eso sucede, perdemos todos.

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Crear un libro por “crowdfunding”

17 enero 2011 9:09

El crowdfunding, o ‘financiación en masa’, es un sistema mediante el cual un creador propone una obra y abre un proceso para que quien quiera apoyarla contribuya con una cierta cantidad. En el fondo, no es muy distinto a la “suscripción previa” con la que autores y editores desde hace décadas o siglos han pedido al público que financie una obra que si no, no podría existir.

El mundo digital puede ofrecer procedimientos que conviertan este apoyo en algo flexible y dinámico. El nuevo sitio Verkami (muy bien concebido) ofrece a cualquiera la posibilidad de crear un proyecto, dimensionarlo y contactar con su público potencial para obtener financiación. La característica interesante es que si no se logra llegar a la cantidad deseada en el periodo de tiempo estipulado, los contribuyentes a la causa recuperan el dinero, y se acabó. Si se logra llegar a la cantidad, Verkami recoge su comisión, la pasarela de pago bancaria la suya, y el neto resultante queda para el proyecto.

Muchos tipos de obras pueden ser objeto de esta financiación colectiva. Una de los más antiguas en España es la película El Cosmonauta, que aúna el crowfunding con las licencias Creative Commons. Pero también se puede aplicar a libros…

Victor Pàmies es el creador de un excelente portal dedicado a refranes catalanes. Ahora tiene un proyecto en Verkami, un libro que reúne una recopilación de dichos y refranes sobre el ojo:

La idea és finançar l’autoedició d’un llibre d’unes 150 pàgines, en format diccionari, amb pròleg, introducció, cos del diccionari, índexs idiomàtics finals i bibliografia utilitzada sobre dites i frases fetes sobre l’ull.

Hacen falta 200 personas que aporten, cada una, 20 euros, y que recibirán a cambio sin gastos un libro dedicado más una versión digital en PDF. Pero se admiten aportaciones desde los 5 euros (cuyos donantes recibirán un punto de libro en PDF) hasta 100 (8 libros dedicados).

La tirada total será de 500 ejemplares (por motivos de coste), por lo que quedarán unos 300, cuyos ingresos constituirán el posible beneficio final del autor.

El proyecto, que el autor difunde en redes sociales y desde sus blogs,  ha pasado ya el ecuador de la recaudación en sólo siete días de los cuarenta de que disponía. Ojalá cubra pronto la totalidad, y se demuestre que existe un nuevo camino en la siempre cambiante relación entre autores y su público.

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