iOS 6, libros y lectura

25 septiembre 2012 9:09

El nuevo sistema operativo de Apple para iPod, iPhone e iPad aporta algunas innovaciones en el campo de la lectura. Como es sabido, cada versión del sistema operativo introduce cambios en estos dispositivos: en todos ellos o sólo en alguno de sus tipos o modelos (de hecho, saber si un modelo concreto de teléfono o tableta tiene determinada mejora puede ser un tanto complejo). Pueden cambiar también las prestaciones de las aplicaciones que vienen de fábrica con los aparatos, como por ejemplo el navegador Safari.

La tienda de iBooks en el iPad (abajo) tiene una apariencia mejorada, si por eso entendemos la presentación de grandes destacados en carrusel, y un cuidado especial del diseño.

De todas formas, tanto esta tienda de libros como la de la aplicación para ordenador, iTunes (abajo), adolecen de idéntico defecto: mezclar las categorías, presentarlas bajo nombres poco explicativos (“Nuevo y destacado”, “Lo último”…) y usar cajones de sastre (en “ciencia ficción y fantasía” se agolpan Andersen, Tolkien y Neal Stephenson). Salvo como escaparate de bestsellers, o salvo en el caso de que uno sepa exactamente qué libro quiere… y lo encuentre, de poco sirven estos muestrarios.

El navegador Safari ha dado un paso más en cubrir las prestaciones que venía dando Instapaper, a saber: despojar a los textos de las páginas web de accesorios enojosos y guardarlos off-line para poderlos leer sin conexión.

Safari gestiona ambas cosas, la primera desde hace tiempo: a través del botón “Lector” en la barra de direcciones se puede convertir el abigarrado conjunto de anuncios y barras de navegación de una web:

en el contenido textual y fotográfico libre de molestias y con posibilidad de modificación del tamaño de la letra (ambos ejemplos de un iPad):

Pues bien: a esta característica el iOS 6 ha añadido la posibilidad de conservar el contenido para su lectura sin conexión a la Red, a través de una “Lista de lectura”. El siguiente ejemplo es de un iPhone:

La puesta al día remota de los sistemas operativos y de las prestaciones de ciertas aplicaciones es un rasgo muy útil de los dispositivos de Apple, y resulta interesante ver cómo, mientras se van recogiendo algunas mejoras que facilitan la lectura, la gestión de las librerías on line sigue siendo una asignatura pendiente…

El enlace duradero entre el ereader y el diccionario

18 septiembre 2012 9:09

El ereader, ¡ese ciego amasijo de circuitos dotado de pantalla que permite descargarse y leer masas de texto!

¿Sólo eso?

Ya no: los ereaders (es decir: los dispositivos dedicados para la lectura, normalmente de tinta electrónica), van disponiendo de más y más recursos… Por ejemplo: ya saben lo que significan las alineaciones de letras que presentan en la pantalla, o al menos pueden ofrecer definiciones de las palabras que no conocemos, o traducirlas a otra lengua. También pueden darnos información enciclopédica: sobre acontecimientos, lugares o personas.

Sí, los ereaders están incorporando diccionarios completos: las dos mil y pico páginas del New Oxford American Dictionary están en el Kindle. Y el Tagus (en la imagen de arriba) contiene el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia. Naturalmente, detrás de esa fácil disponibilidad de una obra de consulta justo donde se la necesita hay complejas operaciones empresariales. Por ejemplo: Tagus es el ereader de una librería (la Casa del Libro) que es propiedad de una editorial, Espasa, que durante décadas ha comercializado el diccionario que ahora ofrece en el aparato.

Pues bien: la programación de interfaces que unan el texto de la pantalla con el diccionario no es una cuestión baladí, y menos aún si se quieren dar servicios lingüísticos avanzados. En un reciente artículo, El diccionario oculto, exploré algunos de los retos que hay planteados es este terreno.

En cualquier caso, en este matrimonio de conveniencia entre un presentador de letras en pantalla y una obra de consulta hay un tercero insustituible: la empresa de software que puede hacer el milagro de acercar la respuesta del diccionario a la demanda del lector.

Una de las que más está trabajando en este terreno con el español es Dixio, marca de la empresa Semantix (creada por el mismo fundador de Panda). Sus programas y datos  se pueden ver en el mencionado Tagus, y en otros ereaders: Movistar ebook bq incorpora diccionarios inglés, español y catalán en todas las combinaciones. O el libro electronico Fnac, que contiene el diccionario CLAVE del grupo SM y un diccionario inglés-español y español-inglés de Semantix.

Entre los objetivos de Dixio (que también funciona para Windows) está afinar los servicios lingüísticos al consultante:

La operación de llamar a una consulta de diccionario no siempre es sencilla en los lectores que no están dotados de pantalla táctil. Véase un ejemplo con el Kindle 4 (para nuestros efectos, es suficiente con ver de 0:30 a 1:30):

En los ereaders táctiles, o en sus emulaciones en tablet (por ejemplo, en el Kindle para iPad), la operación es considerablemente más fácil: basta una pulsación y surge la definición directamente, sin necesidad de usar el menú contextual:

El Kindle utiliza también el Diccionario de la Real Academia y, como se ve, con conocimiento de la morfología de la lengua: la consulta de defienda ha llevado al infinitivo defender.

El lector digital, la pensona que lee en pantalla, es hoy en día un lector multilingüe. Incluso en su propia lengua está expuesto a obras escritas en áreas geográficas que presentan variantes respecto a su norma, y también a una infinidad de obras del pasado. Las herramientas lingüísticas son puentes tendidos entre los textos y su lectores.

Entre los retos de la interfaz y los del mejor servicio al consultante se mueve esta nueva alianza del hardware de lectura y el software lingüístico.

Comercializar libros sin copyright en el iPad

12 septiembre 2012 10:10

Hay centenares de miles, millones de obras de épocas pasadas digitalizadas, en imagen y como texto buscable, en Google Libros, en la Virtual Cervantes, y en los cientos de bibliotecas virtuales que hay por la Red. Pero también es verdad que constituyen un conjunto de difícil manejo, por su extensión y complejidad.

Esa es la razón de que haya venido a la existencia BiblioBoard, aplicación para iPad que ofrece una selección de materiales (libros, imágenes, mapas…) en el dominio público . La han creado los fundadores de Book Surge, pionera empresa de impresión bajo demanda que luego fue comprada por Amazon.

En las cerca de cien colecciones que comercializa aparecen todo tipo de temas. Unos son típicos ya desde la edición en papel: grandes escritores con derechos vencidos, como Mark Twain o H.G. Wells. De ellos se ofrecen un número variable de libros íntegros, y además materiales variados que vienen de la hemeroteca (como reseñas coetáneas de sus obras, noticias de conferencias…), o del archivo (notas, imágenes).

Otros temas podrían denominarse populares: recopilaciones sobre el ciclismo (arriba) , el ajedrez o la esclavitud ofrecen materiales más variopintos. La baza de todas las recopilaciones es su carácter de conjunto “cuidado editorialmente” (curated): se supone que tras cada una de estas recopilaciones hay un especialista responsable de la selección y organización del material. Y la verdad es que incluso en los temas que conozco más me he llevado agradables sorpresas. Resulta chocante, sin embargo, que no aparezca el nombre del responsable de cada selección.

BiblioBoard es una típica aplicación-contenedor: sirve de vehículo para la exposición y venta de las obras, que se descargan y consultan en su interior. Los precios oscilan entre 7,99 y 12,99 euros (es decir, lo que cuesta un paperback, aunque cada antología contiene varios libros íntegros), y como promoción se puede consultar de manera gratuita parte del contenido.

Las digitalizaciones de materiales son muy buenas, la realización general de la aplicación es de calidad, lo cual, unido a la excelente visualización que ofrece el iPad, contribuye a dar valor a lo que en origen era sólo un rimero de libros y papeles polvorientos perdidos en las profundidades de una biblioteca… Precisamente ha sido un acuerdo con la British Library lo que ha permitido empezar estas recopilaciones. Hay que señalar que BiblioBoard, a través de Nuvique, fomenta la colaboración de otras organizaciones para la creación de antologías en su plataforma.

Y vuelvo a lo que señalaba al principio: hay muchísimos materiales digitalizados disponibles en la Red, muchos de ellos en lengua española. No entiendo cómo alguna universidad no ofrece algún recorrido por autores y temas de nuestro interés, escogiendo y ordenando lo que está disponible para todos. O, ya puestos, por qué no hay algún editor español o hispanoamericano que copie esta magnífica idea.

Comprar un ebook en Barnes & Noble

04 septiembre 2012 12:12

A primera vista era un expositor más en la librería de Barnes & Noble de Broadway con la calle 82, en Nueva York. Pero fijándose bien, éste no contenía libros, sino unos tarjetones de cartón del tamaño de una edición de bolsillo.

Como en un juego de muñecas chinas, el tarjetón contenía la imagen de un ereader (el Nook que comercializa la propia cadena Barnes & Noble), y la pantalla del lector presentaba la portada de un libro y en su interior la imagen indolente de un muchacho en un bote, y el título: Aventuras de Huckleberry Finn. Encima de todo, la indicación “Lleve esta tarjeta a la caja para la compra”.

[Addendas unas horas después: El dorso de la trajeta presenta el habitual texto de cuarta de cubierta:

]

¡Todo este despliegue para proponer una compra que se podría llevar a cabo en Internet en un minutos! Sí, pero que nos enseña dos tres cosas:

1) la lucha por la visibilidad de los ebooks: ¿cómo hacer para que el potencial comprador se fije en una determinada obra de los miles que se apiñan en el  ciberespacio? Sencillamente, convirtiéndola en una de los muchas que se apiñan en una librería tradicional.

2) la compra como acto físico: a pesar de lo que parezca, mucha gente es aún renuente a la compra por línea. Con este sistema, uno escoge su obra, que como es un clásico ya es conocida de todos; mira la cubierta, la coge, la paga en la caja y se va con el código de descarga.

[3) la importancia de la información próxima al objeto de la compra: nada más girar el libro/tarjeta]

El lector Nook de Barnes & Noble se ha situado bien en el mercado USA, batallando contra la competencia. El Nook Book Store lo está haciendo igualmente bien. Como ocurre con otros lectores, tiene aplicaciones para Web, tabletas y teléfonos, que permiten comprar y leer.

De vez en cuando circulan rumores de su instalación en España…