El lugar de la biblioteca pública

25 octubre 2012 10:10

Las siguientes líneas son el resumen de mi intervención en “La cultura de Madrid a debate. Jornadas de reflexión. Hacia el Plan Estratégico de Cultura del Ayuntamiento de Madrid 2012-2015 (PECAM)”, celebradas en Madrid el 24, 25 y 26 de octubre de 2012. Mi intervención se encuadra el jueves 25 dentro de la mesa: “La Biblioteca Pública: lugar de cohesión y conocimiento”.

El punto de partida no puede ser más negro. Como titulaba El País: “La cultura, ante su peor momento“. Y el dato: “En 2013, el Gobierno no pondrá dinero para que la red de bibliotecas públicas compre fondos”. Algo que parece tener que ver con la concepción de cultura como “entretenimiento” del ministerio de Hacienda.

Y sin embargo, afirma El Periódico, Las bibliotecas públicas vuelven a estar de moda. Con la crisis, entre el 2007 y el 2011 los usuarios con carnet en las bibliotecas públicas catalanas se han disparado el 38%, junto a otros datos que vale la pena citar en extenso (los subrayados son nuestros):

El número de personas que participan en actividades también creció el 38% —2.024.300 en números absolutos—; la demanda de internet y de ofimática subió el 31% (3.109.099 en el 2011), y el número de visitantes sumó 24.788.052, el 35% más que en el 2007. Sin embargo, el préstamo solo ha aumentado un 10%.

“Eso significa que vienen a por otros temas”, resume Jordi Cabré, director de Promoció i Cooperació Cultural y responsable de la red pública de bibliotecas. Los números fotografían una realidad social compleja, con más paro, menos dinero, menos recursos, más tiempo libre, más necesidad de formación y, agrega, de “encontrar puntos de referencia en un mundo empachado de información y sin embargo cada vez más desorientado”.

Esta es la situación, y no deja de ser paradójico que en el momento en que más falta hacen las bibliotecas públicas, en el momento en que muchos ciudadanos las están redescubriendo o sencillamente descubriendo, sea cuando en peor situación están. Las bibliotecas públicas están prestando servicios a quienes ya no pueden obtenerlos por sus propios medios: se han convertido en los comedores sociales del espíritu.

He entresacado cuatro áreas que creo pueden permitir acciones concretas:

Acceso a la Red

Un punto interesante, que aflora en cuaquier estudio sobre comportamiento de usuarios en bibliotecas es su utilización como puntos de acceso a Internet. Algunos usuarios los utilizarán para acceder a Wikipedia o a algunas de las bibliotecas virtuales que por suerte abundan (en el mismo Madrid, en la Residencia de Estudiantes he participado en la creación de la de las Revistas de la Edad de Plata).

Pero también hacen un uso extenso de este servicio ciudadanos que sólo quieren consultar el correo, leer la prensa, etc. En este sentido, podríamos pensar que una posible intervención del Ayuntamiento sería ampliar y mejorar la cobertura de wifi gratuito, que amplíen la cobertura que ya proporcionan diversos puntos de wifi gratuito, de iniciativa pública y privada. De esta forma se descargaría a lugares como las biliotecas de una función que puede no ser la suya.

Por cierto: el acceso wifi es hoy como alumbrado público de ayer. Igual que nos choca leer que hace siglos uno iba por las oscuras calles precedido por un criado con una luz, sorprenderá dentro de unas décadas el relato de cuando cada uno se tenía que pagar su acceso a la Red.

Defensa y cultivo del impreso

Pero en paralelo, no hay que olvidar que el universo propio de las bibliotecas es el de los libros de papel. Y cada vez hay más datos que avalan la necesidad y pertinencia de mantener su uso, en paralelo al desarrollo de las publicaciones digitales electrónicos. Parece mentira tener que repetirlo, pero es así: ni el libro digital va a sustituir al de papel, ni queremos que esto ocurra. Entre otras razones, porque dan lugar a tipos de lectura distintos, y porque no queremos caer plenamente en manos de oligopolios con prácticas dictatoriales. Las bibliotecas públicas deberían seguir siendo mayoritariamente, en países como el nuestro, lugares de cultivo de la letra impresa.

Interacción con la escuela

No sé si la interacción escuela/biblioteca pública es lo fuerte que debería ser. Me refiero a si se fomenta lo suficiente el conocimiento y el uso de la biblioteca pública desde la escuela: organizando visitas de los escolares, programando actividades que se deban realizar en ella, etc.

Reutilización de los libros de los particulares

¿Por que no aprovechar estos momentos aciagos para impulsar la circulación de libros por parte de particulares?

Una forma podría ser promocionar las prácticas de bookcrossing, que ya tienen tradición bibliotecaria. Usar las bibliotecas como hubs gratuitos y ciudadanos de redistribución de libros: no parece nada mal.

Y otra, aprovechar la donación de bibliotecas personales. Periódicamente llega a mis oídos o aparece en una Carta al Director la noticia de que un profesor retirado, o un buen lector que sencillamente se debe cambiar a una casa más pequeña, busca una institución que quiera sus libros, y se queja de las dificultades para conseguirlo. En una época de sequía institucional para nuevas adquisiciones quizás sería el momento de racionalizar el procedimiento de adopción de bibliotecas personales.

Etiquetas: , , ,

Un Quijote en ePub3

16 octubre 2012 9:09

La editorial electrónica Bolchiro saca a la venta una nueva edición del Quijote, a cargo de Florencio Sevilla y con grabados de Doré, en ePub3, ePub 2 y Kindle (9,49 € en iTunes).

Yo he manejado la primera de ellas en iBooks en un iPad. De entrada, la edición intenta acercarse a la famliaridad del libro impreso, incluyendo el uso de capitulares en color. El libro presenta las habituales posibilidades de cambio de cuerpo de letra y lectura a página doble o simple:

Las posibilidades del formato ePub 3 se manifiestan en la aparición de las notas como pop-ups. Hay que señalar que esta edición tiene, según datos del editor, 3.444 notas, cuyas llamadas están señaladas en el texto en un discreto color violeta, aunque se ha desperdiciado la posibilidad de que la palabra marcada indique el ámbito de la nota, y hay demasiadas repeticiones. Me explico: el texto dice “y por añadidura tres precisos de gurapas“. Si lo que se hubiese marcado fuera toda la frase que se aclara en nota (“y por añadidura tres precisos de gurapas“), no habría hecho falta la doble repetición gurapas en la cabecera de la ventana y luego “tres… gurapas“, por cierto con la elisión marcada por los tres puntos que es más propia de los libros impresos que de este medio.

Los versos siguen siendo un problema: el libro electrónico los presenta centrados, tanto cada línea como las sílabas sobrantes de la caja. El resultado es muy ajeno a la tradición de la imprenta española. Me pregunto si el ePub 3 no permite realmente poner los poemas sangrados y justificados a la izquierda (el problema de las vueltas de los versos demasiado largos me temo que es más complejo, en un formato que permite cambiar libremente el cuerpo del texto). No soy experto en estas cuestiones, pero me consta que alguno de mis lectores lo es, y agradecería una aclaración.

¿Está justificada esta edición (que se presenta como especialmente fiel a los impresos originales)? Los grabados de Doré están en el dominio público (aunque su presentación en el iPad sea excelente), las notas son oportunas y toda la edición tiene la facilidad de manejo y lectura que se da en iBooks. Además, han tenido el acierto de crear una cubierta que destaca entre la medianía de las que tienen las ediciones electrónicas. Sin embargo, hay un rasgo disonante en una obra como esta, que se puede suponer que habrá de ser tan utilizada por estudiantes y estudiosos como por lectores: es imposible copiar ni un fragmento de texto ni de una nota. Esto, en el contexto de las dificultades para anotar un libro en iBooks, imposibilita una de las  funciones naturales de una edición de este tipo.

Etiquetas: ,

El difícil lugar del libro en un futuro móvil

08 octubre 2012 11:11

La excelente presentacion sobre el Estado de Internet 2012 de Business Insider hace pensar. El año pasado las ventas de smartphones superaron a las de PCs (arriba). Y las previsiones con respecto a ellos y a las tabletas son crecientes, de modo que, por decirlo son sus propias palabras, “El futuro es móvil”:

Una parte importante de los smartphones (que a su vez van siendo la mayoría de los móviles adquiridos) se usan para juegos. En tabletas, sin embargo, aumenta la compra de contenidos, ¡incluidos los libros!:

Si en vez de las compras reparamos en el contenido consumido, tanto en teléfonos como en tabletas, vemos que las noticias y las redes sociales son las dominantes (aunque los libros siguen siendo significativos):

Pero sin embargo, el gasto publicitario sigue siendo mucho menor en el sector móvil, lo que se atribuye al pequeño tamaño de las pantallas, ¿pero no tendrá también que ver con actitudes de los usuarios?:

Por ahí no habrá por el momento muchos ingresos. Pero las aplicaciones para móviles están creciendo. Veamos el caso de las descargas de Apple:

Y la gente pasa ahora mucho, muchísimo más tiempo en las aplicaciones que en la Web:

(Y hay bastantes aplicaciones que son libros, o cosas que se parecen a libros, o…). El ingreso por venta de aplicaciones avanza lentamente, sobre todo porque… la mayoría son gratis:

Aunque desde el interior de algunas de ellas, gratuitas o no, se pueden hacer ventas (in-App). Pero, de nuevo, las mayores son de juegos:

Y además, en este dominio estamos en un mercado controlado por dos empresas:

Bien: baste como resumen (aunque vale la pena ver la totalidad de la presentación). El libro está ya presente en la plataforma de crecimiento más rápido: la móvil, sea en tabletas o en teléfonos, pero éste es un medio que se va convirtiendo crecientemente en plataforma de juegos y de acceso gratuito a noticias. A ello hay que añadir las dificultades para destacar en él (las tiendas internas, como la App Store, son la pesadilla de un editor… o de casi cualquiera que venda contenidos), y la situación de duopolio de facto.

La venta de libros como aplicaciones móviles es una posibilidad, que está dando lugar además a proyectos de mucho interés, tanto en el campo de las obras infantiles como en recopilaciones  de obras libres de derechos, pero como solución global a líneas editoriales generalistas no parece tener mucho futuro.